Vía: Salem-News.com | 9 de noviembre de 2011 (Traducción: G.C.C. para Terrae Antiqvae)

La gente nativa del noroeste del Pacífico eran pescadores y productores de alimentos, así como administradores de su entorno que ajustaban sus prácticas de pesca para promover la producción de salmón y otros peces de los que dependían. No fueron simplemente cazadores-recolectores, dice la arqueólogo de la Universidad de Oregon, Madonna L. Moss (foto debajo).

Moss se centra en la etiqueta de "cazadores-recolectores", escribiendo en el capítulo tres de su nuevo libro "Costa Noroeste: La arqueología como historia profunda" (Society for American Aechaeology Press) que "el apodo ha sobrevivido a su utilidad" para las gentes  que habitaban la tierra desde Alaska hasta Oregon, mucho antes de que los exploradores europeos llegaran.

Moss, quien ha estudiado el noroeste desde mediados de la década de 1970, ofrece a los lectores una visión general -en una fácil lectura- de lo que los investigadores han descubierto en los yacimientos arqueológicos que datan de más de 12.000 años. La mayoría de estos yacimientos, señala, son ricos en restos de peces. Y muchos sitios más, dice, probablemente han sido enterrados por los niveles crecientes del mar y nunca serán encontrados.

"La mayoría de estos yacimientos están constituidos por restos de fauna [huesos de animales y conchas], y la mayor parte de los huesos son de pescado. Este libro versa sobre el 85 por ciento de los huesos de peces hallados en estos lugares, y lo que ellos nos pueden decir acerca la gente que vivía aquí en el pasado", dijo Moss en una entrevista.

"No tiene sentido para los arqueólogos referirse a los primeros pueblos de la costa noroeste como cazadores-recolectores por más tiempo, ni siquiera como complejos cazadores-recolectores. Estas personas eran pescadores. Sabían cómo procesar los peces, vivían del pescado. Las tribus locales a menudo se confunden con el término cazadores-recolectores. Pero siempre han pensado de sí mismos que eran pescadores".

Las investigaciones futuras, según ella, deberían centrarse en los restos de pescado. "Mientras que el salmón es extensamente conocido, el bacalao del Pacífico y otras especies de bacalao, pescados de roca, caballa, arenques, platijas, percas, pez escorpión, etc., son comunes", escribe.

El análisis sobre los peces se amplia considerablemente en un segundo libro, "La Arqueología de las pesquerías del Norte del Pacífico", co-editado por Moss y Aubrey Cannon, un antropólogo de la Universidad McMaster de Canadá. Este libro de 18 capítulos, publicado por la Editorial de la Universidad de Alaska, analiza en profundidad los restos de peces encontrados en numerosos sitios arqueológicos de la zona noroeste.

"La Arqueología de las pesquerías del Norte del Pacífico" ofrece una visión general de los estudios realizados desde Alaska hasta la Columbia Británica de Puget Sound, y se basa en gran medida en los descendientes de los primeros habitantes. La mayoría de los autores son zoo-arqueólogos, aquellos que estudian restos de animales, pero también centrándose en los huesos de los peces. El libro cubre ampliamente las relaciones descubiertas con el salmón, y menciona las especies menos conocidas que se han encontrado. El libro está dirigido a los colegas que participan en la ciencia del medio ambiente, la pesca y administración de recursos.

"Costa Noroeste" tiene apenas 150 páginas de texto -siete capítulos que abarcan la arqueología y los descubrimientos antropológicos, y lleva a los lectores a través de los períodos clave en un esfuerzo para ayudarles, en general, a apreciar la complejidad de los primeros habitantes de la región y su dependencia y dedicación a la pesca. Sólo el capítulo seis, "El Mosaico Holoceno Tardío", puede ser considerado un desafío leerlo, dice Moss, pero los capítulos del tres al seis llamarán especialmente la atención de los lectores interesados en los primeros asentamientos en el Noroeste.

Los registros de peces, dice  Moss, deben ser visto como archivos de información para utilizar en el tratamiento de las crisis ambientales que se avecinan en medio de los cambios climáticos.

Los dos libros se combinan para realzar un punto que claramente emerge desde el principio en "Costa Noroeste": que la cooperación con los pueblos indígenas es la clave para la investigación arqueológica en la región. En el "primer capítulo de "Costa Noroeste", Moss compara el descubrimiento del "Hombre de Kennewick" en el este de Washington, donde miembros de la tribu Umatilla no fueron respetados e informados del descubrimiento desde el principio, con el despliegue tranquilo de la historia de unos restos humanos, de 10.300 años, encontrados cerca de Klawock, Alaska, donde las tribus locales fueron invitadas a colaborar sobre la marcha. Los dos descubrimientos se desarrollaron con pocas semanas de diferencia el uno del otro en 1996.

Es esperable, dice Moss, que los lectores piensen de manera diferente acerca de la evolución de la complejidad cultural. "Creo que las personas eran complejas hace 12.000 años", dijo. "Los pueblos indígenas de la costa noroeste no sólo basaban su existencia en los peces, mamíferos marinos y las plantas, sino que utilizaron recursos -prácticas, técnicas y tecnologías- que realmente mejoraban la productividad biológica de esta región", dijo Moss. "Yo diría que sus prácticas la hicieron más productiva de lo que hubiera sido sin la presencia humana".
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