Red social de Arqueologos e Historiadores
Parece demostrada una migración colonizadora fenicia con un fuerte componente agrícola y comercial en el Bajo Guadalquivir (en torno al Golfo Tartésico y paleodesembocadura del Guadalquivir) y las costas andaluzas mediterráneas. Casi simultáneamente parece que los celtas ocupan amplias zonas del sur de Portugal y Extremadura. Ambas colonizaciones tienen una preocupación común: los metales de la zona, pero curiosamente ambas aportan la novedad de la metalurgia del hierro que en aquel entoces sólo podía tener su uso en la fabricación de armas. Esta ocupación simultánea de territorios vecinos lleva a plantearnos una competencia mutua de dos poblaciones con una concepción cultural radicalmente por los recursos sobre todo metalíferos. ¿Pudo llevar esto a un “choque de civilizaciones”?
La celticidad de Tartessos, al menos en una parte de su existencia, es un tema debatido que encuentra argumentos en:
1) La presencia de celtici y turduli, y de su toponimia en la Baeturia, entre Guadiana y Guadalquivir. Parece ser que el antiguo nombre del Guadalquivir, Betis, proviene de alguna lengua celta; la Beturia, región aledaña a los cursos medio y bajo de dicho río, deriva su nombre del mismo. Por otro lado, otros vocablos de probable origen celta aparecen de vez en cuando en el suroeste de la Peninsula Ibérica tanto en onomástica como en toponimia.
2) El onomástico claramente celta de ARGANTONIUS, rey tartesio. Rey que demostraba poseer gran riqueza y no padecer sometimiento alguno a los fenicios u otros colonizadores; además parece llevarse bastante bien con los griegos focenses a los cuales les ofrece financiar unas murallas para su ciudad y después les invita a que se establezcan en sus dominios. En ello se adivina también a un hombre inteligente que quiere evitar a toda costa el establecimiento de un monopolio comercial fenicio.
3) Se ha señalado para el mítico y formidable rey y guerrero de Tartessos, Gerión, cuya particularidad era tener tres cuerpos con sendas cabezas y sus tres pares de brazos, es decir, en realidad eran tres en uno, coincide con que también eran tres en uno los dioses celtas Brian, Iuchar y Uar.
4) Las hipótesis de Correa sobre lengua céltica en los textos sudlusitanos.
Yo creo acertado el concepto de la “celticidad acumulativa”, que se podría haber producido desde la Edad de Bronce, debido a importantes intercambios comerciales –y las consecuentes relaciones culturales– entre los pueblos asentados en el litoral atlántico de Europa, y que por tanto llegaría también al sudoeste de la Península. Así las relaciones comerciales de los pueblos pre-célticos abrieron paso a un proceso gradual de indoeuropeización, al haberse infiltrado lentamente poblaciones indoeuropeas pre-célticas (en la Edad de Bronce) y ya definitivamente célticas (durante la Edad de Hierro) para acabar fusionándose.
Se daría así un continuum de asimilación cultural de la población autóctona, lo que explicaría que no se hubiera producido una brusca alteración en el desarrollo de la cultura misma en todo el arco atlántico peninsular. De tal manera que el paso final fuese la llegada de celtas a la Península Ibérica en oleadas sucesivas de migraciones o invasiones (que parece indicar Estrabón, en algunos pasajes de su obra III 4, 5 y III 4, 12) cuyo culmen sería el S.VIII a.C., donde efectivamente pudieron alcanzar el extremo meridional de la península donde se asentaron por mucho tiempo. La presencia de esta etnia céltica sería, si no algo anterior, simultánea a la de los fenicios en la zona, y, si fue así, sabemos que los segundos llegaron buscando metales (plata y cobre), no sería pues extraño que los primeros buscasen las mismas materias primas y se asentasen en la franja pirítica de Sierra Morena (norte de Sevilla, de Huelva hasta Aljustrel en Portugal), e incluso en zonas de Cáceres donde aparecen vetas de estaño superficial. Eso sí, manifestando los fenicios cotas mucho más altas de civilización y por tanto dejando más huellas materiales.
Inscripción en lenguaje ibérico del suroeste encontrada junto con un martillo pilón utilizado en la trituración del mineral de estaño. Cañamero (Cáceres).
A nivel arqueológico en el Algarve y Alentejo, entre el s. X-VIII a.C., la gente pasa de inhumarse en túmulos a incinerarse debajo de empedrados cuadrados, tal como se hacía en determinadas necrópolis celtíberas, y al mismo tiempo cambia el patrón de poblamiento. Las “estelas de guerreros” tal vez pudiesen atestiguar la presencia de esta colonización de celtas mineros, sin desdeñar un papel de máxima importancia de la ganadería, pues su zona de distribución coincide con la de esa riqueza metalífera.
En el Siglo IX los fenicios realizan expediciones esporádicas y exploratorias con el objetivo de realizar prospecciones metalíferas y descubren con satisfacción que el suroeste de la Península es una zona fabulosamente rica que además está poco explotada
Los fenicios pretendieron controlar la ruta de aprovisionamiento de estaño que formaba parte del circuito de la fachada Atlántica; para conseguirlo no bastaba con hacer navegación de cabotaje pernoctando en donde fuese posible y siempre al albur de la benevolencia de los caudillos locales. Ahora era necesaria una base firme en un enclave estratégico, y este fue el origen de la fundación de Gadir, dominando las puertas del Atlántico.
Al respecto de los viajes exploratorios, previos a la fundación de Cádiz, Estrabón cuenta que los fenicios después de probar suerte en busca de las columnas de Heracles al este del Peñón, probaron de nuevo, en un segundo viaje, en una isla consagrada a Heracles, próxima a la ciudad de Onoba, desistiendo también de ello y yendo a fundar la colonia finalmente en el lugar que hasta hoy ocupa. Esas dudas e intentos fallidos fueron achacados a los malos auspicios, pero es evidente que la intención original era fundar la colonia en el lugar mejor situado respecto a las minas onubenses, es decir, en la desembocadura del Tinto y el Odiel. Pero la cosa no debió resultar fácil, lo más probable por la oposición de sus habitantes, hablasen una lengua indoeuropea o no.
Así, en los siglos VIII y VII a. C., los fenicios, tras varias tentativas, fundan finalmente su primera colonia en Gadir y después fundan otras como Abdera, Sexi y Malaca. En este momento comienzan los griegos focenses a realizar expediciones comerciales al sur de la Península con la intención de introducirse en los mercados. Los fenicios cuando llegasen a Andalucía se protegerían fortificando y haciendo inaccesible sus poblados, en todo caso siempre tenían para defenderse sus barcos y para escapar el mar donde su dominio era aplastante.
Por tanto, los datos arqueológicos contradicen la teoría de que los fenicios viniesen con sus cargamentos para comerciar más o menos desarmados y estableciesen en precario unas colonias rodeadas de tranquilos indígenas. Primero se fundaron unos establecimientos para traficar, pero con la base segura de unas murallas, luego a ellos llegan oleadas de colonos (labradores, artesanos para trabajar piezas, administrativos...), se desarrolla una ciudad-colonia. Los aristócratas locales no ofrecen una gran resistencia a estos establecimientos pues gracias a ellos se enriquecen con los intercambios y pueden adquirir bienes de prestigio. Los indígenas acaban por depender del mercado y productos de la colonia tanto como los colonos dependen de las materias primas y otros productos de los indígenas... y el tiempo acaba por crear alianzas matrimoniales, y al final de este proceso se acaba por hablar la lengua semita. Durante este periodo conocido como Orientalizante, en la zona se produce un desarrollo económico y urbano sin precedentes. La presión del imperio asirio, así como el agotamiento de excedentes productivos en Fenicia, serían factores importantes de la "diáspora" fenicia. Por otra parte, ya nadie pone en duda la colonización agrícola llevada a cabo por la población fenicia hacia el interior en el Bajo Guadalquivir, en torno al Golfo Tartésico y paleodesembocadura del Guadalquivir.
Tartessos está justo en la confluencia de la ruta comercial fenicia, en parte es de suponer heredera del circuito comercial del Mediterráneo Occidental (Etruria-Cerdeña-Ibiza-...-Tartessos), con la antiquísima ruta del Estaño de la fachada Occidental Europea o circuito Atlántico. El circuito del Atlántico está ya perfilado como demuestra la distribución muy anterior y expansión del vaso campaniforme y del megalitismo por las costas atlánticas de Europa.
Ruta del estaño de acuerdo con las descripciones de la Ora Maritima
Durante el Calcolítico es muy probable que las rutas terrestres del Atlántico estuviesen en funcionamiento y que buena parte del tráfico de cobre estuviese en manos de los mercaderes del campaniforme.
La ruta las rutas marítimas del Atlántico del estaño, sin embargo, no debió abrirse hasta comienzos del segundo milenio, cuando ya la cultura argárica demuestra un aumento considerable de la demanda de ese metal. Para las civilizaciones del Próximo Oriente la tecnología del bronce presentaba un problema colateral, y era que el estaño, necesario para obtener la aleación, era escaso en aquella zona y había que buscarlo en lugares lejanos. Por esta razón los viajes de prospección fueron muy tempranos y crearon una extensa red comercial desde Escandinavia hasta Chipre y Siria. Esta red se extendía por mar y por tierra y suponía un número asombroso de intermediarios. En el segundo milenio a. C. las rutas del estaño estaban en pleno funcionamiento y en la Península Ibérica existían ricos yacimientos en Galicia y en las regiones norportuguesas de Tras-os Montes, Minho, Douro Litoral y Beira Alta. Otros afloramientos menores se encontraban en la Meseta, Sierra Morena y Cartagena.
Los fenicios, en su intento de controlar la ruta de la costa atlántica para el comercio de estaño, establecen otras factorías en la costa portuguesa: Castro Marim en la desembocadura del Guadiana y Rocha Branca en el Algarbe, en el estuario del Sado, en la desembocadura del Tajo, en Quinta do Almaraz, en Lisboa y Alcaçovas de Santarem. También encontramos en la desembocadura del Montego los asentamientos de Sata Olaia y Conímbriga.
Por tanto, dado que en ambos casos la presencia de “celtas” y fenicios parece demostrar una migración colonizadora, esta ocupación simultánea de territorios vecinos lleva a plantearnos una competencia mutua de dos poblaciones con concepciones culturales radicalmente distintas que se pudiesen disputar las riquezas de la zona. Los vecinos suelen acabar por medir fuerzas, y a mediados del siglo VI una gran parte de las colonias fenicias muestran trazas de incendios, a partir de entonces tenemos ciudades celtas y filtración de celtas en Andalucía. Esto me lleva a plantear si se piensa que se dio un autentico “choque de civilizaciones”.
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La riqueza en metales del área tartésica del sudoeste peninsular no podía menos que ser conocida en todo el Mediterráneo. Dos mil años antes de que los fenicios o un pueblo céltico viniese a Andalucía, ya existía una metalurgia del cobre avanzada como demuestran los yacimientos de Cabezo Juré en Alosno (Huelva), donde se explotaban los recursos mineros y se desarrollaba una intensa actividad metalúrgica, así como el barrio metalúrgico de Valencina de la Concepción (Sevilla). En estos yacimientos se presentan uno de los contextos de producción metalúrgica más antiguos de toda la prehistoria europea
Las pruebas del carbono 14 confirman la datación de los hornos y las herramientas del yacimiento de Cabezo Juré (Huelva) en el 3000 antes de Cristo; por tanto se trata de la primera actividad de producción especializada industrial de cobre en la península Ibérica. Estos primeros fabricantes de cobre disponían de una tecnológia muy sofisticada para su época, ya que conocían los hornos, manejaban temperaturas de hasta 1.200 grados y poseían instrumentos específicos como toberas o crisoles: elementos que nos llevan a pensar que tenían un control absoluto de la producción y de cómo explotar los minerales del cobre. No hay que olvidar que en la faja pirítica de Huelva se halla la principal fuente de recursos de cobre de Europa Occidental.
La presencia de materiales elaborados con cobre en la línea de costa y en otros lugares alejados de los yacimientos nos muestra una intensidad en la actividad en ese periodo, que nos lleva a pensar que en el sur de la península Ibérica existía desde el cuarto milenio a. C. una sociedad jerarquizada con una organización política con capacidad para producir excedentes económicos y movilizar recursos, además de tener capacidad de consumo.
Aunque el argumento que pretendo aportar al debate haya sido escuchado ya en otras ocasiones, no por ello quisiera dejarlo a un lado.
Se trata del nombre “Argantonio”, esgrimido por algunos autores como prueba de la celticidad de Tartessos (?) (En la reflexión que encabeza este post puede verse ocupando el 2º lugar).
No se entiende muy bien la relación que se ha pretendido establecer entre el nombre Argantonio y el idioma celta, cuando la raíz sobre la que está basado (*argnt-) es indoeuropea, y no exclusivamente celta. Como raíz indoeuropea que es, está presente en el idioma a través del cual nos ha sido transmitido: el griego clásico.
Por tanto, considero que este nombre Argantonio no sería de creación celta, sino griega, de la misma manera que lo fueron otros sugestivos nombres (sugestivos, sobre todo, para el público griego de la época) transferidos por griegos a nuestra Península; a saber: Crisaor (“De la espada dorada”), Gerión (“Anciano”), etc.
Un saludo.
Luis Maria como la bibilografia aportada es extensa espero poder leerla con atenciaon y digerirla. Estoy en ello.
Permítaseme que añada un artículo más (muy aclaratorio, por cierto, como todos los de Carlos G. Wagner) en el que se aborda el asunto de la supuesta "interactuación entre fenicios y tartesios". Son tan solo 8 páginas, más un breve epílogo. Con la intensidad con la que afronta el tema... en tan pocas páginas encuentra espacio más que suficiente para presentar una perspectiva completamente rompedora:
Tal vez yo he estado influido por la linea que se ha seguido tradicionalmente de la destrucción de la civilización tartésica como la investigación tradicional ha mantenido. Pero aún hay arqueólogos defensores de esta tesis, en concrto en la exposición monografica de "Tartessos , 50 años despues" del museo arqueológico de Sevilla esto es lo que se defendía con respecto al Templo del Carambolo y del ocultamiento de su tesorro en un ambiente bélico. No obstante a mí me surgieron dudas mía sobre la interpretación que se hace en la exposición al respecto de la destrucción del templo entorno a esa crisis referida del s. VI a.C.
Mi duda era en concreto que si el templo del Carambolo fue destruido y saqueado en el s. VI en el momento de Crisis de la Civilización tartésica, al parecer por mano de los indígenas que se revelan contra el poder fenicio representado en el mismo templo o en manos de unas fuerzas externas ¿Cómo aparece en una imagen representados 4 hornos de fundición hallados en el templo que corresponden a su ultimo periodo y que dice el texto de la exposición que su objeto era refundir el bronce (¿plata?? de los exvotos del templo para reciclar el metal? ¿No es más lógico después de un saqueo llevarse las piezas, repartirlas y que cada uno las refunda por su propia cuenta o al menos refundirla ya en hornos construidos en el centro de poder de los asaltantes, y no construir ex profeso unos hornos para luego dejarlos allí abandonados?. En fin reconozco que es una cuestión tan compleja que se me va de las manos sacar una conclusión definitiva aunque hay signos no sólo en le Carambolo sino en otros muchos poblados.
En relación al mantenimiento de la cultura fenicia como demuestran las acuñaciones de monedas con epigrafes fenicios para el s. II a.C. no tiene ya significación pues creo que había pasdo mucho tiempo y la cultura fenicia estaba asentada en ciertas areas. ¿Pero quien obstentaba el poder central de la zona en periodo prerromano, ¿quizas "Asta Regia"?
Al hilo del comentario anterior, en el que F. J. Barragán nombra a “Asta Regia” como posible centro de poder en época prerromana, diré que yo también soy de los que con frecuencia me he preguntado acerca de las razones de este curioso sobrenombre con el que suele ser nombrada la ciudad.
Por eso quisiera aquí citar el caso de “Bulla Regia”, una población cuyas ruinas se encuentran no muy lejos de las de Cartago. Los romanos decidieron llamarla así porque en dicha ciudad había establecido su sede el rey del denominado reino númida de Masinisa, que logró mantener cierta independencia respecto al poder romano hasta mediados del siglo II a.C. aproximadamente.
Quizá sea interesante tener en cuenta este dato a la hora de comprender mejor el epíteto de “Asta Regia”. Un saludo a todos.
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