Red social de Arqueologos e Historiadores
Vía: RTVE.es | 05 de julio de 2010
Enrique Baquedano y Manuel Domínguez-Rodrigo, arqueólogos españoles, han presentado este lunes en el Rectorado de la Universidad de Alcalá de Henares los resultados de la quinta campaña de excavaciones en la Garganta de Olduvai, Tanzania, más conocida como la Cuna de la Humanidad.
Los hallazgos han sido muy esperanzadores de cara a resolver alguno de los enigmas acerca de la evolución del ser humano. El descubrimiento de herramientas y restos fósiles de animales, manipulados por el hombre hace más de un millón de años facilitarán el estudio del hombre primitivo.
Pero sin duda son los restos hallados de dos huesos humanos lo que ha tenido más repercusión en la comunidad científica reunida en la sala. Un radio casi completo y un fémur podrían ayudar a estimar la estatura y corpulencia que teníamos hace millones de años, lo que aclararía la controversia sobre si estos homínidos vivían de la carroña o eran cazadores activos.
Foto: El radio y el fémur de 'Homo ergaster' hallados en Olduvai.
España, potencia mundial en Paleontología
Los dos científicos españoles han señalado la importancia de España como potencia mundial en el panorama científico de la Paleontología. También han resaltado la colaboración de los gobiernos de España y Tanzania, que ha permitido al equipo de 40 personas que trabajan en Oldivai realizar su trabajo en buenas condiciones.
Y es que las circunstancias no son siempre óptimas. El sonido de las hienas por la noche, la alimentación deficiente y las posibles enfermedades son sólo algunas de las dificultades con las que se han encontrado en estos cinco años de excavaciones. Sin olvidar las controversias con otros grupos investigadores, que en el pasado han originado problemas.
Como proyectos futuros se encuentran la creación del Instituto de Evolución en África (IDEA) para gestionar las excavaciones, y la organización de una exposición sobre los hallazgos en Madrid. Para ello cuentan con la ayuda del Gobierno español, la Comunidad de Madrid y la Universidad de Alcalá de Henares.
Foto: Un miembro del equipo en pleno trabajo en la Garganta de Olduvai
Los humanos comían elefantes hace 1,3 millones de años
Vía: Público.es | Manuel Ansede | 05 de julio de 2010
Hace 1,3 millones de años sucedió algo fundamental en la evolución humana, un cambio que ayudaría a explicar por qué hoy hombres y mujeres viven en ciudades y organizan mundiales de fútbol. Un equipo de investigadores españoles acaba de desenterrar en la Garganta de Olduvai (Tanzania) un conjunto de fósiles que demuestran que el Homo ergaster, el tatarabuelo de todos los humanos, ya se alimentaba de elefantes hace 1,3 millones de años.
El hallazgo va mucho más allá de revelar las costumbres gastronómicas de los primeros humanos, como explica uno de los codirectores de las excavaciones, el profesor de Prehistoria en la Universidad Complutense de Madrid Manuel Domínguez-Rodrigo. "Teníamos constancia de que los primeros humanos consumían animales de hasta 300 kilogramos, pero alimentarse de elefantes, de varias toneladas, implica un gran cambio", asegura. En algún momento, los Homo ergaster, posiblemente descendientes del primer humano, Homo habilis, "se juntaron", como interpreta con cautela Domínguez-Rodrigo, a falta de análisis exhaustivos que llegarán pronto. "De repente, parece que tenían más bocas que alimentar. Habían formado grupos grandes, en lugar de moverse en solitario o en pequeños grupos", señala el científico.
Su equipo, ahora integrado en el recién creado Instituto de Evolución en África, acaba de finalizar su quinta campaña de excavaciones en Olduvai, la cuna de la humanidad. Han hallado fósiles de elefantes con marcas de herramientas de piedra. Y también de sivaterios, enormes parientes de las jirafas ya extintos, devorados por los humanos. Todavía no es posible saber si fueron cazados (lo que supondría un trabajo en equipo muy desarrollado) o consumidos como carroña.
Foto: Sivatherium
"Sabemos quién hizo esto", presume el profesor. Junto a los restos de animales han aparecido dos fósiles de Homo ergaster: un radio y un fémur. Es la primera vez que se desentierra el radio -un hueso del antebrazo- de un ejemplar de esta especie, pero el hallazgo más importante podría ser el hueso de la pierna, el fémur.
La actual descripción física de los Homo ergaster se apoya en extrapolaciones a partir de un esqueleto descubierto en 1984 cerca del lago Turkana, en Kenia. El problema es que aquel individuo, que murió hace 1,6 millones de años por una muela picada, era un niño. Medía 1,60 metros y la comunidad científica calculó entonces que habría crecido hasta 1,85 metros. El nuevo fragmento de fémur, presentado ayer en la Universidad de Alcalá de Henares, servirá para poner de una vez por todas una longitud fiable a nuestro tatarabuelo.
"Una de las prioridades ahora es averiguar la talla del Homo ergaster, que es uno de los grandes debates de la paleoantropología", narra Enrique Baquedano, director del Museo Arqueológico Regional de la Comunidad de Madrid y codirector de los trabajos en Olduvai. El Homo habilis era casi un mono achaparrado comparado con la anatomía casi moderna de su hijo, más alto y con piernas largas y brazos cortos, además de elaborar una industria lítica más sofisticada. "Entre habilis y ergaster hay un salto tremendo", subraya Baquedano. El análisis de los nuevos fósiles de Olduvai, cuyo resultado se conocerá en los próximos meses, iluminará este salto clave en la evolución humana.
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Manuel Domínguez-Rodrigo Foto: Archaeology
Ni que decir tiene que lo primero de todo es felicitar al equipo español de paleoantropólogos que dirige el profesor Manuel Domínguez-Rodrigo por este nuevo éxito alcanzado en su larga labor en tierras africanas de Tanzania, pese a las grandes dificultades materiales halladas y a la dura competencia americana, con la que tiene que dirimir, en dura pugna, no sólo los lugares privilegiados de excavación, sino los resultados o conclusiones científicas de sus trabajos de campo (a este respecto, véase aquí).
Ciertamente, esos dos restos óseos de Homo ergaster van a constituir todo un aldabonazo para precisar sus características anatómicas y conocer más de cerca cuáles podían ser sus virtualidades como especie y su comparación con otras.
En relación al consumo alimenticio con base a la caza de elefantes, a finales de noviembre del año pasado ya habíamos puesto de relieve en este post que el propio profesor Domínguez-Rodrigo había encontrado evidencias que demostraban que los primeros seres humanos comían carne de animales de gran tamaño. Ahora no sólo estamos ya ante la posibilidad -todavía sin confirmar- de que podían ser capaces de cazar grandes búfalos e hipopótamos prehistóricos, sino que tal vez cazaban nada menos que sivaterios y elefantes. Habrá que esperar, sin embargo, a las conclusiones definitivas, como es de rigor.
Desde luego, en determinados ambientes académicos americanos, seguro que no cayó nada bien en su día la noticia que recogíamos en ese post de noviembre del año pasado, y más que probablemente tampoco caerá nada bien ésta otra que se ofrece ahora, pese a que se está pendiente de confirmar esa posible caza de elefantes.
Tengan en cuenta que para paleontólogos americanos como Robert J. Blumenschine y John A. Cavallo, que parten de la hipótesis de que los primitivos humanos era fundamentalmente carroñeros y no cazadores (véase, por ejemplo, el trabajo "Carroñeo y Evolución Humana"), los hallazgos y las conclusiones del profesor Domínguez-Rodrigo (que llegó a acusar a Blumenschine de confundir marcas de cortes en los huesos con las señales bioquímicas dejadas por hongos -ver aquí) son una contrariedad científica muy notable.
Y no nos olvidemos de estas declaraciones de Domínguez-Rodrigo realizadas en su día respecto a la capacidad cazadora de nuestros ancestros humanos:
«Si no hay más pruebas de ello es porque las lanzas que utilizaban eran de madera, un material que no ha sobrevivido al paso del tiempo, pero sí hemos encontrado herramientas con restos de fibras vegetales, que indican que trabajaban con la madera»
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