as el número siete, es la prueba más contundente de que en el municipio de Las Choapas, al sureste de Veracruz, existió una ciudad maya.
Para el arqueólogo Jaime Cortés Hernández —titular del proyecto de investigación y adscrito al Centro INAH Veracruz— se trata de una ciudad que podría fecharse en el clásico medio, con un importante componente urbano. “Es un lugar densamente utilizado en el suelo, había mucha gente, a lo mejor era un centro de gobierno, una capital regional entre la costa y la cordillera, pero eso lo dirá la investigación”.
El trabajo de prospección hecho hasta ahora por los especialistas confirma que hay una relación con los mayas, probablemente a través de los zoques —una cultura sobre la que todavía se polemiza, pues hay quien hay asegura que son los herederos de los olmecas y otros que hablan de que fue un grupo maya que se desarrolló en los Altos de Chiapas—. Lo saben por las esculturas encontradas que tienen rasgos y características mayas.
El hallazgo, localizado en el ejido San Miguel de Allende, en el estado de Veracruz, en los límites con Tabasco, sería determinante para el estudio de la región maya, cuyos últimos vestigios hacia el oeste se sitúan —según las investigaciones previas— en Malpasito y Comalcalco, en Tabasco, pero nunca más allá del río Usumacinta.
Aunque parece un atrevimiento decir que hay una ciudad maya en Veracruz, el arqueólogo Jaime Cortés asegura que en esas 60 hectáreas que exploró de manera superficial, existen implicaciones iconográficas y simbólicas que confirman que la figura del monolito es un personaje divinizado. “Este tipo de personajes están en la cultura maya, no tanto en la olmeca, lo que nos amarra el dato de que hubo una dispersión cultural hacia esta parte, cercana a la costa del golfo en la región del Sotavento, que no fue precisamente olmeca”.
El arqueólogo, quien también dirigió el proyecto de la zona arqueológica de Filobobos (en el mismo estado), defiende la tesis de que fue una ciudad maya basada en los senderos, la ubicación de edificios y la posición de las edificaciones con respecto de los astros, elementos que tienen que ver más con lo semiótico (concepción propia de los mayas).
Se sabe que la región del Usumacinta y Malpasito, en Tabasco, tuvo un intenso intercambio cultural con los mayas, pero nunca se había previsto que lo tuviera con las tierras costeñas de Veracruz: “Veremos hasta dónde llegó el contacto”.
Aunque no ha habido trabajos de exploración, el arqueólogo y su equipo han registrado y localizado 120 lugares dentro de las 60 hectáreas.
El arqueólogo dice que varios de esos sitios encontrados tienen que ver con la civilización olmeca y por lo menos la sección de la cordillera, aproximadamente 30% del área explorada, tiene que ver más con la cultura maya que con la olmeca.
En esa área, pegada a la cordillera de Las Choapas, se ve el uso de plataformas naturales y elementos arquitectónicos como juegos de pelota y plazas grandes. Se encontró cerámica, pirámides aisladas, montículos, pedazos de ollas, platos, figuras de barro, cuchillos y lanzas.
Los trabajos de exploración superficial se dieron como parte de la supervisión que hizo el INAH ante la búsqueda de petróleo que realiza la Compañía Mexicana de Exploraciones (Comesa), a la altura del kilómetro 47 de la autopista Las Choapas-Raudales.
El municipio de Las Choapas tiene planeado conformar un patronato que ayude en los trabajos y a tomar decisiones; no descartan el aprovechamiento de esa riqueza cultural para el desarrollo turístico.…
un mono— con un numeral que marca en puntos y barras el número siete, es la prueba más contundente de que en el municipio de Las Choapas, al sureste de Veracruz, existió una ciudad maya.
Para el arqueólogo Jaime Cortés Hernández —titular del proyecto de investigación y adscrito al Centro INAH Veracruz— se trata de una ciudad que podría fecharse en el clásico medio, con un importante componente urbano. “Es un lugar densamente utilizado en el suelo, había mucha gente, a lo mejor era un centro de gobierno, una capital regional entre la costa y la cordillera, pero eso lo dirá la investigación”.
El trabajo de prospección hecho hasta ahora por los especialistas confirma que hay una relación con los mayas, probablemente a través de los zoques —una cultura sobre la que todavía se polemiza, pues hay quien hay asegura que son los herederos de los olmecas y otros que hablan de que fue un grupo maya que se desarrolló en los Altos de Chiapas—. Lo saben por las esculturas encontradas que tienen rasgos y características mayas.
El hallazgo, localizado en el ejido San Miguel de Allende, en el estado de Veracruz, en los límites con Tabasco, sería determinante para el estudio de la región maya, cuyos últimos vestigios hacia el oeste se sitúan —según las investigaciones previas— en Malpasito y Comalcalco, en Tabasco, pero nunca más allá del río Usumacinta.
Aunque parece un atrevimiento decir que hay una ciudad maya en Veracruz, el arqueólogo Jaime Cortés asegura que en esas 60 hectáreas que exploró de manera superficial, existen implicaciones iconográficas y simbólicas que confirman que la figura del monolito es un personaje divinizado. “Este tipo de personajes están en la cultura maya, no tanto en la olmeca, lo que nos amarra el dato de que hubo una dispersión cultural hacia esta parte, cercana a la costa del golfo en la región del Sotavento, que no fue precisamente olmeca”.
El arqueólogo, quien también dirigió el proyecto de la zona arqueológica de Filobobos (en el mismo estado), defiende la tesis de que fue una ciudad maya basada en los senderos, la ubicación de edificios y la posición de las edificaciones con respecto de los astros, elementos que tienen que ver más con lo semiótico (concepción propia de los mayas).
Se sabe que la región del Usumacinta y Malpasito, en Tabasco, tuvo un intenso intercambio cultural con los mayas, pero nunca se había previsto que lo tuviera con las tierras costeñas de Veracruz: “Veremos hasta dónde llegó el contacto”.
Aunque no ha habido trabajos de exploración, el arqueólogo y su equipo han registrado y localizado 120 lugares dentro de las 60 hectáreas.
El arqueólogo dice que varios de esos sitios encontrados tienen que ver con la civilización olmeca y por lo menos la sección de la cordillera, aproximadamente 30% del área explorada, tiene que ver más con la cultura maya que con la olmeca.
En esa área, pegada a la cordillera de Las Choapas, se ve el uso de plataformas naturales y elementos arquitectónicos como juegos de pelota y plazas grandes. Se encontró cerámica, pirámides aisladas, montículos, pedazos de ollas, platos, figuras de barro, cuchillos y lanzas.
Los trabajos de exploración superficial se dieron como parte de la supervisión que hizo el INAH ante la búsqueda de petróleo que realiza la Compañía Mexicana de Exploraciones (Comesa), a la altura del kilómetro 47 de la autopista Las Choapas-Raudales.
El municipio de Las Choapas tiene planeado conformar un patronato que ayude en los trabajos y a tomar decisiones; no descartan el aprovechamiento de esa riqueza cultural para el desarrollo turístico. (Con información de Erick Viveros, corresponsal en Veracruz)…
aje es mejor y lleva un titular menos sensacionalista que el de El País, publicado ayer una hora después, ya que no hay ningún "ingrediente secreto" que se haya descubierto ahora.
También, entre los autores que se citan, en sus famosos Diez libros de Arquitectura, el gran Vitruvio en el V.12 da la proporción (2 a 1) de ceniza volcánica (pulvis Puteolanus) que hay que mezclar con la cal quemada, el mortero y el agua cuando el cemento que se quiere fabricar es el más resistente, el hidráulico para usar bajo el agua en puertos, malecones y astilleros.
Por otra parte los romanos, aunque llevaron el opus caementicium a su máximo uso y perfección, tampoco fueron los inventores del cemento. Se ha documentado al menos desde época micénica, en algunos pavimentos del palacio de Tirinto excavado por Schliemann, por tanto hacia 1400-1200 a.C. (aquí un pequeño artículo de A.C. Sparavigna sobre ello).
Y quizá no sobre recordar ahora que en la vieja Hispania teníamos también nuestro propio "cemento", igual de indestructible que el romano pero más sencillo y menos famoso: el modesto "tapial" de barro. El propio Plinio, que las llama parietes formacei (porque se les daba "forma" con un encofrado previo de madera, la tapia) elogia el material al decir que "eran más resistentes que cualquier cemento", no está mal... De tapial estaban hechas las famosas "turres Hannibalicae", lo que hace pensar que la técnica nos debió venir del Norte de África, y en la Edad Media, y después, en España se construyó muchísimo con él. Pero vendría de Oriente, pues el material es como el adobe, o las tablillas cuneiformes, escritas sobre barro blando y luego secadas al aire, que ahí siguen después de cuatro y cinco milenios. El hombre siempre fue inteligente para usar lo poco o mucho que tuviera a su alrededor (¡y la mujer también! ;-)).
Restos de la muralla almohade de Tejada la Nueva, en Paterna del Campo (foto Diputación de Huelva).…
el fin del Imperio Nuevo. Es la primera serie documental que aporta luz sobre las verdaderas razones del éxito sin parangón de Egipto.
Cada uno de los episodios se centra en una de las piedras angulares que constituyen la base fundacional de esta extraordinaria civilización: la unificación de Egipto bajo el rey Narmer; el auge del reino del Nilo hasta convertirse en potencia mundial bajo Tutmosis III en el siglo XV a.C; la revolución religiosa en tiempos del herético Akhenatón y el gran auge de la construcción de templos durante el reinado de Ramsés II “El Grande”.
Con la ayuda de reconstrucciones dramatizadas y espléndidas animaciones generadas por ordenador, el programa resucita el mundo del Antiguo Egipto. Ciudades enteras como Hieracómpolis, Tebas y Amarna son reconstruidas mediante increíbles animaciones 3D y devueltas a la vida con sus vibrantes colores originales.
Templos de poder:
El Antiguo Egipto es inimaginable sin sus dioses. Durante el transcurso de siglos, los sacerdotes acrecentaron y afianzaron su poder. Hasta que en el año 1351 a.C el faraón Akenatón llega al trono, rompe con el culto que había mantenido unido al país durante más de 1500 años, y barre el poder sacerdotal y de sus templos. Es la mayor revolución cultural en la historia de Egipto. Amon, el antiguo dios del Imperio, es prohibido, un desafío a la tradición religiosa sobre la que se sustenta la civilización egipcia.
Este documental muestra el auge dramático y caída de Akenatón y el papel central que desempeñó la religión en los 3000 años de la exitosa historia de los faraones.…
los murales policromados más antiguos de América.
Fuente: José Manuel Novoa | El Mundo.es, 9 de junio de 2010
En la última década los descubrimientos arqueológicos en el Perú han sido constantes, hay quien se refiere ya a este país como del Egipto sudamericano. Hasta hace poco lo único que se conocía en el exterior era la cultura incaica, con su insuperable Machu Pichu, sin duda uno de los lugares más bellos del planeta, pero este país ha sido la cuna de numerosas civilizaciones mucho más antiguas que la Inca. Actualmente podemos visitar yacimientos arqueológicos que nos trasladan hasta 5.000 años de antigüedad, sin tener en cuenta los hallazgos de pinturas rupestres o petroglifos datados en 10.000 años a.C.
Hace poco más de un año se iniciaron las excavaciones en el Valle de Ventarrón, cerca de la ciudad norteña de Pomalca, a unos 12 kilómetros de Chiclayo. Explora Films participó en este yacimiento como patrocinador, al igual que en las tumbas 14 y 15 de Sipán.
Lindando con la pequeña aldea de Ventarrón, Walter Alva y su hijo Nacho, el director de estas excavaciones, se habían fijado en un montículo que tenia signos de haber sido expoliado por los huaqueros o saqueadores de tumbas. Nada hacia presagiar, a parte del instinto que todo arqueólogo posee, que bajo esa montañita se podría descubrir algo importante.
Descubrimiento premochica
Tras diez días de excavación con unos 80 trabajadores, se perfilaron unos extraños muros construidos con masas de barro, no con ladrillos de adobe como es habitual en esta región, donde la mayoría de las construcciones antiguas que se descubren son de la cultura moche. Estas enormes masas de barro presagiaban un descubrimiento premochica, es decir de 2.200 años para atrás. Los muros con contrafuertes señalaban un espacio interior en el que había una gran profusión de enterramientos intrusitos con momias de culturas más recientes, como inca y chimú, lo que demostraba que este lugar continuó siendo un sitio sagrado durante mucho tiempo.
Una vez retiradas las momias se siguió cavando hacia abajo. También se iniciaron los trabajos en los arenales de las partes bajas de los cerros que presiden este valle. Se llegó a un recinto, a unos seis metros de profundidad, en el que apareció un horno y justo al lado, detrás de un muro de barro, el principio de un mural policromado. Sin duda, aquello era un templo muy antiguo. Se cogieron muestras de ceniza de la base del hogar y se mandaron a analizar a Beta Carbón In, en Miami. Pronto se sabría la data del hallazgo.
En los cerros, un centenar hombres luchaban contra el polvo, el viento y la arena. En pocos dias dejaron al descubierto unos muros enlucidos y pintados en colores ocre, negro, y blanco, posiblemente la entrada de un santuario. También se hallaron decenas de tumbas cupisnique del periodo formativo. Se trataba de enterramientos ordinarios de gente sencilla, con poco ajuar funerario, pero lo importante era que habíamos retrocedido otros 1.000 años en el tiempo, estábamos al final de la época preceramica.
En el origen de los tiempos
Sólo los conservadores tienen la paciencia de consolidar centímetro a centímetro los hallazgos que desentierran los arqueólogos. En este caso tardaron más de un mes en descubrir totalmente el mural de al lado del horno. Representaba algo nunca visto. Según Nacho Alva, se trataba de un venado cautivo en una red. Seguramente una deidad de una cultura muy lejana en el tiempo de la que no se sabía nada en absoluto. Justamente detrás apareció otra pintura en un muro curvo. Era una pared pintada con bandas de color rojo y blanco, como la bandera del Perú, por lo que se le bautizó como El Mural Nacional.
Por fin llegaron las pruebas del radiocarbono. ¡Impresionante! Las cenizas tenían entre 4.000 y 5.000 años de antigüedad. Se habían descubierto los murales policromados más antiguos de América. El templo de Ventarrón y las excavaciones de los cerros y el valle son una fuente de información importantísima para el estudio del periodo arcaico en el Perú. Una época en la que el hombre se asentó y comenzó a interpretar lo que le decían las estrellas. Creó los primeros calendarios agrícolas y definió las estaciones. En estos templos o santuarios de intercambio de conocimientos acudían peregrinos desde muy lejos para escuchar los consejos de los sabios.
Las excavaciones continúan actualmente. Al lado opuesto al mural del venado cautivo se ha descubierto otro mural idéntico, acotando lo que podría ser el altar principal. En la parte de atrás, otro horno en forma de chacana, la cruz inca, hecha por tierra todas las teorías que había sobre esta formación en cruz, al comprobarse que es mucho más antigua de lo que se creía. Lo ultimo que se ha excavado ha sido un recinto circular, en cuyo entorno se han recuperado catorce tumbas cupisnique. Los descubrimientos continúan, junto a la apasionante aventura de la arqueología peruana.
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Hallada en el subsuelo de Londres una valiosa pieza de orfebrería romana
MADRID, 7 May. (EUROPA PRESS) -
Los hallazgos arqueológicos no siempre se producen en zonas inhóspitas [¿¿??]. Un equipo de especialistas ha descubierto un refinado plato policromado correspondiente a la época romana en pleno Londres. [...] El plato está decorado profusamente con centenares de pequeñas piezas de cristal a modo de petalos con un complejo patrón que se repite.[...] La complejidad de su manufactura indica que el plato tenía un alto valor de orfebrería para su época...
Y esto hoy en día, que incluso el DRAE está al alcance de cualquiera...…