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Foto: The newly discovered circular earthwork enclosure La Loma del Real Tesoro II (near Carmona). Image: SFB 1070 RessourcenKulturen, Javier Escudero Carrillo and Helmut Becker. Universidad de Tubinga.
Un equipo de arqueólogos de la Universidad alemana de Tubinga ha descubierto en las cercanías de la ciudad española de Sevilla una estructura de anillos concéntricos que han datado en la época de la Cultura del Vaso Campaniforme, surgida en la zona entre los años 2600 y 2200 a.C.
Fuentes: Universidad de Tubinga | La Brújula Verde | Ancient Origins | National Geographic, 9 de agosto de 2016
Tal y como se indica desde el magazine digital La Brújula Verde, dicha estructura constituye un ancestral complejo que pudo ser utilizado para la celebración de rituales. Se trata de un hallazgo sumamente importante porque es el primero de este tipo que se encuentra en el sur de Europa: hasta dar con él todas las estructuras semejantes conocidas habían sido localizadas en la mitad norte del continente europeo.
El yacimiento donde apareció la estructura en cuestión es el de Valencina de la Concepción, un importante centro de la Edad del Cobre ubicado a las afueras de la capital sevillana. Un yacimiento prehistórico que se dio a conocer a partir del descubrimiento del dolmen de La Pastora en 1860: una gran tumba megalítica.
Foto: Corredor del dolmen de la Pastora, primer hallazgo descubierto en el yacimiento de Valencina de la Concepción, en Sevilla. (Cazalla Montijano, Juan Carlos/CC BY SA 3.0)
Transcurridos los años, a partir de 1970, lograron sacarse a la luz las primeras estructuras del poblado interpretadas como silos, cabañas o fosos. Las estimaciones realizadas proponen una superficie total para el yacimiento de unas 470 hectáreas: una extensión única en toda la península Ibérica.
Valencina era un poblado donde ya se practicaban la agricultura y la cría de ganado. Además existen claras evidencias de que comerciaban sus productos agrícolas con otros asentamientos más lejanos, puesto que se han recuperado artículos de lujo como colmillos de elefantes de África y Oriente Medio y cuentas de ámbar del norte de Europa. También es muy probable para los expertos que comerciasen con el mineral de cobre extraído de las montañas cercanas.
La estructura de anillos concéntricos, recientemente descubierta, se encontró a unos 50 kilómetros al este de Valencina. Abarca unas seis hectáreas, y en ella también se hallaron joyas y fragmentos de huesos, cuya datación por radiocarbono ha confirmado que dicho asentamiento fue habitado durante la cultura del Vaso Campaniforme, hace unos 4.600 años. Los rastros de quemaduras aparecidos en los grandes ladrillos de arcilla parecen indicar que se trataba de un recinto ritual, aunque los arqueólogos todavía no están completamente seguros de ello.
Foto: Rastros de quemaduras sobre la superficie de un gran bloque de arcilla hallado en el fondo del recinto circular: ¿un lugar de culto? (Fotografía: RessourcenKulturen/Javier Escudero Carrillo/Elisabet Conlin/Universidad de Tubinga)
La estructura, formada por varios fosos circulares con aberturas de entrada a intervalos regulares, presentaba en su centro un profundo agujero circular de unos 19 metros de ancho, donde precisamente aparecieron los grandes ladrillos de arcilla con marcas de quemaduras. Sin embargo, por el momento no se han recuperado evidencias que demuestren que el lugar fuese utilizado después de la Edad del Cobre, por lo que los investigadores creen que fue ocupado de manera intensiva durante un período de tiempo relativamente corto.
“Es muy inusual en España, ya que este tipo de estructuras circulares solo se encuentran al norte de los Alpes, y la mayoría tiene mil años más de antigüedad que ésta. El lugar está estratégicamente situado cerca de una antigua fortaleza en el río Guadalquivir, cerca de las montañas de Sierra Morena, ricas en mineral de cobre”, ha explicado Javier Escudero Carillo, uno de los investigadores que hallaron esta estructura.
Los arqueólogos intentarán descubrir ahora la procedencia de los muchos materiales encontrados, entre los que destacan piedras de moler y herramientas de piedra. Asimismo intentarán recabar información acerca de la dieta y el estilo de vida de los habitantes del asentamiento, mediante análisis de sedimentos, polen y huesos de animales.
Foto: Fragmentos de piezas cerámicas de la Edad del Cobre hallados en el yacimiento de Valencina de la Concepción (Fotografía: La Brújula Verde |Universidad de Tubinga.)
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¿Podría relacionarse el hallazgo con una cultura autóctona avanzada posterior, e independiente a la Fenicia?
Hay muchos elementos que indican la continuidad y desarrollo de este grupo: Elementos culturales, metales, geografía.
Si bien tuvo que enriquecerse con el contacto con los pueblos extranjeros, la civilización local debía de ser bastante avanzada, si ya hace 4.600 años, si no más, contaban con estos conocimientos.
Fuente: diariodesevilla.es | 12 de agosto de 2016
Eso parece un crematorio. Si bien las costumbres funerarias de esos lugares serían para esas fechas de inhumación en cistas, también es verdad que hacia el final del Bronce, principios del Hierro las costumbres funerarias cambiaron y las necrópolis fueron de incineración.
Durante este verano se conocía a través de distintos medios de comunicación del descubrimiento entre Carmona y Lora del Río, cerca de Guadajoz, de unas misteriosas estructuras circulares por parte de unos arqueólogos de la Universidad de Tübingen (Alemania) y datadas en torno al año 2600 a.C.
Un descubrimiento, se informaba entonces, “singular y único en el Sur de Europa”, pues dichas estructuras, que forman unos anillos concéntricos excavados en el terreno, son propias del Norte de Europa. Puestos en antecedentes, en estos días el visueño Manuel Ruiz Pineda ha dado con otro hallazgo similar, “mucho más espectacular”, afirma para este medio, entre las localidades de Carmona y El Viso. “Se trata de unas estructuras similares a las aparecidas este mes de agosto. Una serie de anillos circulares y concéntricos con la diferencia de que están formados por rocas y pueden verse los afloramientos de la roca que los forman y de dimensiones similares a las de un campo de fútbol”, detalla para La Voz de El Viso.
EL VISUEÑO MANUEL PINEDA, QUIEN HA DESCUBIERTO ESTAS ESTRUCTURAS, ASEGURA QUE SE ESTÁ ANTE UN YACIMIENTO ARQUEOLÓGICO “ÚNICO Y ANTIQUÍSIMO”
Como consecuencia directa de su falta de reconocimiento y abandono, en su mitad destruidas por el rebaje del terreno y la construcción de una nave, la perfección y majestuosidad de las estructuras sólo son apreciables “de forma nítida” mediante fotografías satélite, como aprecian en la imagen, y matiza que “la enigmática elipse que engloba a los anillos circulares” hace pensar en la posible “existencia de fines astronómicos”, apunta.
A la espera de las investigaciones pertinentes que confirmen la oficialidad de este descubrimiento, se estaría ante un yacimiento arqueológico “único y antiquísimo”, a tiro de piedra de “El Acebuchal” donde Jorge Bonsor encontró precisamente una colección de Vasos de la era Campaniforme. El hallazgo de este visueño ha sido comunicado al profesor Bartelheim de la Universidad de Tübingen, quien ha considerado el descubrimiento como de “muy interesante”.
Fuente: Asociación Hespérides Andalucía
http://asociacionhesperidesandalucia.es/2016/10/25/descubren-entre-...
Foto: excavaciones en Loma del Real Tesoro (Carmona, Sevilla).
La Loma del Real Tesoro, un paraje a las afueras de Carmona (Sevilla), rompe los esquemas a cualquier arqueólogo o aficionado a las piedras y la prehistoria. Uno llega atraído por el rumor de uno de los descubrimientos más importantes del periodo calcolítico tardío y espera encontrarse con unas piedras descomunales, cuya colocación desafíe a los conocimientos físicos o ingenieros de la época. Pero la vista se pierde en el horizonte, porque el hallazgo de los investigadores de la Universidad de Tubinga (Alemania) hay que verlo mirando al suelo, de donde surge una sucesión de zanjas de dos metros de profundidad y cuatro metros de ancho. Son circulares y concéntricas, comunicadas con un agujero circular de 19 metros de ancho en el centro que albergaba restos de ladrillos de barro con huellas de haber sido sometidas al fuego.
Se trata de un hallazgo inusual en la península Ibérica, no solo por su planta de estructura descubierta y horadada en el suelo sino por la cronología de la misma, según detalla el director de la excavación, el arqueólogo sevillano Javier Escudero. Otras referencias europeas sitúan estas construcciones entre los años 3000 y 2800 antes de Cristo, en la Edad del Cobre, pero las pruebas de datación radiocarbónicas a los restos cerámicos hallados remiten al periodo campaniforme, en el último tercio del tercer milenio, sobre el año 2400 o 2300. Una rareza única en España hasta ahora.
«Aunque los recintos de fosos son bastante conocidos durante la prehistoria de la península Ibérica -detalla el investigador-, la peculiaridad es que se trata de un recinto bastante tardío y con una disposición que recuerda a los 'causewayed camp' británicos o a los roundels del norte de Europa por su forma concéntrica casi perfecta más que a los recintos de fosos peninsulares» al uso.
Las zanjas fueron descubiertas en el 2002, cuando el Ayuntamiento de Carmona inició una revisión de los yacimientos asentados en el término municipal -en torno a medio centenar- y se localizaron en la zona fragmentos de cerámica campaniforme y tallas líticas en la superficie. Pero no sería hasta el 2015 cuando la Universidad de Tubinga decidió realizar una prospección geofísica para identificar el recinto de fosos como parte de un proyecto multidisciplinar que analizaba la importancia de los recursos en la evolución socioeconómica de diversos grupos humanos.
En la península Ibérica se detectaron dos zonas bien diferenciadas para concretar esa evolución en el tercer milenio antes de Cristo. Por un lado, el valle del bajo Guadalquivir, considerada una zona muy rica en recursos donde destaca el yacimiento de Valencina de la Concepción, un paraje de más de 400 hectáreas y en el que se han documentado recursos tanto locales como extra-peninsulares (huevos de avestruz, sílex, marfil o ámbar). La segunda área de investigación se localizaba en el interior, en torno al valle medio del río Tajo, donde los recursos eran más escasos en comparación con el valle del Guadalquivir.
Los recintos de fosos están documentados por toda la península. En Portugal destacan Perdigoes (Reguengos de Monsaraz), Xancra, Alcalar... En España se pueden encontrar La Pijotilla (Badajoz); Marroquíes Bajos (Jaén) o la ya mencionada Valencina, también en Sevilla. Pero se trata de construcciones datadas en el Neolítico final y durante el tercer milenio antes de Cristo, nunca tan tardías como La Loma.
De momento, las dimensiones se han calculado por fotografías aéreas y radiografías del terreno, dado que solo se ha destapado la mitad, y el resto permanece sepultado por un sembrado de aloe vera y árboles. El dueño, un particular, no se opone a la investigación, pero hacen falta recursos económicos y ahí ya empiezan los retrasos para poder averiguar el origen de estas zanjas.
En este sentido, las características del lugar pueden ayudar a la hora de establecer su funcionalidad, que aún deben concretar las investigaciones. «El recinto está ubicado en una gravera de la terraza del Guadalquivir, lo que desde el punto de vista constructivo no lo hace en el lugar más favorable para este tipo de yacimientos -dice Escudero-, pero la localización es muy buena desde el punto de vista estratégico: desde ahí se controla un posible antiguo vado del Guadalquivir».
Además, «está cerca de bastantes recursos, tanto mineros [especialmente cobre] como líticos de diferentes tipos localizados al otro lado del río». La ubicación también es privilegiada en cuanto a cualidades agrarias: se sitúa en la confluencia del río Guadalquivir con el río Corbones, en la vega de Carmona. Una zona especialmente fértil.
El recinto fue excavado en el terreno y rellenado en la misma época. Se ha descartado que tuviera una finalidad defensiva o para uso residencial, por lo que Escudero aventura que su finalidad era religiosa, un lugar destinado al culto. Por sus dimensiones, tuvo que ser un proyecto colectivo, señala Elisabeth Conlin, otra de las investigadoras. «Grupos de personas que se unían en meses concretos del año y a partir de un ritual», se atreve a aventurar. El misterio, de momento, continúa.
Entre olivos y cereales, semiocultos por unas colinas, cualquiera diría que en la Vega de Antequera se encuentra uno de los más importantes focos del Paleolítico y del Neolítico en la Europa continental. Las moles pétreas de Menga, Viera y El Romeral, han sido calificadas como el Stonehenge español, y su peculiar disposición han hecho merecedor a este conjunto de dólmenes de un puesto en el listado de espacios naturales Patrimonio de la Humanidad. Y es que, a diferencia del resto de túmulos prehistóricos del arco mediterráneo, los dólmenes españoles no están orientados hacia la salida del sol, sino hacia dos supuestas montañas sagradas.
Esta peculiaridad permitió vencer las reticencias de la Unesco a incluir de nuevo en su listado una candidatura de la cultura europea, que considera sobrerrepresentada. Y es que Menga, el mayor dolmen del conjunto, es el sepulcro de corredor más grande del continente, y el único en Europa continental que se orienta a una montaña antropomorfa, la Peña de los Enamorados. El perfil de un humano durmiente solo se aprecia desde la boca del dolmen, porque, en cuanto uno se mueve, se vuelve una simple cresta montañosa más. Justo en lo que sería la barbilla de ese rostro se descubrieron pinturas rupestres esquemáticas de color rojo datadas en la época neolítica, coetáneas a la construcción de Menga. También restos de lo que pudo ser un menhir.
El tholos de El Romeral, por su parte, es uno de los raros casos de orientación a la mitad occidental del cielo. Apunta al conjunto cárstico de El Torcal, al que se atribuían propiedades mágicas, y su técnica de construcción cautiva a los arqueólogos: un corredor adintelado al fondo del cual se encuentran dos cámaras en las que las piedras van sobresaliendo progresivamente en cada hilada, de forma que se consigue una bóveda casi perfecta, algo impensable desde nuestra perspectiva para esa época.
Destinado a prácticas funerarias, el conjunto ofrece a los científicos una visión excepcional de una sociedad prehistórica altamente organizada en la edad del bronce. No solo capaces de mover bloques de 180 toneladas y unos 40 metros cuadrados, sino con una planificación arquitectónica excepcional que promovió la primera integración consciente de paisaje y arquitectura de la prehistoria europea.
Fuente: elperiodico.com | 6 de noviembre de 2016
El lugar donde se ha realizado el hallazgo arqueológico, la Loma del Real Tesoro - CEDIDA
Una investigación científica sobre el complejo «concéntrico» de zanjas descubierto en el entorno de Carmona, conocido como La Loma del Real Tesoro, señala el «enigmático» y «enorme hoyo» que parece ser el «corazón y origen» de este enclave, cuya antigüedad se remonta al tercer milenio antes de Cristo y cuyas funciones para las antiguas poblaciones de la zona sigue pendiente de ser averiguada.
Este estudio, firmado por los arqueólogos Javier Escudero Carrillo, Marta Díaz-Zorita, Martin Bartelheim y Leonardo García Sanjuán, gira en torno a la zona arqueológica de La Loma del Tesoro, enclavada en el término municipal de Carmona, a unos dos kilómetros de la población de Guadajoz y descubierta allá por 2002.
Las labores de investigación de las que parte este estudio científico recogido por Europa Press, realizadas allá por 2015 y 2016, pusieron así de manifiesto que «el centro del complejo (descubierto) está ocupado por una estructura circular de un diámetro estimado de 20 metros y un área de 315 metros cuadrados».
Así, el estudio elaborado por los citados arqueólogos describe el recinto descubierto mencionando cuatro cercas cavadas de manera «concéntrica alrededor de la gran estructura central», si bien el trabajo de campo también incluyó el hallazgo de otras dos zanjas más distanciadas de las ya descritas, con diferente ordenación y «mucho mayor diámetro».
Igualmente, el informe detalla que las excavaciones arqueológicas que siguieron a las fotografías aéreas y las prospecciones geomagnéticas se saldaron con la identificación de un total de «32 estructuras» en la principal concentración de cercas, tratándose tales estructuras de fosos, hoyos «cónicos» o «cilíndrícos», piletas circulares u ovales y una «macro estructura negativa» o gran hoyo de 2,2 metros de profundidad y un diámetro de 16,5 metros.
Las excavaciones, además, arrojaron el descubrimiento de «fragmentos de cerámica» presumiblemente pertenecientes a «platos, tazas o cuencos», entre otros utensilios domésticos, algunos de ellos incluso con decoración.
Y aunque «la cronología precisa» de cada uno de estos elementos seguía "en estudio" a la hora de redactar este informe, los autores del mismo exponen en dicho documento que «de acuerdo con los indicios disponibles, el enclave habría estado en uso durante un largo periodo de tiempo, abarcando la totalidad del tercer milenio antes de Cristo».
Con tales elementos sobre la mesa, los arqueólogos que firman este estudio recogido por Europa Press exponen que la zona de la Loma del Real Tesoro está localizada «en una posición estratégica» respecto al río Guadalquivir, su afluente Corbones y el escarpe de Los Alcores, mientras la investigación de los fragmentos de cerámica descubiertos en cada uno de los dos sectores en los que se divide el yacimiento arqueológico sugerirían que ambos espacios habrían sido «contemporáneos», pero quizá habrían desempeñado «diferentes funciones».
En primer lugar, los autores del informe prestan especial atención a que «la ordenación o plan de las cinco zanjas más interiores» descubiertas en el sector número dos del yacimiento arqueológico «parece gravitar alrededor de una gigante, profunda y aún enigmática marca circular negativa localizada en su centro». «Este enorme hoyo parece yacer en el corazón y el origen del sistema completo de zanjas», exponen los arqueólogos, recordando eso sí que estas "impresiones preliminares están pendientes de más análisis».
Además, aunque los arqueólogos señalan que la ordenación concéntrica de las enormes zanjas es «el resultado de una idea o plan preconcebido», lo cierto es que «aún es imposible decir si estas cercas fueron cavadas y usadas como parte de un proyecto ejecutado en un momento concreto, o fueron producidas durante un largo periodo, como resultado de la repetición de prácticas sociales en el enclave», hipótesis esta última que cuenta con más respaldo por parte de estos expertos.
Finalmente, los autores de este estudio plantean el «debate» destinado a resolver si este enclave fue una villa, un lugar de encuentro que acogiese los rituales y celebraciones de las comunidades humanas del tercer milenio antes de Cristo o «la mezcla» de ambos aspectos, extremo que habrá de ser resuelto mediante nuevos estudios.
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