Las columnas de Hércules y el simbolismo de los confines del mundo

Monumento a las Columnas de Hércules en Ceuta. Obra del artista ceutí Ginés Serrán Pagán

La expansión fenicia por el Mediterráneo y la llegada de los fenicios orientales a la zona del estrecho ha contado, desde un primer momento del proyecto colonizador fenicio, con una importante carga mitológica. Son muy prolíficas las referencias mitológicas que guardan relación con los confines del mundo y el viaje de Melkart.

Según autores como Estrabón, o Pomponio Mela, la expansión fenicia por el Mediterráneo se inició con la conquista simbólica de los confines del mundo, que se manifiesta en las Columnas de Melkart. Partiendo de la propia mitología fenicia, Melkart fue el creador del Estrecho de Gibraltar, al separar con su extraordinaria fuerza dos montañas que en su origen estaban unidas. Esta heroica hazaña fue asimilada por los griegos, que en su mitología se la atribuyeron a Herakles. A pesar de ello, no todos los autores clásicos daban credibilidad mitológica a la referida proeza, como Estrabón, que, a principios de nuestra era, afirmaba que el origen del estrecho no era otro que un antiguo lago, que, gracias al agua de la lluvia, llegó a crecer tanto, que sus aguas acabaron por nivelarse con las del propio Océano Atlántico.

No obstante la comprensión de este mito hay que buscarlo en su aspecto histórico ya que la llegada de un Dios, ya sea del panteón fenicio o griego, al sur de la península ibérica aparece atestiguado por numerosos autores clásicos, como Diodoro de Siculo, Pomponio Mela o Asklepiades, por citar algunos, además del propio Estrabón. Por ello no resulta difícil imaginar al propio Herakles o Melkart, separando los peñones de Abyla y Calpe, como relata a continuación Pomponio Mela:

“… Hércules mismo separo estas colinas que antes unían una cadena montañosa continua, así el océano hasta entonces parado por la masa de montañas pudo penetrar hasta las orillas que ahora baña...”

Grabado de como sería el Herakleion gaditano

Pero siguiendo la senda de la mitología, sería muy probable que el propio Herakles no arribara solo a las costas del estrecho, sino mas bien encabezando una expedición colonizadora. Según Salustio fueron los persas los acompañantes de Herakles, coincidiendo en sus afirmaciones con Estrabón y Pomponio Mela.

Lejos del ámbito mitológico, podemos afirmar que era práctica común entre los colonos fenicios el
levantamiento de hitos terminales que sirvieran, para atestiguar a través del tiempo, el haber llegado a un lugar determinado. Por ello las famosas Columnas de Herakles no serían más que los hitos terminales de una expedición que simbolizaría la llegada de Herakles a Occidente. Cosa distinta sería atrevernos a afirmar con rotundidad qué elementos, posiblemente arquitectónicos, se atrevió a erigir el heroico dios.

Si nos guiamos por las afirmaciones de Estrabón, es posible que se tratara de columnas, torres o altares, aunque no contamos con elementos de juicio suficientes para decantarnos por uno de estos
elementos en concreto. Acudamos entonces a Avieno y su Ora Marítima, donde afirma;

"Yacen dos islas entre las riveras de Europa y el césped líbico, conocidas como Columnas de Hércules… allí existen dos altares y templos de Hércules…”

De aquí podemos obtener una información más clara y concreta sobre qué fue lo que realmente levantó Herakles en el Estrecho de Gibraltar a su venida, concretamente altares y templos, como bien hace en recordarnos Avieno. Y es muy posible que se tratara de estos dos elementos que el poeta latino se molesta en señalar, si tenemos en cuenta que los fenicios eran dados, al llevar a cabo una fundación, tras el ritual religioso, levantar un altar y fundar un Templo al dios protector de la ciudad. Más aún, el modelo de templo exportado por los fenicios a Occidente contaba con dos columnas en su parte frontal como elemento fundamental y distintivo.

Siendo algo más realistas, y alejándonos de esta visión mitológica de la realidad debemos interpretar que una expedición colonizadora arribó en tiempos remotos a las costas del Estrecho de Gibraltar, procedente de las remotas costas de Fenicia, y al momento del desembarco le siguió la edificación de altares y templos que sirvieran para marcar el final de una expedición culminada con éxito.  Posteriormente a este hecho, la tradición popular de aquellos pueblos convirtió un acontecimiento humano en algo divino, atribuyéndole a Herakles, la creación del Estrecho de Gibraltar.

Dos de los cinco bronces fenicios arcaicos encontrados en el entorno del Islote de Sancti Petri (San Fernando, Cádiz, España). La estatuilla situada delante representa a Melkart y la que se encuentra atrás a Baal Hammon, siglos VIII-VII a. C.

Independientemente de la controversia que ha podido suscitarse en torno a que elementos fue capaz de separar Herakles con su magna fuerza, fuera lo que fuese (columnas, montañas, islas…) siempre existieron dudas acerca de su localización geografía.

En el siglo I d. C, este debate ya estaba abierto como refleja Estrabón en sus obras, manifestando que había quienes ubicaban las columnas en los dos promontorios del Estrecho, otros en las Columnas del Herakleion gaditano, y finalmente no faltaba quienes señalaban su localización en dos pequeñas islas
situadas en ambas orillas del Estrecho. Siguiendo al propio Estrabón y Avieno podríamos aventurarnos a situar ambas islas en la Isla de las Palomas, en su ubicación europea, y el Monte Hacho en la costa africana.

Continuando con Estrabón, los íberos y libios situaban las Columnas de Melkart en el mismo Herakleion gaditano, describiéndolas como robustas columnas de bronce de unos 8 codos de altura y donde estaban registrados los gastos de construcción del Templo. Pero el mismo Estrabón dudaba de esta afirmación, poniendo en cuestión que las mencionadas Columnas de Herakles fuesen las del santuario de Gades, ya que no tenían inscritas la famosa consigna Non Plus Ultra, en lugar de una simple relación de gastos de la edificación del santuario. Ello se contraponía a la idea conmemorativa de una gran empresa marítima que poco tenía que ver con un catálogo, más o menos extenso, de gastos de construcción. Más aún, la existencia de columnas en la entrada a los santuarios fenicios era norma casi general en la construcción de los templos de tradición fenicia. sin ir más lejos en Tánger, Procopio, nos apunta la existencia de sendas columnas de gran tamaño que se erigieron para conmemorar pasadas excursiones extranjeras y en la que se podía leer... ”Nosotros somos hijos de Josué, el ladrón, los expulsados de su patria legitima”, por lo que es probable que pudiera tener cierta relación con las Columnas de Hércules.

Los autores clásicos no se ponen de acuerdo en sus afirmaciones al señalar una ubicación concreta, y la comparación de columnas con montañas era algo común en la antigüedad, así por ejemplo Homero hace referencia en sus textos a las Columnas de Atlas, o Tácito, que cita la Columna de Helgoboland, lo que hace aun mas difícil en establecer un punto geográfico concreto.

Esta es la manera mitológica en la que Melkart llega hasta el Mediterráneo occidental, inaugurando un dilatado proceso histórico como será la colonización fenicia. Pero un viaje a los confines del mundo, en los que se repite la hazaña de un dios peregrino como Melkart, tenía una dimensión cosmológica, como se advierte en muchos mitos orientales y griegos, en los que el propósito general no es otro que el de conseguir más poder, tanto por parte de la divinidad como de los humanos que la emulan.

La llegada de Melkart al Estrecho, que posteriormente recibirá el nombre de las Columnas de Herakles de manos de los griegos, representa el símbolo de la llegada de la vieja civilización fenicia oriental a las lejanas tierras occidentales donde acabara arraigándose y transmitiendo su cultura.

Bibliografía

García Bellido. “España y los españoles hace 2000 años según la geografía de Estrabon”. Ed. Calpe Madrid 1968

“Mitología del Estrecho de Gibraltar”. Extracto de la revista Jabega nº23. 1978. Ed. Diputación de Malaga.

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