Foto: Cumbre del Monte Teleno
Define el diccionario de la Real Academia Española la palabra “nicho” como derivada del italiano antiguo nicchio: “Concavidad en el espesor de un muro, para colocar en ella una estatua, un jarrón u otra cosa” ó “Concavidad formada para colocar algo; como las construcciones de los cementerios para colocar los cadáveres”. Lo extraño es que se aplique este topónimo al punto más elevado del Monte Teleno: un elevado túmulo de grandes rocas donde se produce su máxima altitud de 2183 metros.
Jose Antonio Martínez Reñones, en un artículo publicado en el Diario de León, lo describía así:
«Quisiéramos saber cuántas cumbres del planeta ofrecen algo más semejante a lo que aquí se halla. El misterioso legado comienza con la sorpresa que las máximas alturas del Teleno –oiga, ¡estamos en los dos mil doscientos metros!– se alcen sobre una extraordinaria explanada, en estas tierras llamada chana, que acoge en pocos metros la Laguna de los Dioses, los pozos de sacrificio, una escalera nítidamente artificial, con trazo semejante al de una calzada, que, siguiendo el máximo del cordal, desde más de cincuenta metros, parece querer subirnos al cielo, y que nos lleva hasta el vértice. Vértice/cénit que no puede tener otra funcionalidad que la de ser un ara, el altar de las máximas ofrendas. Al pie de la cumbre, en la chana, restos de paredes cuadrangulares o de redondez castreña nos invitan a colegir templos de sacerdocio y de veneración o, más difícil, vestigios de un poblamiento transitorio relacionado con las explotaciones minerales»(1).
Mientras, el escritor y arqueólogo astorgano
Jose María Luengo sugería aquí la existencia de un desconocido templo:
«Tampoco debe desdeñarse la sugerencia hecha por el señor Macias de la posible existencia de un templo en el propio Teleno, bien en forma de construcción o aprovechándose un covacho natural que albergara a la divinidad. De ambos sistemas tenemos ejemplos en la Arqueología Hispana, tanto en la propia cultura céltica del noroeste de la península como el “Monsanto” de Portugal o los santuarios ibéricos del Collado de los Jardines, Despeñaperros, Collado de la Luz y Castellar de Santisteban.
«Sería, pues, labor muy meritoria por parte de la juventud leonesa que procurase llevar a cabo unas bien dirigidas campañas investigadoras, para indagar si en nuestro Teleno quedan aún vestigios de su antiquísimo templo. No sería difícil que les acompañara el éxito»(2).
Por mi parte, en Teleno. Señor de Laberinto, del Rayo y la Muerte, conectaba esta supuesta rampa con el recurrente símbolo de la escalera en la Historia de las Religiones, o como dejó escrito Mircea Eliade:
«Ese camino que recorren las almas de los muertos en su viaje hacia el otro mundo lo recorren también los que –por su condición excepcional o por la eficacia de ciertos ritos– logran penetrar en el cielo en vida. El motivo de la “ascensión” al cielo, por medio de una cuerda, un árbol o una escalera, es bastante frecuente en los cinco continentes [...] Cualquiera que sea el conjunto religioso en que se encuentren y cualquiera que sea el valor que se les haya dado –rito chamánico o rito de iniciación, éxtasis místico o visión onírica, mito escatológico o leyenda heroica, etc.–, las ascensiones, la subida de montañas o escaleras, el subir volando por la atmósfera, etc., significan siempre trascender la condición humana y penetrar en niveles cósmicos superiores»(3).
¿Qué mejor lugar para este ascenso iniciático, ritual de comunicación con el Otro Mundo y de muerte simbólica, que la cumbre de una montaña sagrada que como tal constituye el “centro del mundo”, el punto que por antonomasia comunica tierra, cielo e infierno? La existencia de una rampa, de una escalera al cielo construida en su punto más alto, reafirma esta interpretación que además avala la tradición local ya que existe una curiosa leyenda(4) sobre el Teleno según la cual existe una escalera de oro, con cien peldaños, que llega hasta su cumbre donde se oculta un toro de oro(5).
Bien, el pasado 9 de septiembre ascendí a la cumbre del Teleno, acompañado por Jose Antonio Martínez Reñones, Antonio Colinas, Luis Carnicero, Marina Justel, y otros
(6), con el principal objetivo de estudiar esta rampa, lo que voy a compartir con vosotros en este artículo. Os dejo las fotografías, para que juzguéis por vosotros mismos ¿estructura natural o artificial?
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(1) MARTÍNEZ REÑONES, J.A., Así se asesina a un dios, Revista de Diario de León, 13/11/2005
(2) JOSÉ MARÍA LUENGO. Estudios arqueológicos. Homenaje del Exmo. Ayuntamiento de Astorga
(3) ELIADE, M., Tratado de Historia de las Religiones. Morfología y dialéctica de lo sagrado, Ediciones Cristiandad, 2009 (1ª ed. 1949), pp. 190-196
(4) Comunicación personal de Carlos Arias Alonso a quien, a su vez, se lo relató su madre, natural de Molinaferrera
(5) GONZÁLEZ GONZÁLEZ, M.A., Teleno, Señor del Laberinto, del Rayo y la Muerte. Un enfoque etnoarqueoastronómico para el estudio de los santuarios antiguos del corazón de la Asturia, Editorial Lobo Sapiens, 2011, pp. 15-16
(6) Antonio Colinas leyó versos en lo alto del monte Teleno, Diario de León, 10/9/2012 http://www.diariodeleon.es/noticias/cultura/antonio-colinas-leyo-ve...
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