Gran altar de sacrifios de Bascarrabal desde el sur.

Cuando en el año 1997 se realizaban las obras de la variante N-110 a Plasencia, kilómetro y medio al oeste de Ávila en la conocida dehesa de Bascarrabal salieron a la luz unos restos arqueológicos que tras las consiguientes prospecciones y excavaciones pusieron de manifiesto (según los investigadores) la existencia en esa zona de una sucesión de asentamientos cuya cronología iba de finales del Neolítico a los inicios del Hierro (3000 al 600 a. de C., aproximadamente).

Como en otros lugares, salvo que fuesen muy evidentes, nadie se molestó en buscar los posibles elementos de culto, o quizás sí, pero aunque los investigadores los tuvieron ante sus ojos no fueron capaces de identificarlos, quizás porque no eran lo monumentales que esperaban, pero es que estábamos en la Prehistoria.

 Posible altar. Nueve años después, 2006, Julio Collado, maestro local, descubrió en la zona del cerro de San Mateo, situado al norte de la dehesa de Bascarrabal, una pequeña roca con una cavidad y una escotadura lateral de la que dijo el arqueólogo territorial: "casi con toda seguridad, la piedra en cuestión se trata de un altar rupestre y no de uso funcional”. Esta posible piedra sagrada tiene 1,5 m. de altura y está coronada por una pileta, sensiblemente circular, de 0,6x0,6 m. de diámetro y 20 cm. de profundidad, con una escotadura de desagüe, de 10 cm. de anchura, en la parte sur que llega hasta su mismo fondo. Pese a lo dicho, nada evidencia en esta piedra que el hombre haya intervenido en ella.  

Bascarrabal está situado a las puertas de Ávila pero aunque en ese tiempo llevaba más de tres años investigando sobre las piedras sagradas y publicado varios artículos sobre el particular, aún no había investigado en este lugar. Esta noticia fue el detonante.

 Parte superior del altar

GRAN ALTAR DE SACRIFICIOS. Dado que lo zona es relativamente reducida no tarde en localizar en un promontorio rocoso situado al oeste del yacimiento, sobre el valle del arroyo Duruelo, dando vista al oeste, un impresionante grupo de enormes rocas rodeando otra, también de enorme tamaño, con forma de gigantesco cuenco natural, de 3 m. de largo, 2,5 de ancho y 2,5 de alto.

Canal de desagüe. La concavidad es natural pero no la canal disimulada bajo milenarios residuos naturales de 0,60 cm. de largo, 8 de ancho y 10 de profundidad máxima, la cual tiene por objeto desaguar, los líquidos recogidos en la concavidad.

Altar desde el Norte.

Escotadura. Además, como inconfundible huella de la intervención humana en ella y a la vez como sello de autenticidad de la función cultual que desempeño, presenta la roca, en su parte oeste, justo por debajo de la canal de desagüe, una escotadura, redondeada de 20 cm. de longitud, 6 de anchura y 2 de profundidad destinada al acople en ella de una vasija receptora de los líquidos (sangre seguramente), procedentes de la parte superior de la roca. 

Forma en que se recogería la sangre procedente de los rituales.

Es decir que, con toda probabilidad, la roca en cuestión se trata de un monumental altar rupestre destinado a inmolar grandes animales e incluso seres humanos. Una excepcional piedra que por su tamaño, características, y antigüedad, se sitúa a la cabeza de las encontradas en la provincia de Ávila y entre las más destacadas de España

Gradas y piedras hincadas. El acceso a la parte superior del altar debía hacerse por la roca aplanada que se encuentra al noreste pues junto a ella aún pueden verse varias y antiguas piedras alargadas que pudieron servir de tosca escalinata. También quedan allí, pese a haber transcurrido tres o más milenios, algunas piedras hincadas destinadas seguramente a establecer un círculo sagrado en torno al lugar.

SEGUNDO ALTAR. Dos decenas de metros al norte del anterior altar, en un lugar un poco más elevado, existe otro inconfundible y original altar rupestre aunque de características distintas al anterior. Una roca de sección redondeada de 3,3 m. de largo, 2,1 de ancho y 0,8-1,5 de alto en cuya parte alta, lisa e inclinada dirigida al Sur se ha labrado un burdo rebaje semicircular, de 1,2x0,9 m. de amplitud y 6-16 cm. de profundidad y, en su centro, una cazoleta ritual de 7 cm. de diámetro y 2 de profundidad.

Posible relación con el anterior altar. Otro impresionante y originalísimo altar rupestre, seguramente relacionado con el anterior pues la sangre recogida en aquel bien podría ser ofrecida en este de similar forma a como hacían otros pueblos (los hebreos, por ejemplo, tras inmolar al animal frente a la puerta de la reunión del Tabernáculo recogían su sangre para regar el gran Altar de los Holocaustos u ofrecerla en el Altar de los Perfumes, situado en el lugar Santísimo del Tabernáculo, para los ritos de absolución de los pecados.

Conclusión: La concentración y monumentalidad de los dos elementos referidos y otros de menor entidad que no se citan, evidencian que en alguna etapa entre el Neolítico y el Hierro este lugar constituyó un auténtico santuario rupestre, el más importante seguramente del yacimiento donde aquellas gentes rindieron culto a su panteón divino cualquiera que este fuese.

A ver si esto anima a los "busca altares"