Tell Balata, la antigua Siquem

 

Fuente: Protestante Digital | Francisco Bernal | 24 de junio de 2012

 

Siquem, actual Tell Balata, es un yacimiento arqueológico que ha pasado desapercibido en la mayoría de las rutas turísticas, máxime al estar enclavada en territorio cisjordano, con la conflictividad por todos conocida entre israelíes y palestinos. No obstante, el lugar tiene una historia importante en el periodo de los patriarcas, en la conquista de la tierra prometida y en el periodo de los jueces e incluso en los inicios del reino del norte. 

En el relato bíblico del asentamiento israelita en Canaán, Siquem resulta enigmática. Se trata de una ciudad que no fue conquistada, sino que acabó asimilada dentro de las tribus, concretamente la de Manasés .

Pero aún más, el templo de la ciudad construido en la Edad del Bronce, no fue destruido en la ocupación por Josué. Además, Siquem fue el lugar indicado para que el pueblo de Israel agradeciera y reforzara los pactos con Yahweh a la entrada de la tierra prometida e igualmente a la finalización de la distribución de las tribus en el territorio cananeo (Josué 8:30-35, y 24).

 

Veamos qué aporta la arqueología a todo esto: 

En primer lugar, indicar que Siquem se encuentra junto a la moderna Nablus, en una encrucijada de caminos, en la zona montañosa central de Palestina, flanqueada por los montes citados en la Biblia, Ebal y Guerizim. Tiene abundante agua y ante ella se abre la llanura de Ascar.

Siquem, ya en el siglo XIX a.C., era un importante centro estratégico y político del que nos han llegado referencias a través de un texto de execración (*) egipcio que menciona a un príncipe de este lugar llamado Ibish-Abesh Hadad, y también en el reinado del faraón Sesotris III, la estela de su general Khu-Sebek, habla de la expedición al país de Siquem.

 

En el siglo XIV aC, el rey de Siquem, Labayu, es aludido en las cartas de Tel el-Amarna. En ellas hay varias correspondencias de reyes cananeos quejándose al faraón de los constantes acosos y ataques producidos por este monarca, asociado con los habirus, a quienes les había entregado su propia ciudad. Labayu les amenazaba con frecuentes ataques que ponían en peligro sus estados, como podemos ver en la carta del rey Biridilla de Meguido al faraón (traducción Jacques Briend) “…Labayu me hizo la guerra y no podemos esquilar ni salir más allá de la puerta…tiene la intención de tomar Meguido”. Se hace esta referencia por existir la corriente de opinión de que los hebreos formaron parte de los habirus como movimiento social.

 

Siquem ha sido excavada en dos fases durante el siglo XX. En la primera, hasta 1934 , un equipo austriaco y alemán dirigidos en diferentes años por: Ernst Sellin, Carl Watzinger, G. Welter y H. Steckweh, trabajaron con técnicas aún deficientes. Durante este periodo de excavaciones hallaron la muralla defensiva y una puerta de seis cámaras al noroeste de la ciudad, así como dos tablillas cuneiformes y una inscripción protosemítica perteneciente a la Edad del Bronce. Pero lo más destacable fue el templo fortaleza con dos torres (migdal) que descubrió Sellin. Construido alrededor del 1650 a.C., es el mayor templo cananeo conocido en Palestina.

 

La segunda fase de excavaciones comenzó a partir de 1956, con el uso de las nuevas técnicas estratigráficas dirigidas por G. Ernest Wright, que intentaron fijar la datación y completar los trabajos anteriores obteniendolos diferentes niveles de ocupación a lo largo de la historia del lugar. En esta fase cabe señalar el descubrimiento de la segunda puerta de la ciudad situada al este, con una estructura de dos cámaras.

 

De vuelta al templo, éste tiene unas dimensiones de 21,2 metros de ancho por 26,3 metros de largo. Con las mismas características (migdal), pero un poco más pequeño, se descubrió el templo de Meguido y más recientemente los de Hazor, Tel Kittan, Tel Haror, Tell el-Hayyat y Pella en Jordania.

 

 

El templo de Siquem, también denominado en la Biblia de “El-berit” (Señor de la alianza), tiene un impresionante muro de 5,1 metros de espesor que sustenta dos pisos superiores. En su interior dos filas de tres columnas estriadas dividen su espacio en tres naves. Posiblemente la nave central sobresalía de las laterales para permitir ventanas que proporcionaran iluminación al interior (diseño triforio). El acceso al templo se realizaba desde el este, con una puerta flanqueada por dos torres que tenían escaleras de subida a los pisos superiores.

 

Delante de la entrada al templo hay un gran espacio donde se levanta un altar rectangular, de 2,19 por 1,64 metros y 0,36 metros de alto para el sacrificio de animales. Junto al altar apareció parte de un massebot (estela) de piedra caliza blanca de 1,48 metros de ancho con un grosor de 0,42 metros y una altura de 1,65 metros, que pudo haber alcanzado originariamente los 3 metros de alzada. Asimismo, en ambos lados de la entrada localizaron unos massebot más pequeños. Las estelas no tienen inscripciones y recuerdan los relatos bíblicos de los pactos y manifestaciones (Teofanía) de la presencia de Dios en un lugar, como en Génesis 35:14.  Entre otros arqueólogos, Bryant Wood opina que la estela hallada frente al templo, correspondería a la que levantó Josué en el pacto del pueblo con Yahweh, según el texto bíblico de Josué 24:25-27. 

 

El templo de Siquem “El-berit” fue destruido según la datación realizada por Lawrence E. Stager de la Universidad de Harvard, sobre el año 1100 a.C. Coincide en el tiempo con el relato bíblico de Jueces 9, en el que Abimelec, hijo de Gedeón, se había coronado rey después de asesinar a sus hermanos. Pasado tres años intentó aplastar una rebelión contra él, quemó el templo y mató a unos mil siquemitas refugiados en su interior. La vida de Abimelec no se prolongó mucho, murió al intentar hacer lo mismo en Tebés a 15 kilómetros de Siquem.

 

La ciudad de Siquem fue la primera capital del reino del norte según Reyes 1: 12-25. Su rey Jeroboam la fortificó. Hay constancia de ello en las excavaciones de Wright . Posiblemente debido a su emplazamiento de difícil defensa hizo que la capital pasara después a Tirsá y finalmente a Samaria. En esta última ciudad encontraron ostracas con registros de las aportaciones que Siquem realizaba a los almacenes del reino, dada su gran producción de trigo, uva, aceite y ganado.


Imagen: Salmanasar V representado en un bajorelieve 

 

En el año 724 a.C., el rey asirio Salmanasar V destruyó Siquem. A partir de entonces solo volvió a recobrar importancia cuando fue capital de la región de Samaria, en la época griega, en la que Alejandro Magno destruyó la ciudad de Samaria y fijó en ella un destacamento de soldados. Entonces los samaritanos se desplazaron a Siquem y durante este periodo construyeron su templo en el monte Guerizim.

 

El templo samaritano, al que se podía acceder a través de una larga escalera desde Siquem, rivalizaba con el templo de Jerusalén, hasta que en el año 107 a.C. fue destruido por Juan Hircano. Hecho que añadía otro motivo de enemistad entre samaritanos y judíos. El evangelio de Juan 4:1-42, hace eco de esta enemistad, en el que aparece la figura de Jesús con la samaritana junto al pozo de Jacob en las cercanías de Siquem. 

 

Respecto a este pozo, aunque no hay referencia en el Antiguo Testamento de la excavación por Jacob, sí podemos afirmar, como indica el arqueólogo español Florentino Díez, que estaba en uso en tiempos de Jesús. El estudio de los restos de cerámica hallados en su fondo señala que fue utilizado desde final de la edad del Hierro hasta el periodo bizantino. Hoy podemos visitarlo dentro de una iglesia ortodoxa oriental construida sobre los restos de una iglesia bizantina en forma de cruz del siglo IV.

 

Comentamos el descubrimiento realizado por Adam Zertal a partir de 1980 en el monte Ebal junto a Siquem. Según este arqueólogo, se trata de un gran altar rectangular de 7,5 por 9 metros y 3 metros de altura, con rampas de acceso a la parte principal para llevar ofrendas al fuego y accesos a las terrazas secundarias contiguas donde se rociaba la sangre. Zertal envió analizar al Departamento de la Universidad Hebrea de Zoología 942 huesos hallados entre la gran acumulación de cenizas que había en el altar. Los resultados del estudio mostraron que pertenecían a cuatro tipos de animales machos de un año: cabras, ovejas, vacas, y gamos, característicos en ofrendas para holocaustos. Para Adam Zertal, el altar es el mencionado en Josué 8:30-32,  por su disposición, construcción y datación, aunque otros arqueólogos solo llegan a identificarlo como lugar de culto.

 Para terminar señalamos que, después de un periodo de semiabandono del yacimiento arqueológico de Siquem, existe un proyecto de recuperación entre el Departamento de Antigüedades de Palestina, la Universidad Holandesa de Leiden y la UNESCO. Así, en el 2011 se llevaron a cabo los trabajos de limpieza y preparación del futuro Parque arqueológico de Tell Balata (antigua Siquem), con la intención de abrirlo en este año 2012.

(*)Textos de execración.- Son escritos sobre figurillas de cerámica con los nombres de enemigos, que eran quemadas y rotas como maldición mágica, para destruirlos.

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