Antonio Tejera contagia entusiasmo cuando habla de las culturas aborígenes de Canarias. Foto: Sergio Méndez
CÁNDIDA CARBALLO | SANTA CRUZ DE TENERIFE | 20 de marzo de 2011
Antonio Tejera Gaspar (El Río, Arico, 1946) tiene a sus espaldas un currículum tan amplio que abruma, pero su charla es sencilla y directa. Cuando habla expresa a borbotones el entusiasmo con que estudia el mundo aborigen de las Islas. Su trayectoria ha sido reconocida este año con el Premio Canarias de Patrimonio Histórico 2011.
- ¿Se esperaba el premio? “Me había propuesto muchísimas veces, pero ni me imaginaba que podía caer este año. Me sorprendió, pero la verdad es que me llevé una gran alegría cuando me lo comunicó el presidente”.
- Este año hay dos premiados de la Universidad de La Laguna: Usted y Wolfredo Wildpret... “Sí, dos. El otro día el rector expresó su alegría porque hubieran premiado a dos profesores de la casa. Además, coincide que son dos premios que han sido muy bien aceptados”.
- ¿Cómo empieza su trayectoria como arqueólogo? “Yo terminé la carrera en el 71 en La Laguna, me fui a la Universidad de Sevilla en el 74 y estuve cinco años entre Sevilla y el Colegio Universitario de la Rávida en Huelva. Estos años estuve trabajando sobre los fenicios y sobre el patrimonio de Andalucía. Después, cuando reincoporo en la Universidad de La Laguna, en el año 79, es cuando retomo la investigación histórica del mundo aborigen. Llevo trabajando en eso desde entonces y ha sido pura dedicación a la tierra”.
- ¿Cómo era el conocimiento de la cultura aborigen en el 79? “Yo empecé a colaborar con Rafael González Antón, con el que hice dos libros. En el año 81 salió el primer libro, Los aborígenes canarios, que editó la Universidad de La Laguna. Yo creo que fue un punto de inflexión, un replanteamiento del modo en que se interpretan las culturas antiguas de Canarias. Debo decir que no hay una labor exclusivamente mía, sino de muchísima gente, de colegas de la Universidad de La Laguna, de Las Palmas y de los museos, etcétera. Me toca ser la cabeza visible”.
- ¿Había medios? “Pues sí. Las subvenciones del Ministerio y también de la Comunidad Autónoma. Durante los primeros quince años, la Dirección General de Cultura apoyó decididamente la investigación arqueológica. Esto me permitió trabajar en Tenerife, en Lanzarote, en puntos de Fuerteventura. Felizmente, se producen una sucesión de hallazgos arqueológicos como los grabados rupestres en Tenerife, en La Gomera, Lanzarote. Se descubren muchísimos aspectos relacionados con la religión de los antiguos canarios. Todo eso propició una revisión profunda en la manera de acercarse al conocimiento y en el conocimiento en sí”.
- ¿Cuál es esa diferencia? “La clave está en entender a las Islas globalmente, aunque cada una en su mundo particular. Estudiarlas como comunidades independientes y, al mismo tiempo, en su conjunto, pero también vinculándolas al norte de África, que es punto de referencia y origen de toda estas culturas. Esos tres hitos son fundamentales. Yo encuentro hechos arqueológicos en Tenerife que puedo comparar fácilmente con los de Lanzarote. Sé que son distintos, pero hay muchas cosas en común porque su raíz está en ese origen continental común”.
- Por los ancestros... “Efectivamente, cada isla es un un mundo aborigen diferente, pero están interconectadas por los ancestros”.
- ¿También en la religión? “En el ámbito de la manifestaciones religiosas hay elementos con muchas similitudes. Probablemente porque las manifestaciones religiosas son muy conservadoras y se mantienen a lo largo del tiempo. Hay lugares donde se hacían ritos o cultos que son iguales en Masca, en Tenerife, en La Gomera y La Palma. Exactamente los mismos enclaves, con las mismas características”.
- ¿Ha sido fácil trabajar con los vestigios aborígenes? “Hay una trayectoria de investigación en las Islas que remonta a 200 años atrás, que no debemos olvidar. Sobre todo la documentación arqueológica, que va desde los años 40 hasta los 70 del siglo pasado, que supone una aportación fundamental. En el caso de Tenerife por don Diego Cuscoy y en el caso de Gran Canaria por don Sebastián Jiménez Sánchez. Nuestras conclusiones parten de la aplicación de nuevos enfoques a esa realidad”.
- ¿Qué nuevos enfoques? “Si unos hallazgos arqueológicos de Lanzarote están asociados con rocas elevadas al lado de las aguas, en las montañas, y se detectan fenómenos iguales en Tenerife y en La Gomera. Eso permite sacar conclusiones sobre un sustrato común. En estos años, en la escritura se han dado pasos inmensos. El hallazgo del mayor yacimiento de escritura líbico-bereber de La Gomera, en Las Toscas del Guirre, ha sido espectacular”.
- ¿Conocemos bien el mundo aborigen? “Yo creo que tenemos un conocimiento bastante profundo de las culturas aborígenes. Nos faltan muchas cosas, pero tenemos muchas certezas. Por ejemplo, de la vinculación del norteafricana de la población de las Islas, en la lengua, en las manifestaciones religiosas, la cerámica, enterramientos... ”.
- Sin embargo la momificación... “Efectivamente, hay algunas cosas muy singulares. Básicamente, se da en Gran Canaria y Tenerife, pero también se hallan modos de momificación en el norte de África. No hay que olvidar que estas poblaciones viven aquí 1.500 años, hasta que empieza la Conquista. Hay un proceso adaptativo al territorio. Son gentes que vienen del continente y se adaptan a realidades insulares, cada uno con sus características. Esta adaptación también explica la diferencias de las culturas aborígenes de cada isla”.
- ¿Y el enigma de la navegación? “Yo tengo el convencimiento de que estas gentes debieron ser traídas a las Islas. No tengo otra manera de explicarlo. Si uno se pone con el mapa delante y ve que los aborígenes vinieron desde el Magreb, no puede explicárselo de otra manera. Pongo como ejemplo Cabo Verde, que se pobló por esclavos que llevaron los portugueses. Yo me pregunto si aquí no podría haber pasado lo mismo, y estas gentes fueron traídas a estas Islas, que ya los romanos conocían. No olvidemos que con ellos vinieron cerdos, cabras y perros, cuya llegada resulta muy difícil de explicar si hicieron el viaje de una forma rudimentaria”.
- El hallazgo de la pierda Zanata suposo un gran revuelo... “Yo creo que al cabo del tiempo no ha aportado nada al conocimiento de las Islas. Tenemos yacimientos de escritura líbico- bereber que nos permiten vincular los dos mundos sin ninguna duda. Los hallazgos de escritura líbico-canaria de Lanzarote y Fuerteventura, que incluso se vincula con un origen latino que niego, son otra aportación extraordinaria”.
- ¿Qué le parece el uso de pintaderas, espirales como símbolos de canariedad? “Ese intento de homogeneizar como si fuésemos un solo pueblo, que lo somos, requiere que seamos conscientes de que las diferencias son considerables. La gran riqueza está en diversidad de esta homogeneidad. Las mismas diferencias físicas de las Islas se dan en el comportamiento y las costumbres. No podemos usar los podomorfos de Tindaya como símbolo para todas las Islas, ni las pintaderas grancanarias, ni las espirales palmeras. Los políticos que nos gobiernan, como no conocen todas las Islas, hacen generalizaciones”.
- Hablemos de conservación... “Hay que distinguir entre el patrimonio que está en los museos y el que está al aire libre. En el caso de los museos intento de homogeneizar. En Tenerife se ha hecho un esfuerzo extraordinario en el Museo de la Naturaleza y el Hombre. En el caso de Las Palmas, también. Se ha hecho un esfuerzo, pero en conjunto el resultado es deficiente. No olvidemos que este patrimonio cultura podría ser una pieza clave para nuestra imagen turística. Unas piezas clave que no hemos sido capaces de vender. El 90% de los visitantes Los visitantes de Candelaria, dos millones de personas, preguntan por un libro sobre los guanches, y no hay ni en castellano ni en inglés. En el caso del aire libre el esfuerzo es positivo, a pesar de todo. Un ejemplo, es la Cueva Pintada de Galdar o La Zarza y La Zarcita en Garafía. Hay mucho que hacer. Pero necesitamos un lugar, en el que se reconstruya el mundo aborigen, cuya ubicación podría ser Candelaria, en el que se muestre todo la cultura aborigen”.
- ¿Qué le queda por hacer? “Me queda la guinda. Mi reto es demostrar cómo se produce el poblamiento de las Islas. Creo que los trajeron y creo que fue todos al mismo tiempo. Creo que llegaron entre el siglo VI antes de Cristo y la época de Trajano. Tengo mucha documentación”.
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