«Está el Santuario de Nuestra Señora de la Barca en el Reyno de Galicia, en el Arzobispado de Santiago, muy cercano à la villa de Mugia, à vista de la playa, y estendida costa del mar Occeano: para que de tierra, y mar puedan sus devotos saludarla, è implorar su socorro en sus mayores aprietos, y necesidades. Acerca de la antiguedad de esta Santa Imagen, y de quien fuè el que la fabricò, donde, ò como, nada se sabe. La tradicion inmemorial, y constante que se conserva heredada de padres à hijos en todos aquellos Pueblos cercanos, es, que esta prodigiosa Imagen vino con estupendo milagro de Paìses estrangeros, surcando el Occeano, embarcada en una Barca de piedra, con timòn, y vela de la misma materia, y que llegando à aquellas costas y trasmontando unos peñascos, que cortan las enfurecidas olas del mar, que alli se muestran siempre tan alteradas, que imposibilitan el acercarse qualquier baxèl, que no quiera estrellarse en ellas, parò, y hizo su assiento en un peñasco casi inmediato adonde llega el mar lamiendo la arena. No pudieron algunos de los Paysanos, que frecuentaban aquel sitio, dexar de reparar en el nuevo, y admirable baxelillo, y queriendo registrar lo que en èl havia, vieron, y en un concabo, que oy se registra cabado, ò fabricado de la misma naturaleza, estaba una devota, y admirable Imagen de Maria santissima, la qual tenia en la mano derecha à su divino, y precioso Hijo, y en la siniestra un Cetro, como por señal de que venìa à su País à ser Reyna de sus corazones, y de sus afaectos. Admitrados los dichosos Paysanos de lo que veìan, adoraron lo primero à aquella gran Señora, y tomando entre sì consejo de lo que executarìan, determinaron dàr quenta à la Villa de Mugia, à cuya jurisdiccion pertenece toda aquella playa, y al Cura de la Parroquial, para que juntos determinassen lo que se havia de hacer en caso tan nuevo, como extraordinario, y haviendo puesto en execucion su pensamiento, no fuè menester ponderaciones, para que todos los de la Villa, noticiosos del caso, saliessen à la playa à ver, y admirar baxèl tan raro, y thesoro tan rico, como los traìa à su tierra en aquella admirable, y devota Imagen la Divina Providencia, la qual vista, y adorada de todos, determinaron conducir à la Iglesia Parroquial de la Villa, paar que colocada en decente Trono, admitiesse en èl sus debidos obsequios, y desde èl despachase sus suplicas, y socorriesse sus necesidades. Formòse, pues, una procession, como daban lugar las circunstancias, y en ella mas se dexaba reparar la devocion, que la ostentacion, y solemnidad, de que no era capàz, ni el tiempo, ni el deseo ansioso de todos, de tener por vecina quanto antes à la devota Imagen. Pero como los consejos de Dios son tan ocultos, como admirables, no surtiò efecto esta diligencia de los moradores de Mugia; porque dexada la Imagen en el Altar de la Iglesia , à la mañana siguiente la hallaron trasladada, por mano invisible, al mismo peñasco en que havia aparecido, con que conocieron, que la voluntad de Dios era, que fuesse reverenciada de los fieles aquel sitio, y que alli debian erigirla Capilla»(1).


«Fúndase pues, esta afirmación sobre la firme, antigua tradición de este Pais, de averse aparecido la Virgen Santissima al Apostol Santiago, viviendo entrambas en carne mortal, en el Puerto de Mugia, viniendo desde Jerusalem por mar en una Barca de piedra, con su mastil y vela, que actualmente existen, y dexando la Santa Imagen, que aora se venera, como piadosamente se cree, pues se ignora otro principio, con el propio titulo, y renombre de la Barca»(2).

«Son muchos los escritores que nos hablan de semejante aparición. El Breviario Armenio, aunque traducido en 1054 por el Excmo. Sr. D. Pablo Pacheco, Obispo de Murs en Armenia, se supone escrito no menos que en 636, y la refiere en las siguientes palabras "Entro Santiago en Galicia donde predicó y asistió buen espacio de tiempo, al cabo de él se le apareció la Virgen y le mando volviese á Jerusalem, y así lo hizo". Se opondrá que dicho documento no se contrae á Mugia; pero ningun pueblo de este antiguo Reino, ni aun Iria Flavia (hoy Padron) en donde habitó el Apóstol tanto tiempo é hizo tantos prodigios, se apropia esta prerrogativa, sino Mugia. Walfrido, que escribió á mediados del siglo XI, asegura la aparición en estas terminantes palabras: "In mari Callaico arotebrarum apparuit B. V. María Beato Jacobo in Cymba lapidea".

«En el mar Gallego del Promontorio Artabro apareció sobre un Barco de piedra la Virgen María á Santiago Apóstol. Según los Geógrafos antiguos el Occéano Gallego se llama desde el cabo de Finisterre navegando al Norte. Han sido muchos los escritores, algunos de la ciudad de Santiago, que hablaron de semejante aparición [...] Por último, S. M. el Rey D. Felipe V, al aprobar las constituciones de la Real congregación nacional del Apóstol Santiago, establecida en Madrid por los naturales del reino de Galicia en 2 de Octubre de 1742, despues de hablar de la antigüedad de Duyo en el cabo de Finisterre, dice: y ultimamente á corta distancia de este sitio, se respeta el sagrado terreno en que Maria santísima... se apareció en carne mortal al glorioso Santiago, en cuya memoria permanece una imagen de aquella Soberana en el nombre de la Barca»(3).
Pedra de Abalar, y detrás, la Pedrá dos Cadrís

Dice la tradición que de esta barca de piedra en la que vino la Virgen quedaron tres rocas en la costa próxima al santuario de la Virgen de la Barca: la Pedra dos Cadrís, la Pedra de Abalar y el timón.

La Piedra de Abalar es una piedra oscilante, aunque, según la misma tradición, solo pueden moverla aquellos que están libres de pecado. Es costumbre que el día de la fiesta de la Virgen, entre el 7 al 10 de septiembre, que los romeros bailen sobre ella y le impriman movimiento(4).

«... con su vela, timón y mástil, todo de piedra; la vela y mástil, muy grandes y pesados, de modo que algunos pares de bueyes no podrían arrastrarlos; sin embargo, estando allí colocados, un hombre con un dedo los puede mover, y esto lo experimenté yo mismo»(5).

«...y estando tendida a la manera de vela de Nao en un plano sobre peña firme, si llega cualquiera persona, aunque la poca fuerza, de que es capaz un niño, à tocarla, con facilidad la hace mover, y menear de una parte a otra, con pasmo de quien lo registra»(6).

«...Para esto es preciso que el hombre que la mueve no esté en pecado mortal, por que si lo está o si ha sido excomulgado y no ha hecho penitencia de ninguna manera puede hacer que se mueva. Muchos van allí, hasta niños de pocos años a quienes he visto hacer lo que otros no pueden. Yo mismo moví aquella enorme piedra con la mayor facilidad, cosa para mí asombrosa»(7).

«Puestas encima de la piedra varias personas pueden hacer que ésta tome movimiento bascular, asegurándose también que el viento y los tumbos de las olas pueden igualmente llegar a moverla»(8).

Se consideraba que su movimiento era indicio del favor de la Virgen y que, al contrario, su inmovilidad era anuncio de desgracias(9). En algunos lugares de Galicia, como en el monte Bostelo (Toroño. Culleredo. La Coruña) o en Alfoz (Lugo), las piedras oscilantes fueron utilizadas en juicios populares(10). Murguía consideraba que la Pedra de Abalar podría haber servido en origen para probar la fidelidad conyugal a semejanza de las piedras de abalar bretonas conocidas como "piedras de la Virgen"(11). En todo caso, constan expresamente sus propiedades fecundativas a partir del dicho popular "Á Pedra de abalar van dous e veñen tres"(12). En cuanto a la Pedra dos Cadrís, se dice que pasar debajo de ella nueve veces cura las enfermedades lumbares.
Pedra dos Cadrís

Esta combinación de propiedades curativas y fertilizadoras de los restos de esta legendaria barca de piedra se reproduce en otros muchos monumentos líticos, naturales o artificiales. La piedra se considera morada de los espíritus de los antepasados a quienes se pide prosperidad de animales, plantas y mujeres(13). Mircea Eliade pone como ejemplo, muy explicativo, el de las mujeres estériles de Salem, en el sur de la India, que creen que los antepasados residen en los dólmenes y que estos tienen el poder de fecundarlas. Por esta razón depositan en ellos ofrendas y se frotan contra la piedra(14). Asimismo, incide en el papel de las piedras horadadas en los cultos de curación, así como su significado último: el paso a través del agujero enmarcado por la roca recrea un nuevo nacimiento desde el seno de la Tierra(15). Frecuentemente, estos agujeros son receptores de ofrendas destinadas al espíritu atrapado en su roca. Podemos poner este rito en relación con la presencia de pedras formosas en las saunas castreñas del Noroeste peninsular. Estas constan de un agujero reducido a la altura del suelo que posiblemente los neofitos debían atravesar arrastrándose en los probables ritos de iniciación que aquí tendrían lugar.

Alonso Romero ofrece algunos ejemplos de piedras horadadas con propiedades curativas como el enterramiento megalítico de Men-an-Tol; “la piedra del hueco”, Lanyon, Madern, Cornualles, por cuyo hueco se hacía pasar a niños afectados por raquitismo nueve veces o un conjunto de agujeros formados por rocas, en la orilla del mar, en Movern y Mull, Escocia. Previamente mojaban su cabeza con el agua de nueve olas que recogían en un recipiente; la “piedra del niño enfermizo” en un montón de piedras próximo a la fuente de san Pablo, Aberdeenshire, Escocia; o la “piedra sagrada de san Declan”, también una barca de piedra con la que alcanzó el santo la costa, en la playa de Ardmore, Waterford, Irlanda(16).


También relaciona varios santos que arribaron a la costa en barcos de piedra como Santiago de Compostela; san Declán, en Ardmore, Waterford, Irlanda; san Boec en Permach, Bretaña; san Columcill en Ros a'Mhil, Irlanda; san Columcille o san Enda en la isla de Arainn, Inishmore, Irlanda; san Piran en las costas de Cornualles; san Quirino de Iugoslavia o San Vicente de Zaragoza. También son frecuentes las ermitas costeras en los que la titular es una imagen de la Virgen que llegó procedente del mar: Virgen de Loreto, Virgen de Vililla o Virgen de la Barca, en Asturias. Esta última ofrece paralelos muy interesantes con la de Muxía: se dice que apareció invocada por unos pescadores a punto de naufragar, y lo hizo sobre una piedra, la "Peña de Nuestra Señora", hasta la cual se lleva en procesión su imagen el día de la Asunción, el 15 de agosto(17).

Aunque Alonso Romero propone un origen del entorno sagrado del santuario de la Virgen de la Barca de Muxía como culto a Isis(18), nosotros vamos a encontrar elementos culturales que lo relacionan con los usos astronómicos de los monumentos megalíticos británicos, aunque también relación con otros lugares de culto que hemos estudiado.
Vista a través de la Pedra dos cadrís hacia la salida de la lna en el lunasticio menor Sur

La Piedra dos Cadrís es una gran roca granítica, con forma cóncava y abierta a un lado y un pequeño hueco al otro, que es el que atraviesan los romeros con objeto de curar sus dolencias, o los turistas por participar del rito. Este hueco señala en el horizonte el punto de salida de la luna en su lunasticio menor sur. También se produce un alineamiento bastante impreciso con el Monte Buitra en la puesta de la luna del lunasticio mayor sur. Este último alineamiento en el lunasticio mayor sur mejora sustancialmente en el entorno del santuario, unos 150 metros al SE, en una zona más elevada. Sin embargo, también podemos considerar otra posibilidad para aumentar su precisión, que es considerar como punto de contacto con el horizonte la parte inferior del disco lunar en lugar de la superior, como hacemos habitualmente. En el caso del disco solar, esta posibilidad no sería razonable ya que el brillo del sol produciría ceguera, pero en el caso de la Luna, sí tendría sentido.
Vista desde la Pedra dos Cadrís a Monte Buitra, a la derecha

La tradición dice que hay que atravesar el hueco nueve veces para beneficiarse de sus especiales propiedades curativas, requisito que, según hemos visto, se repite en otros lugares. Este número, el nueve, puede guardar alguna relación con los lunasticios ya que es aproximadamente la mitad del periodo del ciclo de regresión de los nodos de la Luna, que es de 18.6 años. Es decir, 9 años es el tiempo que transcurre entre un lunasticio mayor y un lunasticio menor, y viceversa. En la Lanzada, otro antiguo lugar sagrado en el que nueve olas del mar, en cierto día, otorgan fertilidad, ya habíamos demostrado que también se producen alineamientos en los lunasticios. Por último, la conocida como la Piedra de la Fecundación de Castrohinojo, en Cabreira, León, una gran roca alargada y vertical con funciones políticas, pues ahí se reunía el concejo, y fertilizadores, presenta un alineamiento en un lunasticio mayor. De acuerdo a lo expuesto, podemos plantear como hipótesis de trabajo a seguir, que estas rocas, con independencia de su origen natural o humano, se consideran depositarias de poderes curativos y fertilizadores, y consiguientemente, como morada de los antepasados, cuando desde ellos se produce un alineamiento en los lunasticios al Sur, momento en el que se produce la luna llena en el solsticio de verano o nueva en el de invierno (o nueva en las fiestas de media estación del verano y llena en las del invierno). Esta línea está en consonancia con el posible origen que planeta Mirce Eliade para las piedras horadadas pues dice:

«Frecuentemente el rito tenía ocasión durante la luna llena lo que indica un vestigio de culto lunar»(19).

Los cálculos podéis obtenerlos en este enlace.


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(1) VILLAFAÑE, J., Compendio histórico de las milagrosas imágenes de María santísima que se veneran en los más célebres santuarios de España, 1875-1877, pp. 113-114

(2) RIOBOÓ Y SEIXAS, A., La Barca más prodigiosa Poema historial sagrado de la Antigüedad. Invención y milagros de el celebre Santuario de N. S. DE La BARCA, colocado en los confines del Puerto de Mugía en el Reino de Galicia, 1728, fº 117

(3) ROA. L., Opúsculo histórico del Santuario de Nuestra Señora de la Barca: refutacion de las causas á que se atribuye el movimiento de la piedra, 1864, pp. 41-42

(4) MURGUÍA, M., Galicia, Edición Xerais, 1982, I, p. 81, citado en ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, p. 14

(5) El peregrino alemán Erich Lassota, el 1581: GARCÍA MERCADAL,J., Viajes de extranjeros por España y Portugal, Aguilar, I, 1952-1962, p. 1273, citado en ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, p. 13

(6) VILLAFAÑE, Padre Juan de, Compendio histórico en que se da noticia de las milagrosas y devotas imágener de la reina de los cielos y tierra, María Santísima, que se veneran en los más célebres santuarios de España, 1740, p. 114

(7) RIVADULLA PORTA, J.E., Notas históricas del Santuario de Nuestra Señora de la Barca (Muxía), 1974, p. 19, citado en ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, p. 13

(8) MAYÁN FERNÁNDEZ, E., El Santuario de Nuestra Señora de la Barca, Finisterre, año II, nº 11, 1944, citado en ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, p. 14

(9) ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, pp. 15-16; «Testigos oculares resaltan todavía hoy, que miesntras duraron las guerras entre Castilla y Portugal, por siete años nadie pudo mover la piedra hasta que un día en que se celebraba la fiestas de aquella Santa Imagen de Nuestra Señora de la Barca en la Iglesia Parroquial de Mugía, la gente se fue en procesión, como de costumbre, hasta la capilla de la Santa Imagen y desde allí, movidos por un impulso interior, hicieron algo que nunca habían hecho antes , es decir, que pasaron con la procesión y la danza alrededor de la piedra y, acabando el canto de la Letanía, con mucho miedo y maravilla, vieron que la piedra se movía por sí misma, y desde entonces hasta ahora tiene la misma facilidad de movimiento que tenía antes». AMADO RINCÓN Y RUSICH, L., Relación desconocida de los Milagros de Nuestra Señora de la Barca de 1716, Galicia Rural. Estudios Compostelanos, nº 5, 1978, p. 244, citado en ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, p. 16

(10) TABOADA CHIVITE, S., O culto das pedras no Noroeste Peninsular, 1980, p. 81, GRAN ENCICLOPEDIA GALLEGA, entrada PEDRA ABALADOIRA, citados en ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, p. 15

(11) MURGUÍA, M., Galicia, Edición Xerais, 1982, I, p. 82, BARROS SILVELO, R., Antigüedades de Galicia, 1875, p. 81, citados en ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, p. 15

(12) CASTRO FERNÁNDEZ, J.A., Las piedras vacilantes en Galicia y la visión del celtismo decimonónico, O Museo de Pontevedra, vol. 36, 1982, p. 493, citado en ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, p. 16

(13) ALONSO ROMERO, F., Cultos y creencias en torno a los megalitos del área atlántica europea, Andavira, 2012, pp. 119-145

(14) MIRCEA ELIADE, Tratado de Historia de las Religiones, Ediciones Cristiandad, 2009, pp. 337-339

(15) MIRCEA ELIADE, Tratado de Historia de las Religiones, Ediciones Cristiandad, 2009, pp. 342

(16) ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, pp. 17-20; Piedras fecundantes y curativas: ALONSO ROMERO, F., Cultos y creencias en torno a los megalitos del área atlántica europea. Andavira, 2012, pp. 119-145

(17) GÓMEZ PELLÓN, E., COMA GONZÁLEZ, G., Fiestas y rituales de Asturias. Periodo estival, Principado de Asturias, 1986, , citado en ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, p. 21; ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, pp. 18, 23-30, 69-79

(18) ALONSO ROMERO, F., Santos e Barcos de Pedra. Para unha interpretación da Galicia atlántica. Edicións Xerais de Galicia, 1991, p. 29

(19) MIRCEA ELIADE, Tratado de Historia de las Religiones, Ediciones Cristiandad, 2009, pp. 339-340

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Estupendo trabajo, Miguel Ángel.

 

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