Troya. Una historia de héroes en una época remota. El ciclo troyano

La mayoría de las personas que han leído la Ilíada y la Odisea, dos obras verdaderamente extensas, conocen Troya y lo ocurrido allí a través de los ojos de Homero. Pero para conocer el relato completo de Troya y su guerra, no basta solo con la Ilíada y la Odisea, simplemente porque en ellas no se cuenta toda la historia de Troya y su guerra. Por ejemplo, el famoso episodio del caballo de Troya no aparece contenido en los escritos de Homero como un profano podría pensar. La original historia del caballo de madera únicamente aparece recogido en la Odisea una sola vez, en el Libro IV, cuando Menelao narra sus peripecias durante sus viajes.


Entonces ¿dónde debemos acudir para conocer la historia en su conjunto? La respuesta a esta pregunta la encontramos en el conocido como Ciclo Troyano. El Ciclo Troyano no es más que una serie de doce poemas épicos escritos, casi con toda seguridad, entre loa siglos VIII-VI a.C. Tanto la Ilíada como la Odisea forman parte de este ciclo, destacando por ser las dos únicas obras completas de las doce, el resto se encuentran perdidas, conservándose tan solo partes fragmentadas realizadas por poetas antiguos distintos de Homero. En un momento dado, todos estos fragmentos o resúmenes fueron recogidos y recopilados por un personaje que se autodenominó Proclo. Este compendio, reunido por él, recibe el nombre de Crestomatía o Chrestomatheia Grammatiki. En cuanto a la identidad de Proclo, no existe un común acuerdo entre los estudiosos y expertos. Hay quien lo identifica con Eutiquio Proclo, tutor del emperador romano y máxima expresión del estoicismo, Marco Aurelio. Si fuera así nos estaríamos refiriendo a alguien importante que vivió en el siglo II d. C.. Pero también hay quien piensa que pueda tratarse de el filosofo neoplatónico llamado Proclo, que vivió en el siglo V d. C.

Lo verdaderamente importante de la recopilación que nos ofrece Proclo en su obra es que completa la historia ofrecida por Homero en la Ilíada y la Odisea, en ocasiones parca en detalles, ampliándola. Cuando juntamos la obra de Homero y el resto de escritos del Ciclo Troyano, pasamos a tener una importante y completa información sobre los orígenes del conflicto, los primeros compases de la guerra con los fallidos intentos de la coalición micénica de tomar la ciudad de Troya, y cómo no, el episodio completo del caballo de Troya, que de otra forma no conoceríamos.


La Cipria

La Cipria, también conocido como los Cantos Ciprios, tienen el honor de abrir el Ciclo Troyano. Fue escrita por Ciprias de Alicarnaso, por lo que el título hace referencia a su nombre, aunque hay quien señala que el título pueda hacer alusión a un autor de origen chipriota. Tampoco hay acuerdo en la fecha de su composición. Para algunos la obra habría sido compuesta en la primera mitad del siglo VII a.C.; otros en cambio la sitúan a finales del siglo VIII a.C.; y no falta quien lo estima a finales del siglo VI a.C.; de esta obra, que en su origen constaba de once libros o capítulos compuestos por hexamétros dactílicos, solo se conserva un extenso resumen, pero fundamental, puesto que describe cual fue la raíz del conflicto, es decir, desvela el pretexto por el que los griegos se volvieron contra Troya. También relata cómo fueron los nueve primeros años de un largo contencioso que duró nada más y nada menos que una década.


Al comienzo de la Cipria el autor nos deja claro la influencia divina que va presidir todo el conflicto, señalando al propio Zeus como el conspirador de este episodio bélico. Es así como enseguida nos percatamos del trágico destino que le esperaba a la ciudad de Troya. El origen del conflicto se encuentra en la afrenta que llevó a cabo el príncipe troyano Paris, hacia Menelao, rey de Esparta. Paris (al que la Ilíada se refiere como Alejandro), era uno de los hijos de Príamo, rey de Troya, y de su esposa Hécuba. Estando esperando el nacimiento de Paris, Hécuba tuvo un sueño premonitorio. En esa visión inquietante y desesperanzadora, la reina soñó cómo portaba en su vientre una brasa ardiente que haría arder toda la ciudad de Troya, incluidos edificios y palacio, trayendo consigo la desgracia de sus gentes. Francamente airada, Hécuba se dirigió a consultar al oráculo, y la respuesta, lejos de reconfortarla, le desesperó aún más, puesto que el oráculo le confirmó que su próximo hijo causaría, nada más y nada menos, que la destrucción de su patria.

                                París y Hacabe - Vincent Camuccini (1771-1844) 


Tras llegar lo sucedido a los oídos de Príamo, este ordenó a un oficial de su mayor confianza, de nombre Arquelao, que sin perder tiempo se deshiciera del neonato. Arquelao, aunque decidido a obedecer a su rey en un principio, no pudo soportar las desesperadas suplicas de Hécuba, siendo incapaz de cumplir la orden. Con el mayor de los sigilos entregó al recién nacido a un grupo de pastores que halló en el monte Ida, quienes se ocuparon de la crianza del pequeño y de su educación, siempre con el debido cuidado de ocultar su identidad y procedencia.


Pero tanta discreción no iba a durar mucho. El joven Paris fue creciendo lejos de la corte, en un ambiente humilde pero seguro. Paris pronto se reveló como el más bello, valiente y aguerrido de los pastores frigios, hasta el punto de que su fama trascendió hasta el propio palacio, tras su éxito logrado en los Juegos Troyanos, en los que se impuso con facilidad a sus rivales. Este hecho fue lo que hizo que Príamo le identificara como su hijo y le llamó a su lado. Fue tal la fama que alcanzó, que hasta los dioses se percataron de su presencia y lo tuvieron en la mas alta estima, siendo esto lo que le complicó su vida y la de su pueblo. Dicha estima le llevó, sin quererlo, a involucrarse en los asuntos divinos.


De acontecimiento extraordinario se podía calificar la boda celebrada entre la ninfa marina Tetis, y Peleo, príncipe de la isla de Egina. A tan magnifico evento fueron invitados todos los dioses, salvo la diosa de la discordia, Eris, excluida por todos ante el temor de que estropeara la ceremonia causando desacuerdos y desavenencias entre los muchos y prestigiosos invitados. Pero Eris no se tomó nada bien la exclusión de la que había sido objeto, y se presentó de improviso con el propósito de vengarse de tal agravio. Su venganza tomó forma de manzana de oro, y desairada, la arrojó sobre la mesa. En la dorada fruta se podía leer a modo de desafío, “a la mas hermosa”. Las diosas que se creían más bellas, Juno, Venus, y Minerva, comenzaron a rivalizar entre ellas para ver cuál era la más hermosa y por tanto la propietaria de la manzana, sin ponerse de acuerdo como era de esperar.


Con el propósito de dilucidar el asunto, Zeus ordenó al mensajero de los dioses, Hermes, que condujera a las tres diosas al monte Ida y convocó a Paris, para que actuando como juez, decidiera cual era la mas bella de las tres. En el momento en que el joven Paris debía decidir a cual de las tres diosas le correspondía el honor de ser la mas bella, aun se hallaba alejado de la corte, desconociendo el origen de su linaje. Paris fue agasajado con todo tipo de ofrecimientos por parte de cada una de las diosas, con el fin de que inclinara la balanza a su favor. Juno no dudó en ofrecerle toda aquella clase de riquezas que Paris pudiera ambicionar. Minerva, por su parte, le ofreció en convertirle en el mas invencible y glorioso guerrero. Mientras que Venus acabó por prometerle que le conseguiría la mujer mas bella del mundo. Tras pensarlo mucho, Paris acabó por decantarse en favor de Venus y esperó paciente su premio, convencido de la honradez de la diosa. Las diosas perdedoras se sintieron humilladas y se concertaron para causar todo el mal posible a Paris, su estirpe y su pueblo.


Venus, como diosa de palabra que era, al menos en esto, se dispuso a entregar al joven rey su premio, eligiendo para Paris a Helena, una bella princesa espartana hija de Tíndaro. Helena estaba casada con el rey de Esparta Menelao con el que vivía feliz y ajenos a lo que iba a ocurrir. Pero la firme determinación del príncipe troyano por conseguir a Helena, hizo que este se presentara en la corte espartana con un importante séquito real, desplegando todo su encanto, siendo recibido con honores de jefe de estado y con un respetuoso afecto. Los espartanos se desviven con su invitado ofreciéndole todo tipo de presentes y recibiendo un trato esquisto, donde sus deseos se convirtieron en ordenes, especialmente para los veinte esclavos encargados de servirle. Pero Paris no se aleja de su propósito ni por un momento, y a pesar de de la presencia de Menelao comienza a cautivar a Helena, fascinándola con sus modales y sus gestos, hechizándola con sus palabras y logrando cautivarla de tal forma, que aprovechando una ausencia del país de su esposo Menelao, Helena sucumbe a los encantos de Paris y decide renunciar a su patria y huir con él a Troya.

                                                Estatua el rapto de Helena


Como era de esperar, el regreso de Menelao de Creta se torna en furia y rabia cuando se entera de tan fatal suceso, y apoyado por los reyes vecinos deciden conjurarse con el único fin de vengar la humillación y traición de Paris, y con ello la ruin ofensa de la que Menelao había sido objeto. Para lograrlo consiguen reunir en Beocia, en el puerto de Aulis una poderosa flota con destino a Troya. Tal maquinaria de guerra estaría dirigida a arrasar y saquear la ciudad de Troya y traer de vuelta a su patria a Helena. Al frente de tan poderoso ejercito figuraba Agamenón, rey de Argos y Micenas y por si fuera poco hermano de Menelao.


La empresa iba a resultar difícil, puesto que en principio la mala fortuna quiso que la expedición naval se equivocara en su rumbo y acabaran confundiendo Troya con Teutrania, situada al sur de Troya. Este enclave anatolio fue arrasado y saqueado por el poderoso ejercito griego. Tras continuar su singladura hacia Troya se vieron sorprendido por una tempestad que causó daños en la flota e hizo que tuvieran que reagrupar las naves, no sin dificultad, en Áulide. Investigadores alemanes han sugerido que los invasores podían haber permanecido aquí los nueve años que Homero no describe en la Ilíada, aunque no deja de ser una teoría. Los avatares que impedían la partida definitiva hacia la verdadera Troya no dejaban de sucederse, y terminaron por colmar la paciencia de Agamenón. Para poner fin a tanto infortunio, y así conseguir el favor de los dioses para partir con éxito, se vio obligado a llevar a cabo el sacrificio de su hija Ifigenia. Con ello logró aplacar la furia de la diosa Artemis, que sin razón alguna le había mandado vientos y una tempestad que impedía la marcha de la impaciente flota. Sin embargo en el ultimo instante Artemis arrebató a Ifigenia de los brazos de su desesperado padre, concediéndole la inmortalidad. En lugar de ella, la diosa colocó en el altar a un ciervo.

                                                      El sacrificio de Ifigenia

Finalmente los vientos se tornaron favorables y la poderosa flota se hizo a la mar arribando por fin a Troya. Antes de proceder a atacar la ciudad, la expedición griega envió a un emisario que exige les sea devuelta Helena junto con el tesoro, pero los Troyanos se niegan. De inmediato se ataca la fortificada ciudad anatolia que consigue rechazar el ataque. El resumen de la Cipria deja abierto el camino al desarrollo del primer libro de la Iliada.


La Ilíada


La Ilíada de Homero temporalmente abarca solo cincuenta y cinco días de una guerra que duró diez años, y es la segunda obra en el orden argumental del Ciclo Troyano, comenzando en su Libro I con las desavenencias entre Agamenón y Aquiles a causa del botín. La disputa entre ambos se centraba sobre la conveniencia o no, de que la cautiva Troyana Criselda, botín de Agamenon e hija de un sacerdote de Apolo, fuera devuelta a este. Y así se hace, pero no contento Agamenón con ello, mandó a dos de sus oficiales a que se apoderasen de Briseida, que pertenecía a Aquiles como botín. Briseida era hija de Briseo, y enseguida había cautivado al joven Aquiles, no solo por sus modales, si no también por su belleza y juventud. El buen trato y las atenciones que Aquiles tuvo con ella, hizo que Briseda pronto le correspondiera. La negativa de Agamenón a devolvérsela y disculparse por tal afrenta hizo que Aquiles se retirara momentáneamente del conflicto, y se clausurara en su tienda, olvidándose del campo de batalla durante un tiempo.


Desde la retirada de Aquiles las cosas no fueron nada bien para la coalición griega y Agamenón finalmente, por el bien de todos, se vio obligado a ceder en su soberbia actitud. El rey micénico ordenó que se le entregara la joven a Aquiles acompañándola de numerosos presentes, pero ya era demasiado tarde y Aquiles se negó a aceptar a Briseida. Nadie fue capaz de conseguir que Aquiles cambiara de opinión y se sumara al combate, ni siquiera los ruegos de su viejo preceptor Fénix. Pero iba a ocurrir un terrible acontecimiento que haría salir de su encierro a Aquiles, y ello fue la muerte de su gran amigo Patroclo, que confundido con Aquiles por el enemigo al portar su armadura y casco, cayó muerto a manos de Hector.

                                  Aquiles sujetando el cuerpo de Patroclo


Pero entre el encierro de Aquiles (Libro I) y la muerte de Patroclo (Libro XVI) transcurre un espacio temporal irregularmente distribuido en los diferentes libros. Así en el Libro II se nos ofrece con todo lujo de detalles una descripción de las tropas griegas, destacando el catalogo de naves. El Libro III describe básicamente una encarnizada batalla entre Paris y Menelao, como un intento infructuoso de poner fin a la guerra sin mas lucha, otorgando la victoria final al que se alce vencedor de ella. Cuando parece que Paris está totalmente vencido, y que va a perecer a manos de Menelao, que lo arrastra por el campo de batalla por la correa del casco sin piedad, Afrodita interviene haciendo que la firme correa se rompa librándole de una muerte anunciada. Esta intervención divina asegura la continuación del conflicto.


La historia que tratan los Libros IV a VII, se centra en los discursos divinos que tienen lugar en el monte Olimpo y su aplicación practica sobre el campo de batalla, con escenas de lucha encarnizada. Lo mas destacado de los Libros VIII al X es el enfrentamiento entre el hermano de Paris, Héctor, y el “gigante” Ajax, que Homero destaca sobre los demás combates, describiéndolo con todo detalle. En los Libros del XI al XVIII, se suceden importantes avatares, como los acontecimientos que acaban con la muerte de Patroclo, y el combate que tiene lugar entorno al cadáver de este.


En los libros XIX a XXII, destaca el final del encierro de Aquiles y su vuelta a la lucha en busca de vengar la muerte de su amigo Patroclo, el intento de injerencia divina, los dioses pretenden influir en el sentido final de la guerra, y la muerte de Héctor a manos de Aquiles, que tras haberlo vencido arrastra su cadáver inerte por el campo de batalla hasta terminar en el campamento griego. Tras derrotar a Héctor, Aquiles lleno de ira dio la orden de que el cuerpo del vencido fuera despojado de todos los honores y abandonado al apetito de los buitres. En los dos últimos Libros de la Iliada, el XXIII y XXIV, se narran los acontecimientos ocurridos durante los siguientes veintidós días, en los que tiene lugar los funerales por la muerte de Patroclo, los juegos celebrados en su honor, así como el dolor y la furia que el joven Aquiles experimenta ante la pérdida definitiva de su buen amigo Patroclo.

                                        Funerales por la muerte de Patroclo


La Ilíada llega a su fin cuando Aquiles es convencido por los llantos del rey Priamo, que arrojado a sus pies, suplicaba le fuera devuelto el cadáver de su hijo. Aquiles cede, no sin recelo, para que devuelva el cadáver de Héctor a su padre, y pueda ser incinerado, firmándose un armisticio de veinte días.

La Etiópida

Constituye la continuación argumental de la Ilíada. Al parecer la Etiópida es obra de Arctino de Mileto, y posiblemente la escribiera en el siglo VIII a. c, coincidiendo en el tiempo con Homero. Su extensión nada tiene que ver con la Ilíada, ya que cuenta con solo cinco Libros. En ellos nos relata la muerte de varios enemigos a manos de Aquiles, como Pentesilea, o el príncipe etíope Memnom, que habían acudido en ayuda de los Troyanos. Pero quizá lo mas destacado de esta pieza del Ciclo Troyano sea la mención a la muerte del héroe Aquiles. Aunque la Etiópida no detalla como fue su muerte, basándonos en relatos posteriores sabemos que Aquiles murió un año antes de la destrucción de la ciudad de Troya. Aquiles se había enamorado de Polyxena, hija de Priamo, y a este se la pidió en matrimonio. El día en que la pareja contraía matrimonio, al acercarse al altar, Aquiles recibió el impacto de una flecha en su talón disparada por Paris. La punta de la flecha le alcanzó en su único punto vulnerable, ese talón por el que siendo niño su madre Tetis le sujeto para sumergirle en la laguna Estigia con el fin de hacerle invulnerable.

                                                      Muerte de Aquiles

Ante el cuerpo de Aquiles, los griegos y los troyanos libraron un sangriento combate consiguiendo finalmente hacerse con el cuerpo del héroe griego que lo conducen prestos hasta sus barcos. Aquiles es incinerado con todos los honores, y organizan unos juegos en su honor. Entre las lamentaciones de sus camaradas, se entabla una disputa entre Ajax y Odiseo por la armadura de Aquiles, finalizando así la Etiópida.

La Pequeña Ilíada

La Pequeña Ilíada al parecer fue escrita por Lesques de Mitilene, y consta de cuatro Libros compuestos en el siglo VII a.C. El hilo argumental de la acción continua con la escena con la que finalizaba la Etiópida, la pugna entre Odiseo y Ajax, por la armadura de Aquiles.


Ajax era hijo de Telamón, y destacaba por su valentía entre los griegos, asemejándose a Aquiles, el mas valiente entre todos los griegos. El arrojo y la valentía de Ajax le llevó a participar en el sitio de Troya aportando doce navíos de guerra. Cuando tiene lugar la muerte de Aquiles, tanto Ajax como Odiseo ansiaban tener en su poder las armas con las que Aquiles se había destacado en el combate.
Para dilucidar a cual de los dos debía corresponderle tal honor, ambos fueron convocados ante una asamblea de capitanes, los cuales tenían que decidir a quien debía corresponder tales armas tras escuchar sus argumentos. De nada sirvió la argumentación de Ajax, enumerando sus numerosas hazañas y las de su familia, que perdieron peso ante la elocuencia de Odiseo, describiendo los numerosos servicios prestado a Grecia. Ajax creyendo en lo injusto de la decisión acabó seriamente perturbado, e intentó dar muerte durante la noche a Odiseo, Menelao y Agamenón. Quiso la fortuna que los confundiera con carneros, degollando a estos en su lugar, dado el estado de delirio en el que se hallaba inmerso. Ajax, una vez vuelto a la realidad, no pudo soportar las burlas de sus compañeros y termina poniendo fin a su vida con la espada que el propio Héctor le había entregado como presente. La muerte de Ajax ocurrió antes de que la ciudad de Troya fuera vencida y arrasada.


A la muerte de Ajax le suceden un sin fin de luchas y combates, destacando el que pone fin a la vida del propio Paris a manos de Filóctetes. Es tras este importante episodio cuando se cuenta como Epeo, hasta ese momento sin ningún tipo de protagonismo en la historia, surge del total anonimato construyendo el famoso caballo de madera, según le fue indicando la diosa Atenea. De nuevo interviene la mano de los dioses tratando de influir en el resultado final del conflicto.

                                                        Caballo de Troya


Por fin aparece por primera vez el episodio del caballo de madera en el Ciclo Troyano y nos lo presenta como una idea de Epeo al que ayuda las instrucciones facilitadas por la diosa de la Guerra. La Odisea viene a confirmar posteriormente este hecho (VIII, 492-494 y XI, 523- 535):

“.. Ahora ven, cambia de tema, y canta la construcción del caballo de madera que Epeo fabricó con ayuda de Atenea, el caballo que una vez Odiseo introdujo en la ciudadela como ardid engañoso..”


Pero no faltan autores posteriores que atribuyen la fantástica idea al propio Odiseo, mientras que concede a Epeo solamente el merito de la construcción. Así se refiere a ello Quinto de Esmirna en la Postohomerica (XII, 23-29);

“..El único con una idea ingeniosa (la construcción del caballo) fue el hijo de Laertes, Odiseo,..”

La Pequeña Iliada cuenta la argucia ideada por el ejercito invasor para tomar la ciudad de Troya. Tras quemar sus cabañas y desmontar el campamento, los griegos montaron en sus naves simulando que abandonaban el sitio y volvían a sus bases, no sin antes haber dejado abandonado un imponente caballo de madera con los mejores guerreros griegos en su interior. Pero lejos de abandonar su presa los navíos griegos pusieron rumbo a Ténedos, una isla situada frente a la costa en la que aguardaba el caballo que allí permanecía como si de un presente se tratara. Los habitantes de la ciudad, perplejos a la vez que esperanzados por la marcha de los helenos, deliberaban que hacer con el caballo, a la vez que trataban de entender cual era su propósito. Finalmente los confiados troyanos deciden introducir el caballo de madera en el interior de las murallas, destruyendo parte de estas para que pudiera entrar. Una vez dentro comenzaron las celebraciones por su victoria sobre los poderosos griegos, terminando la argumentación de la Pequeña Iliada.

La Iliupersis o Saqueo de Troya

Es muy breve, ya que solo cuenta los acontecimientos en dos Libros o Capítulos, que destacan por su energía descriptiva y la desbordante acción. La Ilupersis se debe a Arctino de Mileto, autor también de la Etiópida. Argumentalmente se trata de la continuación de la Pequeña Ilíada, y sitúa la acción en el momento en que los troyanos se encuentran ante el caballo de madera y sospechan de las intenciones de sus enemigos al dejarlo abandonado. Tras una serie de deliberaciones sobre que utilidad darle, ya que se encontraba dentro del recinto amurallado, deciden dedicárselo a la diosa Atenea, comenzando las celebraciones en honor a la diosa, mientras que los pacientes griegos, que se encontraban en su interior, esperaban el momento propicio para actuar. Entre tanto el poderoso ejercito heleno había puesto rumbo a Troya desde Ténedos al abrigo de la noche, donde hasta ese momento habían permanecido pacientemente. Llegado el momento ocurrió lo esperado para los planes griegos, los guerreros ocultos en el interior del caballo descendieron sigilosamente sorprendiendo a los confiados troyanos que se habían abandonado a la fiesta y la celebración. No les resultó difícil caer sobre los ciudadanos de troya aniquilandoles y tomando la ciudad.


El sentimiento de venganza entre los griegos, dejó paso al desenfreno y al vandalismo, acabando con la vida del rey Priamo ante el altar de Zeus, y acabando con la vida del pequeño Astianacte, el hijo de Héctor, que fue arrojado sin piedad desde lo mas alto de las murallas de Troya. El resultado fue un expendido botín y la recuperación de Helena, que conducida por Menelao a las naves griegas, dispusieron la marcha a Grecia dejando una ciudad, Troya, totalmente arrasada y saqueada.

Los Nostoi o los Regresos

No sabemos con certeza quien fue su autor, pero si hacemos caso a lo que afirma Proclo, la obra corresponde a Agias de Trezén, allá por los siglos VII o VI a. c. La historia de los Nostoi, gira en torno a la vuelta al hogar de varios héroes griegos tras el fin de la guerra. Hubo algunos de estos que, sin mas problemas, regresaron sanos y salvos a su tierra, como Nestor, pero otros en cambio tuvieron que vérselas y desearselas para llegar de una pieza. Sin ir mas lejos, el propio Menelao fue victima de una tempestad que le impidió regresar a su patria, acabando en Egipto con tan solo cinco navíos. La Nostoi no menciona el tiempo que Menelao estuvo perdido por el Mediterráneo oriental, y por tanto cuanto tiempo tardó en llegar a su hogar. No obstante, posteriormente, Homero en su obra la Odisea (III, 299-304), señala que este peregrinaje duró la friolera de ocho años. Durante este largo periodo de tiempo Menelao arribó a los mas variados puertos del Mediterráneo Oriental, como Chipre o Fenicia, además de Egipto.


Tampoco resultó fácil la vuelta al hogar de Agamenón, al que le esperaba allí un trágico final. Al poco de partir Agamenon hacia Troya, su esposa Clitemnestra, hija de Tindaro y Leda, es seducida por Egisto, que no tardó en ser correspondido por la esposa de Agamenón. La relación entre ellos se normalizó tanto, hasta el punto de convivir los amantes públicamente. No tardó en llegar los acontecimientos a los oídos de Agamenón, que lejos de la corte, se afanaba en tomar exitosamente la ciudad de Troya. Agamenón juró que los culpables de tal traición serian castigados a su vuelta. Pero sus planes de venganza se truncaron ya que junto a sus hombres encontró la muerte nada mas regresar a su patria a manos de Clitemnestra y su amante.

                                                        Muerte de Agamenon

La Odisea

La Odisea, compuesta por veinticuatro Libros o Capítulos, tiene el honor de ser junto a la Iliada la otra obra completa del Ciclo Troyano, escrita igualmente por Homero. Su argumento continua a los Nostoi, centrándose en las peripecias sufridas por Ulises u Odiseo (de ahí su nombre) en un ajetreado retorno a su hogar. Odiseo estuvo perdido diez años, y en ese tiempo pasó por toda una serie de penalidades. Mientras tanto, en su ausencia, numerosos pretendientes de diferente condición, no contentos con saquear sus tierras, hacen cola ante el palacio de Odiseo para cortejar a su esposa, Penélope. A pesar de ello, Penélope se mantenía fiel a Odiseo. El hijo de Odiseo, el príncipe Telémaco, está empeñado en oponerse a los usurpadores, pero su juventud e inexperiencia para luchar contra ellos se lo impide.

 
Aun siendo importante dentro del Ciclo Troyano, podemos decir que la Odisea aporta muy poco a la Guerra de Troya, aunque si resultan útiles las narraciones sobre el conflicto bélico, hechas en forma de recuerdos o experiencias pasadas, ofreciendo importantes detalles que sirven para aclarar o afianzar determinados episodios o acontecimientos. Telémaco, estaba recién nacido cuando su padre partió hacia Troya, ello hizo que el pequeño creciera a la sombra de su madre Penélope. Fue a la edad de quince años cuando el muchacho deseoso por conocer a su padre, abandonara su hogar y se lanzara a explorar los mares, sin lograr encontrarlo, por lo que volvió a Ática encontrándose con Odiseo que regresaba a su hogar tras el sitio de Troya. Al conocer Odiseo los pretendientes de su esposa, logró acabar con ellos con la ayuda de Telémaco, retomando su trono al lado de Penélope.

La Telegonía

Constituye el ultimo libro del Ciclo Troyano, destacando por su brevedad, ya que solo lo compone dos capítulos. Su autor fue Eugamón de Cirene, o al menos eso es lo que nos deja dicho Proclo. Fue escrita al parecer en el siglo VI a. c, y no es mas que un añadido o continuación a la Odisea de Homero a modo de epílogo. La historia arranca en el momento en que ya Odiseo había ejecutado a los pretendientes de Penélope, en el instante mismo de los actos fúnebres por la muerte de estos.
Durante su singladura por el Mediterráneo tras la Guerra de Troya, Odiseo vagó perdido por las aguas de este extenso y peligroso mar. Tras naufragar, Odiseo y los hombres que le acompañaban, acabaron en un lugar del mar de Etruria, en un promontorio en el que residía Circe, princesa de la Cólquide, una maga amargada y cruel. Entre sus crueles aficiones se dedicaba a atraer hacia sus dominios a los inconscientes marineros que se aventuraban en aquellas aguas, haciéndolos naufragar con sus maléficos hechizos. Tras ser conducidos a su magnifico palacio, el siguiente paso consistía en engatusarlos, terminando sus victimas cautivados por los encantos de la maléfica hechicera. Tras robarles su energía vital y anular su voluntad, Circe se apoderaba de sus tesoros y les transformaba en algún tipo de bestias. Y así hizo con todos los acompañantes de Odiseo, a los que usando su poderosa magia, transformó en cerdos.

                             ULISES Y CIRCE. JAN BIJLER

Tras valerse de una planta que le facilitó Mercurio, el ajo dorado, Odiseo fue capaz de ser inmune a los hechizos de Circe, obligándola con su espada a devolver a sus compañeros a su estado original. La valentía, el arrojo y la astucia mostrada por Odiseo, llevó a la cruel princesa a enamorarse de el. Circe no tardó en ser correspondida por el héroe griego y logró que este permaneciera fiel a su lado durante un año, tiempo suficiente para engendrar a Telégono, que sería quien pondría fin a su vida.


Tras el Ciclo Troyano, vinieron otros muchos autores, griegos y romanos que continuaron escribiendo la historia, pero centrándose ya en acontecimientos posteriores a la guerra. Los escritos de Ovidio, Tito Livio o Virgilio, cuentan con la misma credibilidad que los escritos del Ciclo Troyano, a pesar de ser mas recientes. No debemos olvidar que las primeras obras quedaron plasmadas por escrito en torno al siglo VIII a. c, cuando ya había transcurrido cinco siglos de la famosa guerra que enfrento a griegos y troyanos.

FRANCISCO JAVIER JIMENEZ MARTINEZ

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