La Virgen de los Reyes Católicos. 1491-1493. Técnica mixta sobre tabla, 123 x 112 cm.

La Virgen María, con el Niño Jesús en sus rodillas, es adorada por los Reyes Católicos, Isabel (1451-1504) y Fernando (1452-1516), dos de sus hijos y otros personajes. A la derecha de la composición, acompañando a la Reina, aparecen Santo Domingo, una infanta y una figura masculina, de rodillas y sin nimbo, con la espada al pecho, símbolo de su martirio, que se ha asociado con Pedro de Arbués, inquisidor de Aragón, asesinado en 1485. A la izquierda, detrás del Rey, Santo Tomás (santo titular del monasterio de donde procede la obra), el príncipe Juan (1478-1497) y un dominico al que se le identifica con fray Tomás de Torquemada (1420-1498), Inquisidor General. A juzgar por los trajes, a la moda de 1490, y la edad del príncipe Juan, la tabla podría fecharse entre 1491 y 1493, momento en el que los Reyes rondarían los 40 años, de lo que se interpreta que sus retratos son ideales y no verídicos. (Texto © Museo del Prado, foto ampliable aquí)

-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.-.

Fuente: Universidad Autónoma de Madrid
Cantoblanco, 20 de junio de 2016

Entre las obras maestras del Museo del Prado (sala 51A) se encuentra el más famoso de los muy pocos retratos familiares existentes de los Reyes Católicos, en el que los monarcas, acompañados de sus hijos mayores, rezan de rodillas ante una Virgen con Niño entronizada. Sin embargo, se desconoce su autoría. En este artículo, Alicia Mª Canto, profesora de Arqueología y Epigrafía de la UAM y correspondiente por Madrid de la Real Academia de la Historia, detalla cómo, tras su estudio, ha concluido que los autores de esta singular obra son dos (y probablemente tres).
 
“La Virgen de los Reyes Católicos” es una tabla al temple de estilo hispanoflamenco, realizada hacia 1490-1493 para el oratorio real del monasterio dominico de Santo Tomás de Ávila. Éste era un edificio patrocinado por la reina y en el que le gustaba pasar los veranos, pero de cuya estima es más significativo que quisiera enterrar en él a su único hijo varón, el príncipe heredero Juan, muerto en 1497 a los 19 años de edad.

 
Los intentos habidos hasta ahora para atribuir un autor concreto a esta histórica obra no han conseguido el consenso de los expertos. Desde el siglo XIX se ha propuesto a los mejores pintores de estos años en Castilla: Pedro Berruguete,  Michel Sittow, Melchor Alemán, Diego de la Cruz, taller o círculo de Fernando Gallego, Maestro de Miraflores, Maestro Bartolomé, Maestro de Osma… Ante tantas opciones y discrepancias la obra se ha seguido considerando anónima, y su autor, según lo habitual en estos casos, es conocido simplemente como “Maestro de la Virgen de los Reyes Católicos”.
 
Después de más de cinco siglos de ser terminada, este importante dato podría por fin definirse a partir de varios argumentos nunca considerados. La profesora y epigrafista de la Universidad Autónoma de Madrid Alicia Mª Canto, en el marco de las investigaciones sobre esta época que el año pasado le llevaron a descubrir la autoría y mecenazgo de la también anónima fachada plateresca de la Universidad de Salamanca –en la cual encontró la firma del arquitecto real Juan de Talavera– , está a punto de dar a conocer otro hallazgo similar en esta tan célebre pintura.
 
 
Fernando Gallego y el Maestro Bartolomé, los autores
 
Canto ha conseguido descubrir dos (y probablemente tres) firmas, escondidas en distintos lugares de la tabla, que probarían que es obra de varios pintores. Los dos principales serían el famoso Fernando Gallego y el menos conocido Maestro Bartolomé, artistas y talleres que ya habían trabajado juntos, entre 1486 y 1495, en el espléndido retablo de la catedral de Ciudad Rodrigo, propiedad desde 1961 del Museo de Arte de la Universidad de Arizona (Tucson, USA).
 
Esta diversidad de manos en dibujo y estilos (pues al menos un tercer pintor intervino en el cuadro del Prado) explica la dificultad que existió siempre para atribuirla a uno solo, al haberse seguido en su análisis sobre todo criterios estilísticos. Pero enfoques desde otras disciplinas, como la Epigrafía, pueden ayudar mucho en casos difíciles, como éste o el de Salamanca.
 
El descubrimiento fue adelantado por su autora el pasado 17 de mayo, durante un encuentro de estudiosos de la pintura hispanoflamenca en el propio Museo del Prado. El artículo científico está siendo ultimado para publicarlo en breve, pendiente sólo de la comprobación de algunos detalles técnicos.