Descripcion de una herramienta lítica: el Pico Asturiense

EL PICU ASTURIENSE

        Hacia el 9.000-8.000 a.C., la suavización del clima a escala global provocó la retirada de los fríos de las sucesivas glaciaciones lo que ocasionó la fusión masiva del hielo de los glaciales y una elevación del nivel del mar, a la vez que el calentamiento de las aguas del mismo. Estos acontecimientos ocasionaron un gran incremento en los recursos disponibles en las costas y los habitantes de la Cornisa Cantábrica aprovecharon esta abundancia de comida, salieron de sus cuevas en el interior y se trasladaron hacia la costa, donde se instalaron en otras en la misma línea costa (Cueva de Pindal) o en sus proximidades (Llanes), o en campamentos o asentamientos en las mismas playas (Bañugues, Verdicio,…).

        Las gentes asturienses se especializaron en la explotación de los recursos costeros (“cultura de los concheros”), sus yacimientos se sitúan normalmente sobre la plataforma litoral, en zonas de fácil comunicación, tanto hacia la línea de costa rocosa y de ensenadas como hacia el interior del país. La recogida de crustáceos, percebes, erizos de mar, diversos moluscos, es decir, el marisqueo y la pesca de peces de roca y playa, que se complementa con la caza de ungulados propios de bosque y sotobosque (caballos, corzos, jabalíes y ciervos), especialmente de sus crías, y de otros animales de zonas mas agrestes próximas a la línea de costa (rebecos y cabras), era su actividad principal.

Así en la costa cantábrica comienza una cultura epipaleolítica propia: el Asturiense, de la que el instrumento lítico más característico y representativo es el “pico asturiense”, elaborado a partir de un canto aplanado con retoque unifacial que lo apunta hasta lograr una herramienta con más metros de filo por kilo de piedra que ninguna de las fabricadas por otras culturas paleolíticas.

Las dataciones de los concheros por el método del C14 precisan el desarrollo del asturiense cantábrico desde comienzos del VIII milenio hasta poco después de concluido el VI (Mazaculos II en 7.340 +- 440, Coberizas en 5.150 +- 170), prolongándose en un inmediato postasturiense según indican las dataciones de los concheros de Les Pedroses (3.830 +- 180) y La Lloseta (2.510 +- 660), ya en contexto “neolítico”.

Las fechas más antiguas del asturiense se solapan con las del aziliense de algunos yacimientos de la zona cantábrica.

Al constituir el aprovechamiento de los recursos marinos la base de la alimentación de la población, el marisqueo se convirtió en una de las actividades principales y para facilitar este trabajo se diseñó una herramienta específica que suplía a lo que en Asturias se conoce como un “cuchillu ferruñosu”, es decir, un cuchillo o navaja vieja y oxidada utilizado para arrancar el marisco (principalmente les llámpares o lapas) de la roca.   

El “picu asturiente” era el “cuchillu ferruñosu” de aquella época. La herramienta se asiría de la manera que se ve en la siguiente fotografía y por golpeo desprendería al marisco de las rocas. Miles de ellas se han encontrado a lo largo de toda la Cornisa Cantábrica desde Biarritz (Francia) hasta Nigrán (Pontevedra).

El marisco recolectado era consumido en los asentamientos o en las cuevas. Los restos de esas primitivas mariscadas  eran depositados en las proximidades dando lugar a los típicos “concheros” tan abundantes en Asturias y que definen a la cultura asturiense. Si tenían sidra para acompañar al marisco, eso ya no lo sé, pero tampoco seria de extrañar.

       El picu asturiense que describo lo encontré en el cauce del Arroyo de Llantada que desemboca en el mar en la playa de Bañugues (Luanco) (ver mapa en esta misma página). Entre la playa y la margen izquierda del río, hay un importante yacimiento en donde se han recogido importantes restos de industria lítica de carácter Inferopaleolítico, aunque no se puede atribuir a una cultura determinada, ni al Achelense (Paleolítico Inferior) ni al Musteriense (Paleolítico Medio), por haberse encontrado todas estas piezas dispersas por la superficie de las playas, entre ellas la mía, recogida de entre los cantos que arrastra el cauce del arroyo.

Tal como se puede apreciar en las fotografías adjuntas se trata de una herramienta de 13 centímetros de longitud por una anchura  máxima de 7 centímetros. La herramienta está tallada en un canto rodado y aplanado de cuarcita, de los transportados por el Río Bañugues y tallados “in situ” en la propia playa, en cuyas proximidades eran utilizados en las tareas de marisqueo. Este asentamiento sería un campamento que estaría habitado por un grupo no muy numeroso de gentes dedicadas a la pesca, caza y recolección.

La talla está realizada por percusión con otro canto y el artesano le dio la forma típica, pero en este caso sin ninguna de las imperfecciones que se  pueden ver en otros ejemplares expuestos en museos e instituciones académicas.

Para más información consultar el siguiente enlace http://speedstar71.blogspot.com.es/2012/11/normal-0-21-false-false-...

 

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Comentario por Dani García de la Cuesta el abril 25, 2013 a las 2:43am

Mui buenes.

Cabe destacar que entre las variedades de marisco existentes, la mayoría no necesitan de una herramienta como esta para extraerlo/conseguirlo, excepto lo que conocemos aquí como "llámpares", lapa común, patella vulgata, endémica de las costas de los mares occidentales, que por su modo de vida se pegan, mucho, a la roca en cuanto advierten ruido o peligro, por lo que la mejor manera de obtenerlas es con un pequeño y seco golpe que no rompa la cáscara, y con un cuchillo. Curiosamente, en Asturies, sobre todo en la parte central-oriental de la marina se continúan degustando de manera tradicional "les llámpares" y en estos días de abril hasta se celebra un festival gastronómico en Quintes y Quintueles, concejo de Villavici...

Quizá esto sea sencillamente una prueba de como algunos gustos gastronómicos nos han llegado a través de milenios, ya que en otros lugares ni aparecen estas herramientas que han dado nombre a una época prehistórica, ni hay una tradición culinaria de su consumo.

Como anécdota, comentar que algunas personas, entidades oficiales, bares, panfletos turísticos, etc..., con desconocimiento del idioma asturiano, y dejadez por conocerlo, por querer traducir al Castellano el nombre de este molusco, han escrito que los asturianos comemos lámparas, y NOOO, realmente, por ahí no nos ha dado todavía. Es una vergüenza que exista esa falta de conocimientos pero por eso lo comento, por favor, que nadie pida lámparas en Asturies para comer, ya sabéis "llámpares" o lapas, aunque esto último será muy raro que lo veáis escrito en ningún restaurante. Con su consumo os estaréis acercando un poco a un periodo prehistórico, y están buenísimas, particularmente las prefiero a la marinera, muy sencillas, para no quitarles su sabor, aunque entre la gente del interior, de las cuencas mineras, han tenido más éxito con jamón y chorizo, eso, como digo, va en gustos. Salud Asturiense. 

Comentario por José María Montes Villa el abril 25, 2013 a las 8:29am
Desde luego arrancar les llampares o lapas debía ser la función principal de esta herramienta, pero yo también le veo utilidad para los mejillones y los percebes que en la mayoría de los casos están bien agarrados a las rocas. En todo caso eran unos excelentes mariscadores y unos sibaritas. gracias por el comentario Dani.
Comentario por Dani García de la Cuesta el abril 25, 2013 a las 10:33am

Muy buenas.

De nada José María. Entorno al tema del consumo, recuerdo haber leído un trabajo de Miguel Ángel De Blas en el que se comentaba cual pudo ser el método para consumir algunos mariscos que necesariamente hay que cocer, como los bígaros, minches, etc.., ya que no aparecen restos de cerámica. La solución puede estar relacionada, nuevamente, con las tradiciones que se han mantenido a través de milenios. En este caso se apuntaba la manera de hervir la leche que se conservó en algunos montes de Euskadi, donde para ello, se vierte el líquido en un zurrón y se meten dentro unas piedras calentadas en una hoguera, lo que permite realizar la cocción. De la misma manera se pudieron cocinar moluscos en los que no aparecen señales de fuego y, como decía, es indispensable su cocción para sacar el alimento. Salud.

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