Título: 'El campo de hoyos de La Edad de Bronce del Carrascalejo'.
Autores:
Juan Javier Enríquez Navascués y Bárbara Drake García.
Colaboradores: José M. Fernández Valdés, Emilia Blasco Laffón, Carlos P. Odriozola Lloret, David M. Duque Espino y Guillén Pérez Jordá.
Colección: la obra constituye el volumen 7 de la serie 'Memorias de Arqueología Extremeña'.
Editado: por la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura.
La aparición de unas cerámicas facilita el estudio de la Edad de Bronce extremeña
Un informe analiza el hallazgo de estos restos en el yacimiento del 'tipo campo de hoyos' cercano a Carrascalejo (Badajoz) y subraya su trascendencia
Vía:
ARACELY R. ROBUSTILLO/Hoy.es, 3 de abril de 2008
Bajo el suelo de una serie de estructuras romanas descubiertas por la 'arqueología de empresa' de Tera S. L. con motivo de la construcción de la Autovía A-66, aparecieron junto a la pequeña localidad de Carrascalejo (Badajoz) un conjunto de hoyos abiertos en la roca con materiales pertenecientes a la Edad de Bronce. Éste es el principio de una historia cuyo final: el hallazgo de los primeros restos de cerámicas de estilo protocogotas, propias del Bronce de la meseta, encontrados en la Cuenca media del Guadiana, ha supuesto un hito en la arqueología extremeña.
El descubrimiento ha quedado reflejado en el estudio 'El campo de hoyos de La Edad de Bronce del Carrascalejo (Badajoz)' escrito por Juan Enríquez Navascués y Bárbara Drake García que fue presentado ayer en el Museo Arqueológico Provincial de Badajoz por la directora general de Patrimonio Cultural, Esperanza Díaz García, que resaltó la importancia del hallazgo científico.
El profesor Juan Javier Enríquez Navascués, coautor del estudo, posa con su primera edición en la Alcazaba de Badajoz. / CASIMIRO MORENO
El trabajo, fruto de la colaboración entre la consejería de Cultura y Turismo y la empresa Tera S.L., refleja datos que suponen un avance en el conocimiento sobre las características del poblamiento en la región en aquella época. «Lo que esto viene a confirmar es algo que ya se sabía, pero que nunca está de más corroborar, y es que en la región existía una economía productora. La gente extremeña del segundo milenio ya vivía de lo que el campo le ofrecía a través de trabajos agrícolas y ganaderos. Algunos de los restos nos permiten, además, adentrarnos en el medio ambiente de entonces, que sería un bosque bastante cerrado en el que se van abriendo claros debido a la actividad productiva que tenían estos grupos. Plantaban, principalmente, cereales y leguminosas y explotaban los frutos naturales de la zona, como por ejemplo la bellota. Por eso aparecen entre los restos», explica Juan Javier Enríquez, profesor de Prehistoria en la Universidad de Extremadura y arqueólogo de la Junta de Extremadura.
Contactos
«El interés radica en que es la primera vez que se documenta en esta zona geográfica un tipo de yacimiento propio de la meseta y que cabe interpretar como contactos que se establecen entre las dos áreas y que van a continuar a lo largo del tiempo, ya que si algo caracteriza a Extremadura en estas primeras etapas prehistóricas, es ser una zona de paso continuo», añade Enríquez Navascués.
A la presentación del estudio acudieron también el director del museo, Manuel Alvarado, y el profesor de Prehistoria de la Universidad de Extremadura Ignacio Pavón Soldevilla, antiguo alumno de Enríquez, que lo definió como «tremendamente intuitivo y provocador». Pavón utilizó unos versos de Silvio Rodríguez para asegurar que este descubrimiento formará parte de la banda sonora de la reconstrucción del Bronce en el Guadiana Medio
«Datar una semilla fue clave»
-¿Qué es un yacimiento del tipo 'campo de hoyos?
-Son aquellos en los que la única evidencia material que queda son unos 'hoyos' excavados en la roca. Estos, en particular, datan de la Edad de Bronce, del año 1500 a. C.
-¿Los de Carrascalejo siguen estando visibles?
-Ya están tapados porque la A-66 pasa por encima de ellos. Los restos materiales se depositaron en el Museo Arqueológico de Badajoz y se han realizado los pertinentes informes que incluyen fotografías y dibujos de cada uno de los hoyos.
-¿En qué se han basado a la hora de fecharlos?
-En el contenido de estos hoyos. En ellos encontramos una amalgama de cenizas con cerámicas rotas, con algunos trozos de aperos de labranza, como dientes de hoz, trozos de molino de mano o barro con improntas vegetales. La decoración de las cerámicas y sus características inducían a pensar que databan de la Edad del Bronce. Además nos sorprendió porque las características técnicas de los motivos incisos e impresos, junto a los patrones decorativos que desarrollan, su disposición sobre las superficies de las vasijas, los propios perfiles de éstas, la incrustación de pasta blanca son, entre otras, las variables que permiten relacionarlas con las más típicas del horizonte Protocogotas del Bronce Medio meseteño. Este fue el primer indicio cronológico y cultural. Luego conseguimos datar una semilla de leguminosa y nos dio una fecha exacta que corroboró lo que la cerámica apuntaba. Fue clave.
-¿Cuál es la importancia arqueológica y científica de este hallazgo en la región?
-Campos de hoyos hay muchos. Se conocen desde el neolítico y hay una tradición grandísima en la región porque era la zona de sistema de almacenaje propio de las comunidades prehistóricas del cuarto, tercero y segundo milenio. Aquí la novedad radica en la cultura material a la que va asociada, principalmente a esas cerámicas de las que hablábamos, que en teoría eran desconocidas en estas zonas y, por contra, eran propias de la meseta norte, de la zona de la cuenca del Duero y de la parte alta de la del Tajo. Es la primera vez que en Extremadura se documenta un Bronce de estas características propio de la meseta.