El siglo II a.C. en la historia romana significa un momento de gran cambio político, social y económico. La victoria en las Guerras Púnicas proporcionó al Estado romano muchas riquezas, especialmente en la Península Ibérica. A su vez, el dominio sobre Macedonia y Siria les trajo ingresos tributarios. Los comerciantes romanos aprovecharon la situación para imponerse ante potenciales como los corintios y los cartagineses. Los ricos romanos empezaban a usar la política de “tierra arrasada” en el plano económico, es decir debilitar lo suficiente al contrincante para evitar que vuelva a reponerse. La facción moderada de Escipión el Africano se convirtió en un impedimento para la potencial nueva clase social, hasta que, al retiro de Escipión, se pudo actuar sin escrúpulos. Era el momento de la política imperialista abierta. Se iban adueñando de las tierras conquistadas convirtiéndolas en latifundios. Estos latifundios llegaron a ser más rentables que las pequeñas explotaciones agrícolas por la riqueza de la tierra. A su vez, las guerras habían disminuido la mano de obra campesina y se hizo menester usar esclavos, los que resultaron ser más rentables. El fenómeno de uso de esclavos se expandió y los campesinos asalariados aun existentes formaron una gran masa de empleados.

“Las circunstancias obligaron al agricultor o al ganadero a invertir el capital indispensable. Los factores económicos y técnicos se aunaban favoreciendo al gran propietario a expensas del modesto campesino. Los capitalistas romanos aprovecharon esta situación sin escrúpulos.”

Los grandes latifundistas de esta época, fueron juzgados y satirizados por Petronio y Plinio el Joven durante la agonía de la República romana. Plutarco también es buena fuente para comprender este proceso.

Tiberio Graco, hijo de Tiberio Sempronio Graco, intentó una solución a través de una reforma agraria. Este Tiberio habría formado su carácter en el fragor de los conflictos en Iberia al igual que otros grandes hombres de su época, e iba a mostrar su temple en la política romana llegado el momento. A inicios del siglo V a.C. se había formado la magistratura de los “tribunos de la plebe” para defender los derechos del pueblo romano, pero con el tiempo esta magistratura se convirtió en un títere más de los intereses de los grandes. Los hermanos Graco intentaron usar esta tribuna para sus planteamientos políticos. La propuesta de Tiberio consistía en el retorno a la ley agraria de Licinio y de Sextio (siglo IV a.C.) por la cual se limitaban las posesiones territoriales de los latifundistas para, con el excedentes de tierras, hacer nuevas reparticiones entre los más necesitados. La oposición de los terratenientes es presentada por Plutarco. Pero, la propuesta de Tiberio para ser votada halló otra oposición en M. Octavio, a la sazón tribuno de la plebe. Los planes de Tiberio se estancaron hasta que pudo hallar la solución en la ley: suspendió legalmente de sus funciones a Octavio hasta que se votase la ley; luego lo depuso. Es cierto que consiguió la aprobación de su propuesta de ley, pero se granjeó la oposición del Senado y el rechazo del pueblo, que terminó viendo el asunto como un negocio de la familia Graco. El problema para el cumplimiento de la nueva ley fue la falta de dinero para suplir de instrumentos a los campesinos. En este contexto, me parece casi milagrosa la llegada de la embajada de Pérgamo con la millonaria sorpresa que traía al pueblo romano. Claro que las malas lenguas políticas no perdieron la oportunidad de participar.

“[Tiberio] Quería dedicar los tesoros del monarca [Átalo de Pérgamo] a la adquisición de ganado y demás aperos agrícolas necesarios por parte de los nuevos propietarios de terrenos. Esta iniciativa atacaba una prerrogativa tradicional del Senado, a saber, la dirección de la política extranjera. Los optimates consideraron esta proposición como un paso más de Tiberio hacia la tiranía. Sospecha que se acrecentó cuando Graco quiso adjudicarse el tribunado para el año siguiente, en contra del uso establecido. En efecto, el tribuno intuía el fracaso de su obra si no se encargaba de velar por la realización de la misma.”

Tiberio intentó además la implantación de otras leyes que pretendían indirectamente reducir el Senado y traspasar el poder al pueblo. Pero la muerte a mano de sus conciudadanos le sorprendió y apagó sus sueños entre las frías aguas del Tíber.

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Comentario por María // el febrero 3, 2010 a las 12:11am
muy interesante ,Minaya.
Comentario por Balbo el febrero 4, 2010 a las 11:29am
La historia de los Gracos es bien conocida y objeto de un debate que se ha prolongado hasta nuestros días, ya que su trasfondo político es tan evidente como intemporal; la lucha entre el idealismo y los intereses creados, así como los límites que debe tener esa lucha.

Una de las corrientes históricas que más ha se ha interesado por este episodio ha sido el materialismo histórico de inspiración marxista, que entiende la historia de la humanidad como resultado de una evolución de las estructuras económicas que es superior y condicionante de cualquier otro elemento. El fin inevitable de este proceso es la implantación de las ideas marxistas.

Sobre eso ya se ha discutido bastante, con demasiada pasión normalmente, y este no es el lugar para reanudar el debate pero, sobre la interpretación por parte del materialismo histórico del episodio de los Gracos, en el que, me parece, se inspira su exposición, si que creo que merece la pena detenerse.

La idea de que las grandes explotaciones con mano de obra intensiva, esclava o sub-asalariada, son económicamente más viables, de por sí, que las pequeñas y medianas cuya explotación corre a cargo de sus propietario o arrendatarios no parece cierta, de hecho durante la época imperial los grandes latifundios esclavistas fueron siendo reemplazados, en los lugares donde el tipo de agricultura lo permitía, por arriendos cada vez a más largo plazo o por regímenes mixtos, similares a los de la Edad Media.

Es el modelo de cultivo que favorece el clima y el suelo el que condicionan, si no la estructura de la propiedad de la tierra, si la de su explotación y de forma muy estable a lo largo del tiempo. Solo varía si se producen circunstancias excepcionales, como la impresionante expansión militar que alcanzó la República Romana en su última etapa, terminada esta, comenzó su declive.

Estas circunstancias se pueden resumir en:

- Acceso a la tierra en condiciones extraordinariamente ventajosas para los miembros de la clase política dirigente; los Gracos no querían repartir las tierras propiedad de los latifundistas, sino el “ager publicus” las grandes extensiones de tierra propiedad del estado, conquistadas a otros pueblos, que los oligarcas se habían repartido en régimen de arrendamiento, pagando rentas muy por debajo de su valor real o directamente nada.
Los campesinos tradicionales solo podían acceder a la tierra por los métodos habituales, herencia, compra o arrendamiento a precio de mercado.

- Acceso a la mano de obra en condiciones extraordinariamente ventajosas; las grandes conquistas de los siglos II y I adc. habían proporcionado un flujo de esclavos continuo y masivo que redujo su precio de forma increíble. Basta con leer los tratados de agricultura de Catón para comprender hasta qué punto el valor de esta mano de obra se devaluó. Prácticamente toda la población de la cuenca del mediterráneo y de buena parte de Europa llegó a estar a disposición de la clase dirigente romana.

Los campesinos tradicionales, por el contrario, son llamados a filas de forma masiva y no para cortas campañas inter-estacionales, sino para cumplir años de servicio en el extranjero, años en los que no podían atender sus granjas y además, si al final morían o quedaban inválidos, sus familias no recibían ninguna indemnización ni ayuda, estaban condenadas a la miseria.

- Acceso al capital en condiciones extraordinariamente ventajosas, las mismas conquistas que habían “regalado” a los oligarcas romanos la tierra y la mano de obra les aseguraba un flujo continuo de capital procedente de los botines y de la explotación tributaria y mercantil de los nuevos territorios. Esto produjo una fuerte inflación que agravó aún más la situación de los pequeños campesinos y de la población en general que no tenía acceso a ese verdadero “rio de oro”.

Una de las consecuencias de todo ello fue el debilitamiento del ejército tradicional romano, formado únicamente por propietarios que tenían derechos políticos. “Legión” significaba selección, la selección de los mejores ciudadanos, los más aptos, para formar parte del ejercito, el pueblo en armas. Durante siglos los campesinos habían deseando alistarse, las cortas guerras estaciónales les proporcionaban una magnífica fuente de ingresos suplementaria, ya que los botines se repartía de forma proporcional. Ahora se permanecía en el extranjero durante años, como guarnición, sin botines, sin un verdadero salario, sin dinero que enviar a casa. Un legionario de servicio en Hispania, o en Macedonia, por ejemplo, solo podía conseguir algún recurso explotando a la población local. Esto aumentaba el descontento y favorecía las rebeliones, lo que no estaba tan mal, ya que en caso de victoria había algún botín, pero aún así era poco para compensar lo años perdidos y, además, la corrupción generalizada aumentaba las sospechas sobre el reparo de esos despojos.

Así pues, salvo raras excepciones, un legionario volvía a casa más pobre de lo que se fue, eso si no moría, caía prisionero o resultaba inválido. Sus familias se veían obligadas a mal vender sus tierras a los únicos que disponían de capital, relacionados en ocasiones con los mismos comandantes que habían llevado a la muerte a sus maridos y padres.

La desaparición de las pequeñas granjas reducía la disponibilidad de hombres para el ejército, y los que quedaban se resistiesen incluso al alistamiento obligatorio, al que se recurría cada vez con mayor frecuencia ante la falta de voluntarios (quien se iba a presentar en esas condiciones). Nos han llegado relatos de la imposibilidad de conseguir tropas para las guerras más impopulares, sangrientas y lejanas, como Hispania. Tiberio vio todo esto durante su estancia en el ejército y comprendió el peligro en que estaba La República y con él muchos otros como Apio Claudio o Publio Licinio Craso Muciano, pero el resto de la clase dirigente republicana decidió no verlo.

El plan de reparto de tierras públicas de Tiberio Graco era una tentativa, profundamente conservadora, de volver al antiguo modo de vida, a un mundo perdido. Lo intentó dentro de la ley, las acusaciones de que actuaba legalmente pero contra el “mos maiorum “ no son más que una prueba de cómo las normas no escritas son fácilmente manipulables por los poderosos. Tampoco fue un tirano, se presentó a las elecciones para su reelección y perdió.

Sus adversarios más rabiosos, encabezados por dos parientes suyos, su primo, Escipión Nasica y su tío adoptivo, Escipión Emiliano no contaban con apoyos suficientes ni siquiera en el senado, así que decidieron recurrir a la violencia. Apelaron primero al Cónsul Publio Mucio Escévola, que se negó a secundarles, pese a lo cual y de forma totalmente ilegal, durante una poco concurrida asamblea cayeron sobre Tiberio y sus partidarios y los mataron. Según se cuenta a Graco lo asesinaron golpeándolo con uno de los taburetes en los que los senadores se sentaban en la Curia, algo quizás demasiado simbólico para ser cierto.

Después hicieron que un senado aterrado ratificara sus acciones y desataron una violenta purga política contra los partidarios de Tiberio Graco.

De todas formas, el miedo a una insurrección popular y la vergüenza de lo ocurrido fue tan fuerte que finalmente el mismo senado ratificó todas sus leyes y hasta repartió parte de las tierras públicas. Al no incidir en las causas que habían llevado a esa concentración de la propiedad no se solucionaron los problemas de fondo, pero al menos se atenuaron durante un tiempo.

Tiberio Sempronio Graco no solo era un líder muy respetado, era nieto directo de Escisión el Africano, el héroe de Roma, al contrario que Escisión Emiliano, que solo era nieto adoptivo. Su madre era la famosa Cornelia, madre de los Graco, hija del Africano, ejemplo de virtud para las matronas romanas……

Un cotilleo, Nasica, el asesino, se había hecho tan impopular que sus amigos decidieron enviarlo fuera de Roma, a Pérgamo, a ocuparse de la herencia de Átalo III. A los pocos meses murió, al parecer envenenado. Sus partidarios se apresuraron a acusar a simpatizantes del difunto Tiberio, pero también era posible que sus propios socios decidieran eliminarlo, era tan odiado que si volvía a Roma y alguien lo llevaba a juicio por lo sucedido todo el montaje legal construido tras el crimen se podía venir abajo.

También murió en circunstancias sospechosas el otro gran enemigo de los Graco, sobre todo de Gayo, Escipión Emiliano. Casado con su sobrina adoptiva, la hermana los Graco, todas las miradas se volvieron hacia su esposa y hacia su suegra, pero nadie se atrevió a indagar, no contra la hija y la nieta del Africano, no a favor de los asesinos de sus nietos. Aun así la sospecha pervivió… ¿se tomó Cornelia, la matrona por excelencia, la muerte de sus hijos de forma tan estoica como se le suponía?
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 6, 2010 a las 2:55am

Foto: "La muerte de Cayo Graco". Felix Auvray. Museo Valenciennes. Francia.


Interesante síntesis, amigo Balbo, sobre el contexto social-agrario que quiso remediar el primero de los hermanos Graco, Tiberio, y que se inscribe dentro de los conflictos civiles -entre optimates y "populares"- que jalonaron el período de la República romana.

No obstante, no está de más recordar también que, entre las causas de la depauperación de los pequeños propietarios de tierra, estuvo la oportunidad de importar grano a precios muy bajos, lo que llevó al campesinado a abandonar el cultivo del trigo -y por ende las tierras- al no compensarle la faena. Tierras de las que se apropió, obviamente, el gran latifundista.

Y no menor fueron también los efectos negativos que, en el pasado, habían producido las guerras en los campos de cultivo del territorio italiano, tras las incursiones devastadoras de Aníbal.

Por lo que respecta al juicio que realizas sobre el proyecto social de reforma de Tiberio Graco, calificándolo de profundamente conservador, ciertamente puede considerarse así en sus intenciones primigenias, pero luego, al producirse el fuerte enfrentamiento político -e institucional- con el Senado, dicho proyecto se puede considerar que inaugura una iniciativa de aspectos, si no cuasi-revolucionarios, sí profundamente reformador y muy poco conservador.

Su apelación contínua a la soberanía de la plebe para tomar decisiones (que recortan profundamente las atribuciones senatoriales), junto con las medidas que tomó para sacar adelante su proyecto de reforma (reelección como tribuno de la plebe, etc), no dejan de ser circunstancias que desbordan el calificativo de conservador. Y otro tanto se puede decir, igualmente, de las iniciativas que tomó su hermano, Cayo Graco.

Un cordial saludo.
Comentario por Balbo el febrero 9, 2010 a las 2:59pm
Muy cierto lo que comentas, la brutal y prolongada campaña de Aníbal en Italia y la importación de trigo, en esa época básicamente de Sicilia, supuso un fuerte quebranto para la agricultura italiana, pero lo era tanto para las grandes propiedades como para las pequeñas, ya que, en mi opinión, las primeras no eran de por sí más productivas ni rentables que las segundas. Yo pretendía resaltar los aspectos puntuales que en un momento de la historia ayudaron a prosperar a los grandes latifundios sobre las explotaciones tradicionales.

Por otro lado, Roma fue, de forma casi permanente, deficitaria en alimentos, sobre todo en grano, los precios se resistieron por las importaciones pero, por lo general y a juzgar por los testimonios que nos han llegado, eran bastante altos.

En cuanto al carácter revolucionario de Tiberio Graco, es algo digno de reflexión; buscando la vuelta a un idealizado tiempo pasado, la propia dinámica de los acontecimientos lo fue llevando a transformarse de aristócrata paternalista en líder revolucionario anti-oligarquía, probablemente al margen de su voluntad. El caso de su hermano Gayo es diferente, aunque siempre se habla de los Gracos como una entidad propia, sin reparar en las diferencias entre ellos. Gayo, desde el primer momento, actuó como un verdadero líder revolucionario popular, buscando el enfrentamiento y la derrota del senado, por eso, en su caso, la nobleza maniobró como un autentico bloque y, tras su muerte, se persiguió hasta su memoria y, por proximidad, la de su hermano.

De todas formas es curioso que la mayoría de los líderes “populares” de la época tardo-republicana eran patricios, salvo Mario; Julios, Sergios, Semprónios, Claudios, Cornelios...mientras que los dirigentes de la nobleza, Metelos, Catones...eran con mucha más frecuencia de extracción plebeya.

Un cordial saludo.
Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 11, 2010 a las 4:47pm

Foto: "Muerte de Cayo Graco". De Topino-Lebrun. Museo de Bellas Artes de Marsella.

Sí, Balbo, estoy de acuerdo en lo que apuntas sobre la productividad de las grandes explotaciones esclavistas en comparación con las pequeñas propiedades (ante los bajos precios de la importación de grano), pero hay que tener en cuenta que las primeras tuvieron la opción de dedicarlas a otros menesteres como forraje para ganado, árboles frutales, y en menor medida, vides y olivares (ante la permanente demanda de calidad de estos productos), proporcionándoles una rentabilidad alternativa.

Otro aspecto que quizá no esté de más recordar, como causa de la concentración latifundista que llevaron a cabo los optimates, es el hecho de que al tener prohibida por ley (desde el 220 a C.) la dedicación a tareas financieras, de comercio e industria, destinaron sus excedentes principalmente a acaparar tierras, y en concreto, las de los pequeños propietarios.

También estoy de acuerdo contigo en el aspecto más radical que subrayas, en la actividad que llevó a cabo Cayo Graco. Su intento, por ejemplo, de extender el derecho de ciudadanía romana al resto de los pueblos de Italia (ya prefigurado en las intenciones de su hermano Tiberio) así lo atestigua.

No obstante, a mi juicio, la relevancia de su radicalidad es inseparable de la herencia -en todos los sentidos- que le reportó las iniciativas que inauguró su hermano. La apelación de éste a la soberanía de la plebe, como lugar último (en contra del Senado) que legitimaba los proyectos legislativos es, para los tiempos en que tuvo lugar, de una importancia y trascendencia capital. No por nada, aún hoy todavía la historia de los Gracos sigue siendo un episodio apasionante de la historia de Roma que da para muchas reflexiones como bien has señalado.

Respecto a lo que dices de que resulta curioso que la mayoría de los líderes "populares" de la época tardo-republicana eran patricios, no sé hasta qué punto puede considerarse así. Es posible que tengas razón, pero en el caso de los Gracos hay que tener en cuenta que la estirpe de los Sempronios, aunque eran patricios de abolengo, su origen era plebeyo.

Sin embargo, también es verdad que por parte de madre (Cornelia) estaban emparentados con lo mejor de la aristocracia romana. Por eso digo que dudo ante esa consideración. Además, tal como se trasluce del relato de Plutarco sobre los Gracos, la unión matrimonial habida entre la familia de los Sempronio y los Cornelios no se traducía precisamente en una relación de excesiva avenencia. Y, en esta línea, no deja de ser también curioso que el propio Tiberio Graco se hubiera acercado a la familia de los Claudios casándose con la hija de Apio Claudio. Se diría que se encontraba más a gusto con este linaje. Yo dudo de que se pueda incluir a los Cornelios (a pesar de alguna excepción, que siempre es tímida, por otro lado) dentro de los líderes patricios inclinados a favorecer las reivindicaciones populares. De todos modos, son cosas siempre discutibles dependiendo de la visión de cada cual.

Por último, me gustaría preguntarte si sabes en qué momento histórico, y con arreglo a qué criterio, pudieron los patricios ser tribunos de la plebe, teniendo en cuenta que esta magistratura no ordinaria estaba reservada en su origen para ser ostentada por ciudadanos plebeyos (enriquecidos, si quieres, pero plebeyos). Es decir, con base a qué criterios histórico-políticos los Gracos, como tales patricios que eran, podían presentarse a ocupar el cargo de tribuno de la plebe.

En algunas obras que he leído creo que se concluía que para que esto fuera posible, para que un patricio pudiera ostentar tal magistratura, era necesario que renunciara a su estamento de origen, esto es, que se hiciera plebeyo, haciéndose adoptar temporalmente por alguien de esta condición, pasando a formar parte de su familia agnaticia.

En la práctica, al parecer, esto parecía más un subterfugio legal que otra cosa, sin mayor trascendencia social y política para el interesado, pues, por lo visto, el aspecto de la adopción podía ser reversible. No sé si estoy en lo cierto o profundamente equivocado, dado que no he podido encontrar datos muy específicos que aclaren esta circunstancia. ¿Sabes algo al respecto?

Comentario por Balbo el febrero 13, 2010 a las 1:32am

De acuerdo en casi todo lo que expones, tanto es así que primero responderé a aquello con lo que no estoy del todo conforme….por ser breve. Solo dos cosas, la primera es el distanciamiento de los Gracos respecto a los Cornelios: Los Cornelios eran una Gens extensísima y para nada uniforme, baste recordar que Cornelio Cinna y Cornelio Sila dirigieron respectivamente a populares y optimates durante la primera guerra civil. Si como Cornelios nos referimos a su familia política, su abuelo, Publio Cornelio Escipión, el Africano, estuvo siempre más cerca de los populares que de Catón y sus seguidores, en lo que coincidió con el padre de los Gracos, al que convirtió en su yerno casándole con su única hija. El hijo del Africano tuvo una trayectoria bastante opaca, en la que solo destaca la adopción de un Emilio, Publio Cornelio Escipion Emiliano, feroz oponente de los Gracos.

La segunda, que una explotación agraria grande sea mas flexible que una pequeña cultivada por su propietario u arrendatario no tiene porqué; es más, el tamaño reducido y el control directo pueden hacerla más adaptable… siempre que disponga del capital con que financiar esos cambios, con lo cual volvemos al tema de las desigualdades en el acceso al capital.

Con lo que sí estoy completamente de acuerdo es en la importancia del factor político y del prestigio social en el auge del latifundismo en este momento histórico, baste recordar estas palabras de Cicerón : “Acerca de los negocios y profesiones que pueden considerarse honorables y las que pueden reputarse viles, reinan en general las siguientes apreciaciones. Son reprobadas, en primer lugar, aquellas profesiones que traen sobre si el odio de la gente, como las de publicano y prestamista. Así mismo es indecoroso y vil el oficio de jornalero, a quien se paga por el trabajo de su cuerpo y no por el de su espíritu, pues como si por este salario se vendiera en esclavitud. Son también viles los ropavejeros....Los artesanos ejercen todos ellos oficios viles, pues nadie puede ser caballero en un taller....hay que añadir también los tratantes de perfumes, los maestros de danza y todo el gremio de saltimbanquis. En cambio, aquellas profesiones que requieren una elevada cultura y reportan crecidas ganancias, como son la medicina, la arquitectura o la enseñanza de materias decorosas, son honorables para aquellos cuyo posición está acorde con ellas. El comercio, si es al pormenor es un oficio vil; claro está que el gran comerciante que importa multitud de mercancías de gran número de países.....no es, precisamente, digno de reprobación; mas aún si harto de ganancias, o mejor dicho satisfecho con ellas, pasa como tantas veces antes, del mar al puerto, del puerto a la propiedad de la tierra, es digno de alabarle. Pero de todas las profesiones, ninguna mejor, mas fecunda, mas placentera, mas digna del hombre libre que la de propietario de la tierra” Marco Tulio Cicerón, De Officiis. (Sobre los deberes) .

Y es totalmente cierto que los Gracos no eran patricios, sino plebeyos. La Gens Sempronia tenía una rama patricia y otra plebeya, a la que pertenecían los Gracos, de tan rancio abolengo como los patricios… aunque sin serlo. Esto era muy común en las grandes familias, Claudios, Cornelios, etc.

Por último, un patricio no podía ser Tribuno de la Plebe, a no ser que pasase a ser plebeyo, ¿Cómo se producía esta paso? O, mejor aún, ¿cómo era posible que una misma familia tuviera ramas patricias y plebeyas?

Una forma conocida es que la rama plebeya partiera de un liberto que, lógicamente, se adscribía a los plebeyos. Otros caminos son mas tortuosos y especulativos: La Adrogatio Impuberis, la adopción de un adulto por otra familia, en este caso de un patricio por un plebeyo, sistema usado por Clodio, como se puede ver en ese caso no era algo sencillo e ignoro si era reversible, aunque no lo creo, porque parte de la ceremonia, al menos originalmente, era la Detestatio Sacrorum, por la que se renunciaba a la familia y al culto de los antepasados. Esta renuncia podía ser voluntaria o forzada (expulsión por el pater familias). Es posible, incluso, que cuando el matrimonio entre patricios y plebeyos era ilegal, una forma de solucionarlo que fuera proceder a la exclusión del patriciado de aquellos de sus miembros que, por uno u otro motivo, decidieran casarse con alguien plebeyo….no lo sé, la verdad, si algún otro “forero” tiene información mas fiable, yo también le agradecería que la compartiese.

Un cordial saludo.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 13, 2010 a las 8:48pm

Foto: "Cornelia, madre de los Gracos", de Philipp Firederich Hetsch (1758-1838), Staatsgalerie, Stuttgart, Alemania.

Bueno, Balbo, como ya te comenté, más o menos estoy de acuerdo contigo sobre las inclinaciones políticas de algunas de las familias patricias en favor de la lucha de los "populares". En realidad, son cuestiones de matiz, más que nada porque yo veo esa inclinación en la dirección de procurar un entendimiento con las reivindicaciones populares, pero tendiendo siempre a mantener los privilegios de clase (patricia) en última instancia. Quiero decir que sus acciones o iniciativas son, en este sentido, y en líneas generales, tímidas, contemplan y aceptan determinadas demandas "populares", pero siempre enfocadas a lograr una mayor estabilidad social, política y económica, del régimen republicano, en el que quede, por supuesto, salvaguardada su privilegiada posición.

Sólo en el caso de los Gracos (como tales patricios) podríamos decir que, por mor de los objetivos que perseguían, así como por el curso que tomaron los procedimientos con que quisieron alcanzar los mismos (incluso, seguramente, por encima de sus voluntades) ese marco se desborda sustancialmente, dado que los Gracos -a diferencia de otros patricios filopopulares- sí dan más de un paso decisivo en favor de dicha causa, hasta el punto de elegir la vía del tribunado de la pleble (y no otra, es decir, no eligieron alcanzar el consulado para llevar a cabo sus reformas) como medio para lograr sus fines.

Vayamos ahora al contenido de la pregunta que te hice sobre cómo era posible que los patricios (tal como los Gracos) podían alcanzar la magistratura no ordinaria del tribunado de la plebe.

Por más que busco no encuentro, como te comenté, otra opción que la de ser adoptados por una familia plebeya, tal como fue el caso -que tú muy bien traes a colación- de Publio Clodio.

Para ello, no sólo estaba, tal como señalas, la institución de la "adrogatio" (la "adrogatio impuberis", como su propio nombre indica, se aplicaba a los impúberes -a los menores de edad- y no se institucionaliza hasta los tiempos Antonino Pío), que por su especial formalización (requisito de consentimiento del Sumo Pontífice y de los comicios curiados) se diría que parece un tanto complicada para lograr el objetivo.

Más lógico parece que se utilizase la "adoptio", en la que no era necesario contemplar la "detestatio sacrorum", pues se ejercía sobre personas "alieni juris", es decir, ya sometidas previamente a la patria potestad de otros. Además, el procedimiento era más sencillo (puede verse aquí una descripción de la diferencias entre la "adrogatio" y la "adoptio".

Al mismo tiempo, aunque no estoy completamente seguro, sí creo que podía volver hacerse reversible tal "adoptio" o adopción, aplicando el mismo procedimiento, sólo que al revés respecto del que reclamaba la "patria potestas" sobre el adoptado.

En cualquier caso, el ejemplo de Publio Clodio (que es bastante posterior a los tiempos de los Gracos) demuestra a las claras que la institución del tribunado del plebe era una magistratura no ordinaria reservada todavía a la clase plebeya, y que para acceder a la misma había que realizar algún procedimiento -como el que hizo Publio Clodio- para perder el rango de patricio. ¿Cuál fue el método que utilizaron los hermanos Graco? No lo sabemos, o al menos yo no lo sé. Y no me explico cómo este aspecto importante no aparece nunca aclarado en los textos sobre la historia de Roma.

Otro ejemplo: en la época de Publio Clodio, pero un poco más tarde, vemos como el lugarteniente de Julio César, Marco Antonio, que era un patricio de pura cepa, también alcanza la magistratura del tribunado de la plebe en el año 49 a.C. ¿Cómo lo consiguió? ¿Tuvo que hacer lo mismo que Publio Clodio? ¿O sencillamente el poder y la ascendencia que ya ostentaba Julio César sobre Roma permitía que su pupilo Marco Antonio pudiera ser elegido como tribuno de la plebe orillando cualquier inconveniente sobre su origen patricio? Es posible que así fuera, es decir, que en los tiempos cesarianos la exigencia de ser plebeyo para ocupar el tribunado de la plebe ya estuviera muy relajada.

Ahora bien, no consta para nada que en la época de los Gracos estuviera de este tenor, viendo, precisamente, el ejemplo posterior, repito, de Publio Clodio.

En fin, lo que tú dices Balbo, si algún lector de Terrae Antiqvae sabe más de estas cosas, ya sabe que se le agradece un montón su aportación al respecto.

Comentario por Balbo el febrero 14, 2010 a las 10:26pm

Tienes razón, menuda cantada lo de “impuberis”, eso pasa por “postear” de madrugada.

De todas formas, sí que sabemos que la Adrogatio fue, justo, el sistema elegido por el famoso Clodio para pasar a ser plebeyo. Primero, porque era el único sistema que permitía adoptar a una persona Sui Juris, no sometida a la autoridad de nadie, como él, mientras que la Adoptio estaba reservada a las personas Alieni Juris, sometidas a la potestad de otros. En segundo lugar, sabemos que esa adopción tuvo que ser aprobada por el Pontífice Máximo, César, y por el pueblo, algo de lo que dejó amplia constancia un quejumbroso Cicerón.

Sobre su posible reversibilidad, no lo sé, pero en la Roma republicana imperaban los abogados, muy probablemente tenían más de un truco.

En cualquier caso, a los Gracos no les hizo falta nada de esto, los Sempronio Graco eran una rama plebeya, muy antigua y muy noble, de una familia patricia, los Sempronio, otro tanto sucede con Marco Antonio, miembro de una estirpe plebeya de la familia patricia Antonia, de tanto prestigio y abolengo como esta.

La mayoría de las gens patricias tenía ramas plebeyas, con diferentes antigüedades, reputación, poder y riqueza, sus orígenes eran, supongo, también muy diferentes.

Necesitamos a alguien que sepa más de estas cosas.

Un cordial saludo.

Comentario por Guillermo Caso de los Cobos el febrero 15, 2010 a las 12:06am

Foto: Los hermanos Graco



De acuerdo en todo lo que apuntas, Balbo.

Me he estado preguntado, como posible solución al caso de los Gracos, hasta qué punto la exigencia de ser plebeyo para ostentar el tribunado de la plebe era tan radical. Al fin y al cabo, como más de una vez hemos compartido, todos los procedimientos institucionales, reglados por el Derecho Romano de cada momento, participaban de múltiples excepciones por una causa u otra.

En este sentido, habría dos posibilidades:

1º Que bastara que el candidato al tribunado de la plebe, aunque fuera patricio, contara con la aprobación de la mayoría de los electores plebeyos. Es decir, si la gran mayoría de la asamblea de la pleble (o de tribus, posteriormente) estimaba que dicho candidato, a pesar de ser patricio, podía defender con resolución sus intereses, se aceptaba su elección.

2º Que, aún siendo patricio, se pudiera acceder al tribunado de la pleble por tener la familia orígenes plebeyos.

Ambos aspectos cuadrarían bien para explicar no sólo la elección de los Gracos, sino también la de Marco Antonio.

Al fin y al cabo, los Gracos ya contaban con fuertes presiones e invitaciones por parte del estamento "popular" para que se presentasen como candidatos al tribunado de la pleble y defendieran la reforma agraria, lo que parece sugerir que, si contaban con este apoyo masivo, bastaba que los tribunos de la plebe salientes los nombraran candidatos y que a continuación la asamblea de los plebeyos los eligieran.

En el caso de Marco Antonio también parece desprenderse una consecuencia similar, dado que Julio César, con gran ascendencia sobre el estamento "popular", habría orientado su poderosa influencia en el mismo para que Marco Antonio saliera elegido tribuno de la plebe y defendiera los intereses de su jefe y de los "populares", siempre incardinados con aquél.

Pero, en fin, no dejan de ser aspectos de naturaleza especulativa, y habrá que seguir indagando.

Saludos igualmente.

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