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La apertura del templo está prevista para el primer semestre del año. Es uno de los proyectos culturales más señeros de la ciudad con una inversión de unos 300.000 euros. El Templo Romano ubicado en la confluencia de las calles Capitulares y Claudio Marcelo abrirá sus puertas a los visitantes en el primer semestre del año. Se trata de un acontecimiento muy esperado que supondrá un nuevo atractivo cultural dentro de la oferta que ofrece la ciudad.
En la actualidad, se están acometiendo trabajos de adecuación y limpieza con el objetivo último de hacerlo visitable y realizar la puesta en valor y la recuperación patrimonial para cordobeses y turistas, según explica el concejal de Patrimonio, Casco Histórico y Naturaleza, Rafael Jaén. Para el edil popular, "hay que demostrar y enseñar lo que teníamos en el pasado porque en muchos casos se olvida el sustrato romano". En la ciudad se espera con expectación y entusiasmo esta nueva apertura ya que, como destaca Jaén, "estas ganas son perfectamente entendibles al ser un yacimiento que está muy dentro del sentir cordobés".
Fuente: Sandra Eslava | El día de Córdoba.es, 13 de enero de 2013
El proyecto de recuperación del Templo Romano se está financiando gracias a la participación de la ciudad en la Red Ruta Bética Romana, integrada por catorce municipios de las provincias de Sevilla, Córdoba y Cádiz que abarcan el recorrido de la antigua Vía Augusta. Jaén destaca todos los beneficios que reporta a la ciudad de Córdoba el pertenecer a esta red por tan sólo una aportación anual de unos 3.000 euros aproximadamente, habiendo obtenido en total casi 300.000 euros de financiación para el proyecto.
La intervención está dividida en tres fases principales. La primera se centra en la obra civil con el fin de hacer visitable el conjunto y realizar un recorrido perimetral del templo. Se va a proceder a la colocación de barandillas en los puntos donde existe desnivel y a la adecuación de caminos interiores y posterior remodelación de la salida de emergencia. Asimismo, se llevan a cabo labores de limpieza, reparación y un nuevo cerramiento hacia la calle María Cristina, retirándose la valla para que se pueda disfrutar de una nueva perspectiva desde esta antigua calle romana fosilizada. El presupuesto final para esta fase es de 208.000 euros aproximadamente y ha sido encargada a la empresa Pavincosa. En esta primera etapa, la vista final se dirige al futuro centro de interpretación de la Córdoba romana, un reto que está provocando el acondicionamiento de las dos medianeras del recinto, explica Jaén. Asimismo, la pared que estaba en ladrillo visto se va a encalar en su totalidad para proyectar vídeos e imágenes, dando un nuevo aire al lugar y siguiendo el ejemplo de otras ciudades españolas en las que se realizan proyecciones nocturnas sobre edificios especialmente representativos.
Jaén comenta que la retirada definitiva del cerramiento servirá "para acercar el templo a la ciudad" y va a suponer un cambio visual completo que permitirá pasear perimetralmente por el recinto, con el propósito de "recuperar Claudio Marcelo en toda su integridad". Para alegría de autóctonos y foráneos, el cerramiento metálico que entorpece, en buena parte, la contemplación del templo se va a sustituir por una vallado de 1,40 metros de altura de mampostería realizada con materiales ligeros y cristal blanco para que se puedan hacer fotos y el templo se integre en la ciudad, una idea ya empleada en ciudades andaluzas como Málaga. En la segunda fase, encargada a la empresa Efecebe, predominan las tareas de limpieza para evitar el crecimiento de verdina y vegetación, la restauración de los restos históricos recuperando su trazado original y la consolidación de los sillares, perfectamente conservados, con un coste total de 42.000 euros. La gran novedad, considera Jaén, es que en el entablamento se van a colocar materiales originales que van a estilizar en gran medida el templo.
La última fase, aún sin comenzar, es el proyecto Devotio Augusti, destinado a la elaboración de material didáctico que muestre la historia del templo con un coste de 60.000 euros. Esta etapa final se destina a la divulgación, difusión y elaboración de vídeos y dípticos. Asimismo, como proyecto complementario, se acometerán cambios en la iluminación del recinto, incluyendo un sistema de iluminación nocturna con una luz que dará nuevas tonalidades a la piedra.
En cuanto a la historia del templo, a pesar de que muchos ciudadanos pasean habitualmente por las inmediaciones del edificio, desconocen la cronología del mismo, su dedicación o la importancia real que llegó a tener. Según la mayoría de arqueólogos e historiadores, la construcción del templo estaría fechada entre el 50-55 d.C, en época de los emperadores Claudio y Nerón, y se abandonaría alrededor del año 250 d.C. debido quizás a una mala coyuntura económica o a que no se le encontraba sentido ya a la edificación. Se trató de un recinto de grandes dimensiones con 16 metros de anchura, 32 de longitud, 17-18 metros de altura (además de los 10 metros del pódium que sostenía el templo), de carácter hexástilo, con seis columnas en la fachada y pseudoperíptero -es decir, falsamente rodeado de columnas- que provocaban un gran impacto visual en todo aquel que entraba a la ciudad. Un hecho similar al ocurrido con la Maison Carreé de Nimes y el templo del Apollo Palatino de Roma, ejemplos similares al templo cordobés.
El primer hallazgo se produjo en los años 50 del pasado siglo cuando se estaban realizando unas obras de remodelación en el lugar que hoy ocupa el Ayuntamiento. Comenzados los años 80 se vuelven a retomar las tareas de excavación por parte de José Luis Jiménez Salvador, una campaña en la que se pudo acceder a una nueva parte del templo, la cella o lugar donde residía la divinidad. En estos momentos ya se vio que para la construcción de este templo se había tenido que arrasar el lienzo oriental de la muralla. Se devastó el tramo de muralla y se construyó una plaza, el témenos, un recinto que envolvía al templo en sí con unas dimensiones aproximadas de 70x70 metros. En la década de los 90, la Gerencia de Urbanismo excavó el solar de la calle María Cristina encontrando restos que correspondían con el pórtico occidental que cerraba la plaza del templo.
La interpretación respecto a la dedicación del templo es complicada pero hay cierta unanimidad al afirmar que el edificio estaba dedicado al culto imperial, concretamente al emperador Claudio (41-54 d.C.), siendo una combinación de espacio religioso y de espectáculos. De hecho, entre los restos escultóricos encontrados en los años 70 se encontró en el Parque Cruz Conde una testa que se piensa pertenecía a Claudio, datada en el I d.C., que formaría parte de un retrato del divino Claudio.
Con todo, gracias al esfuerzo del Ayuntamiento y de todos aquellos que han trabajado para su recuperación y puesta en valor, el templo de Claudio Marcelo puede volver a resurgir para convertirse en el escaparate y referente de la ciudad que en su día fue.
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