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Ilustración de «Saqueo de Roma por parte de Alarico»
El tesoro de Alarico, rey de los visigodos, se busca desde hace 1600 años, creándose una leyenda que ha fascinado a historiadores y astrólogos, poetas y aficionados a la arqueología, nazis y judíos. Pero es ahora cuando con medios científicos se buscará en Cosenza, en la región de Calabria, al sur de Italia, el tesoro del rey Alarico, quien tras un largo asedio entró en Roma en la noche del 23 de agosto en el 410 d.C. Después de tres días de saqueo, Alarico se hizo con el más grande tesoro de la historia de la humanidad, teniendo en cuenta que Roma, Caput mundi en la época, poseía el fruto de ocho siglos de invasiones y conquistas. Entre las inmensas riquezas había una parte del tesoro de Jerusalén, destruida en el 70 d.C por Tito Flavio Vespasiano, que lo transportó a Roma. Entre otras joyas de incalculable valor estaría la famosa Menorah, el candelabro de siete brazos símbolo de la religión hebrea, con 70 kilos de oro y plata. El saqueo de Roma fue considerado por algunos, caso de San Agustín, como un castigo de Dios a los paganos del imperio romano.
El historiador romano Jordanes escribió, en su libro «El origen y actos de los godos», que Alarico falleció en el mismo año de su victoria en Roma y fue sepultado, junto a los tesoros saqueados, en una tumba cerca de la confluencia de los ríos Busento y Cratis, en Cosenza. Jordanes cuenta que Alarico fue enterrado con su caballo y con 25 toneladas de oro y 150 de plata, además de otras riquezas, en gran medida fruto del saqueo de Roma. Para realizar esta operación fueron escogidos prisioneros que desviaron temporalmente el curso del río, excavando una gran tumba, con las dimensiones de una basílica.
«En las profundidades del foso enterraron a Alarico con sus muchos tesoros, luego canalizaron nuevamente las aguas del río y se mataron a los prisioneros para que nadie conociera el lugar exacto de la tumba», escribió Jordanes.
Se estima que el valor de este tesoro sería hoy de unos 275.000 millones de euros, el equivalente al 15-20 % del Producto Interno Italiano (PIB). Además, su importancia cultural «sería incalculable, porque representaría las raíces de la civilización occidental», afirma el investigador Francesco Sisci (izquierda) coordinador del proyecto.
Desde hace siglos se busca la tumba del rey de los godos. Incluso Hitler se obsesionó con ese tesoro. Mientras bombardeaba Guernica, encontró tiempo para mandar a Cosenza, en 1937, a Heinrich Himmler, jefe de la policía alemana, para iniciar la búsqueda, aunque volvió con las manos vacías. Incluso Goebbels llegó a considerar el «tesoro de los godos» como uno de los irrenunciables símbolos del Reich. El rey visigodo se convirtió en una idea tan obsesiva para los nazis que bautizaron como «operación Alarico» la invasión militar de Italia.
La leyenda de Alarico ha sobrevivido hasta nuestros días, más allá de las fronteras italianas. Uno de los últimos cazadores en llegar el pasado año a Cosenza, en plan Indiana Jones, fue el politólogo Edward Lutwak (derecha), consejero militar y amigo de los Bush, declarando para sorpresa de muchos: “Ha llegado la hora de buscar de forma seria el tesoro. Hay que pasar del mito Alarico a su auténtica historia. Si Italia garantizara un buen porcentaje a quien encuentra un tesoro, como sucede en todo el mundo, habría venido aquí hace ya treinta años. Y Calabria estaría llena de gente con drones y detectores de metal”.
Ahora, el alcalde y presidente de la provincia de Cosenza, el arquitecto Mario Occhiuto (izquierda), de centroderecha, acaba de presentar en la Cámara de Diputados en Roma el plan de las investigaciones para buscar con la más moderna tecnología el tesoro de Alarico. «Troya fue una leyenda hasta que se descubrió en 1870. Y Pompeya fue descubierta casualmente en el siglo XVIII. Nosotros también estamos determinados a seguir en esta investigación, porque podría tratarse del más grande tesoro de la historia de la humanidad. Sería parte de una herencia de interés mundial», ha manifestado el alcalde Occhiuto.
Científicos italianos han identificado cinco lugares donde se cree que puede estar la tumba. «Además de las indagaciones históricas, habrá un análisis geofísico del terreno, con microondas y sondeos geomagnéticos. Tras la obtención de los primeros datos, en una zona de poco más de una hectárea, hay elementos que nos animan a seguir adelante», afirma el geólogo Giuseppe Rota.
La oposición socialista en el ayuntamiento de Cosenza es contraria a gastar dinero en esta investigación, porque la ciudad debería tener otras prioridades, como escuela, sanidad y familias pobres. Además, rechazan que se ligue el nombre de la ciudad a un sanguinario invasor. El alcalde se defiende así ante esas críticas: «Existen hoy tecnologías que nos permiten efectuar investigaciones con gastos irrisorios. Tenemos un óptimo plan. Otras ciudades han hecho su fortuna sobre leyendas mucho más superficiales: La Sirenita de Copenhague, el monstruo del lago Ness y el balcón de Romeo y Julieta de Verona». Parece claro que al alcalde le gustaría que para Cosenza fuera también un negocio el mito de Alarico.
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