Aquí podemos ver el teatro de Itálica en 2007 (incluyendo el pórtico trasero), tras sucesivas restauraciones desde 1978 (que continuaron en 2010-2011). Éstas, como se puede comprobar comparando con la imagen anterior, de 1973, han deformado por completo -y mi juicio abusivamente- el aspecto real que ofrecía cuando fue excavado. Una práctica de moda, que prima el interés político-turístico sobre la realidad arqueológica, similar a la hecha después en el teatro de Sagunto, que en aquel caso fue condenada por los tribunales. (Foto de sevilla21.com).

Sobre los nuevos trabajos, véase http://historiayarqueologia.wordpress.com/2009/12/27/entregado-el-proyecto-de-restauracion-de-italica-tras-acabar-la-excavacion/ : "El Plan Itálica 2008-2012 dedicará el grueso de los 772.000 euros contemplados en el anteproyecto de los presupuestos de la Junta de Andalucía para 2010 en la rehabilitación integral del teatro de esta antigua ciudad romana, al objeto de que el espacio escénico, edificado en el siglo I después de Cristo, albergue en 2011 la celebración del Festival Internacional de Danza de Itálica, que en 2009 regresó al conjunto arqueológico tras 17 años de exilio."

Para mí sigue siendo un misterio por qué muchos políticos -con el beneplácito de buena parte de los expertos- deciden la necesidad de invertir sumas tan considerables en ampliar, reedificar, y finalmente desfigurar, un resto arqueológico que, tras sus propias vicisitudes, nos ha llegado mutilado de una determinada manera, con objeto de poderlo utilizar actualmente, con todas las necesidades que ello conlleva y exige (accesos, comodidad, seguridad, y un largo etcétera). El tema daría lugar a un interesante (y bibliográficamente muy vetusto) debate, aunque generalmente no previo, como debería de ser, sino sobre hechos consumados e irreversibles.