Una prospección con endoscopio localiza en la Catedral de Zamora un relieve medieval con la «Transfiguración», entre otros hallazgos


Una prospección endoscópica efectuada en seis lucillos, nichos que están en los muros, de la nave sur y en los laterales del coro de la Catedral tapados desde el siglo XVII, ha permitido descubrir unos restos humanos que podrían pertenecer a Arias Gonzalo, albacea del rey Fernando I de Castilla y, según la tradición, defensor en la ciudad en el Cerco, un grupo escultórico medieval, varias pinturas murales y la momia del obispo de Bernardo de Perigord.

Los hallazgos han tenido lugar mediante la introducción de una pequeña cámara en unos huecos abiertos en los lucillos cegados «por moda en el siglo XVII», una vez que en el 2001 en la capilla de San Juan Evangelista se hallaron de manera fortuita varias esculturas en relieve posiblemente del autor del sepulcro del doctor Grado que ahora se conservan en el Museo Catedralicio.

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Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el junio 11, 2010 a las 1:13am
Interesante noticia de tan interesante hallazgo y que da lugar a otras dos, una en relación con las propias conclusiones que se han adelantado en Zamora, y que ya se cuestionan, dando lugar a la polémica, y otra por su repercusión en Asturias, al afirmarse que las técnicas ensayadas en la catedral castellana podrían servir para localizar en la catedral de Oviedo a los reyes de la Monarquía asturiana.

Paso a continuación a reflejarlas:

Catedral de Zamora

La momia de la discordia

Los historiadores discrepan al atribuir a Arias Gonzalo los restos que se acaban de localizar en la Catedral

Vía: laopinióndezamora.es | Natalia Sánchez | 10 de junio de 2010

Los posibles restos del conde Arias Gonzalo, un personaje fundamental en el Cerco de Zamora, han sido localizados en un nicho mural cerrado de la Catedral en una prospección endoscópica. Sin embargo, los historiadores discrepan sobre la identidad de la momia. Para el director del Archivo Provincial de Zamora, Florián Ferrero, «sin ninguna duda es el noble». El descubrimiento lo acogen con «mucha cautela» el historiador Miguel Ángel Mateos y el Cronista Oficial de la Ciudad, Herminio Ramos, que prefieren que se liberen los arcosolios y se analicen los restos antes que lanzar las campanas al vuelo en la filiación del cuerpo.

En una capilla de la iglesia de San Martín de los Caballeros, situada en la plaza de San Martín, estaban «enterrados Arias y sus hijos hasta un total de doce tumbas», según recogen en el volumen «Zamoranos ilustres» Concha Ventura y Florián Ferrero. Por un pleito (entablado en 1502 por Baltasar Benito contra el tejedor Diego de Alonso por haber quitado las sepulturas de los Arias y poder así enterrar a su familia) se sabe que el nicho del conde zamorano fue profanado como una forma de represión contra la nobleza en tiempos de Enrique IV. «Por el documento del juicio tenemos constancia de que la tumba se destruyó hacia el año 1470», concreta el historiador Florián Ferrero, que recuerda: «Arias debió de morir hacia finales del XI, fue embalsamado y enterrado recubierto con un vestido de seda azul».


El deterioro que sufrió el cuerpo del noble «hizo que sus restos fueran traslados a la Catedral», en concreto al claustro. En el año 1591 esta dependencia sufrió «un voraz incendio que la destruyó», señala el delegado diocesano de Patrimonio, José Ángel Rivera de Las Heras en el libro «La Catedral de Zamora». El propio historiador, en la presentación de los hallazgos en los seis lucillos de la Seo, precisó que los «restos del fuego se situaron en un arcosolio» ubicado en el costado norte del coro del templo mayor de la Diócesis en 1621, como reza en una placa. «Todas las referencias apuntan a la presencia de Arias en este sepulcro», puntualiza Florián Ferrero, que estuvo presente en la prospección y aporta el dato: «la momia va vestida de azul». «Con el endoscopio se aprecian restos de tela color azul y en los documentos se dice que Arias estaba amortajado con un traje azul». El experto sostiene que una nieta del conde «emparentó con la nobleza abulense» y «se dice que las familias de Ávila que se apellidan "Darias" son sus descendientes».

«Los restos localizados son los de las esculturas que había en el viejo atrio de la Catedral que representaban a los personajes del Cerco», señala el historiador Miguel Ángel Mateos, quien recuerda que antes de atribuir un nombre a la momia «hay que efectuar un análisis con Carbono 14». Cree que «quizá los Arias que haya en Zamora puedan proceder del mismo árbol genealógico» que el noble, aunque se muestra «muy escéptico sobre la posibilidad de que el cadáver localizado sea realmente el de Arias Gonzalo».

De la misma opinión es Herminio Ramos. El Cronista Oficial de la Ciudad hace hincapié en que «hasta mitad del XIV la cronología correspondía a Era Hispana y las fechas que posteriormente se fijaron fueron conforme a la Era Cristiana». Ahonda en que «los primeros documentos escritos sobre el Cerco aparecen 500 años más tarde de que se produjera» y «la tradición oral es una tradición histórica, pero con reservas», enfatiza. Además, cuestiona que los restos puedan ser los de los hijos de Arias «ya que murieron en 1072 y la actual Catedral se empezó a construir años más tarde».

La liberación del lucillo que contiene los restos y su análisis, previa autorización de Patrimonio, aclararán la identidad de la momia localizada.

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De Zamora a Oviedo buscando momias

Las técnicas ensayadas en la catedral castellana, que han hecho aflorar restos de personajes históricos, podrían servir para localizar aquí a los reyes de la Monarquía asturiana

Vía: lne.es | J. N. / N. S. | 10 de junio de 2010

Una prospección endoscópica efectuada en seis nichos de la catedral de Zamora ha permitido descubrir unos restos humanos que podrían pertenecer a Arias Gonzalo, albacea del rey Fernando I de Castilla -y, según la tradición, defensor de la ciudad en el Cerco-; asimismo ha aparecido un grupo escultórico medieval, varias pinturas murales y la momia del obispo Bernardo de Perigord. La novedosa técnica podría utilizarse en la Catedral de Oviedo, a juicio del arqueólogo asturiano Vicente José González, para investigar, entre otras cosas, los enterramientos de los reyes y reinas de la Monarquía asturiana. El también arqueólogo asturiano Rogelio Estrada considera que la técnica utilizada en Zamora es muy razonable, si bien cree que las incógnitas de la Catedral de Oviedo están en el subsuelo más que en los muros.

Foto: El historiador y arqueólogo Vicente José González

Los hallazgos en la basílica zamorana se han alcanzado mediante la introducción de una pequeña cámara en unos huecos abiertos en los lucillos cegados «por moda en el siglo XVII», una vez que en el año 2001 en la capilla de San Juan Evangelista se hallaron de manera fortuita varias esculturas en relieve posiblemente del autor del sepulcro del doctor Grado, que ahora se conservan en el museo catedralicio.

En el arcosolio ubicado en el primer tramo del costado norte del coro han localizado los restos recogidos tras el incendio del antiguo claustro en 1591 y recolocados en este punto de la seo en 1620. Se detectó un cuerpo momificado y «a través del endoscopio se observa un pie envuelto en un sudario», ha asegurado el director del museo catedralicio, José Ángel Rivera de las Heras. El historiador aludió a que «la documentación conservada sugiere que el cuerpo corresponde a Arias Gonzalo».

Con todo, el descubrimiento quizá de más alcance desde el punto de vista artístico y patrimonial es el del lucillo del alcaide Lope Rodríguez de Olivares, muerto en 1402, que se encuentra en el muro sur del primer tramo de la nave meridional de la catedral. «En el fondo del nicho localizamos un relieve escultórico que representa la «Transfiguración del Señor»», explicó el responsable diocesano de Patrimonio. En su centro «aparece Cristo, con la barba y el pelo dorados, envuelto en un haz de rayo, bendiciendo con la mano derecha y con una filacteria desplegada en la mano izquierda, rodeado por Pedro y Santiago y, en la parte inferior, San Juan Evangelista».

En la cara interior del arco se aprecian «figuras murales figurativas que corresponden al rey David y al rey Salomón», mientras que «en la parte baja se vislumbran otras escenas que no se han podido concretar», según descripción de Rivera de las Heras. El experto sentenció: «El hallazgo es de primera categoría. No conocemos en sepulcros murales en Castilla y León de la época medieval ninguna representación de la Transfiguración».

Otro arcosolio analizado es el del obispo don Bernardo de Perigord, el primer prelado tras la restitución de la sede episcopal. En él han encontrado, a través del endoscopio y moviendo posteriormente un sillar, en su parte inferior, «los restos mortales momificados cubiertos por un sudario que se suponen que corresponden al obispo Bernardo de Perigord», cuyo pontificado transcurrió entre 1121 y 1149, concretó el experto.

A propósito del hallazgo zamorano, el arqueólogo asturiano Vicente José González García considera que «en la Catedral de Oviedo hay que buscar los restos del monasterio de San Vicente, que está debajo de los actuales servicios higiénicos de la sacristía. Es seguro que está ahí, se han mirado ya algunas cosas y otras se han deducido. Y debajo del piso actual de la capilla del Rey Casto está el Panteón Real original. Cuando se hicieron unas obras según estudios y localizaciones mías apareció la parte de abajo del panteón, donde estaban enterrados los reyes Ramiro I y Ordoño I, independientemente de sus esposas, Urraca y Elvira. En los muros del panteón actual hay sepulturas, claro, pero son del siglo XVIII. Allí se reubicaron los restos de los reyes asturianos. Aurelio de Llano encontró en 1916 el sepulcro doble de Alfonso II y de su esposa, la Bertinalda, hija de Carlomagno. Prometida, no esposa realmente. Y habría que buscar, asimismo, los más de veinte reyes enterrados allí, incluidos los de León, trasladados tras el ataque de Almanzor. La Catedral está llena de pistas y de cosas a buscar. Hay técnicas modernas que permiten encontrar lo que se quiera, por ejemplo el carbono 14, para analizar los restos de los reyes». Por su parte, el también arqueólogo asturiano Rogelio Estrada indica que «la nueva técnica es razonable. Hice algo parecido en Valduno, pero más elemental, sencillamente metí una cámara fotográfica digital y logré fotos del hipocausto, unas imágenes excepcionales. De todos modos, en la Catedral de Oviedo las incógnitas están realmente en el subsuelo, no detrás de los muros».

Foto: El historiador y arqueólogo Rogelio Estrada

En Zamora, ante la importancia de los hallazgos de la prospección, realizada en mayo por la empresa Abado y promovida por el cabildo con los donativos de los visitantes que acceden a la seo, se ha decidido proseguir «con el descubrimiento total de los lucillos», actuación para la que pedirán la autorización a la Comisión territorial de Patrimonio, y, «en las condiciones que estipule, retirar los cegamientos para saber qué es lo que hay de forma total, no de manera parcial».

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