En el año 218 antes de Cristo, las naves romanas alcanzaban lo que hoy son las costas catalanas de la actual Empúries. Aquel desembarco tenía como finalidad agrupar en la Península Ibérica un ejército capaz de presentar batalla al imperio cartaginés y disputarle la supremacía del Mediterráneo Occidental.

Pero ese intento de derrotar a Aníbal se convirtió muy pronto en un asentamiento del que los romanos ya no se marcharían. Coloquio entre Isabel Rodà, Catedrática de Arqueología de la Universidad Autónoma de Barcelona y directora del Instituto Catalán de Arqueología Clásica; y Javier Cabrero, profesor de Historia Antigua de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.