El camino termina en la base del castro. Acceder a la croa o cima no supone dificultad alguna, a pesar de estar ubicada sobre un espolón granítico que la hace inexpugnable, con paredes casi verticales hasta la misma orilla del río. En la parte más vulnerable, la orientada al norte, se practicó un profundo corte en el monte para abrir un foso. El resto del castro estaría protegido por un complejo sistema defensivo, del que dan fe las numerosas piedras diseminadas en su entorno. Tiene forma oval, con unas dimensiones que van desde los cincuenta metros en la parte más estrecha, hasta aproximadamente 150 en la zona más alargada.

En la superficie se ven restos de muros defensivas delimitando toda la croa, además de piedras cortadas y adaptadas para servir de esquinas. Por el suelo también se encuentran diseminados algunos pequeños restos de cerámica, negra y roja, de factura bastante tosca.

Desde lo alto castro se puede divisar una amplia panorámica de la ribera ourensana, en la que resaltan el monasterio de Santa Cristina de Ribas de Sil, el monte de Cabeza de Meda y las localidades de Vilouxe y Cerreda. En la parte correspondiente a la ribera soberina destacan el Cotarro das Rodas, el Cotarro do Castro y el cercano mirador de A Cividade. Y abajo, en el río, se levanta la presa hidroeléctrica de San Estevo.