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Foto: Un grupo de paleontólogos del equipo de Atapuerca ha identificado un cráneo del yacimiento de la Sima de los Huesos con una rara patología craneal llamada craniosinostosis (la fusión prematura de los huesos del cráneo) que produciría retraso mental. El fósil pertenece a un niño o una niña de entre cinco y doce años, según el estudio que se publica en la revista científica 'PNAS', y de él se desprende que los homínidos que vivieron hace 530.000 años en la zona no eliminaban de inmediato a los miembros dependientes. En la imagen, el cráneo encontrado en Atapuerca. EFE.
Atapuerca cuidó de Benjamina
El hallazgo del cráneo de una niña discapacitada indica que fue asistida por el grupo hace 530.000 años. Sufría craneosinostosis y murió a los 10 años.
Tendría unos 10 años, seguramente era niña, murió en lo que ahora es la sierra de Atapuerca (Burgos) hace 530.000 años y era diferente, tanto que su grupo, su familia, le tuvo que haber prestado cuidados especiales. De lo contrario, no habría sobrevivido. Entonces, su cráneo asimétrico y, probablemente, su cara irregular no engañaron a nadie, porque además, cabe pensar que tuvo capacidades psicomotoras deficientes. Hoy los científicos saben que ese individuo, esa homínido preadolescente, tenía craneosinostosis, una enfermedad rara que afecta a menos de seis personas por 200.000 habitantes en la población actual.
Vía: ALICIA RIVERA | El País.com, 31 de marzo de 2009
Las claves de esta historia de enfermedad y solidaridad social están en un cráneo que los científicos de Atapuerca encontraron en el yacimiento de la Sima de los Huesos y que hoy presentan en la revista estadounidense Actas de la Academia Nacional de Ciencias (PNAS).
Casi todas las piezas del cráneo deforme fueron descubiertas en 2001. Al año siguiente encontraron más. "Tenemos más de 30 fragmentos de este cráneo, el número 14 de la colección de la Sima", dice Ana Gracia Téllez (Centro de Evolución y Comportamiento Humanos), líder del estudio. "Al reconstruirlo vimos que era raro, asimétrico", continúa.
La cuestión que se plantearon Ana Gracia, Juan Luis Arsuaga y el resto del equipo fue si un individuo así se valdría por sí mismo en un grupo de cazadores recolectores, si habría sobrevivido varios años sin la ayuda de otros individuos de esta familia. El primer apodo del cráneo 14 en el laboratorio fue Benjamín, "el niño querido", comenta Gracia. "Pero ahora, como creemos que es niña [por la gracilidad de las estructruas óseas], sería Benjamina".
La craneosinostosis es una patología que se caracteriza porque los huesos del cráneo se fusionan prematuramente. "Hoy en día, cuando se presenta en un niño, se le opera normalmente en sus primeros meses de vida para evitar tanto la deformación estética como las posibles alteraciones en el encéfalo", comenta Gracia. "En cuanto a nuestra niña, no sabemos exactamente qué deficiencias psicomotoras tendría, pero hemos descubierto indicios de que podría tener presión intracraneal elevada".
La fusión prematura de los huesos craneales se debe, en algunos casos, a mutaciones cromosómicas. Pero también puede tener un origen traumático o metabólico del feto. En el caso de Benjamina, los científicos se inclinan por el origen traumático. "La madre se dio un golpe, o el feto estaba mal colocado... Descartamos que el problema fuera en el parto", dice Gracia.
Existen en el registro fósil algunos homínidos con alguna carencia que sugiere que serían dependientes de sus congéneres para sobrevivir, pero son indicios controvertidos. Sin embargo, lo de Benjamina parece claro. "El cráneo 14 es el caso documentado más antiguo de craneosinostosis con deformidades neurocraneales, cerebrales y, muy posiblemente, asimetrías en el esqueleto facial", concluyen los científicos de Atapuerca. "A pesar de estas desventajas, el individuo sobrevivió más de cinco años, lo que sugiere que su condición patológica no fue un impedimento para recibir la misma atención que cualquier otro niño del género Homo del Pleistoceno Medio".
En la Sima de los Huesos se han hallado ya miles de fósiles que pertenecieron a 28 individuos, al menos (incluidos 16 cráneos), de diferentes edades y de ambos sexos, de hace 530.000 años, lo que supone un fondo excepcional para hacer comparaciones y estudios.
Foto: Reconstrucción del cráneo asimétrico de Benjamina. Centro Mixto UCM-ISCIII de Evolución y Comportamiento Humanos.
Más humanos
"Hallazgos como éste suponen una evidencia más de la humanidad de estas poblaciones y de su complejidad", explica José María Bermúdez de Castro, codirector de los yacimientos de Atapuerca. "Cuanto más las estudiamos, más comprobamos la humanidad de unos individuos a los que durante mucho tiempo se ha considerado bestiales o inhumanos", añade.
Vía: DANIEL MEDIAVILLA | Público.es, 31 de marzo de 2009
"Si pudiéramos traer a un preneandertal [como los Homo heidelbergensis] a la actualidad y lo educáramos dentro de una familia normal, es posible que no pudiese llegar a ser un buen ingeniero, pero casi con total seguridad sería capaz de desarrollar unas capacidades notables dentro de la sociedad", plantea el paleoantropólogo. "En estas sociedades es posible que, si por ejemplo un macho tenía alguna dificultad para ir a cazar, sobreviviera colaborando en el cuidado de las crías o con la recolección", afirma Bermúdez de Castro. "En realidad, es muy posible que se comportasen de un modo muy similar al nuestro en la actualidad, con esa dualidad humana tan extraordinaria: son capaces de ser compasivos con los demás y al mismo tiempo involucrarse en guerras por el territorio con consecuencias terribles", concluye.
En 2003, el investigador publicó la tasa de desgaste de los incisivos de los homininos enterrados en la Sima de los Huesos. Cada tres años, desaparecía un milímetro de la corona de esos incisivos y hacia los cuarenta años aquellos habitantes del pleistoceno ya no tenían dientes. Masticar se tornaba imposible y sus opciones de supervivencia se reducían drásticamente. Sin embargo, dos años después se publicó el estudio de un individuo desdentado de hace 1,8 millones de años hallado en el yacimiento de Dmanisi (Georgia) que había logrado sobrevivir. Los investigadores interpretaron aquel descubrimiento como una muestra de solidaridad con los débiles. El cráneo del niño burgalés apoya esta misma hipótesis.
Indicios que amplían los 'Homo' solidarios
En 2002, en el yacimiento georgiano de Dmanisi, el hallazgo de un Homo geórgicus desdentado que pudo sobrevivir pese a su deficiencia reavivó el debate sobre la capacidad para ser solidarios de otros seres distintos de los Homo sapiens. Supuestamente, el resto del grupo habría facilitado la alimentación del anciano proporcionándole alimentos que no requerían masticar. Muchos científicos apoyan esta hipótesis, aunque aún no existan pruebas concluyentes de que sea cierta. Posteriormente, han aparecido estudios que niegan la capacidad solidaria a estos homínidos, pero el número de evidencias fósiles de individuos que sobrevivieron pese a tener discapacidades es cada vez mayor y esto podría ser un indicio de que sus congéneres les echaron una mano.
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