El "Hobbit" pudo haber sido un humano con síndrome de Down, según un nuevo estudio

Foto: El cráneo de la izquierda, denominado LB1, es a menudo citado como evidencia de la existencia una nueva especie humana, el Homo floresiensis. Al comparar dicho cráneo con las composiciones duplicadas y reflejadas de su lado derecho (en el centro) y de su lado izquierdo (a la derecha) se muestra una asimetría facial, lo que sugiere que LB1 era un Homo sapiens con anomalías (sindrome de Down) en su desarrolloCredit: Image A, E. Indriati; Image B and C; D.W. Frayer

Fuente: Science Daily | 4 de agosto de 2014 (Traducción de G.C.C. para Terrae Antiqvae)

En octubre de 2004, la excavación de restos óseos fragmentarios en la isla de Flores, en Indonesia, produjo lo que se llamó "el hallazgo más importante en la evolución humana desde hace 100 años". Sus descubridores apodaron dicho hallazgo como Homo floresiensis, un nombre con el que se sugería la existencia previa de una especie desconocida de ser humano.

Ahora un nuevo análisis detallado, llevado a cabo por un equipo internacional de investigadores, entre ellos Robert B. Eckhardt  (izquierda), profesor de Genética del Desarrollo y Morfología Evolutiva en la Penn State, Maciej Henneberg  (derecha), profesor de Anatomía y Patología en la Universidad de Adelaida, y Kenneth Hsu, geólogo y paleo-climatólogo chino, sugiere que el único espécimen sobre el que la nueva denominación gravita, conocido como LB1, no representa una nueva especie. En lugar de ello, es el esqueleto de un humano con desarrollo anormal y, de acuerdo con los investigadores, contiene características importantes consistentes con un diagnóstico de síndrome de Down.

"La muestras esqueléticas de la cueva de Liang Bua contienen restos fragmentarios de varios individuos", dijo Eckhardt. "LB1 tiene el único cráneo y fémures de toda la muestra".

Foto: Espécimen LB1 completo en exhibición

No se han hecho nuevos descubrimientos óseos sustanciales en la cueva mencionada desde el hallazgo de LB1.

Las descripciones iniciales del Homo floresiensis se centraron en las inusuales características anatómicas de LB1: un volumen craneal que ostentaba tan sólo 380 mililitros indicaba que su cerebro era menos de un tercio que el tamaño medio de los humanos modernos, y los cortos huesos del fémur fueron utilizados para reconstruir una criatura que tendría 1,06 metros de altura. Aunque LB1 vivió hace sólo unos 15.000 años, fue comparado con homínidos anteriores, incluyendo el Homo erectus y el Australopithecus. Otros rasgos fueron caracterizados como únicos, y, por tanto, indicativos de que correspondían a una nueva especie.

Un nuevo examen exhaustivo de las evidencias disponibles, en el contexto de estudios clínicos relaizados, llevan a los investigadores a sugerir una explicación diferente, la cual han dado a conocer en dos artículos publicados en Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).

En primer lugar, escriben los investigadores, las cantidades originales relativas al volumen craneal y la estatura son infraestimaciones "marcadamente inferiores a cualquier intento posterior tendente a confirmarlos". Eckhardt, Henneberg, y otros, han hallado de modo consistente que su volumen craneal es de unos 430 mililitros.

"La diferencia es significativa y la cantidad revisada cae en el rango previsto para un humano moderno con síndrome de Down de la misma región geográfica", afirma Eckhardt.

La estimación original de 1,06 metros de altura se basó en una extrapolación que combinó el corto fémur con una fórmula derivada de la población pigmea de África. Pero los seres humanos con síndrome de Down también tienen fémures cortos, dijo Eckhardt.

A pesar de que estas y otras características son inusuales, reconoció, "inusual no es igual a único. Los rasgos descritos originalmente no son tan raros como para haber requerido la invención de una nueva especie de homínido".

En lugar de ello, los investigadores construyen el caso con un diagnóstico alternativo: el de síndrome de Down, uno de los trastornos del desarrollo que aparecen más frecuentemente en los humanos modernos.

"Cuando vimos por primera vez estos huesos, de inmediato varios de nosotros los identificamos una perturbación en su desarrollo", dijo Eckhardt, "pero no asignamos un diagnóstico específico debido a que los huesos estaban muy fragmentados. A través de los años, varias líneas de evidencias han convergido en el síndrome de Down".

El primer indicador es la asimetría craneofacial, una falta de coincidencia entre la parte izquierda y derecha del cráneo, la cual es característica de este y otros trastornos. Eckhardt y sus colegas observaron esta asimetría en LB1 ya en el 2006, pero ello no fue anunciado por el equipo de excavación y más tarde este fue despedido como consecuencia del largo tiempo en que estuvo el cráneo enterrado, dijo.

Foto: Esta imagen compara el cráneo del 'Hobbit' LB1 (izquierda) con el de Liang Momer E, otro cráneo de Flores, datado en el rango de hace entre 3.000 a 5.000 años.

Una medida previa, no publicada, de la circunferencia occipital-frontal de LB1 -la circunferencia del cráneo tomada más o menos por encima de las orejas- permitió a los investigadores comparar LB1 con los datos clínicos obtenidos de forma rutinaria en los pacientes con trastornos del desarrollo. Aquí también el tamaño del cerebro que estimaron se encuentra dentro del rango esperado para un humano de Australomelanesia con síndrome de Down.

El fémur corto de LB1 no sólo coincide con la reducción en la altura observada en individuos con síndrome de Down, dijo Eckhardt, pero, además, cuando estadísticamente se corrige para calcular un crecimiento normal, dicho fémur proporciona una estatura de alrededor 1,26 metros, o poco más, una cifra igualada por algunos seres humanos que viven actualmente en Flores y en las regiones circundantes.

Estas y otras características derivadas del sindrome de Down, declaran los investigadores, sólo están presentes en LB1, y no en los otros restos óseos de la cueva de Liang Bua, lo cual es una prueba más de la anomalía de LB1.

"Este trabajo no se presenta en la forma de una historia fantástica, sino para poner a prueba una hipótesis: ¿son los esqueletos de la cueva de Liang Bua lo suficientemente inusuales como para exigir a la invención de una nueva especie humana?", dijo Eckhardt.

"Nuestro nuevo análisis demuestra que ellos no lo son. La explicación menos forzada es que se corresponden con un trastorno del desarrollo. Aquí los signos apuntan con bastante claridad al síndrome de Down, aquel que se produce en más de uno por cada mil humanos nacidos en todo el mundo".

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Como vemos, estamos ante un nuevo capítulo en la polémica definición del Homo floresiensis. Esta vez ha correspondido a dos de los mayores y más serios detractores a la hora de considerar al denominado 'Hobbit' como una nueva especie humana. 

Su estudio, y las consideraciones que aportan (y que han venido aportando hace tiempo), se diría que tienen sólidos fundamentos, pero, como es habitual en estos casos, relativos a la evolución humana, pretender decir la última palabra es una quimera.

De hecho, no han faltado ya especialistas que han salido al paso de este nuevo estudio. Traduzco a continuación las objeciones que al respecto ha manifestado el profesor Colin Groves, de la Universidad Nacional de Australia, y la réplicas consiguientes, las cuale aparecen en ABC Science:

El profesor Colin Groves (izquierda), bioantropólogo en la Universidad Nacional de Australia, dijo que las conclusiones de ambos artículos publicados son "inverosímiles".

Groves cree que los autores han ignorado gran parte de las evidencias a favor de la condición de LB1 como una especie separada.

"Por ejemplo, el artículo principal enfatiza mucho que el fémur sea anormalmente corto, pero, en realidad, nunca demuestran que sea anormalmente corto", dice Groves, señalando que el fémur está en proporción con especímenes del Plioceno tardío y del Pleistoceno temprano con los cuales LB1 ha sido previamente comparado.

Groves dice que la asimetría facial es probablemente el resultado de daños ocurridos durante la excavación, la cual ha eliminado parte de los arcos superciliares, la nariz y la cuenca de los ojos, en lugar de corresponder a síntomas del síndrome de Down.

LB1 fue hallado junto con piezas de otros varios esqueletos, incluyendo la mandíbula de otro espécimen designado como LB6.

Foto: Izquierda: mandíbula de LB1; Derecha: mandíbula de LB6

Henneberg y sus colegas han descrito estos restos esqueléticos como pertenecientes a Homo sapiens normales, dando así crédito a su hipótesis de que las diferencias observadas en LB1 se deben al síndrome de Down.

Sin embargo, Groves aduce que la forma de la mandíbula inferior de LB6 es casi idéntica a la de LB1, y muestra características como el refuerzo interno, el cual también se halla en antiguos homínido como el Homo habilis y el Australopithecus afarensis.

Pero otro de los autores del estudio, Robert B. Eckhardt, de la Universidad Estatal de Pennsylvania, refuta las críticas de Groves.

Eckhardt dice que la comparación del fémur con otros huesos largos, como el húmero y la tibia, en el mismo esqueleto, demostraría que el mismo es más corto.

"Sin embargo, no hay forma de comparar la longitud del fémur de LB1 con otros especímenes de Flores, dado que no hay otro espécimen del lugar del que se haya conservado un fémur", dice Eckhardt.

Él también sostiene que el estudio de las medidas, cuidadosamente tomadas, no pueden estar afectadas por los daños causados durante la excavación.

"En nuestras mediciones de la asimetría facial se han utilizado características tales como pequeños agujeros que no podrían haber sido dañados por una tosca excavación de LB1 realizada por los arqueólogos originales, quienes causaron, de hecho, cierto daño".

Por último, dice Eckhardt, el estudio describe varias diferencias entre la mandíbula de LB1 y LB6, particularmente en el tamaño y las proporciones de la rama mandibular.

Artículos relacionados: 

* Small skull, huge controversy: Saga of the Flores 'hobbit' continues (PENN STATE)

* Scientist: Down Syndrome explains 'Hobbit human' species (ABC News)

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