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Vista de los cimientos del Muro de los Lamentos (izquierda) y el muro de contención que lo colindaba, construido sobre roca madre (abajo). A la derecha están las capas constructivas que llenaron el sistema de soporte. Crédito: M. Hagbi, IAA
Poncio Pilato es un hombre al que muchos judíos y cristianos consideran un villano. Para los cristianos, el gobernador romano de Judea desempeñó un papel fundamental en la ejecución de Jesús en torno al año 30 d.C. Para los judíos, era un soberano cruel que sentó las bases de la rebelión que provocaría la destrucción de Jerusalén cuatro décadas después.
Un nuevo descubrimiento sugiere que Pilato también invirtió bastante tiempo y dinero en embellecer la famosa ciudad, que atrajo a peregrinos judíos y a visitantes de todo el Imperio romano.
Los arqueólogos que están excavando en un barrio palestino al sur de las murallas de Jerusalén han descubierto una calle escalonada monumental que conducía hasta el pie del Monte del Templo, la plataforma sagrada que albergó el Templo de Jerusalén y donde ahora se encuentran algunos de los lugares más sagrados del islam.
Esta impresionante vía medía más de 500 metros, tenía ocho metros de ancho y se construyó con unas 10 000 toneladas de losas de caliza. «Creemos que fue un solo proyecto construido de una vez», afirma el Dr. Joe Uziel (izquierda), arqueólogo de la Autoridad de Antigüedades de Israel que dirige la excavación. Uziel y sus colegas publicaron sus hallazgos en Tel Aviv: Journal of the Institute of Archaeology.
Los historiadores habían asumido que el rey Herodes el Grande, nombrado por los romanos y que falleció en torno al año 4 a.C., fue responsable de la mayor parte de las grandes obras que transformaron la antigua Jerusalén en un importante centro de peregrinación y turismo. Pero los análisis de más de cien monedas halladas bajo la calle escalonada sugieren que el inicio y la finalización de la obra se produjeron durante el reinado de Pilato, que duró una década y comenzó en torno al 26 o el 27 d.C.
Las monedas más recientes descubiertas bajo las losas datan del 31 d.C. Las monedas de Jerusalén más comunes del siglo I se acuñaron después del año 40, «así que su ausencia bajo el pavimento significa que la calle se construyó antes de su aparición; en otras palabras, en la época de Pilato», afirma Donald Ariel (izquierda), experto en monedas de la Autoridad de Antigüedades de Israel.
Pilato ejerció durante el reinado del emperador Tiberio y los escritores coetáneos mencionan incidentes en los que el gobernador incitó el enfado de los judíos por ignorar el tabú de los ídolos y despertó la ira del pueblo por robar los fondos del Templo para pagar un nuevo acueducto.
Los Evangelios cristianos también acusan al gobernador de ordenar la crucifixión de Jesucristo, probablemente por cargos de sedición. El historiador romano judío Flavio Josefo sostiene que Pilato fue retirado por el emperador por haber ordenado un ataque contra los samaritanos del norte de Judea y regresó a Roma en deshonra.
Un mapa que marca los sitios de excavación. Crédito: Dibujo: D. Levi, IAA
Nahshon Szanton (derecha), arqueólogo de la Universidad de Tel Aviv y autor principal del estudio, especula que Pilato podría haber construido la calle «para apaciguar a los residentes de Jerusalén y para engrandecer su nombre con grandes proyectos de construcción». En el año 70 d.C., la calle quedó sepultada bajo los escombros tras una revuelta entre grupos judíos que provocó la destrucción de la ciudad por parte de los romanos. Muchas de las losas se reutilizaron en proyectos posteriores.
Matthew Adams (izquierda), director del Instituto W. F. Albright de Investigación Arqeológica que no participó en el estudio, sostiene que los resultados aportan información sobre la época en la que Roma ejercía un control directo sobre Judea. Añade que «también proporciona pruebas de la cooperación entre las autoridades romanas y las autoridades religiosas judías» e indica que la mayoría de las fuentes conocidas recalcan la tensión que existía entre ambas.
Los adoquines de la calle se encontraron ocultos debajo de capas de escombros, que los investigadores creen que se generó cuando los romanos capturaron y destruyeron la ciudad en el año 70 d.C.
Pero Jodi Magness (derecha), arqueóloga de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill, no está convencida. «El material que descubren procede de rellenos que podrían haberse traído en carretillas desde cualquier parte, así que soy escéptica respecto a la datación», afirma. «No es imposible que Pilato fuera el responsable de la construcción, pero no es la única posibilidad ni la más probable».
Magness también critica el método empleado para desenterrar la calle escalonada. En lugar de excavar desde la superficie hacia abajo, los arqueólogos están perforando un túnel para sacar la vía a la luz. «No hay contexto, no puede verse lo que hay encima o a los lados. Es inaceptable».
Estructura excavada bajo tierra por la que discurría la calle que unía el Estanque de Siloé y la zona sur del Monte del Templo.
Uziel sostiene que el túnel era necesario debido al barrio densamente poblado que hay encima y que el equipo es capaz de recopilar información estratigráfica de forma minuciosa.
La iniciativa, financiada principalmente por una organización judía llamada Fundación Ir David (Elad), ha sido objeto de críticas internacionales por su ubicación y sus métodos. Los palestinos que viven y trabajan en la zona de Jerusalén Este se han quejado por los daños que provoca la excavación en sus casas y sus negocios, mientras que a otros les irrita que se tome como eje central un periodo famoso de la historia judía. La Autoridad Palestina ha denunciado el túnel por formar parte de un plan para «judaizar» Jerusalén Este, que este organismo y gran parte del mundo considera un territorio ocupado.
El pasado junio, durante la ceremonia de inauguración de parte del túnel, el embajador estadounidense en Israel, David Friedman, desestimó estas inquietudes. Según dijo, «el proyecto confirma con pruebas, con ciencia y con estudios arqueológicos lo que muchos sabíamos en nuestro corazón: el carácter central de Jerusalén para el pueblo judío».
Y si la ciencia acierta, fue un romano odiado quien ayudó a convertirla en una ciudad prestigiosa en todo el imperio por sus lugares sagrados y su arquitectura monumental.
Fuentes: nationalgeographic.es | phys.org |dailymail.co. uk | 21 de octubre de 2019
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