Foto: En la sensacional fotografía, de la que desconozco el autor, se ve el campamento militar que controlaba el río Limia, sus riberas y enlaces con la
Vía XVIII del Itinerario de Antonino o
Vía Nova entre
Bracara y Asturica (la actual Braga en Portugal y Astorga en León). Se trata de la tercera
mansio desde Bracara, en la milla 53, después de las de
Salaniana y Aquis Originis. Este campamento fue construido bajo el reinado de
Vespasiano (69-79 d.C.), y abandonado aproximadamente en el año 120 d.C., está ubicado entre PortoQuintela, Os Baños y Mugueimes, se llama
Aquis Querquernis. Aquí permaneció una guarnición mixta de infantería y caballería, que vigiló a los indígenas al tiempo que disfrutaba de las aguas termales de Os Baños (de ahi el nombre de
Aquae Quarqueni). * Del libro "Val do Limia, un río dos paises" de varios autores.
La bajada del nivel del pantano de Bande saca a la luz nuevos restos arqueológicos.
Aquí, en el lugar de
Porto Quintela, herido de muerte desde que en 1949 el agua inundó el valle cargándose aldeas y restos antiquísimos, se suele decir que los romanos eran tipos previsibles, unos individuos bastante cuadriculados que hoy apenas dan sorpresas a quienes los estudian. Pero esta semana, en cuanto los arqueólogos llegaron a esta parte de
Bande, descubrieron algo que no habían sospechado desde que en el 75 el catedrático de la Universidad de Santiago
Antonio Rodríguez Colmenero se instaló en una tienda de campaña y empezó a apartar el limo.
Via:
Silvia R. Pontevedra, Bande | El País.com, 7 de septiembre de 2008
Colmenero, que a sus 70 años sigue peleando por conseguir fondos para costear las excavaciones, destapó aquel primer verano un tramo de muralla sin saber aún que con su pala inauguraba la exploración del
campamento romano más grande de Galicia y "mejor conservado de España gracias al agua". Después de 33 años, la escasez de medios ha permitido sacar a la luz poco más de un cuarto de la superficie total (2,3 hectáreas) del destacamento militar. Pero como las centurias romanas eran prácticas y poco imaginativas, como todos los campamentos del Imperio seguían el mismo patrón y hasta ponían los mismos nombres a sus calles trazadas con tiralíneas, el actual director de las excavaciones,
Santiago Ferrer, sabe por adelantado lo que va a aparecer dentro de la muralla en los próximos 60 o 70 años. Las temporadas que, al ritmo actual, y gracias a las ayudas que manda la Unión Europea (más sensible a las historias de romanos que las demás Administraciones), pueda durar la excavación.
Extramuros, y algo más adentrada en la presa de
As Conchas, también se ha recuperado la
canaba, la casa de servicios en la que se alojaban los civiles que acompañaban a los
480 militares que vivieron en el lugar desde el año 75, mientras en Roma les daba tiempo a gobernar a seis emperadores, de
Vespasiano a Adriano. Ferrer cuenta que
en la cánaba vivían "los taberneros y las prostitutas", y pasados los años, cuando marchó el ejército, algunos de éstos seguramente se quedaron para siempre en Bande.
"Es raro que aún no hayamos encontrado tumbas, pero por aquí tienen que estar".
Este invierno resultó que el agua del embalse de Fenosa, que sumerge periódicamente las excavaciones y vuelve a descubrirlas cuando baja el nivel para que los arqueólogos retomen la tarea un par de meses, adelantó bastante trabajo por su cuenta. El vaivén del fluido elemento lamió por primera vez en todos estos años una parte del pueblo que en los primeros siglos de la era fue creciendo en torno a la mansio, la imponente posada oficial del Imperio que fue construida a la vera de la
Vía Nova que unía Astorga y Braga. El agua ha descubierto a los arqueólogos los cimientos de nuevas casas junto a esta mansión de enormes sillares ya excavada. El pueblo, que
Ptolomeo citaba en el siglo II como una
civitas, era más grande de lo que los historiadores imaginaban. Húmedas y reblandecidas por el reciente descenso de las aguas, se amontonan en la orilla las tejas rotas de las casas romanas.
Foto: Vista del campamento en invierno.
La posada se levantó cuando los soldados del campamento concluyeron la misión por la que se habían instalado allí medio siglo antes: la construcción de la calzada. Los legionarios abandonaron el campamento, la
III Cohorte de la Legion VII Gémina, pero la mansio fue el germen de una nueva población en aquel lugar que era conocido por entonces como
Aquis Querquennis, el lugar de las
aguas termales de los
Querquenos, esa raza indígena que habitaba Ourense desde A Limia hasta O Xurés y O Entrimo y dejó cientos de vestigios en sus castros. Vestigios tales como esculturas de guerreros y un enorme falo de piedra que fue hallado en el río por Colmenero y el grupo Larouco, el colectivo que lucha por salvar estas piedras.
Hasta noviembre, aunque llueva, Ferrer y sus ocho ayudantes recuperarán más muralla, la parte final de los
horrea o graneros, un tramo de la
Vía Decumana y quizás el principio de unos barracones de soldados aún sin explorar. Ahora y todo el año, Colmenero continuará con sus planes para el
único centro de interpretación viaria sobre el Imperio Romano que hay en el mundo. Un poco más allá, donde estaba la casa de baños calientes, los nudistas seguirán sumergidos aunque nieve en unas bañeras musgosas que la leyenda ha convertido en sarcófagos romanos. El agua está a
48 grados. La tierra bufa y sale vapor.
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