Una de la más importantes figuras de la arqueología turca y mundial, la académica retirada de Universidad de Estambul profesora Halet Çambel, fue encontrada muerta en su casa el pasado 12 de enero a la edad de 98 años. Fue enterrada junto a su marido, Nail Çakirham, poeta y arquitecto comunista en la provincia occidental de Mugla con el que vivió 70 años. No tuvo hijos por que tomaron ambos la decisión de dedicarse planamente a sus carreras.

Nacida en Berlin el 27 de agosto de 1916, su madre era hija del embajador turco en la capital alemana y su padre el agregado militar, ambos en la esfera del gran reformador turco Kemal Attaturk.  Çambel recibió la licenciatura en arqueología en La Sorbona de París donde aprende el hitita, el sirio y el hebreo. Consigue el doctorado en 1940 por la Universidad de Estambul. También fue una hábil tiradora de esgrima, compitiendo  en la modalidad de florete individual en los Juegos Olímpicos de 1936. Tiene el honor de bar sido la primera mujer musulmana (junto a su compañera Suat Fetgeri) que compitió en unos Juegos Olímpicos. Comprometida con la política tuvo  gesto de rechazar una entrevista personal con Hitler. Después de la IIª Guerra Mundial empezó a estudiar con el profesor alemán Helmuth Bossert. En 1974 se instaló junto  a su marido en Karapete-Aslantas en la región meridional de Osmaniye llegando a dedicar casi toda su vida a esta región. Desempeñó un papel clave en la comprensión de los jeroglíficos hititas al descubrir y restaurar una tableta con el alfabeto fenicio,  que permitió a los filólogos descifrar la inscripción.

Considerada una heroína científica en Turquía  se presenta como ejemplo a las jóvenes generaciones, en especial de las chicas. Su  campo de actuación no se limitó a la ciencia: preocupada por las causas  sociales luchó, por ejemplo,   en contra de que el gobierno turco moviera de lugar los artefactos de Karatepe para llevarlos a un Museo en Ankara, asimismo se opuso y consiguió que se construyera una presa en río Ceyham, que inundaría muchos sitios arqueológicos. En otro orden de cosas consiguió con gran esfuerzo que los pastores de la zona cambiaran las cabras, que estaban aniquilando los bosques, por el pastoreo de ovejas. También animó a los tejedores locales a que retomaran los tintes naturales para las alfombras y kilims, mejorando su negocio. Calificada como ciudadana ejemplar y en  honor a su contribución al desarrollo de la región los locales le erigieron un busto en 2005.

Descanse en paz esta brava mujer, pionera en todo y ejemplo que fue para las generaciones jóvenes de su país,  por su compromiso social, su sólida preparación científica y su cercanía al pueblo.

Más sobre Halet (en inglés)