Las lápidas extraídas revelan que la muralla de León es anterior de lo que se creía

Foto: Jesús/Diario de León
Ayer comenzaron los trabajos para «liberar» y rehabilitar las estelas que han permanecido en el interior del lienzo romano durante los últimos diecisiete siglos

Vía: Cristina Fanjul, León | Diario de León, 21 de enero de 2010

«No se trata de reparación sino que estamos ante obra original». Melquiades Ranilla, el arquitecto que dirige los trabajos de extracción de las lápidas de la muralla romana de León destacaba ayer que, contrariamente a lo que se creía, las estelas descubiertas hace un año en la fortaleza romana no se utilizaron como material para reparar la piedra de la muralla. «Se ha comprobado que el hormigón romano está sujetando directamente las lápidas», afirma Ranilla, desmontando las teorías que durante siglos han defendido los arqueólogos. La importancia de este descubrimiento es capital, por cuanto que podría demostrar que la antigüedad de la muralla -"se calcula de una edad entre finales del siglo III y principios del IV"- podría ser mayor a la que se cree.

Ayer y tras varios meses de retraso -"tendría que haber comenzado en el mes de septiembre"- comenzó la extracción de las lápidas de la muralla. Según destaca el arquitecto director de este proyecto, Melquiades Ranilla, el primer día de trabajo se sacaron del lienzo seis lápidas de diversos tamaños y en buen estado, lo que hará más fácil las labores de restauración. Además del descubrimiento citado, los arqueólogos han desvelado que el lienzo puede esconder casi el doble de lápidas de las que se creía (alrededor de veinte) lo que incrementa la importancia del hallazgo. Melquiades Ranilla destaca asimismo que existen junto a las lápidas ya extraídas otras piezas de menor importancia que se rompieron para asentar y nivelar las demás y que también pueden aumentar el conocimiento que tenemos de la época y las circunstancias que rodearon el levantamiento de la fortaleza.

Equipo multidisciplinar

El equipo de expertos -"integrado por arquitectos, dos arqueólogos, un historiador, un petrólogo, técnicos en restauración, un aparejador y un documentalista, además de un experto en restitución fotométrica"- han puesto en marcha un empresa muy delicada para salvar las lápidas.

Ranilla ha explicado que la principal característica de este proceso es que «desmonta» la fábrica romana con una técnica cercana a la orfebrería. Para ello se han instalado dos plataformas. Una de ellas está dispuesta siguiendo la altura de la calle, mientras que la otra alcanza una altura de tres metros. Ambas están perfectamente niveladas y entre ellas se articulan unos sistemas hidráulicos de última generación que son los que «arrancan» las estelas de sus guardianes pétreos.

Si bien el arquitecto no ha querido decir durante cuánto tiempo se prolongarán los trabajos, el proceso será lento -"no se espera que dure menos de dos meses". Previamente a la extracción de las estelas, los especialistas han numerado las fábricas originales y han identificado las veinte lápidas -"de entre dos metros y medio y cuarenta centímetros"- que se han identificado.

Tras arrancar la piedra de la muralla, se separan las lápidas y en su lugar se colocarán moldes realizados con piedra de Boñar. Estas réplicas tienen las mismas dimensiones y características físicas que las fábricas desmanteladas y sobre ellas se colocarán posteriormente el lienzo romano. Por otro lado, el proyecto contempla la puesta en marcha de un «hospital de campaña» que velará por la protección y conservación de las estelas. Así, una vez se extraigan las lápidas, los expertos diagnosticarán sus patologías con el fin de poner en marcha un sistema de primeros auxilios que permita que lleguen en las mejores condiciones al Museo de León.

Allí, las piezas sufrirán un proceso de rehabilitación integral. Además, previamente a su envío al laboratorio de Pallarés, los expertos en epigrafía documentarán las estelas funerarias y se realizarán escáneres, videos e imágenes de las mismas con el fin de tener modelos virtuales de todas las piezas. Será el Museo de León el que procederá a su datación y estudio, en una operación coordinada entre las distintas administraciones.

Pallarés guarda un tesoro en su lapidario

Las estelas funerarias son, sin duda, una de las «columnas vertebrales» del conjunto que se expone en Pallarés. De hecho, el lapidario ocupa una de las salas principales del museo y dispone de una proyección que la convierte en pieza fundamental, puesto que se trata de una de las mejores colecciones de este tipo de España, junto a las de Mérida y Tarragona, y supera las doscientas piezas, de las que sólo el 15% son cristianas.

El resto son romanas y a éstas hay que añadir una árabe y dos hebreas. Además, muchas de las estelas que conserva el Museo son vadinienses. Éste era un pueblo que se vió favorecido por las condiciones de su emplazamiento y de su seminomadismo; de hecho, su factor de aislamiento le hizo permanecer más ajeno a la cultura romana que cualquier otra tribu de la península, de ahí el mantenimiento de sus formas de vida hasta el siglo V.

Roma intentó integrarlos en su sistema administrativo, aprovechando la cohesión gentilicia, por ello les incorpora como civitas, tal como menciona Ptolomeo al referirse a la ciudad de Vadinia.


* Artículos relacionados en Terrae Antiqvae:

Hallan en la muralla de León una gran estela de 2,15 metros

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Comentario por Melvin L. Minaya el enero 22, 2010 a las 6:15pm
Interesante la presencia de lápidas en las murallas. ¿A qué podría responder este tipo de edificar? De repente una creencia en la protección que proporcionarían los del más allá. No dejo de pensar, aunque absurdamente, que esto se relaciona con el dicho espartano de que las murallas de la ciudad son sus ciudadanos.
Comentario por Juan Carlos Méndez Madrid el enero 23, 2010 a las 1:16pm
La reutilización de la materia prima es el fin que guiaba a los constructores. Es más cómodo utilizar un sillar ya labrado como es una lápida que obtener uno.
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el enero 23, 2010 a las 5:50pm
Supongo que todos los apasionados a la arqueología romana ardemos en deseos de ver las inscripciones de estas lápidas y comprobar hasta qué punto hay en las mismas datos que revelen cosas nuevas sobre la historia del paso de Roma por esta parte de Hispania que fue el Conventus Asturum y, en concreto, la sede de la Legio VII Gemina. Dado el gran número de lápidas ya extraídas (25), y el hecho de que se suponga que se pueden encontrar hasta cerca de cien, hace que la cosa prometa bastante.

De momento, como es lógico, hay que conformarse con las noticias periodísticas que nos llegan al respecto. Aquí debajo pongo, como ampliación de este interesante post, una de las informaciones y fotos que se ofrecen recientemente.

Evelia Fernández y Melquíades Ranilla observan una de las 25 lápidas halladas hasta la fecha. (Foto: leonoticias.com)

Los aquitectos esperan que el cubo de la Muralla albergue hasta cien lápidas romanas, al hallar las 25 primeras piedras.

Estas lápidas podrían datar de antes del siglo II, y fueron utilizadas ya en edificios de la época antes de convertirse en lápidas y pasar a formar parte de la construcción original de la muralla.

Vía: Luis V. Huerga / leonoticias.com / 22 de enero de 2010

Eran 24 y mientras la concejala de Cultura y Patrimonio en el Ayuntamiento de León, Evelia Fernández, visitaba los trabajos, apareció la 25. Uno de los cubos de la muralla de León es una caja de sorpresas. En sus entrañas alberga un tesoro único que ahora podría cambiar el planteamiento de la ordenación urbana del León romano. Se trata de unas lápidas funerarias que fueron utilizadas para la construcción de la muralla. Después de encontrar la primera durante los trabajos del Plan Director, esta emblemática construcción no ha dejado de ‘regalar’ ejemplares de estas lápidas, la mayoría de piedra caliza de Hontoria, probablemente procedente de Burgos. Algunas, no obstante son de mármol, procedente de algún edificio importante. Se espera que aparezcan hasta cien.

Así lo ha explicado este viernes Melquíades Ranilla, el arquitecto redactor del Plan Director para la restauración de la Muralla y director del equipo que está llevando a cabo las labores de extracción del material arqueológico. Algunos de los elementos han sido extraídos en una sola pieza y otros, partidos. Ya se van conociendo algunos datos sobre este hallazgo, aunque los estudios que se realizarán de una forma más concreta después de que todas las lápidas sean extraídas, concretarán su verdadera historia.

Se sabe, al menos, que este material no fue colocado para la reparación de la cara exterior de la Muralla, sino que forman parte del muro desde el primer momento de su construcción. Además, las lápidas han sido utilizadas en tres ocasiones diferentes durante la época romana. Primero fueron los sillares con los que se levantaron los muros y cornisas de los edificios romanos de la época, donde se grabaron también placas informativas. Después de que fueran demolidos, algunas de las piedras que los conformaban pasaron a ser lápidas y monumentos funerarios que se colocaron en algún cementerio próximo. Y de ahí, a la muralla.

Por eso se considera que pueden ser lápidas anteriores al siglo II, porque antes de pasar a formar parte de esta construcción fueron utilizadas ya en edificios y sirvieron, después, para estos elementos funerarios. Melquíades Ranilla ha explicado también que existen murallas en otros puntos del país, como Ávila o Mérida en el que existen lápidas colocaras “cara vista”, pero no en el interior, como es el caso de León, por lo que el hallazgo es “bastante novedoso”.

Procedimiento y tecnología

Tras rescatarlas del yacimiento, las lápidas son ahora sometidas a un estudio in situ de la naturaleza del material pétreo, tal y como ha explicado Ranilla. Así, se valora su estado de conservación y su resistencia para determinar la manera de manipularas a la hora de izarlas y colocarlas sobre las camillas que las soportan para bajarlas hasta la mesa de operaciones. Una vez extraídas, se procede a su clasificación y a su limpieza, preparándolas para las tareas de documentación.

Todas ellas se someten a estudios arqueológicos y epigráficos, teniendo en cuenta su entorno y las relaciones con las otras piezas, así como las que se han hallado en etapas anteriores. También se realiza un modelo virtual de cada una para conocer su “verdadera geometría” y que un ordenador las pueda unir para configurar el elemento primitivo.

“Estos modelos se obtienen con un scanner de alta resolución que permite apreciar de una manera precisa los rasgos de cada uno de los caracteres grabados sobre la piedra”, ha explicado el arquitecto quien, además, ha señalado que el estado de estas piezas, así como la estructura interna del muro es “bastante buena”.

Imagen de una de las 25 lápidas encontradas hasta el momento. (Foto: leonoticias.com)

“A su piadosísima hija Atta”

En cuanto a los datos escritos que presentan las lápidas, se guarda de momento silencio. Los estudios determinarán el significado de los grabados de estas piezas que, muchas de ellas, conservan su policromía original. Lo que sí se conoce es que aparecen nombres de “personas nativas”.

Como ejemplo, el grabado de una de estas piezas funerarias, dedicada a una mujer de nombre Atta, a la que su padre dedicó una de estas piezas. “A los dioses Manes, Aliomus Munychius puso este monumento a su piadosísima hija Atta de 20 años y tres meses”, reza una de las piedras.

Evelia Fernández contempla una de las piezas extraídas del cubo. (Foto: leonoticias.com)

Al museo

Los trabajos se prolongarán durante dos meses, periodo de tiempo en el que se prevé que se puedan extraer todas las piezas que se calcula que se encuentran en el cubo de la Muralla de León. Después, tras esta “verdadera sorpresa”, tal y como ha reconocido la concejala de Cultura y Patrimonio en el Ayuntamiento de León, Evelia Fernández, el equipo multidisciplinar que trabaja en la extracción tratará de determinar la fecha exacta de estas piedras.

Se procederá también a una primera limpieza e investigación y, después, se trasladarán al Museo de Arqueología para su tratado, catalogación y documentación. Finalmente, serán ubicadas en el Museo de León. Mientras, en el lugar que ocupaban en la muralla unas réplicas harán la sustitución.

El Ayuntamiento de León cuenta para la extracción con un presupuesto de 200.000 euros y con la colaboración del Ministerio de Cultura, que ha mostrado su “voluntad” para “seguir trabajando” para que la muralla sea “más visible y accesible” y, en unos años, “pase a formar parte del planteamiento urbano de la ciudad como se merece”.

Lugar en el que los arquitectos trabajan para extraer las lápidas. (Foto: leonoticias.com)
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 7, 2010 a las 3:51pm
Continúa el interés por el desarrollo extractivo de las lápidas de la muralla de León, así como el debate sobre la antiguedad de la misma propiciado por tal actuación.

En este contexto, el profesor y arquólogo de la Universidad Complutense de Madrid, Ángel Morillo Cerdán, buen conocedor de los restos romanos de León, ha salido a escena para puntualizar las declaraciones ofrecidas respecto a la posibilidad de que la actual muralla romana leonesa pueda remontarse al S. II d. C., circunstancia que aprecia totalmente (en línea con su trabajo "Fortificaciones urbanas de época bajoimperial en Hispania. Una apr...) como "un despropósito", según se puede leer en la noticia que pongo más abajo.

En cuanto a su denuncia y protesta sobre la prácticamente nula información fotográfica que se viene dando sobre las lápidas extraídas no puedo por menos que manifestar mi acuerdo con ello. Al margen de que los especialistas procedan con calma al análisis de las mismas en el futuro inmediato, no se comprende que no se ofrezca al público en general una información gráfica más amplia de dichas lápidas.

Foto: Muralla de León

Si las murallas de León hablasen

Ángel Morillo Cerdán.

Vía: Diario de León.es / 07 de febrero de 2010

Durante los últimos días hemos asistido a un auténtico torrente de noticias de prensa sobre la muralla León. En realidad, más que reflexiones científicas sobre la muralla o su Plan Director, actualmente en curso, la atención se ha centrado en un aspecto «anecdótico» para el conjunto de la muralla, como es el hallazgo durante las obras de consolidación de varias lápidas romanas embutidas en el lienzo oriental. Noticias sobre el proceso de extracción de las mismas, su número, destino, lectura, contenido, se han venido sucediendo en la prensa leonesa.

La semana pasada se informaba sobre el comienzo de las labores de extracción, acompañadas en esta ocasión de ciertas declaraciones que apuntaban que la construcción de la muralla podría ser «anterior a lo que se creía», remontándola incluso al siglo II d. C. La existencia de una sorprendente «cláusula de confidencialidad» (¿) aplicada a los investigadores que colaboran en el equipo, unido a las dificultades para obtener imágenes de las inscripciones, contribuyen a la sensación general de esperpento a la que nos tiene tan acostumbrados las noticias sobre el patrimonio histórico y arqueológico leonés, fácil campo de batalla entre políticos de distinto signo e investigadores y técnicos (arqueólogos, historiadores, historiadores del arte, arquitectos) con diferente formación y objetivos.

Es preciso poner un poco de cordura en este ámbito. En el caso concreto de la muralla de León, la conocida popularmente como «de los Cubos» (en cuyo corazón, no olvidemos, hay obras anteriores que llegan hasta el siglo I, hoy invisibles), remontar su construcción al siglo II es un despropósito. Es, por poner un símil fácilmente entendible, como si datáramos el modernísimo edificio del Musac en época de Carlos III.

Tal afirmación se sostiene sobre imposibles pies de barro, porque los modelos constructivos de la muralla (lienzos de 7 m. de anchura, numerosos torreones semicirculares proyectados fuera de la línea de la muralla, empleo de materiales constructivos reutilizados como lápidas y sillares de edificios anteriores) no surgen hasta mediados del siglo III, de la mano de la gran actividad militar de la dinastía Severa y del derrumbe y subsiguiente reconstrucción de las fronteras del Imperio a partir del 260 d. C. No en vano una de las primeras murallas de este tipo fue la de la propia Roma, construida por Aureliano entre el 270-275 d. C. Si la muralla de León hubiera sido erigida en el siglo II de nuestra Era, se convertiría en un raro espécimen, objeto de una autopsia completa digna del CSI, portada de revistas y telediarios mundiales. ¡Una muralla que se construye de una manera que todavía no existía en el mundo romano! Digno de sonrojo.

Las murallas del periodo tetrárquico (finales del siglo III-comienzos del siglo IV) como las de León (y también Astorga, Lugo, Gijón, Zaragoza) se han datado tradicionalmente a partir de la fecha de las inscripciones romanas utilizadas en su edificación. Dichas inscripciones son reutilizadas como material de construcción, expoliando necrópolis, y derruyendo templos y edificios de todo tipo, ya en desuso. Estos argumentos sólo pueden llevarnos a dataciones que conocemos en el argot arqueológico como post quem , fechas imprecisas siempre posteriores a las lápidas más modernas encontradas. Así dataron las murallas leonesas investigadores como Richmond o Balil. Sin embargo, a partir de los trabajos de García y Bellido, y de las modernas excavaciones arqueológicas, estamos en condiciones de datar las murallas de forma científica, a partir de la amortización de construcciones anteriores o del hallazgo de restos materiales (monedas, cerámicas) con fechas claras. Sin olvidar la aplicación de los nuevos métodos de la arqueología aplicada a la arquitectura, que estudia técnicas y sistemas constructivos a lo largo de la historia. En el caso de León todos los datos disponibles, como las excavaciones de Puerta Obispo o Santa Marina, confirman los años finales del siglo III o los primeros del IV como el momento de erección de murallas. Y apuntan al ejército romano como el responsable directo.

La arqueología trata de responder preguntas. Preguntas cuyas respuestas necesitamos. Para eso es excava. Para saber cómo y quienes fueron los que aquí habitaron y cuanto se nos parecían. Sacar la muralla de León de las mazmorras del olvido, al que parece condenada desde hace siglos, no se logrará con grandes noticias estelares en la prensa. Será fruto del trabajo silencioso, minucioso y tranquilo de los profesionales que excavan y de los científicos (arqueólogos, historiadores) que interpretan los datos arqueológicos. No se puede ni se debe confundir a la sociedad con debates estériles y desenfocados. Ni tampoco tratar de ocultar datos ni al público ni a comunidad científica, que tienen derecho a conocer su pasado y no ser rehenes de intereses particulares. El patrimonio histórico y arqueológico, su mantenimiento, conservación y difusión sigue siendo un derecho y también un deber de todos.
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 7, 2010 a las 8:18pm
Gracias por su amable comentario, Sr. POPADIUS, y por los enlaces señalados (alguno ya conocido), que siempre vienen bien para que sean apreciados por otros lectores y queden registrados a manera de archivo.

Lo que parece curioso es que, según Ud., ya se ha constatado que las lápidas de marras proporcionan un terminus post quem sobre la edificación de la muralla en el S. II d. C., y esta circunstancia no parezca que sea tenida en cuenta (precavidamente) por el experto Ángel Morillo.

En fin, habrá que ver cómo evoluciona la polémica y los datos que se proporcionen.
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el marzo 12, 2010 a las 3:24pm
Continúa con cuentagotas la información que se proporciona sobre las inscripciones epigráficas rescatadas de la muralla de León. La absurda cláusula de confidencialidad que ha establecido el Ayuntamiento de la ciudad a los arqueólogos que llevan a cabo la tarea provoca esta lamentable situación, criticada muy oportunamente por el catedrático Ángel Morillo Cerdán, según se explicita en comentariores anteriores.

Hasta ahora, según informa el Diario de León (véase la noticia más abajo), se han rescatado más de 50 inscripciones funerarias del S. II d. C., y tal parece que las especulaciones sobre la fecha de la construcción de la muralla, que se venían cifrando en dicho siglo, han remitido.

Habrá que seguir esperando a la próxima gota informativa para saber más cosas. En este sentido, me pregunto si habrá la suerte de que se halle información epigráfica que proporcione datos sobre la cercana ciudad de Lancia, ahora que está en polémica más que nunca a raíz del trabajo de José Luis Vicente Gonzalez, el cual la ubica en el castro de Las Labradas (Zamora).
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Imagen de la leyenda de una de las lápidas que se ha extraído de la muralla.
Jesús F. Salvadores

La muralla ha «parido» ya más de 50 lápidas funerarias del siglo II

Son estelas funerarias del siglo II, no han aparecido monumentales o votivas y su estilo es heterogéneo; las hay de soporte grande, de fuste, con letra cursiva o capital

Vía: Diario de León. Cristina Fanjul / 10 de marzo de 2010

Los trabajos en la muralla romana de León ya han logrado extraer alrededor de sesenta lápidas, la mayoría de ellas funerarias. La importancia de las estelas, que se encuentran en un almacén y están siendo limpiadas con un chorro de agua y arena, reside en el hecho de que se trata de uno de los conjuntos más variados de cuantos se han descubierto en España. Así, hay que destacar que si bien no se han hallado lápidas monumentales o votivas, la importancia radica en su heterogeneidad. Las hay de soporte grande, de fuste, con las letras de su leyenda en cursiva o en letra capital, con lo que una vez estudiadas, el lapidario de León se convertirá en uno de los más importantes del mundo.

Una colección única. Además, hay que tener en cuenta que desde el siglo XIX nadie ha tenido la oportunidad de estudiar un conjunto epigráfico tan bueno como éste. El encargado de llevar a cabo la investigación es Jorge Sánchez Lafuente, pero el historiador rechaza adelantar los resultados de sus estudios puesto que el Ayuntamiento le ha conminado a firmar una cláusula de confidencialidad.

En cualquier caso, previamente a los análisis epigráficos, el equipo que se encarga de los trabajos se encuentra en estos momentos limpiando la parte posterior de las estelas para quitar los restos de mampostería y suciedad que ha dejado en ellas su «encarcelamiento» en la muralla. Lo que sí se sabe es que la procedencia temporal de la mayoría de ellas está comprendida entre los siglos II y III. Con posterioridad se las preparará para las tareas de documentación y se someterán al escaneado con el fin de realizar un modelo virtual de cada una para conocer su «verdadera geometría».

Finalmente, un ordenador las unirá para configurar el elemento primitivo. Tras este proceso se trasladarán al Museo de Arqueología para su tratado, catalogación y documentación y finalmente, se ubicarán en el Museo de León.

Los expertos consultados destacan que nunca se ha descubierto en España un grupo tan abundante de lápidas y aseguran que la tónica arqueológica lleva a desvelar una al lustro. Y es que no hay que olvidar que la mayoría de las piezas que componen el lapidario de León fueron halladas en los años sesenta cuando se abrió la muralla para acometer el ensanche. Fue un trabajo difícil puesto que hubo que extraerlas de la piedra después de varios siglos, ya que las lápidas habían sido utilizadas como elemento constructivo. Uno de los que más esfuerzo dedicó a la recuperación de las lápidas fue el padre Fidel Fita Columer, un jesuita catalán al que se debe el rescate y la actual existencia de este tesoro patrimonial.

Una de las características de la colección es la posibilidad de descubrir la distancia existente entre los finados de la época dependiendo del tipo de lápida. En este sentido, habría que fijarse en el nombre y la edad del difunto, su filiación familiar, su procedencia territorial, sus cargos o condición pública, el nombre de la persona que encargó hacer la inscripción, y finalmente, la fórmula funeraria.

En los últimos años se han descubierto numerosas estelas que han permitido, por ejemplo, realizar una restitución de los cultos que hubo en el campamento y el las cannabae. Así, han aparecido piezas dedicadas a Mercurio, a Diana, a las ninfas, al genio de la Legio VII, a Baco o a Antonino Pío (esta última en los Principia). Sin ir más lejos, hace algunos años aparecieron varias lápidas en la excavación de Puerta Obispo.
Comentario por Vitor Arminio Augusto el diciembre 23, 2010 a las 5:30pm

http://www.diariodeleon.es/noticias/noticia.asp?pkid=561935

 

¿Qué dira ahora el señor Morillo Cerdán?  Estaremos atentos a sus explicaciones si tiene a bien manifestarlas, naturalmente.

Una primera muralla leonesa del siglo I...................

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el diciembre 23, 2010 a las 11:09pm

Que se hayan encontrado restos del S. I d. C., en un tramo concreto de la muralla leonesa, no veo que contradiga, por el momento, lo que el propio Sr. Morillo Cerdán escribió en su artículo "Si las murallas de León hablasen" (véase más arriba reproducido).

 

En el mismo dice, significativamente, lo siguiente (el subrayado es mío):

 

Es preciso poner un poco de cordura en este ámbito. En el caso concreto de la muralla de León, la conocida popularmente como «de los Cubos» (en cuyo corazón, no olvidemos, hay obras anteriores que llegan hasta el siglo I, hoy invisibles), remontar su construcción al siglo II es un despropósito.

 

La noticia es, además, del pasado mes octubre, y no me consta que haya habido, desde entonces, respuesta del Sr. Morillo a esta noticia. Muy seguramente porque, el dato en cuestión, debe considerarlo amortizado dentro de lo que es sabido respecto de la construcción del conjunto de la muralla.

 

De todos modos, dado el interés, dentro de la información del post, reproduzco la noticia:

 

Vista del tramo de muralla de la calle Ruiz de Salazar. Los sillares del siglo I, entre las grietas,

Foto: Norberto

 

Descubren 'cimientos' del siglo I en el tramo de muralla romana del Cid

 

Vía: Diario de León.es | Emilio Gancedo | 10 de octubre de 2010

 

Era el tramo de muralla más castigado de León. A lo largo de la Historia fue empleado como cuarta pared no sólo por viviendas y talleres sino también por un hospital y hasta un cuartel militar, edificios que se adosaron a su piel robándole todo tipo de materiales: por eso, llegó hasta nuestros días horadado y socavado, con múltiples huecos que en algunos casos eran verdaderas cuevas llenas de desperdicios. Ahora, el tramo de la calle Ruiz de Salazar, en el Jardín del Cid, está siendo objeto de una profunda y delicada remodelación que, según la concejala de Cultura y Patrimonio, Evelia Fernández, «marcha al ritmo previsto» y que habrá finalizado «en torno al mes de marzo».

 

Las obras, que cuestan medio millón de euros pagados por el Gobierno central, están dirigidas por el arquitecto leonés Melquiades Ranilla, quien ha destacado la sorpresa de haberse topado, al mismo pie del muro, con grandes piedras datadas en el siglo I, «restos de la primera muralla leonesa», algo que contrasta con la antigüedad del resto del
recinto, de finales del siglo III y principios del siglo IV. El responsable de la obra comentaba al Diario que las únicas piezas similares y visibles actualmente en la ciudad serían los sillares de piedra que pueden contemplarse junto a las escalerillas de la Colegiata de San Isidoro.

 

Al mismo tiempo, Ranilla resaltó el lamentable estado que presentaba la muralla en este lugar: «Si no estuviéramos actuando en estos momentos, el tramo no tardaría mucho en derrumbarse, porque le faltaba ya gran parte de sus materiales interiores». Así, este
arquitecto, artífice del Plan Director de la Muralla de León, explicó que para llevar a cabo tales restituciones se está empleando «el mismo tipo de materiales, cal y canto, pues se han desarrollado estudios sobre los morteros y argamasas originales».

 

«Había zonas en las que faltaban quince y hasta veinte metros cúbicos de relleno, y en la parte superior se había acumulado una capa de tierra vegetal de un metro de altura que actuaba a modo de esponja, absorbiendo el agua y la nieve y permitiendo que se filtrasen al interior del muro, donde se congelaba y facilitaba la rotura de los materiales», expuso Melquiades Ranilla.

 

Esto es, que el muro había perdido el 50% de su volumen, volumen que será restablecido de manera completa (cuatro metros de ancho por unos ocho de alto) con esta intervención. «Primero elevaremos una pared de piedra, que es lo que verá el ciudadano, y después iremos rellenando el interior, por tramos, con el canto rodado, que fue lo que hicieron en el medievo, ir rehaciendo la muralla, restaurarla a su modo». Y es que
Melquiades Ranilla recuerda que todo el recinto leonés cuenta con tres fases constructivas: la primigenia, del siglo I; la de los siglos III y IV, que puede verse en Los Cubos; y las «recomposiciones» medievales con materiales más pobres. «Precisamente aquí nos hemos encontrado con muchos más componentes medievales de lo que esperábamos», dijo.

Asimismo, el arquitecto adelantó que se han hallado los restos del cubo gemelo al hoy existente, cubo que «se insinuará en el pavimento». También añadió que las obras facilitarán el acceso peatonal por su camino de ronda, aunque ese particular constituirá la última etapa de los actuales trabajos.

 

 

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el diciembre 27, 2010 a las 3:02pm

Bueno, ya se anuncia que se editará un libro en el que se recogerán los estudios realizados sobre las lápidas extraidas a la muralla de León, al tiempo que se dice que cabe la posibilidad que se haga una exposición con las mismas. Esperemos que así sea. Sería lo mejor, desde luego, poder ver la lápidas y adquirir el libro en la misma exposición. He aquí la noticia:

 

Vía: leónoticias.com | S. Gallo | 26 de diciembre de 2010

 

Un libro recogerá todos los resultados de los estudios de las lápidas de la muralla

 

El estudio de las lápidas aparecidas en el interior de la muralla de León, que fueron localizadas en el desarrollo de las tareas de rehabilitación del muro, se plasmará en la edición de un libro con las conclusiones de los trabajos realizados para conocer la importancia de estos restos. Será la “puesta en valor” de este hallazgo, aunque es posible que no sea el último, ya que se está estudiando la posibilidad de realizar también una exposición sobre esta misma temática.

Los restos localizados están siendo objeto de un estudio “exhaustivo y delicado” que se encuentra “a punto de terminar” y en un estado “muy avanzado”, según explicó la concejala de Cultura del Ayuntamiento de León, Evelia Fernández. Una vez que se entregue el estudio completo, junto a la documentación disponible, se elaborará el contenido del libro.

Las lápidas encontradas en la muralla de León permitirán a la ciudad disponer de la colección epigráfica legionense más importante del noroeste español, con la última aparición de 60 nuevas lápidas, que se unieron al centenar de ejemplares ya existentes en Astorga, lo que supuso un incremento en términos cuantitativos de un tercio de la colección.

Las últimas lápidas localizadas destaparon una gran importancia para el conocimiento de la población romana como archivo de los siglos I, II y principios del siglo III. El proceso de estudio de los elementos encontrados, además de la fotografía de estudio empleada en la documentación epigráfica tradicional, también se están empleando dos sistemas para ayudar a conocer los elementos sin tener que acercarse necesariamente al museo.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 9, 2011 a las 1:52am

En relación con último comentario, ya se anuncia la publicación de los resultados de la investigación sobre las inscripciones para el próximo mes de mayo de 2011. Como quiera que se hace alusión directamente al contenido epigráfico de las mismas, he decidido poner la noticia en el grupo de Epigrafía. Puede verse en este enlace:

http://terraeantiqvae.com/group/epigrafia/forum/topics/las-inscripc...

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