Estela funeraria de Lutatia Lupata (Museo Romano de Mérida). Fuente: Wikimedia.
Cuando el imperio romano se consolida, hasta la metrópoli llegan inmigrantes que enriquecen considerablemente la cultura romana. Fueron relevantes las aportaciones de Siria o Egipto, e incluso las que provenían de la Península Ibérica. Es necesario tener muy en cuenta esta circunstancia, pues la romanización de la Península desde el punto de vista musical debió ir estableciéndose muy paulatinamente, no sólo porque las tradiciones ibéricas no admitían fácilmente la intrusión de las romanas, sino también porque ya en el período tardorromano aún había comunidades humanas que continuaban conservando su lengua y sus costumbres. Es lo que podría ocurrir con el culto a Adonis en Híspalis (actual Sevilla), o con ciertas danzas que se ejecutaban en la Gallaecia, que ya mencionan Estrabón y Silio Itálico, y que todavía en el siglo VI d.C. sobrevivían, hasta el punto de que fueron prohibidas en el II Concilio de Braga, en el año 572; o con aquellos pequeños poemas en lengua romance (heredera directa del latín), llamados Jarchas, que aún se mantenían durante la época árabe.
Una excepcional estela funeraria del siglo II d.C., hallada en 1956 en la necrópolis de San Albín (Mérida), está dedicada a una adolescente llamada Lutatia Lupata, quien aparece representada tocando un instrumento de cuerda con mástil. Este tipo de cordófono es raro en la Iberia prerromana y son escasas también las referencias incluso en época romana. Quienes han analizado tal instrumento lo han catalogado como de la familia de las guitarras (unos lo denominan "laúd", otros, directamente "guitarra") pero, en cualquier caso, se trata de la romana pandura (o pandurium) de la que derivan las bandurrias o las mandolinas (cf. García y Bellido, 1957:242). Un caso que, como digo, se torna especialmente relevante si tenemos en cuenta el hecho de que antes de su hallazgo, en España no había constancia fehaciente de la existencia de cordófonos de este tipo hasta la época árabe (vgr. los laúdes que vienen representados en las Cantigas de Alfonso X "El Sabio"). Y, sea como fuere, parece que las pandurae fueron importadas por los romanos desde oriente próximo.
En el epitafio de la joven Lutatia (la difunta), de dieciséis años, se deja constancia de que fue su Maestra de Música quien le dedicó el monumento. D. Antonio García y Bellido hizo un primer análisis de esta estela en 1957 donde, entre otras cosas que a continuación veremos, concluye que la figura sostiene una pandura romana, posiblemente originaria de Siria o Egipto.
El instrumento posee a primera vista cuatro cuerdas, pero al mirar con detenimiento el clavijero se deduce que debió tener más: concretamente aparecen siete clavijas, lo cual lleva a concluir que poseía tres órdenes de cuerdas dobles y una cuerda simple, presumiblemente la primera. Hasta el descubrimiento de esta pieza, no existían evidencias de un cordófono así, salvo los procedentes de la época renacentista.
Un conocido guitarrero madrileño, M. López Nieto, llegó a decir en una entrevista que la joven Lutatia "tiene el dedo anular derecho iniciando un trémolo, imposible en los instrumentos de cuerdas dobles como los laúdes", lo cual significaría que "la cuerda prima era única, hecho que señala el nacimiento de la guitarra". El dedo pulgar, según López Nieto, golpearía el bordón. El experto aclara además que este instrumento demostraría que fueron los romanos quienes inventaron la guitarra y no los árabes, ya que éstos "empleaban un instrumento copiado del laúd de los persas".
Según indica R. Fraguas, autor de la mencionada entrevista, algunos musicólogos de renombre darían por "válida" la hipótesis de López Nieto (Tomás Marco, por ejemplo). Se llegó a sugerir que podría haberse dado la circunstancia –y no sería la primera vez– de que la estela de Lutatia fuese un monumento restaurado en época posterior, por lo que, si fuese ese el caso, no tendría sentido hablar de aquélla en estos términos. Pero no, no es el caso. La escultura de Lutatia Lupata es totalmente original: fue descubierta boca abajo, lo cual hizo que permaneciese en perfecto estado de conservación hasta el momento de su hallazgo (García y Bellido, 1957:242).
Con palabras dignas de un poeta, García y Bellido (1957:243) realiza magistralmente el siguiente comentario:
La niña lo toca a la manera con que hoy se tañe una guitarra o bandurria e inclina la cabeza ligeramente, como escuchando abstraída los suaves matices melódicos que sus dedos van arrancando a las cuerdas. Su mirar vago y soñador parece seguir tras las ondas armónicas que se pierden en el vacío. Una tenue sonrisa nos dice el encanto en que se halla sumido el delicado, el sensible espíritu de Lutatia. Aunque el escultor no es excepcional, ha sabido desasirse aquí de la rutina de su labor para llegar a crear una verdadera obra de arte; a expresar en mármol algo muy cercano a lo que con pinceles llegaron a recoger y fijar siglos después un Botticelli o un Leonardo. La misma suave manera de esculpir, la misma buscada y consciente ligereza en la labra, que ha evitado toda incisión hiriente entregándose de lleno al juego vaporoso de claros y oscuros, acompañan a maravilla y subrayan la dulce expresión de Lutatia. Si a todo ello se añade que la obra ha llegado a nosotros intacta, sin un solo rasguño, se comprenderá que me atreva a tenerla como una de las piezas antológicas de la escultura romana de España.
Es ciertamente uno de los mejores documentos arqueológicos con los que podemos contar procedentes de la España antigua.
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Nota: Desde aquí expreso mi más sincero agradecimiento a la Doctora Dª Alicia Mª Canto, quien amablemente me ha facilitado la valiosa información que he reflejado en este post.
Bibliografía:
FRAGUAS, R.: "El guitarrero que viaja hasta los romanos", en El País, 26 de junio de 2008.
GARCÍA Y BELLIDO, Antonio: "Viaje arqueológico por Extremadura y Andalucía". Archivo Español de Arqueología, 30 (pp. 233-244), 1957. [Versión digital por cortesía del editor (Madrid: Servicio de Publicaciones del CSIC) y de los herederos del autor, con la paginación original.]
ROMÁN RAMÍREZ, ÁNGEL: La Música en la España Antigua: De Tartessos a Hispania © 2011.
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