Red social de Arqueologos e Historiadores
En este libro se profundiza en las relaciones de las sociedades europeas del segundo milenio ,el mundo mediterráneo y el Próximo Oriente. Los autores plantean la necesidad de nuevos marcos teóricos para interpretar la evidencia arqueológica de ese periodo. Ellos entienden que estas sociedades se caracterizan por el papel predominante de los viajes y la consecuente transmisión de cultura e instituciones. Viajes en busca de materias primas, rutas comerciales y de alianzas, pero también de saber, tecnología, prestigio místico y poder.
El libro es muy interesante -también polémico– y difícil para los profanos hasta que nos familiarizamos con los conceptos e ideas que manejan.
En medio de su “dureza teórica” me ha gustado este capítulo (2.1) más asequible y en el que se habla del el tipo de mentalidad con la que, según los autores, deberíamos enfrentarnos a este periodo.
MOVILIDAD E INMOVILISMO EN LAS SOCIEDADES PREESTATALES
Zwelebil decía en un trabajo reciente que en el estudio de la prehistoria europea domina una ideología agraria o campesina inmovilista derivada de un pasado europeo más reciente.
Al suponer implícitamente que los agricultores prehistóricos fueron tan inmutables como sus homólogos históricos, los arqueólogos han han perdido de vista la especificidad histórica de la Edad del Bronce, han pasado por alto su "alteridad". Estos supuestos interpretativos no serían sólo implícitos. El renovado interés actual por Ferdinand Braudel y su Longe durée ha potenciado esa desafortunada traslación a la prehistoria de una tradición histórica medieval (Bintliff,1991).
Aunque reconocemos la relevancia teórica de al menos algunas de las tesis de Braudel como por ejemplo los distintos "ciclos temporales" y una Longe durée en determinadas formaciones sociales, sería un error adoptar un modelo medieval inmutable e inalterable de sociedades campesinas. Demostraremos que las sociedades de las comunidades agrarias del bronce se caracterizaron por una dinámica social y una cosmología muy distintas.
Los campesinos de la época medieval e histórica se caracterizaron, primero y ante todo, por sus obligaciones y vínculos económicos con su señor feudal.
Una relación económica y social que los definía como una clase dependiente, coartada en sus libertades sociales y económicas, y, por consiguiente, también en su movilidad.
Aunque entre sus deberes figuraran desplazamientos importantes como, por ejemplo el transporte de bienes y personas para sus señores, los campesinos estaban básicamente vinculados a su tierra. El comercio estaba en manos de la nobleza terrateniente y las nuevas clases mercantiles emergentes estaban en las ciudades. Las pautas matrimoniales demuestran este inmovilismo de la clase campesina, mientras la nobleza se regía por pautas matrimoniales muy distintas.
El inmovilismo de la clase campesina medieval o histórica también se refleja de muchas formas en la cultura material y en la lengua. Aparecieron diversos dialectos locales muy marcados, que dificultaban la comunicación entre las distintas regiones, mientras la clase alta adoptó lenguas internacionales (primero el latín, luego el alemán o el inglés).
En cambio, en la Edad del Hierro reciente, y durante el periodo vikingo, en Escandinavia, se utilizó una sola lengua escandinava común, como demuestran las inscripciones rúnicas y los mensajes que la gente corriente grababa en palos de madera.
Siglos más tarde, el desarrollo de una sociedad feudal, y el consiguiente sometimiento e inmovilización de los campesinos, había generado docenas de dialectos locales con frecuencia explícitos. El mismo proceso se observa en la construcción de las granjas, que, de ser relativamente homogéneas en la Edad del Hierro reciente y en la época vikinga, aunque con ligeras variantes regionales, en la época medieval e histórica iniciaron un proceso de diversificación que se plasmaría en unas diferencias regionales sumamente explícitas (Steensberg,1952; Stoklund,1972).
Esta evolución histórica nos sirve para demostrar la estrecha relación que existe entre movilidad, cultura material y lengua, un tema que desarrollaremos más adelante.
Pero en el tema de la movilidad, nuestro principal objetivo en este capítulo es demostrar que en la Edad de Bronce, y con ella muchas jefaturas pre-estatales, tenían una percepción de la movilidad y de los viajes completamente distinta de la que se observa en las sociedades campesinas históricamente conocidas.
Creemos que para comprender esta alteridad es condición necesaria y fundamental una correcta reconstrucción de la sociedad del Bronce.
A esa singularidad se añaden otras características, como son la integración de regímenes guerreros y agrarios, la integración de la organización religiosa y social, todos ellos elementos estructurales de una sociedad pre-estatal desarrollada donde estas funciones estaban presentes de forma embrionaria, pero aún no dividida en clases sociales separadas.
Antes de proseguir es necesario describir algunos contextos y categorías arqueológicos básicos, ya que más adelante, en próximos capítulos, pretendemos enlazar una nueva práctica teórica interpretativa con el registro arqueológico del Bronce
Kristian Kristiansen y Thomas B.Larson La emergencia de la sociedad del Bronce, cap 2.1 .
Aquí se puede leer una interesante reseña crítica de Susana Stussi García
http://arqueopatas.files.wordpress.com/2012/03/la-emergencia-de-las...
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