Cueva de la Victoria, en Rincón de la Victoria, uno de los yacimientos menos explorados. / F. TORRRES

La prehistoria en Málaga está viviendo una revolución transversal que llama a la puerta de las comunidad científica en todo el mundo. A lo largo de los últimos meses, la confirmación de que las expresiones artísticas de la Cueva de Ardales  corresponden a los neandertales y que fueron realizadas hace no menos de 65.000 años (y su correspondiente controversia), ha puesto de súbito las páginas más antiguas de la Historia malagueña en el primer plano de la actualidad. Este hito, acompañado de otras buenas noticias como la reciente aprobación de un nuevo estudio en la antaño abandonada Cueva de la Victoria, ilumina las sombras del mapa de la prehistoria que surca la provincia de Málaga: trece puntos de gran valor arqueológico (y seis museos) que brindan una oportunidad única para conocer los orígenes del ser humano en el Mediterráneo.

Para entender la prehistoria en Málaga (el amplio periodo histórico que comienza con la aparición de los homínidos y acaba con las primeras escrituras, en torno al año 3.300 antes de Cristo), es necesario dejar de lado los términos 'municipio' o 'ciudad'. El arqueólogo Pedro Cantalejo, uno de los máximos representantes del ámbito científico malagueño, aporta una división geográfica que a día de hoy sirve para conocer los puntos en los que el Paleolítico y el Neolítico siguen vivos: territorios de Ronda y Sierra de las Nieves, zona interior en torno al eje norte-sur de Antequera, lo que ahora es la Axarquía, y el resto de la costa hasta Marbella. Cada una de estas divisiones geográficas cuenta con diferentes representantes de cada época y albergan asentamientos que estuvieron conectados en su día.

Costa central y occidental

El yacimiento situado más al sureste de la provincia es conocido como el Poblado de Alcorrín, en Manilva. Uno de los investigadores que dirige los trabajos que allí se desarrollan con fondos alemanes, José Suárez, explica que es una gran representación del periodo conocido como Bronce Final, en torno al siglo VIIIa. C., uno de los últimos tramos de la prehistoria. Cuenta con un asentamiento fortificado y una importante muralla dispuesta de torres y fosos. A escasos kilómetros, la necrópolis dolménica de las Corominas (Estepona), ofrece junto a su museo una potente representación del final del Neolítico. De este mismo periodo hay dataciones en las cuevas de Torremolinos.

Ronda y entorno

La cueva de La Pileta, en Benaoján, cuenta con una de las más grandes representaciones pictóricas (derecha) de la provincia gracias a dataciones desde hace 40.000 años hasta hace 4.000 (del Paleolítico al Neolítico). José Tomás Bullón, propietario y guía de la cueva, explica que entre el arte figurativo y el neolítico hay más de 20.000 símbolos. Además, es uno de los yacimientos que lleva más tiempo abierto al público de Europa, desde 1920. También en Benaoján, el visitante puede asomarse a la Cueva del Gato, un hervidero neolítico que está en plena fase de investigación, ya que ha sido objeto de expolios y se conoce muy poco sobre ella. La alcaldesa de la localidad, Soraya García Mesa, destaca la el hallazgo en los años sesenta de «tres esqueletos humanos, que parece que fueron enterrados con algún tipo de ritual funerario».

Territorio de Antequera

Esta extensa zona es una de las que más representaciones contiene y en la que el recorrido por las diferentes etapas de la prehistoria malagueña tiene más paradas. La pequeña Sima de las Palomas, en Teba, esconde un gran valor. El científico alemán Gerd Weginer, director del Neanderthal Museum y coordinador de los trabajos que allí se están llevando a cabo, explica que se trata de un lugar «único» para conocer al hombre neandertal. «La datación más antigua es de hace más de 50.000 años, y por debajo hay un paquete enorme y rico en ocupaciones de este periodo». Además, hay restos sin analizar del Paleolítico Superior. «Es un lugar fascinante para conocer la transición del neandertal al hombre moderno», concluye.

Muy cerca de la sima, la Cueva de Ardales conserva más de 50 figuras y otros símbolos pertenecientes al Paleolítico Superior (Solutrense y Magdaleniense, 18.000-14.000 a. C.), y también se han encontrado restos de época epipaleolítica (8.000 a. C.) y del Neolítico-Medio-Final (4.000 a.C.), además de haber centrado el estudio sobre las primeras expresiones artísticas de los homínidos, actualmente fechadas en torno al año 65.000, 20.000 años antes de lo que se consideraba el origen del arte.

Arqueólogos en la Cueva de Ardales

En la misma zona, como máxima representación del Megalítico en la provincia (y único monumento natural reconocido como patrimonio de la humanidad por la Unesco en Málaga), descansan los Dólmenes de Antequera. El conjunto monumental (compuesto por el Dolmen de Menga, el Dolmen de Viera y Tholos de El Romeral, acompañado de La Peña de los Enamorados y El Torcal) está considerado como uno de los máximos exponentes del Neolítico en el sur de Europa. Bartolomé Ruiz es su gestor, responsable de múltiples programas de divulgación, ya que el monumento es uno de los más visitados de la provincia por su valor cultural e histórico.

Ligeramente más al sur, en Campillos, se encuentra la Necrópolis de las Aguilillas, una representación directa de los ritos funerarios llevados a cabo en cuevas artificiales (también de corte megalítico, al igual que los Dólmenes de Antequera). Existe un sendero circular para visitar las tumbas de la Necrópolis, un total de siete yacimientos que se conservan en un estado envidiable y permiten conocer de cerca la relación que el ser humano ha mantenido desde sus orígenes con la realidad que le espera tras la muerte. En Alameda hay una necrópolis calcolítica que guarda cierto parecido, aunque se cree que se construyeron en tercer milenio antes de nuestra era.

Axarquía

En lo que hoy es la comarca de la Axarquía se forjó lo que hoy es uno de los máximos exponentes del arte rupestre andaluz: la Cueva de Nerja  (izquierda). El responsable de su conservación, Luis-Efrén Fernández, conoce de cerca su valor: «Desde su descubrimiento en 1959, la Cueva de Nerja se constituye como uno de los mayores yacimientos de Europa». La secuencia arqueológica que han podido datar en el Instituto de Investigación Cueva de Nerja abarca desde las etapas finales del Paleolítico Medio hasta los momentos iniciales de la Edad del Bronce. «Fue durante el Paleolítico hábitat y, de forma muy evidente, santuario rupestre», añade el responsable. Al margen de varios cientos de manifestaciones gráficas simbólicas, «hasta el momento se han registrado más de medio centenar de elementos figurativos, con un bestiario que se centra, casi exclusivamente, en cérvidos, caprinos y équidos».

Pero los habitantes de Nerja también dejaron huella de su paso en las épocas productivas (Neolítico y Edad del Cobre). «La cueva se utiliza en sus salas exteriores como aprisco para el ganado, zona de vivaqueo temporal y, de manera muy importante, como espacio funerario».

En el límite comarcal se esconden las decenas de cavidades de La Araña, en las que habitaron múltiples comunidades cazadoras y recolectoras del Paleolítico y otros periodos. Entre Nerja y La Araña está el conjunto de la Cueva del Tesoro y La Victoria, dos yacimientos de gran valor que reflejan en sus diferencias la importancia de la conservación. La primera es conocida por toda la sociedad y visitada anualmente, mientras que la segunda sigue guardando grandes misterios.

Fuente: diariosur.es | 30 de septiembre de 2018