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Foto: Las imágenes muestran la existencia de dos estructuras circulares. © BBC News.
El área de actuación está en el ángulo Sur de la confluencia del Guadiamar y la Madre, Sebastián Celestino y Juan José Villarías coordinan la investigación.
El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) ha comenzado a realizar las primeras catas arqueológicas en las Marismas de Hinojos. El ambicioso proyecto español persigue poco menos que una 'quimera': hallar las ruinas de la Atlántida, la mítica ciudad descrita por el filosofo griego Platón. Sin embargo, los sueños conforman el camino que sirve de nexo de unión con la realidad más palpable y, más aún, cuando existen fundamentos más que suficientes para sostener que las ruinas de lo que fue la añeja ciudad más prospera del Atlántico se podrían encontrar soterradas bajo las marismas del municipio Condal de Hinojos.
Vía: Carlos López, Hinojos | Huelva Información.es, 30 de agosto de 2009
Los trabajos que coordina Sebastián Celestino, del Instituto de Arqueología de Mérida, conjuntamente con el investigador Juan José Villarías, siguen su curso de forma lenta e inexorable, si bien a expensas de que den sus frutos o no, se harán públicos los pormenores de la investigación.
El área de actuación comprende la zona del 'Pacil del Mal Tiempo' y 'Cardales', a lo largo del ángulo sur que se forma por la confluencia del río Guadiamar con la denominada Madre; si bien, el secreto se mantiene en lo que respecta al punto exacto en el que se han desarrollado las primeras catas. Estas perforaciones habrán de dilucidar si existe alguna actividad antrópica que pueda certificar la existencia de vestigios de un asentamiento humano sepultados o si, por el contrario, la forma que han adquirido las marismas responde a un mero "fenómeno geomorfológico".
Tal y como ya adelantó Huelva Información estos primeros sondeos han comenzado en la última semana de verano, ya que en estas fechas se produce una conjunción de factores medioambientales que favorecen los trabajos; entre ellos, por ser el momento en que más baja se encuentra la capa freática en la zona marismeña o, lo que es lo mismo, la primera capa de agua subterránea que encontramos al realizar una perforación.
Sin embargo, este periódico ha podido saber que los primeros trabajos del CSIC se circunscriben a labores de reconocimiento, todo ello a expensas de que en próximas fechas desembarque un equipo norteamericano con tecnología de última generación, con la cual se realizarán nuevas prospecciones sobre el terreno en base a las cuales se determinará la zona más idónea para proceder a las labores arqueológicas y de perforación.
El alcalde hinojero, Manuel Naranjo, (IU) confía ciegamente en que finalmente se hallen restos de la ciudad que dejó descrita para la posteridad Platón. El edil sostiene que su hallazgo "sería un hito para la arqueología y la antropología, además de blindar aun más el espacio de Doñana".
Naranjo también ha subrayado las buenas sensaciones de los científicos, dado que tanto "Sebastián Celestino Pérez como Juan José Villarías se encuentran muy ilusionados y alentados con el proyecto. Están convencidos, sin duda, de que la hipótesis de los alemanes son ciertas".
Foto: "En nuestras fotografías pueden verse los anillos concéntricos tal como los describía Platón". Doctor Rainer Kühne, Universidad de Wuppertal. BBC News.
Cabe recordar que la teoría de que las Marismas de Hinojos pudieran albergar en su seno la ciudad platoniana tuvo lugar a raíz de los estudios desarrollados por el equipo de científicos de la Universidad de Wuppertal, (Alemania), liderados por Rainer Kühne.
El científico teutón sustenta su hipótesis en base a unas fotografías realizadas por satélite en las que se apreciaba, en dichas marismas, dos estructuras rectangulares inmersas en varios anillos concéntricos que la rodean. Precisamente, tal y como describió el filósofo griego a la Atlántida.
Este señaló que la 'isla' tenía 925 metros de diámetro rodeada por varias estructuras circulares, anillos concéntricos, algunos de tierra y otros de agua. En este sentido, sostenía que las estructuras podrían ser las ruinas de un "templo de plata" en honor a Poseidón, el dios del Mar, y otro templo de oro mayor, ínfulas del Poseidón y Cleito, descripciones que aparecen en Timeo y el Critias, en los diálogos escritos por Platón.
Foto: "Plato wrote of an island of five stades (925m) diameter that was surrounded by several circular structures - concentric rings - some consisting of Earth and the others of water. We have in the photos concentric rings just as Plato described," Dr Kuehne said. Image source: Werner Wickboldt. © BBC News.
Precisamente y para justificar el hecho de que la Atlántida no se situara en una isla como describió el filósofo, Kühne hace suyas las conjeturas de su compañero Werner Wickboldt, que situó en España los vestigios de esta mítica ciudad que podría haber quedado sumergida entre los años 800 y 500 antes de Cristo por los efectos de una gran inundación. Wickbolt defendía que los griegos confundieron el vocablo egipcio costa y lo tradujeron como isla, error que fue heredado a través de los tiempos.
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Gráfico: Evolución hisórica del terreno estudiado hacia el 220 a.C, y después del tsunami. | Universidad de Huelva.
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Los sedimentos del parque de Doñana han servido de evidencia para que investigadores de la Universidad de Huelva hayan conseguido datar el primer tsunami que golpeó la costa atlántica andaluza, ocurrido entre los años 218 y 210 antes de Cristo, un hallazgo que permitirá conocer mejor estos desastres naturales.
Fuente: Andrés Marín Cejudo, Huelva | El Mundo.es, 15 de marzo de 2011
También será posible comprender la historia de las civilizaciones, ya que se podrá descifrar si, por ejemplo, los romanos ocuparon la zona después de que la abandonaran otros pueblos a causa de estas catástrofes.
"Ahora podemos tratar de descifrar si los romanos ocuparon el suroeste peninsular a partir de su triunfo exclusivo en las guerras púnicas o por el debilitamiento de la civilización asentada y desaparecida a causa de fenómenos catastróficos como el de este tsunami", aventura el investigador principal del proyecto, Joaquín Rodríguez Vidal.
Doñana es uno de los lugares donde se observaron evidencias morfológicas y sedimentarias no acordes con la evolución normal de una costa y que ha sido objeto de la investigación de tres tesis doctorales.
El método de trabajo se ha centrado primero en la reconstrucción del paisaje costero onubense a partir de fotografías aéreas suministradas por el Instituto Andaluz de Cartografía y otras fotografías realizadas por los satélites de observación de la tierra Landsat y Spot. Con estos datos "vimos cómo se posicionan las barreras de la costa, sus avances y retrocesos", explica el investigador.
El siguiente paso fue contrastar los datos obtenidos a pie de campo. Para ello, los científicos extrajeron sedimentos (arenas y conchas, principalmente) de las diferentes barreras litorales de Doñana (marismas y lagunas) y estudiaron la composición de las arenas, las turbas (restos de vegetación rica en carbono) y las conchas, todos ellos residuos llegados a la costa onubense a raíz del tsunami provocado por el terremoto de Lisboa de 1755.
Con toda esta información los científicos advirtieron en los sedimentos onubenses "características similares a las de los tsunamis", aclara Joaquín Rodríguez, tras su comparación con los sedimentos estudiados hoy a raíz de otros tsunamis como el de Indonesia en 2004.
Estos geólogos se han apoyado también en los estudios realizados en torno al terremoto de Lisboa el 1 de noviembre de 1755, un desastre que señaló el nacimiento de la sismología moderna por ser uno de los primeros en estudiarse y que provocó más de mil muertos solo en algunos pueblos de la provincia de Huelva como Ayamonte, cambiando para siempre el contorno costero.
Repetición en el futuro
El investigador explica que el proyecto continuará estudiando el fenómeno para tratar de determinar la capacidad de repetición futura de los tsunamis en la costa Atlántica del Golfo de Cádiz, "pues esta es una de las zonas más propicias a sufrir terremotos submarinos y que podría tener efectos en la costa onubense, portuguesa y marroquí".
Por ello, una de las líneas de trabajo principal del equipo de expertos es averiguar nuevos datos acerca de estos desastres naturales a partir del análisis de la recurrencia pasada, "con la dificultad de que hasta ahora sólo teníamos la evidencia histórica del tsunami de Portugal de 1755", añade Rodríguez Vidal.
Este grupo de investigación está centrado en estudiar procesos de dinámica externa de la Tierra en conflicto con el ser humano desde la perspectiva reciente y su relación con la ocupación humana del territorio, es decir, la acción de tormentas, tsunamis y cualquier otro tipo de desastre natural.
Bueno, ahora ya se entienden muchas cosas sobre esta noticia, dada en su día, y que provocaban un natural escepticismo. Resulta que todo es un cuento chino mandarín, que no ha habido tales prospecciones ni excavaciones coordinadas por el CSIC, y mucho menos por D. Celestino Sebastián Pérez, investigador de dicha institución.
El blog Planeta Sapiens lo cuenta todo al respecto. Al parecer, ha sido un montaje informativo auspiciado por el Sr. Freund y National Geographic, la cual ha visto la posibilidad de hacer un sugerente reportaje que le proporcionará buenos ingresos.
He aquí debajo el texto de Planeta Sapiens. Al final también puede enlazarse a la entrevista radiofónica de "esRadio" en la que el profesor D. Celestino Sebastián confirma que no se ha hallado en Doñana nada de nada en relación con la Atlántida.
Desde hace varios días, medios de todo el mundo han difundido alegremente que un equipo de arqueólogos estadounidenses, liderado por el profesor Richard Freund, de la Universidad de Hartford (EE.UU.), ha descubierto evidencias de la mítica Atlántida. Y, por si fuera poco, su ubicación estaría, ni más ni menos que en el Coto de Doñana. Una buena parte de los medios españoles –entre ellos ABC, El País o la agencia de noticias Europa Press– han dado como buena la afirmación, entre otras cosas porque las pesquisas de Freund parecen respaldadas por la cadena de televisión National Geographic, que casualmente estrenó el pasado domingo 13 de marzo un documental titulado Finding Atlantis (Encontrando la Atlántida).
Según las notas de prensa, el investigador estadounidense habría empleado modernas técnicas, como fotografías vía satélite y uso de georradares –además de prospecciones arqueológicas submarinas– en el célebre Parque Natural, descubriendo lo que parece ser “una ciudad sumergida” en Doñana, con una antigüedad de más de 4.000 años. Además, el documental mostraría “la que es posiblemente la pieza arqueológica más intrigante jamás asociada a la Atlántida”, un relieve en piedra hallado entre ruinas de hace 2.800 años, que representaría a un guerrero atlante defendiendo la entrada a la ciudad mítica. Sorprendente… ¿o no?
En realidad, las “hipótesis” que han vinculado las marismas de Doñana con la Atlántida llevan varios años circulando por distintos medios. De hecho, hace más de seis décadas, el célebre hispanista alemán Adolf Schulten estaba convencido de haber localizado en Doñana los restos de Tartessos –la antigua civilización del sur peninsular–, que en su opinión habría inspirado a Platón la idea de la Atlántida.
Varias décadas después, en el año 2004, la revista arqueológica Antiquity generaba un notable revuelo al publicar un trabajo del ingeniero alemán Rainer Künhe, quien afirmaba que el continente descrito por Platón podía haber quedado sumergido en el Coto de Doñana, idea que planteó a raíz de unas imágenes vía satélite captadas en 1996, y en las que supuestamente se apreciaban posibles construcciones artificiales. La situación se complicó aún más en el verano del año 2009, cuando varios medios españoles, como el diario Huelva Información, afirmaban en grandes titulares que el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) tenía previsto excavar en el Parque Natural para localizar la Atlántida.
Por aquellas fechas, un servidor estaba preparando un artículo sobre la percepción mítica que tuvieron los antiguos fenicios, griegos y romanos respecto a la Península Ibérica, así que me pareció buena idea comenzar el texto citando las distintas hipótesis de varios arqueólogos que habían situado en el Parque de Doñana los restos de Tartessos, la civilización que tanto influyó en esa imagen mítica que tuvieron de nosotros los pueblos antiguos del Mediterráneo. Fue así como entré en contacto con Sebastián Celestino Pérez, investigador del CSIC en el Instituto Arqueológico de Mérida, y uno de los arqueólogos que, según las notas de prensa, iba a buscar la Atlántida en el sur de la Península. Como ya imaginaba, la realidad era mucho más prosaica.
Sebastián me explicó amablemente que la única intención de su equipo consistía en “comprobar si en esa zona de la marisma pudo haber asentamientos humanos y en qué época“. Aquellas prospecciones no significaban que estuvieran buscando Tartessos, ni mucho menos la Atlántida, como había dado a entender la prensa. De hecho, el investigador de CSIC aprovechó para manifestar su malestar por el tratamiento sensacionalista que se había dado a la noticia. Finalmente, Sebastián me aclaró que los únicos restos descubiertos durante su investigación se reducían a piezas cerámicas de época calcolítica, nada que pudiera datarse en época tartésica, y desde luego nada que permitiera hablar de la Atlántida algo que, en palabras del investigador español, “no deja de ser una fantasía o una quimera en el imaginario popular”.
Con tales antecedentes, cuando hace dos días comenzaron a surgir las noticias sobre el supuesto hallazgo de Richard Freund, supuse que estábamos ante otro brote sensacionalista. Por supuesto, me faltó tiempo para ponerme en contacto de nuevo con el amable Sebastián, con la intención de que me confirmara si tenía conocimiento de las supuestas excavaciones del arqueólogo estadounidense. Ayer recibí su respuesta y, aunque escueta, no podía ser más explícita y clarificadora: “Estoy fuera y espero poder contestarte con más detalle mañana. Pero te adelanto que conozco bien a Freund y se ha inventado todo. Estuvo invitado unos días en Doñana, y por supuesto, nunca excavó“. Hoy, con algo más de calma, el investigador del CSIC –recordemos que fue uno de los responsables de estudiar, de verdad, posibles restos en Doñana– me confirmaba que él y sus compañeros han estado intentando luchar para desmentir la “farsa de Freund”, y se lamentaba del eco que las afirmaciones del estadounidense habían recibido en la prensa. Por suerte, Sebastián Celestino Pérez y sus colegas están ultimando un artículo científico sobre sus investigaciones durante los últimos cinco años en Doñana donde, por supuesto, no hay ni rastro de la Atlántida.
Es una pena que medios como los anteriormente citados no se hallan tomado la molestia de contrastar la información. Sobre todo teniendo en cuenta que bastaba una rápida visita a la web del CSIC para localizar el correo electrónico de los investigadores citados en varias de las informaciones y confirmar o desmentir tales afirmaciones.
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