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Foto: restos excavados en el poblado de Magdala.
Dirigido por la arqueóloga Marcela Zapata Meza (izquierda),de la Universidad Anáhuac, un equipo mexicano trabaja en el Proyecto Magdala, en Israel, donde hizo un descubrimiento calificado por las autoridades israelitas como uno de los más importantes de las últimas décadas.
Se trata de cuatro baños de purificación a orillas del Mar de Galilea o Mar o Lago de Tiberíades, en el poblado de Magdala, donde nació y vivió el personaje bíblico María Magdalena y en fechas apenas anteriores se había hallado la sinagoga del lugar, otro relevante descubrimiento arqueológico de los últimos tiempos.
En entrevista con Notimex, Marcela Zapata, especialista en Arqueología, Historia Antigua, Filosofía y Fenomenología de las Religiones, recordó que el equipo que encabeza inició sus trabajos en Magdala el 22 de julio de 2010, luego de que la Autoridad de Antigüedades de Israel otorgara el primer permiso de este tipo a un equipo mexicano.
Desde entonces a la fecha han realizado seis temporadas de trabajo, las primeras tres de casi todo el año; en 2013 se hizo sobre todo trabajo de gabinete, es decir clasificación, almacenamiento y laboratorio; en 2014 se hizo estudio en el área cercana, y en los dos últimos años, en verano, se regresó a la excavación de las tres hectáreas adjudicadas.
Foto: Mesa pétrea hallada entre los restos de la sinagoga de Magdala (ver post).
Conforme a datos proporcionados por la especialista, en los seis años que lleva este proyecto de arqueología bíblica, un total de 143 mexicanos han participado, contando a ella, seis arqueólogos, 11 pasantes y 125 voluntarios.
Al contar en las instalaciones del plantel sur de la mencionada universidad del origen y desarrollo de este trabajo arqueológico bíblico, recordó que surgió luego del descubrimiento que otro equipo de trabajo realizó de la sinagoga del poblado de Magdala.
En un inicio la idea no fue abrir un nuevo campo de trabajo sino integrarse en uno, pero estando en el país de Medio Oriente surgió la idea de desarrollar un proyecto propio, acotó la egresada de la Escuela Nacional de Antropología e Historia, maestra en Filosofía por la Anáhuac y candidata a Doctora por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
Así se lo plantearon a la Autoridad de Anrigüedades de Israel, dirigida entonces por Yehoshua (Shuka) Dorfman; el trabajo se haría en un área de tres hectáreas propiedad de unos mexicanos.
Añadió que al regresar a México se lo planteó a las autoridades de la Anáhuac, quienes dieron su aprobación, así como lo expuso, y recibió la aprobación y apoyo, a la también arqueóloga mexicana, una autoridad en el mundo, Linda Rosa Manzanilla Naim. La UNAM también dio su respaldo.
Mediante Manzanilla Naim, en el proyecto se involucró al Laboratorio de Prospección Arqueológica del Instituto de Investigaciones Antropológicas de la UNAM, a cargo del doctor Luis Barba. En mayo de 2010 obtuvieron la licencia para trabajar y en junio ya estaban en Israel, comentó.
Foto: Restos del pueblo de Magdala
Zapata Meza expuso que entonces armó el proyecto, que incluía una prospección geofísica del terreno, técnica que no se había usado antes en Israel y que fue uno de los elementos del proyecto de tres etapas por los que al equipo que encabeza se le dio autorización para trabajar en Magdala.
Precisó que la prospección geofísica es como hacer una radiografía y escaneo del terreno para conocer lo que hay debajo del nivel a la vista, un mapa del lugar, y así diseñar la estrategia de excavación y planear la continuidad del trabajo en el lugar para los años siguientes.
Esa es la primera parte del proyecto presentado, la segunda es la excavación extensiva del terreno para realizar los hallazgos, corroborar lo encontrado con el radar, y la tercera es el análisis de lo encontrado en el sitio, que incluye una parte química de plantas, semillas y demás elementos, detalló.
Se trata de un terreno casi plano de tres hectáreas ubicado en Magdala, poblado ubicado entre el Mar de Galilea o Lago o Mar de Tiberíades y el Monte Arbel, defensas naturales que en la antigüedad le permitieron crecer y ser prospero por la sala de pescado.
Foto: Uno de los baños rituales de purificación encontrados.
Resaltó que el descubrimiento más relevante que han hecho son los cuatro baños de purificación ritual, los mikve, desde 2011 hasta la fecha, dos en un edificio y otro par pasando un camino, los cuales tienen un sistema de drenaje subterráneo que los mantiene constantemente con agua en movimiento, renovada.
Además, esas especies de tinas construidas a nivel de tierra tienen canales que permite que salga el agua por arriba para mantener el nivel requerido y escaleras para ingresar y salir de ellos.
Marcela Zapata subrayó que estos baños, junto con el hallazgo de la sinagoga del sitio, están considerados por la Autoridad de Antigüedades “como el descubrimiento más importante en 50 años que se ha realizado en Israel”.
Al respecto, mencionó que en un inicio esa autoridad negó que se tratara de unos mikve, por lo que para efectos de confirmación del descubrimiento ella buscó al doctor Ronny Reich (izquierda), de la Universidad de Haifa y quien está considerado el mayor especialista en el tema.
Reich también desconfió de que se tratara de ese tipo de estructura lo que habían hallado, expuso, por lo que le enseñó las fotografías y entonces aceptó el hecho diciendo: “sí son baños de purificación ritual, lo que no puede ser es que estén en Galilea”.
Incluso, continua ella, hizo un comentario que recuerda muy bien: “la sinagoga (en Magdala) es importante”, pero hay otras en la zona, mientras “estos baños que tú has descubierto no hay otros en la región”, lo que los hace ser un descubrimiento por encima de cualquier otro”. Posteriormente visitó la zona arqueológica para verlos con sus propios ojos.
Al respecto, aclaró que lo que el equipo mexicano descubrió no fue la casa de María Magdalena, sin cerrar que esa posibilidad se dé en alguno de los equipos que trabajan en la zona, igual que existe la posibilidad de que Jesús haya visitado Magdala, aunque no existen datos en “La Biblia” que lo confirmen.
Al hablar de los baños descubiertos, detalló que "La calidad de construcción que tienen hacen suponer que se trató de un espacio para personas con un poder adquisitivo distinto al del resto del pueblo, pues están hechos de basalto perfectamente bien trabajado y la piedra con la que están hechos los muros está bien cortada y bien trabajada, bloques puestos con mampostería".
“Tenemos un cuarto (habitación) que tiene mosaico, tenemos un sistema de drenaje que permite que el agua de los baños de purificación se mantenga en constante movimiento, que es un requisito dentro de la ley judía”. El sitio ha recibido el nombre de “La casa de los baños rituales”.
Precisó que su relevancia, y por lo que la Autoridad de Antigüedades lo califica como uno de los descubrimientos más importantes en la zona, viene dada porque la literatura y tradición marcaban que nunca se iban a encontrar baños de purificación en las orillas del Mar de Galilea, debido a que éste mar ya funcionaba como un mikve en sí mismo.
“Todas las teorías y todas las tesis que se habían presentado sobre baños de purificación ritual para el siglo primero (d.C.) en la región de Galilea concluían que nunca se iba a descubrir un baño de purificación ritual en ningún pueblo, ciudad o villa alrededor del Mar de Galilea, porque el Mar de Galilea es puro per sé, porque su fuente es el Río Jordán”, explicó.
Y siguió: "Se tiene también el deshielo que viene en Monte Hermón, que está ya en la frontera con Siria, en los altos del Golán, y es el único que tiene nieve en la época de invierno, lo que da origen a que el Río Jordán se mantenga constante”.
Mosaico de la sinagoga del siglo primero en Magdala.
Recordó que un mikve sirve para purificar espiritualmente, que en el caso de las mujeres puede ser, por ejemplo, antes de la boda o previamente, y después del periodo menstrual, y en los hombres cuando entran en contacto con alguien que no sea judío, de acuerdo con la tradición antigua.
O sencillamente cuando se considera que de cara a Dios no se está limpio por completo, lo mismo que después de tener relaciones sexuales, y consiste nada más que en sumergirse en el agua sin ropa y salir puro para volver a las actividades normales, tradición que se mantiene hasta la actualidad, indicó.
Precisó que el equipo de trabajo se compone principalmente de Rosaura Sanz en la coordinación académica, administrativa y logística; Andrea Garza Díaz Barriga está actualmente a cargo de la coordinación de arqueología, y ella como directora del proyecto.
Foto: Otro de los baños rituales encontrados en Magdala.
Además de la asesoría de los maestros Manzanilla y Barba, el trabajo sobre el terreno se hace con un equipo multinacional de voluntarios, que no son necesariamente arqueólogos, sino de todo tipo de profesiones que se han registrado para participar por el gusto de hacerlo. Suman unos 2.500 en seis años.
Marcela Zapata comentó que al inicio se contó con un presupuesto suficiente, que ha mermado con el tiempo, por lo que han emprendido campañas para reunir fondos y mantener el trabajo de campo. Al ritmo que actualmente se trabaja, en unos 15 o 20 años se habrá excavado el 50 por ciento del terreno.
Añadió que en los siguientes dos años se hará una excavación del terreno aledaño para entender toda la zona, lo que ayudará a sacar la primera publicación técnica de lo descubierto, que es una exigencia de la Autoridad de Antigüedades de Israel, y posteriormente su difusión.
Después se hará una nueva campaña de recaudación de fondos para planear una nueva etapa de este proyecto.
Acotó que la Autoridad de Antigüedades les apoya con el almacenamiento especializado de algunos materiales encontrados, sobre todo metales, y en la publicación técnica que saldrá a la luz en 2018 y llevará el logo de esa institución, de la Anáhuac y de la UNAM.
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Fuente: diariojudio.com | 6 de noviembre de 2016
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La arqueóloga mexicana Marcela Zapata (izquierda) desentierra desde hace siete años los secretos de la bíblica Magdala con el fin de reconstruir la vida y usos de un poblado de pescadores judíos que, según el Nuevo Testamento, fue testigo del ministerio de Jesús en la Galilea.
Con una buena parte de la antigua aldea ya desenterrada, los hallazgos se acumulan uno tras otro en uno de los yacimientos más sorprendentes de toda la zona, con una bella sinagoga, típicos baños rituales ("mikve"), una dársena con amarraderos, el cardo (calle comercial romana) y restos de la actividad industrial de sus habitantes.
"Los hallazgos nos dicen que la actividad económica principal en Magdala era la pesca", asevera esta estudiosa de la Universidad Anahuac de México, que llegó a la zona en 2010 por iniciativa propia.
Esta actividad fue la que le aparentemente pudo dar su otro nombre a Magdala, Tariquea, que significa "conservación" o "preservación", y que se origina en un método de salación del pescado desarrollado allí por sus habitantes y que era conocido como "tarichos".
Entre las ruinas de la antigua ciudad, Zapata y sus investigadores han descubierto decenas de piletas que -afirma- servían a esa industria, aunque hay historiadores que aseveran que el método era conocido por toda la zona del Mar de Genasaret y que, por tanto, no se puede afirmar aún que ambas ciudades sean la misma.
"Por lo que conocemos de las fuentes judías y cristianas esta es la antigua Tariquea, que es Magdala", se reafirma Zapata, cuyo equipo de arqueólogos y voluntarios es el primero de México que recibe permiso de Israel para investigar y excavar.
El proyecto iniciático es del padre Juan Solana, de los Legionarios de Cristo y quien hace ya diez años compró un predio en una zona denominada "Migdal" en hebreo, y "Al-Majdal" en árabe, para levantar un centro de peregrinaje.
Pronto los primeros trabajos condujeron al hallazgo de una antigua sinagoga con uno de los primeros altares ("bima" en hebreo) conocidos y en sus caras una exclusiva simbología.
Otro nexo entre Magdala y Tariquea es que en el cardo ha aparecido un retén, o barrera, a base de columnas y bloques de piedra de la sinagoga y de otros edificios, bien apilados uno encima del otro.
Fue, se cree, la barrera que los habitantes de la antigua Magdala construyeron para impedir el paso de las cohortes romanas poco antes de la crucial batalla del año 67 d.C., narrada por el cronista Flavio Josefo en su libro "Las guerra de los judíos".
Antes de ser capturado en Jotapata y romanizarse, Josefo fue comandante de los rebeldes judíos en la Galilea y ayudó personalmente a fortificar Tariquea, si bien sus descripciones y datos sobre la Gran Revuelta Judía no han sido siempre exactos.
Disquisiciones arqueológicas a un lado, la importancia del yacimiento se origina en que se trata del pueblo de origen de María Magdalena.
Zapata, que se declara católica no practicante, asegura que los trabajos en el yacimiento ayudarán a conocer el estilo de vida y las costumbres de la época en el pueblo de la Magdalena, y no ve ningún conflicto a la hora de realizar un trabajo científico en un lugar religioso: "De entrada, la ciencia y la fe no se oponen, al contrario, se complementan".
"Lo que pudo haber hecho Jesús en términos de milagros eso sólo se desprende de las fuentes escritas, pero no hay ninguna descripción en los Evangelios que diga que en Magdala se realizó equis milagro. Y aunque lo dijera, nunca lo vamos a saber porque la arqueología no da, ni nunca va a dar, ese tipo de evidencias", subraya.
El pueblo de "Magdala", en el que según las descripciones de Josefo vivieron unos 40.000 habitantes, aparece en los Evangelios una sola vez, si bien es evocado otras doce al atribuir a "María Magdalena" su origen.
En colaboración con la UNAM, Zapata realiza sus investigaciones con una técnica interdisciplinaria más típica de México que de Israel, en la que todo se analiza en laboratorio hasta el último detalle.
"Aquí tienen muchas fuentes escritas que les hablan de su historia, en cambio nosotros en México no tenemos esos textos y por tanto la arqueología que hacemos es mucho más interdisciplinaria", indica sobre la participación de antropólogos, químicos, biólogos, y otros expertos que deben analizar los hallazgos en el terreno.
Para ello, entre 300 y 400 kilos de tierra del yacimiento de Magdala han sido trasladados hasta México, en una campaña en la que colabora la Secretaría de Relaciones Exteriores. EFE
Fuente: wradio.com.co | 19 de marzo de 2017
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