Un grupo de especialistas del museo de Altamira de España ha realizado una excavación arqueológica en unas tierras consideradas por los indios Paî Tavyterâ de Paraguay como el origen de la vida humana.
Los arqueólogos españoles centraron sus estudios sobre vestigios líticos en el cerro "Jasuka Venda" del departamento de Amambay, a 530 kilómetros al noreste de Asunción y en la frontera con Brasil, uno de los principales reductos religiosos de los Paî Tavyterâ. Ese cerro, de casi 8.000 hectáreas, es el principal patrimonio de esa etnia, cuya creencia detalla que en ese lugar, del "Jasuka" (la materia primigenia), surgió "Ñande Rú" (Dios y Gran Abuelo) y también se creó el mundo y la humanidad.
Vía:
Asunción. (EFE).- La Vanguardia, 30 de abril de 2008
José Antonio Lasheras, quien encabezó la misión de arqueólogos, comentó a Efe antes de retornar a España que en las excavaciones fueron hallados tres niveles de ocupación,
"el primero de ellos con cerámica y los otros dos niveles profundos con industria lítica y sin cerámica". "Pensamos, por lo que hemos podido ver y a falta de las dataciones por carbono catorce que podremos obtener en los próximos meses con las muestras que tomamos, que podemos estar hablando de ocupaciones humanas de entre 4.000 y 5.000 años de antigüedad, es decir, segundo o tercer milenio antes del cambio de era, antes de Cristo", indicó Lasheras.
También fueron analizados los grabados históricos de los
Paî Tavyterâ, que se enmarcan en un arte rupestre "muy caracterizado por la presencia de pisadas humanas" y por signos como la huella del "jaguar, del ñandú, de un venado. (...) Es decir, lo que se ha dado en llamar en la bibliografía científica estilo pisadas", añadió. El cerro en cuestión reúne grandes abrigos de arte rupestre donde se concentran centenares de signos y figuras grabadas que los Paî interpretan simbólicamente. "Dominan los motivos geométricos pero también hay figuras humanas esquemáticas, vulvas, y lo que parecen huellas de jaguar, ñandú, venado y humanas", indicó Lasheras.
Según el arqueólogo,
"se trata de un arte rupestre datado entre el segundo milenio antes de nuestra era y la colonización española, que se extiende por toda Argentina, Bolivia y Brasil". En cuanto a los vestigios, Lasheras precisó que la legislación en Paraguay hace que el propietario del suelo sea el dueño de los hallazgos, por lo que los Paî Tavyterâ "son propietarios de las piedritas, puntas de piedra y de las herramientas líticas y los huesos que hemos encontrado, documentado, metido en bolsas y enumerado". Lasheras comentó que en los veinte días de tareas al lado de la comunidad Paî Tavyterâ se sintieron "muy bien acogidos" y dio detalles además sobre las peripecias y la mística con la que esos indígenas encaran la vida. Según Lasheras, los Paî Tavyterâ «son muy familiares, es una familia de pareja, con un hombre y una mujer y con sus hijos. Son conscientes de la familia extendida, de la relación de parentesco". "El papel de la mujer es sorprendente porque hay mujeres que alcanzan, prácticamente, un notable grado de influencia y participan en los rezos y en las plegarias igual que los sacerdotes", agregó.
El arqueólogo recordó que al segundo día de los trabajos hallaron huellas de un jaguar y de sus crías alrededor de la excavación, lo que "creó cierta inquietud" a los Paî Tavyterâ, ya que en "sus creencias y en su pensamientos" ese animal "tiene una connotación simbólica importante". "Nos tranquilizó mucho que el jaguar respetó nuestras cuadrículas, nuestras marcas, es decir, que participaba como todos nosotros en nuestro trabajo", dijo.
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