El candado de la valla de Lancia que apareció roto el pasado mes de octubre, cuando hubo un incendio intencionado en el yacimiento. FERNANDO OTERO PERANDONES.

Cien hectáreas de historia. La Diputación de León quiere hacerla aflorar ahora. Tiene un plan para Lancia que convertirá la ciudad que los romanos conquistaron a los astures en un gran museo al aire libre. La redacción del proyecto cuesta 150.000 euros y 1,7 millones aproximadamente hacer visitables los restos y erigir un Centro de Interpretación. La Diputación no puede afrontarlo en solitario. Confía en el 1,5% Cultural con cargo al Ministerio de Fomento.

El departamento que preside José Luis Ábalos tiene una ‘deuda’ pendiente con el yacimiento ubicado en Villasabariego. La Junta autorizó en 2011 que Fomento tapara de forma temporal los restos descubiertos durante las obras de construcción de la A-60, pero exigió que debían ser visibles en el futuro. Algo que no se ha cumplido hasta la fecha.

El arqueólogo Jesús Celis, responsable de la porción del yacimiento que depende de la Diputación, confirma que existe un proyecto integral para restaurar todos los restos y «hacer un circuito visitable». Pero no da plazos. El deseo del actual equipo de Gobierno de la Corporación Provincial es incluir varias partidas para Lancia en los presupuestos del próximo ejercicio.

El Instituto Leonés de Cultura (ILC) ha llevado a cabo sucesivas campañas de excavaciones, que permitieron sacar a la luz el mercado (macellum), termas y algunas viviendas y calles de Lancia. La investigación se completó mediante georradar y técnicas arqueoanalíticas.

Vista aérea de la ciudad romana de Lancia.

 

Bajo la autovía hay también impresionantes vestigios: un barrio industrial en el que existían fundiciones, la primera necrópolis de incineración localizada en León, un tramo de calzada romana, un horno de finales del siglo I dedicado a la cocción de tejas, otro medieval, unas termas y un edificio de planta basilical, entre otras construcciones.

Celis habla de miles de piezas extraídas en años de excavaciones, desde monedas a molduras de mármol, ladrillos con la marca del alfarero, fíbulas, ánforas, mosaicos, restos vinculados a la época prerromana y piezas celtibéricas.

La Diputación lidera el rescate de este patrimonio ingente, falta por ver si se implican el resto de administraciones —ministerio y Junta—, así como los ayuntamientos de Villasabariego y Mansilla Mayor.

El futuro Centro de Interpretación no expondrá objetos originales, sino maquetas, fotografías, mapas y audiovisuales para explicar la importancia de la Máxima Asturiae Urbis, según Dión Casio o Validísima Civitas, como la describe Lucio Anneo Floro.

Celis explica que será un Centro de Interpretación de Lancia y del Territorium, es decir, tanto de la civitas como de los lugares vinculados a ella, por ejemplo los vicus, los lugares de culto y las necrópolis.

De forma inmediata, la Diputación cambiará la valla que protege los restos visibles y llevará a cabo una limpieza de la superficie que fue pasto de un incendio intencionado el pasado mes de octubre.

Vista parcial de las termas de la Lancia.

La historia negra

En 1941, el político y escritor Mariano Domínguez Berrueta denunciaba en un artículo publicado en este periódico el abandono del yacimiento de Villasabariego, esporádicamente excavado en tiempos de Isabel II y después abandonado a su suerte. Contaba Berrueta que un vecino le había regalado una fíbula, «uno de tantos objetos que aparecen en Lancia tras un día de lluvia». Criticaba el escritor hace siete décadas cómo las piezas extraídas de Lancia y desperdigadas bastaban para formar un verdadero museo. En 1957 el insigne historiador Francisco Jordá lleva a cabo una campaña de excavaciones que se prolonga hasta 1960. Con más penalidades que ayudas, Jordá sacaba a la luz unas termas romanas y los cimientos de algunas construcciones, amén de una gran cantidad de bronces, hornos de plomo, estatuillas...

Finalizada la campaña de 1960, Lancia era abandonada a su suerte y los objetos extraídos quedaron desperdigados por colecciones particulares e instituciones. Entre ellas, la propia Diputación, que almacenó los restos en cajones de madera que depositó en San Cayetano, hasta que desaparecieron misteriosamente, a excepción de los que pudo rescatar el Museo Arqueológico Provincial, que llegó a exhibir en San Marcos alrededor de 150 piezas.

Fuente: diariodeleon.es | 20 de noviembre de 2018

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