La consejera de Cultura de la Junta, Rosa Torres, ha presentado hoy un pedestal del siglo II encontrado en las obras de una casa de Sevilla, que decoraba un 'collegium' o gremio de aceiteros y que demuestra la importancia que ya entonces tenía la industria del aceite en la zona.
Vía:
Terra Actualidad – EFE, 4 de marzo de 2008
Se trata de un pedestal de 1,6 toneladas de peso y unas dimensiones de 1,20 por 0,90 metros, que servía de base a una estatua de Venus y que lleva, junto a la dedicación a la diosa, la inscripción de que se erige 'en honor de la asociación de los olearios'.
Torres ha explicado que el pedestal fue hallado en el año 2004 en las obras de excavación de un sótano en la calle Argote de Molina de Sevilla, y se empleaba como parte de los cimientos de la casa, por lo que con toda probabilidad pertenecía originalmente a un edificio situado en la misma zona y que era sede de un collegium, asociación o gremio de aceiteros de la antigua Híspalis.
Un pedestal gemelo de éste, pero dedicado a Minerva, apareció en las excavaciones que se realizaban en el año 2000 en la antigua puerta de Dar-al-Imara del Real Alcázar de Sevilla, mientras que otro epígrafe en el que se cita a los 'oleari' (aceiteros) también fue empleado por los almohades en la base de la Giralda.
Según ha explicado a los periodistas la consejera de Cultura, estos datos atestiguan la importancia de la industria del aceite en la Bética romana, a lo largo de todo el Guadalquivir, donde muchos municipios tenían entonces, igual que ahora, la base de su economía en el aceite.
En dicho 'collegium', según suponen los expertos, se reunían los agricultores para tratar de temas relativos a sus cultivos, ha explicado Torres.
El pedestal carece de eje, por lo que se supone que la estatua de bronce iba encastrada sobre él, y se encuentra en perfecto estado de conservación, por lo que solo ha sido precisa una limpieza con agua a presión.
La inscripción del pedestal, además de su dedicatoria en honor de los 'olearios', explica que fue donada por una hija de Valerio Valente, que fue un funcionario imperial procedente de una familia de larga tradición como 'diffusores oleari' (mayoristas de aceite), explica la consejería de Cultura.
Así, Valerius Valens, también funcionario imperial en la época de Antonino Pío (138-161 dC), aparece en varias de las ánforas olearias aparecidas en el Monte Testaccio de Roma.
El pedestal ha quedado en depósito en uno de los patios de la delegación provincial de Cultura de la Junta, en la calle Castelar de Sevilla, hasta que se le encuentre un lugar adecuado a su peso en el Museo Arqueológico de la capital, ha explicado Rosa Torres.
Por otra parte, Torres ha firmado hoy un protocolo de colaboración con el presidente de la Fundación Itálica de Estudios Clásicos, José Rodríguez de la Borbolla, para realizar actividades conjuntas de investigación y difusión de la antigua ciudad romana de Itálica.
Venus Genetrix Augusta y los dioses de Hispalis en la donación
familiar de un diffusor olearius hacia 146 d.C.
In memoriam Álvaro D’Ors Pérez-Peix
(1915-2004), maestro y amigo
Alicia M. Canto
Universidad Autónoma de Madrid
Resumen
En este trabajo se presenta un pedestal inédito recientemente aparecido en Sevilla, dedicado por Valeria Valentina a Venus Genetrix Augusta... in honorem corporis oleariorum. Se relaciona con otro idéntico, ofrecido por su hermana Valeria Qu[arta?] a Minerva Augusta (HEp 10, 2000, 577). Ambas dicen completar con ello el cultus de un opus exornatum por su padre, (M.) Valerius Valens, que posiblemente es el mismo diffusor olearius testimoniado en tituli picti del Testaccio entre 138-153 d.C. La autora sugiere que esta donación familiar, h. 145 d.C., sería más extensa, y honraría a la tríada capitolina y a Venus Genetrix como mater de la estirpe de Julio César. Estas cuatro serían las divinidades máximas de Hispalis, teniendo en cuenta la Lex Ursonensis y el ser Hispalis, como Urso, una colonia cesariana de hacia el 45 a.C. No es descartable que junto a ellas figurara Hercules, el mítico fundador de la ciudad. Los datos arqueológicos del contexto del pedestal, probablemente casi in situ, sugieren la ubicación exacta de la sede del corpus oleariorum (de carácter más bien provincial) en el entorno de las calles Argote de Molina y Francos, dentro del llamado «foro de las Corporaciones» y cerca del Baetis. Quizá el aula de culto imperial de esta corporación se hallaba en un patio porticado del interior de este complejo de edificios. La autora sugiere finalmente una explicación para los debatidos diffusores olei: serían lo que hoy conocemos como «envasadores» y «mayoristas»: a la vez compradores y vendedores, poderosos y a veces con contratas estatales: ad annonam Urbis. M. Valerius Valens debió de contarse entre ellos.
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