"Los manuscritos del Mar Muerto: vida y fe en los tiempos bíblicos" en Discovery Times Square, New York

Una nueva exposición que presenta fragmentos de los manuscritos del Mar Muerto propone un nuevo arco histórico para los pergaminos.

 

Vía: Revista Ñ | 14 de noviembre de 2011

 

Vasijas, monedas de plata, puntas de flecha en hierro, jarros de piedra, restos de pergamino- son los resultados aparentemente mundanos de numerosas excavaciones arqueológicas y prevalecen también aquí.

Y si bien hay cierto intento de espectáculo ­cuando un actor da la bienvenida al espectador en una gran galería donde se muestran escenas impresionantes del Mar Muerto, o cuando se baja una escalera para ver 10 fragmentos de los rollos dispuestos en forma teatral en una rotonda­ las verdaderas atracciones de esta muestra están en otra parte. No están en los objetos propiamente dichos, sino en las conexiones existentes entre éstos; no en sus despliegues sorprendentes, sino en sus perspectivas intelectuales.

Los objetos provienen de exploraciones arqueológicas de la Autoridad de Antigüedades de Israel. Algunos fueron hallados recientemente; otros se muestran por primera vez. Es, se aclara, una de las mayores exposiciones de este tipo que se han organizado hasta ahora. Pero el principal interés de la muestra está en el arco histórico.

La narrativa trata los manuscritos, no como el inicio de una historia, sino como su culminación. Es casi lo contrario de su tratamiento habitual. Desde que los beduinos descubrieron los primeros manuscritos en 1947 en unas grutas cercanas al Mar Muerto, han inspirado un drama y una polémica extraordinarios.

Antes de su descubrimiento, los textos más antiguos conocidos de la Biblia hebrea databan de unos 1.000 años después de la escritura de estos rollos. En las grutas había más de 800 rollos y fragmentos, incluidos textos bíblicos hebreos anteriores a que éstos fueran canonizados, todos escritos durante un lapso de 20 años de fermento en los cuales la religión israelita estuvo a punto de ser destruida a causa del exilio en el año 70 d. C. cuando comenzó a emerger el cristianismo.

La excavación de un yacimiento cerca de las grutas ­Qumran- indicó que una comunidad religiosa vivió allí durante el período en que se escribieron los manuscritos, quizás en el siglo primero antes de Cristo. Una hipótesis referida a Qumran era que sus habitantes eran Esenos o protocristianos, y que los manuscritos describen los primeros indicios de esa nueva religión, evidente en su mesianismo y referencias al "Hijo de Dios". Esta visión pasó posteriormente a constituir la ortodoxia cuando un grupo pequeño de eruditos retuvo el control sobre numerosos manuscritos durante casi 40 años.

Durante estas dos últimas décadas el debate, sin embargo, se diversificó en tanto éstos se volvieron más accesibles.

 

Abundan las hipótesis. ¿Qué era Qumran? ¿Una fortaleza? ¿Una fábrica de alfarería? ¿Un depósito de la biblioteca del templo de Jerusalén? ¿Los manuscritos fueron escritos por escribas de Qumran? La exposición evita sacar conclusiones. Termina en cambio con una suerte de ecumenismo, refiriéndose a la manera en que el Judaísmo y el Cristianismo modernos evolucionaron a partir de los textos del antiguo Israel y que también el Islam partió de estas narrativas.


De todos modos, la muestra en su conjunto se interesa más por el pasado de los rollos. Vemos los manuscritos sólo después de haber recorrido una crónica de los hitos en la región, ilustrados por hallazgos arqueológicos en la colección de los Tesoros Nacionales de Israel.

 

Y posicionan los rollos no sólo como parte de la historia religiosa sino también como parte de la historia nacional.

Es una de las razones que hacen que la exposición, que continuará hasta el 15 de abril, establezca un paralelo entre el fervor devocional de la comunidad Qumran (destruida por los romanos en el año 68 d.C) y el fanatismo de los rebeldes de la resistencia en Masada, un asentamiento en un peñasco que domina el Mar Muerto (destruida por los romanos en el año 73 d.C.).

 

 

Entre los objetos que se muestran de ambas comunidades figuran tiestos, semillas y fruta desecada. Hay cuerdas de Qumran y textiles de lana de Masada.

La desventaja es que nunca llegamos a comprender realmente cómo evolucionaron una cultura religiosa y sus manuscritos a partir de esta historia. Pero sí vemos una historia excepcional en sus traumas e influencias.

 

 

 

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