Al parecer, y desde el primer momento del hallazgo, tanto José Luis Lozano, como el Concello de Castrelo do Val y sus vecinos querían que la pieza permaneciese en el lugar. Que se habilitase una zona en donde poder mostrar el hallazgo en la localidad para también animar a la gente a visitar el concello. Pero desde hace aproximadamente un año desde la Xunta se exige el depósito de la pieza en el Museo Aqueolóxico Provincial -en donde por ley , dicen, debería estar- pero ni el propietario ni el concello entienden que se envíe una pieza a un lugar que permanece cerrado desde hace años, imposibilitando la visita.
A día de hoy, el petroglifo se encuentra en el bajo de una vivienda, a la espera de buscar un lugar adecuado. Pero esta semana la dirección general de Patrimonio dejó claro al dueño y al concello que si no la entregan se enfrentarán a una multa que oscila entre los 60.000 y los 150.000 euros.