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Estructura pétrea en el vértice de Peñagorda.
Peñagorda, es un vértice de 1.456 metros de cota que corona una curiosa loma de apenas cuatro kilómetros de longitud y dos de anchura en cuya parte suroeste se asienta la pequeña población abulense de Urraca Miguel, sita quince kilómetros al este de la capital. Una de esas curiosas y llamativas montañas de mediana altura, fácilmente accesibles, situadas en medio de ninguna parte, pero con una amplia panorámica sobre sus alrededores; separada, de la sierra de Ojos Albos por el profundo barranco excavado por el río Voltoya, y de la de Malagón, por una semillanura de varios kilómetros que recorre el arroyo Ciervos.
Cerro de Peñagorda.
Su aspecto y situación sería suficiente para merecer visitarla pero, en este caso, presenta el doble atractivo de encontrarse frente a la Peña de la Mora (1.293 m. de cota), situada kilómetro y medio al norte, del otro lado del río Voltoya, en término de Ojos Albos, donde se encuentra una pequeña fortificación prehistórica y, junto a ella, un numeroso conjunto de pinturas rupestres, del Bronce supuestamente, relacionadas, seguramente, con la referida fortificación. Además, próximo a este lugar, se encuentra el Dolmen del Prado de las Cruces perteneciente, al mismo periodo cultural.
Un cerro en el que pensé encontrar algún elemento prehistórico de culto rupestre (altar, petroglifos, etc.); alguna de esas marcas (triángulos, cuadriláteros, etc., obra de los topógrafos de Ibáñez Ibero que ya han sido protagonistas de otra entrada en Terrae (esta era la opción que consideré más probable); más raramente alguna estructura defensiva o ritual.
Con tales antecedentes el pasado lunes día 6 de agosto, partiendo de Urraca Miguel, recorrí toda la loma del cerro hasta su vértice de Peñagorda identificando, a poco de comenzar el ascenso, al reparo de una enorme pared rocosa, en la zona del “Rodeo”, un encerradero de ganados rectangular, relativamente reciente, de unos doscientos metros cuadrados.
Estructura en las inmediaciones de un grupo rocoso que integra en ella, próximo al punto en que desaparece.
Pero nada más alcanzar la parte oeste del vértice Peñagorda me sorprendió la presencia de una especie de desparramada cerca, compuesta por piedras de durísima cuarcita (como todo lo que hay aquí), de mediano tamaño que, a partir del gran farallón rocoso situado al este de la cumbre y siguiendo la línea que este marca, se dirige y envuelve la parte occidental de la cima por toda su parte sur, la más vulnerable.
La cerca en cuestión tiene una longitud de más de trescientos metros; una anchura de tres, aunque en algunas zonas supera los seis; y una altura que nunca supera el metro. En la parte oeste se la aprecian al monos dos breves interrupciones que podría corresponderse con puertas.
Patente perfectamente a través del Visor SIGPAC, esta estructura curva, tras unir varios e imponentes grupos rocosos, al estilo de las antiguas fortificaciones, en la parte noroeste de la cota 1.455, desaparece en una zona donde abundan las afloraciones rocosas las cuales pudieron haber servido de base a presumibles cercados defensivos de madera.
Una estructura, en definitiva, similar a las que hace años descubrí en los cerros de Solana de Rioalmar, la Veleta de Villaviciosa-Solosancho, El Caloco (El Espinar, Segovia), y parecida también a la referida del inmediato cerro de la Peña de la Mora. Los restos, con toda probabilidad, de una fortificación del Cobre o Bronce antecesora de aquellas otras más formidables que a partir del siglo V a. C. levantará el denominado pueblo prerromano vettón: los castros.
A primera vista no se observan restos de estructuras de habitación, particularidad que también se ha dado en todos los casos anteriores; ni restos cerámicos, faltos también en los otros lugares (salvo en la Veleta, donde aparece escasamente perteneciente, presumiblemente, al tiempo que se está considerando;… pero quizás encuentren tales cosas los técnicos del Servicio Territorial de Cultura a quien, con esta misma fecha, hago, escuetamente, partícipe del hallazgo y remito a esta página para más información.
Montón de piedras, presumible vértice de 4ª categoría, que envuelve la cerca por el suroeste.
No hallé presumibles elementos de culto rupestre (cazoletas, petroglifos,...), quizás porque la extraordinaria dureza de los materiales geológicos lo impidieron; como debieron impedir el que los antiguos topografos de finales del siglo XIX y principios del XX, que levantaron el viejo plano de España 1/50.000, tan aficionados a tallar figuras, reglamentarias o no, y hasta nombres, tuvieran que conformarse con determinar este posible vértice auxiliar de 4ª categoría, con el reglamentario montón de piedras de casi un metro de altura y otro tanto de base.
Este tipo de roca y sus pedazos me resultan muy familiares: Monsagro (Salamanca). ¿Quizás también contengan fósiles, Mariano?. En Monsagro, a los ríos de peñas se les llama "pedrizas". Un natural de Monsagro (monsagreño) a lo que se ve en las fotografías también lo llamaría así, "es una pedriza"...
Pero está claro que ésta no es la misma pedriza. Ésta es artificial, mientras que las formadas por la cuarcita de Monsagro son naturales.
Esto que presentas, Mariano, me resulta muy curioso y hago la misma lectura que tú: fortificación. Espero que los técnicos de Cultura lo escruten y hagan públicas sus pesquisas.
Saludos para todos.
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Santiago Z.
Gracias por tu comentario Santiago. Un saludo.
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