José Antonio Santamaría dirige los trabajos con la colaboración de la Asociación Puente del Rey. Han encontrado abundante cerámica fenicia así como una veintena de fusayolas y otros objetos que identifican el uso textil del yacimiento, datado hacia el 700 a.C.
Fuente:
Diario de la Torre.es, 7 de septiembre de 2010
Restos de una cabaña de más de 6 metros de ancho por 3 de fondo con abundante cerámica a mano anterior al periodo tartésico, otros fragmentos de cerámica a torno de producción fenicia y una veintena de fusayolas y otros objetos de un telar que funcionó hace 2.700 años. Este es el resumen inicial de un sondeo arqueológico que se ha llevado a cabo durante los meses de julio y agosto en el término municipal de Alhaurín de la Torre. La importancia del yacimiento les anima a realizar una segunda fase en cuanto sea posible.
La excavación ha sido ejecutada por el arqueólogo alhaurino José Antonio Santamaría García, vicepresidente de la Asociación Puente del Rey, que en 1999 realizó la Carta Arqueológica del municipio y ha participado en otras numerosas excavaciones en la provincia de Málaga. En esta ocasión dirige un equipo de investigación compuesto por otro arqueólogo, José Suarez Padilla, y el historiador José Manuel de Molina Bautista, que han colaborado sobre el terreno en diferentes tareas.
El asentamiento investigado está situado en un promontorio estratégico con proximidad a manantiales de agua, con fértiles campos alrededor y amplia visión sobre el valle y la bahía de Málaga. Fue encontrado gracias a Santamaría, que conocía el potencial valor de esta zona donde ya se excavaron otros yacimientos como la villa romana de Taralpe y una tumba de la época visigoda que este mismo arqueólogo estudió junto a la Venta Vázquez.
Así y tras los pertinentes proyectos y la autorización de la Junta de Andalucía, a comienzos de julio delimitó la zona del sondeo y pudo comenzar el proceso de excavación que ha puesto al descubierto parte de una cabaña de comienzos de la Edad del Hierro, una época de cambios que marcaba el final de la prehistoria y el cambio hacia el mítico Tartessos que narrarían los navegantes fenicios y griegos.
Los trabajos han consistido en la realización de una cata de 2x1m. y la regularización de un perfil del terraplén donde se encuentra el yacimiento de más de 7 m. de largo. En el sondeo realizado se ha ido profundizando manualmente en diferentes estratos hasta recuperar restos de cultura material que se han ido registrando en fichas, debidamente inventariados, dibujados y fotografiados, de forma que permitan ulteriores estudios con las muestras obtenidas.
Este minucioso proceso en la cata iba descubriendo valiosos restos a los arqueólogos, pero ha sido en el perfil donde ha saltado la sorpresa, pues tras la limpieza y regularización del terreno se ha podido apreciar perfectamente una fosa semiexcavada en el nivel geológico natural con unas dimensiones de unos 6 m. de ancho, que se corresponde con el alzado y perfil de una cabaña protohistórica.
Telar e intercambio con fenicios
En los diferentes niveles estratigráficos del yacimiento se aprecian abundantes restos de cerámica indígena realizada a mano, así como otra cerámica a torno de clara procedencia fenicia, con abundantes restos de engobe rojo, ánforas fenicias tipo R-1, pithoi con asas dobles, platos de bordes salientes... etc. Lo que lleva a estimar la antigüedad de la ocupación en torno al 700 a.C., encuadrable cronoculturalmente como Edad del Hierro Antiguo.
Esto pone de manifiesto el intercambio cultural tierra adentro entre los indígenas pre-tartésicos y los comerciantes fenicios, que ya en esta época se habían establecido en la desembocadura del río Guadalhorce, concretamente en el yacimiento conocido como Cerro del Villar, antes de fundar el emplazamiento de Malaka en la actual ciudad de Málaga.
En los niveles excavados de la cabaña además de numerosa malacofauna (moluscos) y restos óseos de bóvidos, han sido encontradas una veintena de fusayolas, -unas piezas esféricas de barro cocido que se utilizaban en los telares primitivos-, por lo que un número tan alto y en un sondeo tan reducido, lleva a pensar que en el lugar se realizaban manufacturas textiles.
El ajuar metálico encontrado ha sido casi inexistente ya que la zona ha sido frecuentemente saqueada por buscadores de tesoros con detectores de metales. No obstante lo más destacado en este apartado es una fina pulsera de cobre. También es reseñable la presencia de escorias de hierro y gotitas de cobre, que evidencian una labor de transformación de minerales del entorno cercano, quizás procedentes de las conocidas minas de los Llanos de la Plata.
Tierra adentro
Este tipo de yacimiento se corresponde con una cabaña semiexcavada en el subsuelo vinculada al aprovechamiento agropecuario del entorno y con intercambios con la costa. Ahí es donde radica la importancia de este hallazgo, explica Santamaría, pues si bien el ambiente propiamente fenicio está ya muy investigado, no así el ambiente indígena que da sustento a esta colonización fenicia en el litoral, pues son ellas las que con sus excedentes permiten los asentamientos fenicios y su implantación, intercambiando bienes de consumo por alimentos.
Hasta ahora no se conocía ningún yacimiento de estas características en el hinterland del Cerro del Villar o bajo Guadalhorce, pero gracias al esfuerzo de Santamaría, Alhaurín de la Torre aparecerá en el mapa de la cultura fenicia en la Península Ibérica, llenando un vacío arqueo gráfico en la historia del municipio y de todo el Bajo Valle del Guadalhorce, necesitado de una investigación más exhaustiva.
Segunda campaña
Actualmente se está estudiando la posibilidad de continuar la intervención, pues una oportunidad como ésta, de documentar un yacimiento monofásico en este periodo histórico, de claro ambiente indígena aunque muy aculturizado por la presencia fenicia, que además se encuentra en muy buen estado de conservación y teniendo en cuenta su difícil localización, no se presenta muy a menudo, comenta el arqueólogo José Antonio Santamaría, que añade que la información que se puede recuperar de él es importantísima.
La excavación está supervisada por la Junta de Andalucía. Cuenta con el apoyo y financiación de la Asociación Puente del Rey y la colaboración del arquitecto Francisco Ruiz Palomo. La Fundación de las Canteras ha comprometido una ayuda al arqueólogo para sufragar compra de material y el Ayuntamiento de Alhaurín de la Torre colabora en temas de logística y topografía, con total disposición desde la Concejalía de Cultura y su concejala Marina Bravo, que visitó el yacimiento animando a Santamaría y a la Asociación Puente del Rey a seguir con estos estudios sobre el patrimonio histórico alhaurino.