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La mandíbula de un 'Homo sapiens' hallada en Ledi-Geraru, Etiopía, con 2,8 millones de años de antigüedad / BRIAN VILLMOARE
Fuente: EL PAIS.com | Nuño Domínguez | 4 de marzo de 2015
Como en muchas familias, el árbol genealógico del género humano se emborrona a medida que nos remontamos hacia el origen. Conocemos a nuestros padres, abuelos, bisabuelos... pero llega un punto en el que reyes y aristócratas son indistinguibles de esclavos o bandidos. Así las cosas, la mayor pregunta que uno puede hacerse es quién estuvo en la copa del árbol, quién fue el primer humano. Un equipo internacional de arqueólogos cree haber encontrado en África lo más parecido a esa persona: el miembro del género Homo más viejo hallado hasta la fecha, que nos envejece a los humanos medio millón de años.
El 29 de enero de 2013, Chalachew Seyoum, un etíope que estudia en la Universidad Estatal de Arizona (EE UU), descubrió un oscuro diente sobresaliendo de la tierra y pronto dio con más restos. “Me quedé pasmado al encontrar una mandíbula en sedimentos de hace 2,8 millones de años”, explica a Materia.
Los restos, encontrados en Ledi-Geraru (Etiopía), consisten en la mitad izquierda de la mandíbula inferior con cinco dientes. “Mi equipo los había elegido porque son de un tiempo clave para entender cómo y dónde apareció el género 'Homo' a partir de un ancestro como el Australopithecus afarensis [conocido como Lucy], que vivía en el este de África hace tres millones de años”, añade Seyoum, originario de Etiopía.
Con el tiempo, este nuevo género de homínidos comenzó a manejar herramientas (Homo habilis), a caminar erguido (Homo erectus), y a desarrollar grupos sociales cada vez más complejos en una historia de éxito evolutivo de la que formamos parte los más de 7.000 millones de Homo sapiens que habitamos el planeta.
En los libros de evolución humana, la historia de nuestro género se acababa hace unos 2,3 millones de años. De esa época son los fósiles más viejos conocidos de Homo habilis (el homínido mañoso que fabricaba herramientas de piedra). Entre ellos y los últimos australopitecos como Lucy (que también vivieron en Etiopía) mediaba casi un millón de años de completo vacío. El nuevo fósil presenta un homínido justo de ese periodo y en plena metamorfosis. En un estudio publicado hoy en Science, Seyoum explica junto a un equipo de científicos de EE UU, Reino Unido y Etiopía que el fósil tiene una interesante mezcla de rasgos modernos y primitivos. Por un lado, ya tenía los dientes más pequeños que caracterizaron al género Homo. Por otro, su barbilla era australopiteca.
Foto: Varias vistas del nuevo fósil conocido como LD 350-1 / W. KIMBEL
Los detalles del hallazgo se publican junto a otros dos trabajos que refuerzan que este es el primer miembro del género Homo. El primero, aparecido en Nature, considera que este nuevo homínido fue el ancestro de los Homo habilis. El segundo es un estudio de fósiles de animales hallados en Ledi-Geraru que confirma que la zona era ya un entorno árido de sabana y arbustos, no una selva. Este paisaje fue clave para que los australopitecos que vivían colgados de los árboles cambiasen de vida y de dieta. Sus grandes dientes para trajinar hojas y frutos se hicieron más pequeños, más humanos, y su cerebro comenzó a crecer. Ambos procesos probablemente se debieron al consumo de carne para alimentar a un cerebro que exigía cada vez más energía.
Foto: Area del proyecto Ledi-Geraru donde se encontró el fósil LD 350-1. Las colinas detrás de los camellos exponen sedimentos que son menores de 2,67 millones años de antigüedad, proporcionando una edad mínima para la mandíbula hallada.
Foto: El lugar donde fue encontrado el fósil Ledi-Geraru
Ledi-Geraru está a solo unas decenas de kilómetros de Gona, donde aparecieron las herramientas de piedra más antiguas que se conocen. “Hasta ahora no había ningún fósil que correspondiera a esas herramientas, no sabemos quién las hizo, y ahora por fin pueden atribuírsele a este nuevo 'Homo'”, resalta Carlos Lorenzo (izquierda), arqueólogo del equipo de Atapuerca e investigador del IPHES.
La aparición de este fósil “descarta” a otros candidatos a ser los primeros ancestros de nuestro género, como los australopitecus garhi (de hace 2,5 millones de años) o el australopithecu sediba (1,7 millones de años), resalta el experto, aunque reconoce que no todos aceptarán este nuevo árbol genealógico de nuestra gran familia humana.
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Foto: Reconstrucciónen 3D del cráneo de un 'Homo habilis' a partir de los fósiles hallados en la garganta de Olduvai. - Foto Philipp Gunz, Simon Neubauer & Fred Spoor.
Fuente: EL MUNDO.es | Miguel G. Corral | 4 de marzo de 2015
Hace 50 años que se propuso al 'Homo habilis' como el representante conocido más antiguo -alrededor de 2 o como máximo 2,3 millones de años- del género que alberga la especie humana moderna, el 'Homo sapiens'. Otras especies del linaje humano más primitivas, como el 'Australopithecus afarensis', han brindado a la ciencia hasta 400 ejemplares fósiles que permiten reconstruir bien su morfología y sus hábitos.
Pero el pobre registro fósil que se tiene de los primeros 'Homo' ha desembocado en décadas de controversia científica sobre su origen. De hecho, ni siquiera hasta hoy en día está claro que aquellos 'Homo habilis' fuese realmente una sola especie y varios autores sugieren que en realidad son, como mínimo, dos: 'Homo habilis' y 'Homo rudolfensis'.
El día de hoy podría marcar en rojo una fecha histórica para la historia del estudio de la evolución humana. Dos trabajos publicados en paralelo por las revistas 'Science' y 'Nature' han sacudido este campo de estudio con el hallazgo de una mandíbula del género 'Homo' datada en 2,8 millones de años de antigüedad y con la revisión de un conocido fósil de 'Homo habilis' que aclara que hace alrededor de 2 millones de años habitaban en África dos o más especies asignadas hasta la fecha a 'Homo habilis'.
Sin duda, lo más sorprendente es la propuesta de un ejemplar del género 'Homo' de 2,8 millones de años de antigüedad. Muchos de los mayores expertos del mundo en este campo, si hubieran tenido que apostar a una fecha para el origen del género antes de esta publicación en 'Science', hubieran dicho 2,4 o 2,5 millones de años como máximo. Y, a la luz de este trabajo, hubiesen perdido su dinero. El hallazgo en Afar (Etiopía) de una mandíbula con dos dientes y tres molares con rasgos primitivos parecidos a los de 'Autralopithecus' en la parte anterior y morfologías pertenecientes al linaje 'Homo' en la posterior.
Los autores no se atreven a afinar hasta llegar a proponer a qué especie pertenece debido al pobre estado de conservación y, de momento, lo han denominado como individuo LD 350-1. "El registro fósil de los homínidos de cronologías entre 2,5 y 3 millones de años es aún muy pobre", según la investigadora Erin DiMaggio (izquierda), de la Universidad de Penn State (EEUU).
"Pero la datación de LD 350-1 es fiable. Hemos usado varios métodos de datación, como el análisis radiométrico de cenizas volcánicas, y todo indica que tiene entre 2,75 y 2,8 millones de años", asegura la investigadora.
"Es un hallazgo espectacular", afirma Manuel Domínguez-Rodrigo (izquierda), codirector del Instituto de la Evolución en África (IDEA), apoyado por la Universidad de Alcalá, la Comunidad de Madrid y el Ministerio de Exteriores. "Está claro que es una nueva especie, pero no es posible describirla con esa conservación". "Lo interesante es que con este ejemplar estamos en la fase de transición entre los 'Australopithecus' y los 'Homo'. Y ver cómo fue ese paso es apasionante".
Sin embargo, otros autores como Juan Luis Arsuaga (derecha) codirector del yacimiento de Atapuerca, ponen en duda el hecho de que se trate de un individuo del género humano. "Lo más antiguo que tenemos que es claramente un 'Homo' es un paladar llamado AL-666 (abajo) que encontró Donald Johanson, el descubridor de 'Lucy'. Y tiene 2,3 millones de años", sentencia. "Y esta mandíbula con características más primitivas que ese paladar tiene 2,8 millones de años...? Este hallazgo va a dar qué hablar".
Foto: Mandíbula de Homo, de 2,3 millones de años y desenterrada en Hadar (Etiopía), lleva el código A.L. 666.
Además de la presentación de este nuevo homínido, que habrá que encajar con estudios posteriores en el árbol evolutivo humano, otro trabajo realizado por el mismo grupo analiza otros fósiles de animales de la misma época para tratar de explicar cómo era el paisaje en el que vivían estos primeros humanos. Se trata de antílopes prehistóricos, hipopótamos, elefantes primitivos, cocodrilos y peces datados entre 2,5 y 2,8 millones de años. Y las conclusiones del trabajo son muy interesantes para intentar comprender la evolución de las especies africanas en aquel tiempo.
Era un paisaje dominado por llanuras abiertas parecidas al Serengueti o al Massai Mara y, según el estudio, más áridas de lo que se pensaba, lo que pudo empujar a los primeros humanos en su evolución hacia una morfología más moderna que se consumaría con el 'Homo erectus' hace unos 1,8 millones de años.
Los paleontólogos caminan casi a ciegas por el millón de años en el que surgió el género Homo, entre hace 2 y 3 millones de años. «En ese hueco, cualquier fósil es un tesoro», dice Domínguez-Rodrigo. El individuo LD 350-1 podría poner otra especie encima de la mesa, pero hasta la fecha los Homo habilis eran los primeros humanos que dieron lugar a nuestro linaje. Podían fabricar herramientas, pero sus rasgos eran muy primitivos aún, muy cercanos a los Australopithecus. La cosa cambia radicalmente hace 1,8 millones de años con Homo erectus, más esbelto y moderno que Homo habilis.
Artículos relacionados:
* Earliest Human Species Possibly Found in Ethiopia (Live Science)
* Discovery of 2.8-million-year-old jaw sheds light on early humans (Science Daily)
* Earliest known fossil of the genus Homo dates to 2.8 to 2.75 million years ago (EurekAlert!)
Fuente: Quo | 10 de marzo de 2015
La semana pasada conocimos por los medios de comunicación el hallazgo de la mitad izquierda de una mandíbula en la localidad de Ledi-Geraru, situada en la región de Afar (Etiopía). Los autores del trabajo consideran que esta mandíbula representa el resto más antiguo del género Homo.
Una vez pasada la euforia y la grandilocuencia de los titulares es necesario realizar una reflexión sosegada sobre este hallazgo. Antes de comenzar a escribir tengo que confesar mi ignorancia. Un servidor pensaba que la ciudad de Las Vegas (estado de Nevada) estaba consagrada únicamente al juego y la diversión. Pero resulta que La Vegas también tiene su correspondiente Universidad. El investigador Brian Villmoare, líder del artículo que publica la revista Science, es miembro del Departamento de Antropología de la Universidad de las Vegas. Tampoco puedo sorprenderme de este inesperado descubrimiento. Estamos hablando de los Estados Unidos, uno de los países que más invierte en I+D. Y es por ello que sus científicos siempre están en primera fila, presumiendo de descubrimientos que acrecientan su riqueza cultural y su economía.
En el mismo número de la revista Science, el investigador Erin N. DiMaggio (Universidad de Pennsylvania, USA) y su equipo describen la secuencia sedimentaria en la que fue hallada la mandíbula L.D. 350-1. Este trabajo es tan importante (o quizá más) que el propio hallazgo del fósil humano. El lapso de tiempo entre dos y tres millones de años es poco conocido y los sedimentos datados de este período apenas han proporcionado evidencias sobre nuestro pasado. Es por ello que Brian Villmoare y el nutrido equipo que ha colaborado en las excavaciones de la localidad de Ledi-Geraru necesitan el apoyo tanto geológico como geocronológico que le proporciona el equipo liderado por DiMaggio.
Sin embargo, al leer con atención el artículo científico que estudia la mandíbula L.D. 350-1 se tropieza enseguida con el relato del propio hallazgo. El espécimen se localizó en superficie, desplazado de su ubicación original en un cierto nivel estratigráfico. Los investigadores aseguran que el desplazamiento ha sido mínimo y que junto a la mandíbula se encontraba un fragmento rocoso de origen volcánico (también desplazado de su emplazamiento original), bien datado en 2,66 millones de años por el método de los isótopos del argón. La mandíbula y este fragmento de roca estaban situados diez metros por encima de otro nivel de origen volcánico datado en 2,84 millones de años. Así que tenemos que tener fe ciega en que la mandíbula procede de un nivel estratigráfico situado por encima del nivel volcánico datado en 2,66 millones de años. La antigüedad de la mandíbula antigüedad se ha estimado entre 2,75 y 2,80 millones de años, un margen ciertamente muy pequeño para un hallazgo fuera de contexto.
Este asunto no es banal, porque el artículo ha sido publicado en la prestigiosa revista Science al considerar probado que la mandíbula L.D. 350-1 más antigua que los especímenes Omo 75-14 y A.L. 661-1, también atribuidos al género Homo, y datados entre 2,0 y 2,4 millones de años. En este momento del relato no puedo pasar por alto un detalle de la historia de nuestro ámbito científico, cuando hace ya muchos años Louis Leakey se empeñó en atribuir al conocido cráneo KNM-ER 1470 una antigüedad de 2,8 millones de años, asumiendo que el género Homo venía de muy atrás en el tiempo. Con el paso de los años, el refinamiento de los métodos de datación permitió saber que el cráneo KNM-ER1470 era nada menos que un millón de años más reciente.
Una vez que decidimos aceptar la antigüedad del fragmento de mandíbula de Ledi Geraru no enfrentamos a su descripción y comparación. El segundo obstáculo que encontramos en la lectura está relacionado con el posible origen del género Homo. Brian Villmoare y su equipo asumen sin reparos que ese origen está relacionado con la especie Australopithecus afarensis. En la actualidad, muchos colegas piensan que esta especie dio lugar al género Paranthropus. Por cierto, Villmoare y su equipo de colaboradores no reconocen este género, aceptado por la inmensa mayoría de los especialistas. Curiosamente, este investigador sigue la nomenclatura antigua (ya en desuso), que consideraba a las especies del género Paranthropus como pertenecientes al género Australopithecus.
Los dientes de L.D. 350-1 son relativamente pequeños, pero sabemos desde hace tiempo que el tamaño absoluto de los dientes es solo orientativo. Podría tratarse de dimorfismo sexual (diferencias de tamaño entre machos y hembras), aunque los autores han realizado cuidadosos análisis para descartar esta posibilidad. Las proporciones dentales son más diagnósticas, pero se trata solo de la mitad de una mandíbula y no es posible saber prácticamente nada sobre este aspecto. Los detalles morfológicos de los dientes y de la mandíbula son muy interesantes, pero es importante recordar que un único ejemplar no representa a la especie a la que pertenece.
Las implicaciones sobre este hallazgo son importantes y los propios autores dedican varios párrafos a reflexionar sobre ellas. Por ejemplo, la autoría de las herramientas de piedra más antiguas, que ya alcanzan una cronología de 2,7 millones de años en el yacimiento de Gona (Etiopía), podrían haber sido fabricadas por australopitecinos. Esta posibilidad ha sido discutida recientemente en base a la arquitectura interna de los metacarpos de los miembros de este género ¿Quizá el hallazgo de L.D. 350-1 resuelve esta cuestión? ¿Estamos seguros de que solo los miembros del género Homo fueron capaces de fabricar instrumentos de piedra? Y si fue así, ¿qué sabemos sobre el tamaño cerebral de una posible especie del género Homo datada en 2,8 millones de años?
Como bien explica Brian Villmoare habrá que esperar a encontrar más ejemplares para saberlo. Ese es el deseo de todos, porque tres especímenes fragmentarios, L.D. 350-1, A.L. 166-1 y Omo 75-14 atribuidos por el momento al género Homo, es muy poca información para debatir sobre el origen de nuestro propio género en la nada despreciable “loncha temporal” que transcurre entre tres y dos millones de años.
Por Eudald Carbonell | 11 de marzo de 2015
Una de las cuestiones que han estado siempre en el fondo del debate sobre la evolución humana ha sido cuál fue la especie de Homo responsable de la fabricación de las primeras herramientas de piedra. El descubrimiento en Olduwai del cráneo de un homínido desconocido en los años 60 del siglo pasado que fue bautizado como Homo habilis por los célebres antropólogos ya desaparecidos, Louis Leakey, Phillip Tobias y J.V. Napier en Current Antropology en 1965, abrió las puertas a la búsqueda de los primeros hacedores de herramientas en África.
Durante mucho tiempo una pregunta flotaba en el aire, ¿quién era el responsable de la fabricación de las herramientas encontradas en el yacimiento de Khada Gona en la formación geológica de Khada Hadar en Etiopia? Las herramientas de piedra más antiguas se encontraban en esta localidad con un antigüedad de 2,5 millones de años y, sin embargo, los restos esqueléticos de homínidos del género Homo más antiguos jamás encontrados era más modernos que las herramientas, tenían unos 2,3 millones de años. Esto dio pie a que muchos arqueólogos pensaran que otros géneros, además del nuestro, fabricaban herramientas.
Cuando a principios de este siglo tuvimos la oportunidad de analizar las herramientas líticas de Khada Gona publicadas el año 2000 en el Journal Archeological Science, gracias a las facilidades del amigo y colega el arqueólogo Sileshi Semaw, en el Museo de Addis Abeba, nos dimos cuenta que para ser la primera prueba de inteligencia operativa aquellas herramientas estaban ya bastante desarrolladas y estandarizadas, eran de tamaño medio, había recurrencia en la talla, uso de diversas materias primeras etc…, pensamos que tenía que haber industria lítica menos elaborada y de cronología anterior a las que estábamos estudiando.
Efectivamente, la tesis que mantenemos es que el género Homo fue el responsable de la emergencia de la inteligencia operativa y que, por lo tanto, se deberían encontrar los restos esqueléticos de especímenes tan antiguos como las propias industrias. Precisamente, esto es lo que acaba de ocurrir; la publicación en Science este mes de marzo de evidencias esqueléticas, concretamente, un resto craneal, un fragmento de mandíbula del género Homo, el fósil (LD.305-1), nos viene a dar la razón: probablemente debamos buscar industrias de más de 3 millones de años, dado que, ya sabemos que Homo es un género muy antiguo, mucho más de lo que conocíamos hasta ahora.
Esta es la primera cuestión que resuelve este excepcional hallazgo. El haberse encontrado marcas de corte en huesos de 4 millones de años en el mismo nivel que el del Australophitecus anamensis (derecha), nos vuelve a plantear la posibilidad de la existencia de herramientas en esta cronología tan antigua. Efectivamente, solamente la manipulación de objetos líticos con filo pueden producir las marcas que explican que se ha intervenido intencionalmente sobre un cadáver, estas marcas son muy distintas a las dejadas por colmillos y dentición de los depredadores. Mientras que las marcas hechas con cuchillos de piedra tienen una sección en forma de uve, las que dejan los carnívoros son en forma de u.
Tal y como pasó en el año 1964 en Olduwai, donde en principio se habían asociado las herramientas de piedra descubiertas al famoso Zinjanthropus Boisei, descubierto en 1959, ahora podría ocurrir lo mismo. Se deben buscar fósiles del género Homo más antiguos hasta poder comprobar que, probablemente, no más tarde de los 4 millones de años emergió la actividad industrial, me refiero a la confección de herramientas por parte de un primate.
La mandíbula de homínido encontrada en el yacimiento de Ledi-Geraru en Hadar, con rasgos de australopiteco y de Homo, nos abre la puerta a nuevas investigaciones no solamente sobre el origen de nuestro género sino a la posibilidad de que el género Homo sea muy antiguo y nos obligue a cambiar el árbol filogenético que todos conocemos.
Este descubrimiento, por lo tanto, nos invita a desatascar una serie de cuestiones que se venían proponiendo y discutiendo siempre en “petit comité”, pero como no había pruebas empíricas no pasaban al debate social, ahora ya se convertido en problema y sabemos que debemos continuar investigando para solucionarlo.
En síntesis, ¿cuáles son estas cuestiones?: ¿El género Homo es muy antiguo, mucho más de lo que se pensaba?, ¿existen industrias líticas más antiguas de 3 millones de años?, ¿es el género Homo el único que fabrica herramientas de forma sistemática o existen otros géneros que lo hacen?
Sabemos que únicamente ha sido en el seno del género Homo en el que todas las especies se han adaptado gracias a la inteligencia operativa, es decir, que todas las especies se han socializado y evolucionado gracias a la tecnología. Esto, que sepamos, solo ocurre en el linaje de los primates humanos. ¿Es posible que otros géneros hayan utilizado la tecnología sistemáticamente para su adaptación?, en mi opinión es posible pero poco probable.
Existen muchos interrogantes, pero el artículo sobre el descubrimiento del espécimen de Homo más antiguo del planeta que se acaba de publicar en Science ya ha impactado en las problemáticas históricas y ya nada será como antes en el estudio de la evolución de los primeros humanos y su cultura.
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