Escándalo arqueológico en el yacimiento castreño de la Campa Torres (Gijón-Asturias)

Ayer miércoles, dia 21 de abril, nos desayunábamos con la espectacular noticia (véase más abajo) de que se habían localizado en un búnker del yacimiento arqueológico castreño de la Campa Torres (Gijón) nada menos que 20.000 objetos (de los que, por lo visto, nada se sabía hasta ahora) producto de las excavaciones que habían llevado a cabo en los años 80 y 90 los arqueólogos José Luis Maya (ya fallecido) y Francisco Cuesta. Para más inri, resulta que el re-descubrimiento (si cabe hablar así) de estos vestigios fue en la primavera de 2009, es decir, hace prácticamente un año, y nada se había dicho al público sobre tan curioso y sorprendente acontecimiento.

Algo realmente insólito y escandaloso. Uno siempre se había preguntado por qué era tan escaso el material ofrecido en el museo situado en la Campa Torres. Cuando se preguntaba por ello al personal del museo, nadie sabía responder qué había ocurrido con los materiales hallados (si es que se habían hallado) tras las excavaciones realizadas. Al final, uno suponía que se encontrarían guardados y en fase de estudio, o que serían depositados en el Museo Arqueológico de Asturias, el cual llevamos años y paños esperando a su definitiva reapertura.

Lo sorprendente es que los responsables de la excavación (José Luis Maya y Francisco Cuesta) nada comunicaron en su día sobre el depósito del material excavado, y ninguna autoridad, municipal y autonómica, siguió el control del asunto. O sea, escándalo sobre escándalo, máxime cuando, además, nos enteramos por la prensa de que "las excavaciones de la Campa fueron paralizadas en 1996 por Cultura tras evaluar un informe técnico que revelaba graves incorrecciones en la forma de desarrollar el trabajo, denunciadas por la Junta de Excavaciones".

¿Por qué no se controló, a partir de ahí, por parte de las autoridades, el fruto de las excavaciones realizadas? Es un misterio que lógicamente deberá exigirse que se aclare.

Encima, no parece nada seguro que el material recuperado cuente con una debida clasificación, catalogación y contextualización arqueológica (aunque desde instancias municipales y autonómicas se comunica que sí), lo que añade un factor de preocupación e indignación en medio del escándalo.

En fin, paso, sin más a exponerles las noticias para que cada cual saque sus propias conclusiones:

Aspecto que presentaba el depósito cuando fue encontrado.

Halladas en el búnker de la Campa Torres más de 20.000 piezas de las excavaciones

El ex director del yacimiento y actual responsable del Museo de Grandas atribuye a la gerencia del parque el mal estado del material encontrado

Vía: LNE / M. S. MARQUÉS / 21 de abril de 2010

El grueso de los materiales procedentes de las excavaciones de la Campa Torres de Gijón, un conjunto de más de veinte mil piezas, entre las que se encuentran bronces, cerámicas y otros elementos exhumados de las construcciones castreñas, fue localizado hace unos meses en una especie de zulo clausurado en la zona del antiguo búnker del actual museo.

El paradero de una parte importante de la colección procedente de las excavaciones de la Campa era una de las incógnitas más comentadas del mundo de la arqueología asturiana, si bien nunca se cursó denuncia alguna que pudiera arrojar pistas sobre su localización.

Las excavaciones del yacimiento castreño de la Campa, dirigidas por el fallecido José Luis Maya y por Francisco Cuesta, actual director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, se iniciaron a mediados de los años ochenta para finalizar a finales de los noventa. En ese tiempo ambos firmaron diferentes artículos dando a conocer la tipología del yacimiento. En alguno de ellos se hace el estudio de piezas cuyo paradero se desconoce aún hoy, como es el caso de las ánforas.

Foto: José Luis Maya, izquierda, y Francisco Cuesta, en la Campa Torres.

Francisco Cuesta niega cualquier responsabilidad sobre lo sucedido, aludiendo a los más de diez años que lleva sin pisar la Campa Torres. «Hace mucho que no voy por allí, casi milenios, por tanto no sé qué se hizo con los materiales que depositamos en una especie de almacén. Estaban en perfecto estado y recogidos en bolsas y cajas», declaró a LA NUEVA ESPAÑA.

A Cuesta no le sorprendió el hallazgo porque «sabía que estaban allí», lo que el arqueólogo dice desconocer es el estado en que se encontraron, responsabilidad que atribuye a la actual directora de Museos del Ayuntamiento de Gijón, Paloma García.

Los cientos de cajas con las piezas de la Campa se localizaron tras descubrir una puerta que se encontraba oculta tras un armario. Una vez abierta, la escena que ofrecía no era la propia de un depósito arqueológico, sino más bien cientos de cajas apiladas y revueltas que llenaban la totalidad del espacio. La humedad y el abandono hicieron el resto, pudriendo etiquetas y deshaciendo paquetes, con el consiguiente perjuicio para la clasificación y contextualización de los materiales.

Paloma García, que lleva la gestión del parque de la Campa Torres desde el año 2000, desconocía el paradero de las piezas. «Me ocupo del parque, pero los responsables de los materiales procedentes de una excavación son los arqueólogos que la dirigen, así lo recoge la ley de Patrimonio». «Ellos son los responsables hasta que hacen la entrega y en este caso ni el Ayuntamiento de Gijón ni la Consejería de Cultura tenían constancia de su entrega».

Foto: Las cajas tal como se encontraron en el zulo hace pocos meses.


La responsable del parque afirma que los arqueólogos no dieron parte oficial del depósito a ninguna institución, como era su obligación. Paloma García asegura que el Ayuntamiento de Gijón es especialmente cuidadoso con las colecciones arqueológicas, de las que siempre se hace un inventario para después, en la mayoría de los casos, hacer un seguro a las piezas. Pone como ejemplo las procedentes de las excavaciones de la fábrica de salazones, de Veranes o Cimadevilla, yacimientos cuyas colecciones se custodian en las mejores condiciones, tras ser depositadas por los responsables de la excavación.

Las piezas ahora localizadas son de vital importancia para situar cronológicamente el yacimiento, aunque la falta de clasificación las descontextualiza e impide saber su localización estratigráfica. Las excavaciones de la Campa fueron paralizadas en 1996 por Cultura tras evaluar un informe técnico que revelaba graves incorrecciones en la forma de desarrollar el trabajo, denunciadas por la Junta de Excavaciones.

Muralla del Castro de la Campa Torres (Foto: G.C.C.)



Un yacimiento polémico con dataciones cuestionadas desde su origen

Vía: LNE / M.S.M / 21 de abril de 2010

El yacimiento castreño de la Campa Torres no consigue alejar la polémica de su historia. Las conclusiones cronológicas del yacimiento hace tiempo que están en entredicho al mostrar su desacuerdo con las mismas muchos expertos que no consideran acertadas las dataciones realizadas por los investigadores para la muralla de módulos.

En más de una publicación se cuestiona la metodología desarrollada por el tándem Maya-Cuesta, a los que se atribuye una errónea interpretación de los datos, lo que va a originar una falta de fiabilidad en las conclusiones para la muralla y las cabañas adjuntas.

Algunos expertos han indicado que aunque subsisten dudas sobre el procedimiento empleado en sus intervenciones arqueológicas, no cabe duda de la existencia de un importante horizonte prerromano en el yacimiento. En lo que ya no están tan de acuerdo es en que el origen de la muralla se pueda situar entre los siglos VI y V como hacen los autores de la excavación. Para buena parte de la profesión esas fechas están retrasadas al menos tres siglos, y niegan que se pueda hablar de Primera Edad del Hierro para situarla en el tiempo.

Para Maya y Cuesta, la edificación de la muralla debe asignarse al citado período de tiempo, propuesta que no es aceptable para otros investigadores, que se basan en los resultados de yacimientos como los castros de Moriyón, Castillo de San Martín y el Chao Samartín, donde la estratificación y las fechas radiocarbónicas no permiten remontar su construcción más allá del siglo IV a. de Cristo.

A la, para algunos, errónea atribución de la muralla de módulos se unen también críticas que hablan de «escasa finura del trabajo técnico, tergiversación de la estratigrafía y descuido en la documentación». En resumidas cuentas, un rosario de irregularidades que cuestionan un trabajo de más de una década que supuso una importante inversión económica.

A pesar de que suscriben una interpretación de fechas equivocada, los arqueólogos defienden la importancia de la Campa Torres porque se trata del único yacimiento asturiano de época prerromana que cuenta con materiales de importación. En Gijón se localizaron sigilata itálica, vasijas ibéricas, ánforas grecoitálicas y materiales púnicos, entre otros. Está presencia de bienes llegados de otras zonas indica la existencia de una relación comercial prerromana, y estos vestigios son los únicos de toda Asturias.

Hablando de vestigios, a los críticos con la actuación de Maya y Cuesta no les pasa por alto la escasez de materiales ofertados por un yacimiento en el que se excavó durante más de una década una superficie de varios miles de metros cuadrados. Atribuyen la escasez a que no se documentaron bien las ocho únicas casas exhumadas en un recinto donde hubo una ocupación de más de ocho siglos.


El PP pide al PSOE responsabilidades por el hallazgo de la Campa Torres

Según Pecharromán "se han perdido el grueso de los materiales procedentes de las excavaciones que se hicieron hace más de 20 años y nadie ha dicho nada"


Vía: LNE / 21 de abril de 2010

El Partido Popular de Gijón pedirá al PSOE que asuma responsabilidades políticas y legales por el hallazgo de 20.000 piezas de las excavaciones en un búnker de la Campa Torres. Así, el concejal del PP, Manuel Pecharromán, pedirá explicaciones sobre el hallazgo al concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Gijón, Justo Vilabrille.

Según dijo hoy Pecharromán en declaraciones a Europa Press, los populares pedirán la comparecencia urgente de Vilabrille para que aclare una asunto que "deberían afrontar tanto Ayuntamiento como Consejería, actual y de la época".

"Se han perdido el grueso de los materiales procedentes de las excavaciones de la Campa Torres, que se hicieron hace más de 20 años y nadie ha dicho nada. Es cuanto menos escandaloso", añadió el concejal, que aseguró que las piezas abandonadas se encontraron hace unos meses y "ni siquiera entonces se informó de ello".

Asimismo, Pecharromán recordó que Asturias tienen una Ley de Patrimonio Cultural que se aprobada en 2001, que obliga a las administraciones a velar por el patrimonio arqueológico. Obligación que para el concejal no se está cumpliendo.

Con el fin de "aclarar" el hallazgo y establecer las responsabilidades correspondientes, el PP preguntará en el Pleno de Participación Ciudadana, Políticas Integrales, Vivienda y Deportes, desde cuándo tiene conocimiento el Ayuntamiento de la desaparición de materiales procedentes de las excavaciones de la Campa de Torres, así como qué personas conocían esta situación.

También abordarán la existencia de una relación documentada o inventario de esas piezas arqueológicas, cuál es su contenido y relevancia, y quién o quiénes realizaron esa relación o inventario. Además de cuáles han sido los materiales desaparecidos, y de cuáles se desconoce aún su ubicación.

Los populares también mostrarán su interés sobre a quién se notificó el descubrimiento y por qué no se informó a los concejales del Grupo Popular, a los medios de comunicación y a la ciudadanía. Asimismo, pedirán que se aclaren las acciones que va a emprender el gobierno municipal para aclarar lo sucedido en relación con estas piezas y las responsabilidades personales que en su caso se pudieran derivar.

El Partido Popular en la Junta General del Principado también presentará preguntas para que la Consejería de Cultura explique lo ocurrido, según adelantó Pecharromán.



Los arqueólogos ven «ocultación y dejación» en el abandono de piezas en la Campa Torres

La falta de registro supondrá la imposibilidad de conocer la evolución del poblado que se desarrolló en la zona durante más de ocho siglos

Vía: LNE / M. S. Marqués / 22 de abril de 2010

La noticia del hallazgo de más de veinte mil piezas arqueológicas abandonadas en un zulo del museo de la Campa Torres y procedentes de las excavaciones realizadas en ese castro durante varias campañas ha causado sorpresa e indignación en ámbitos científicos y políticos. Las valoraciones, que en su mayoría han hecho hincapié en la responsabilidad de los propios directores de la excavación y de las administraciones vinculadas a las mismas, subrayan la gravedad de unos hechos que consideran merecedores de alguna sanción.

Foto: El arqueólogo Jorge Camino


Para el arqueólogo Jorge Camino lo ocurrido permite hablar de «ocultación de patrimonio público» y de «incumplimiento de las obligaciones profesionales». Como responsable de diferentes campañas de excavación, Camino sabe que contextualizar el material es fundamental «porque ahí está todo el valor, es lo que va a indicar la edad del material y el contexto histórico al que pertenece». También considera procedente realizar un inventario con los datos de identificación de la pieza y su contexto, y someterla a limpieza y restauración. «Todo lo que no sea seguir estas pautas, que por otro lado son las que exige la legislación, va a restar fiabilidad a la excavación. Sin datos de procedencia se pierde el valor histórico contextual».

De este razonamiento se desprende que lo sucedido en la Campa Torres «va a impedir que tengamos conocimiento pormenorizado de la evolución del poblado vigente en la zona durante más de ocho siglos». Los expertos saben bien que la tipología de las piezas por si misma no es suficiente para identificar su historia ya que en muchas ocasiones siguen el mismo modelo varios siglos lo que dificulta poder realizar una datación concreta. Tras lo sucedido tampoco será posible conocer el área de distribución al que estaban asociadas, es decir, el lugar en el que aparecieron, bien sea una de las cabañas, una calle u otro lugar. Según el arqueólogo la pérdida es considerable. «Un depósito de materiales que no esté bien referenciado hace que el yacimiento pierda parte de su significado histórico y cronológico».

Tras calificar de grave lo ocurrido, sostiene que la Administración no puede desentenderse de este tema y debe averiguar que pasó. «Es su competencia saber por qué se llegó a esta situación». También mantiene que Cuesta es responsable como director de la excavación y «no puede trasladar esa responsabilidad a nadie».

La arqueóloga Carmen Fernández Ochoa


Siguiendo la legalidad vigente, lo mismo opina Carmen Fernández Ochoa, actual directora de las excavaciones de Gijón, que entiende que la responsabilidad de los materiales arqueológicos es del director mientras los tenga en depósito para su estudio. Del hallazgo desconoce los detalles y el elenco de materiales «por lo tanto no sé hasta donde puede llegar el perjuicio ocasionado al patrimonio». Catedrática de Prehistoria de la Universidad Autónoma, Fernández Ochoa, que dice no tener relación alguna con la Campa Torres, subraya que situaciones como ésta tienen mucho que ver con el acopio de materiales que hacen los investigadores para su estudio, una tarea para la que carecen del apoyo y que muchas veces acaba como lo visto ahora.

Añade que tras el fallecimiento de José Luis Maya se desconoce en que situación quedaron esos bienes. «De cara a una posible continuidad debería estar todo registrado», afirma. Aunque en esta ocasión Fernández Ochoa no ha querido cargar las tintas sobre lo sucedido, con anterioridad cuestionó la labor de Maya y Cuesta en la Campa Torres en un artículo sobre los castros y el inicio de la romanización en Asturias en el que hablaba de dudas sobre el procedimiento empleado en la excavación.

No fue la única en poner en duda la forma de llevar el desarrollo de la excavación, otros como Almudena Orejas, Javier Sánchez-Palencia, Alfredo González-Ruibal, Elías Carrocera, María Dolores Fernández-Posse o el mismo Jorge Camino también fueron críticos con los resultados presentados. El mayor desacuerdo estuvo en la datación de la muralla de módulo, que llevó a los expertos a referirse en varias publicaciones a «los más que dudosos datos de la Campa Torres».

El arqueólogo Miguel Ángel de Blas


Sobre el reciente hallazgo de las piezas en el búnker de la Campa opina también el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, Miguel Ángel de Blas, que lo considera un «hecho extraño e infrecuente» y se confiesa muy sorprendido por la noticia. «No me podía imaginar que hubiera un cúmulo de testimonios arqueológicos aparcados en un lugar del que no se tenía constancia».

Al profesor, la sensación que producen los hechos es de «dejadez», de «olvido». Tampoco entiende la respuesta de Francisco Cuesta «afirmando no saber nada», lo que le parece tan extravagante como la propia historia. «Esto no es respuesta para un hecho tan grave, aumenta el desconcierto y el aire extraño de la noticia. Es un caso claro de abandono que legalmente debería tener una sanción». Para De Blas, que dirigió durante muchas campañas las excavaciones del Monte Areo, en Carreño, la destrucción de datos por falta de catalogación de los objetos supone la pérdida de un montón de materiales que se quedan sin valor científico.

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Respuestas a esta discusión

El grupo municipal del PP de Gijón ha mordido hasta el hueso, en este escándalo de muy señor mío, y no piensa soltar la presa. Ahora pide -y hace bien- que, al menos, se abra expediente a los culpables del desaguisado, antes de que las responsabilidades administrativas también caduquen.

En menudo brete se encuentra ahora la consejera de Cultura, Mercedes Álvarez. De no hacerlo se enfrentaría a una posible denuncia por prevaricación por parte del PP. ¿Y el resto del Consejo de Gobierno? ¿No tendría también responsabilidad de no ordenar la apertura de ese expediente administrativo? Por lo menos la tendría política. Así es que cabe esperar que se lleve a cabo, pero... mucho me temo que se lo abrirán sólo a la directora del Parque Arqueológico de la Campa Torres, Paloma García, a la cual ya se apuntó con el dedo, desde instancias gubernamentales, como la máxima responsable, y sin que ésta dijera nada, hasta el momento, en su defensa (curioso, ¿no?).

Foto: Reconstrucción y ambientación de una choza castreña en la Campa Torres

El PP cree que Mercedes Álvarez puede incurrir en «prevaricación» en la Campa

El grupo municipal de Gijón sostiene que la consejera de Cultura «favorece a aquellos que infligen la ley y deja desprotegido el Patrimonio asturiano»

Vía: EL COMERCIO | Paché Merayo | 12 de agosto de 2010

El caso de la Campa Torres no ha terminado con el archivo de las diligencias por parte de la Fiscalía. El Partido Popular insiste en que, pese a que ha «prescrito», se trata del «mayor desastre patrimonial conocido de la historia de Asturias», y, por eso, considera que la consejera Cultura, Mercedes Álvarez, puede incurrir en «prevaricación» si, como advierten el concejal de Gijón Manuel Pecharromán y María Jesús Rodríguez, representantes del PP en el Consejo de Patrimonio Cultural de Asturias, persiste en lo que ellos definen como «favorecer a aquellos que infringen la ley y dejar desprotegido el patrimonio».

Aseguran Pecharromán y Rodríguez Álvarez en un documento enviado ayer a la Consejería que la actitud de su titular es de «inoperancia en el ejercicio de sus competencias y negación de los hechos».
Se refieren a la respuesta dada desde la Consejería de Cultura tras el descubrimiento en el Parque Arqueológico de la Campa Torres de un almacén en el que habían sido guardadas miles de piezas catalogadas extraídas en diferentes excavaciones. Los populares solicitan que se incoe expediente administrativo de forma «urgente e inmediata» con el objeto de depurar responsabilidades y evitar que prescriban las infracciones que tachan de graves. En este momento las únicas que no han caducado legalmente son las administrativas. Esta situación variaría de no abrirse «inmediatamente» el citado expediente, consecuencia de la que «Mercedes Álvarez sería la única responsable», apuntaba ayer el concejal de Gijón.

Para hacer esas acusaciones se remiten los populares no sólo a la norma regional sobre Patrimonio. También mentan en su escrito artículos de la ley nacional, advirtiendo que son claras sobre cómo deben ser entregados los materiales por parte de los responsables de las excavaciones, al museo que determine la autorización de la pertinente excavación.

Sobre este hecho, Pecharromán denunció la continuada infracción de los arqueólogos asturianos que no tienen al día sus inventarios ni la entrega de sus hallazgos, de lo que también culpó a la Administración que se conforma con arreglar las cosas, «en lugar de buscar a los culpables».

madre mía, ¡¡es increíble la desfachatez que se gasta el Cuesta!! Que por cierto, se dice, se cuenta, que se llamó a gente del concejo apuntada en el INEM para hacerse cargo de alguna de las excavaciones de Navia. La persona requerida informó al empleador de que no cumplía los requisitos para dirigir una excavación, era un puesto que le venía grande. Aún así le insistieron en que se postulase para tal cargo, o el de Guía Turístico en la localidad. ¡Así se investiga ahora en el Navia!

Sí, Vellido Dolfos, todo lo que se cuenta en ese número 10 de Atlántica XXII sobre la caza de brujas (y de brujos) en la Consejería de Cultura del Principado de Asturias se puede decir que va a misa completamente. Los gobiernos autonómicos se han convertido en ámbitos de poder caciquil y nadie, que no comulgue al cien por cien con las visiones sectarias que se ejercen desde sus estancias, tiene mucho que hacer en tales terrenos

En el contexto cultural, patrimonial, arqueológico, etc., por su propia idiosincrasia de recurrencia de los intereses políticos del poder, esta situación ha alcanzado límites sumamente deleznables y de muy difícil solución. Sólo queda denunciarlo con toda la fuerza que se pueda.

Marcial Santos, miembro de Terrae Antiqvae, ha puesto una discusión en la sección "Foro" relativa al asunto que hemos venido tratando, y con motivo de la aprobación en la Junta General del Principado de una comisión de investigación sobre el descomunal escándalo acontecido en la Campa Torres.

Como quiera que es de lógica continuar aquí con el desarrollo de este asunto, es por lo que procedo a comentarlo y reflejar la noticia en cuestión.

Lo primero que hay que decir es que no se esperaba que, tal comisión de investigación, saliera adelante en la Junta General del Principado. Aun cuando el grupo parlamentario del PP había declarado su intención de llevar al pleno de la cámara autonómica la solicitud de dicha comisión de investigación, se veía muy difícil que fuera aprobarse al necesitar los populares para ello los votos de IU, los cuales son socios del gobierno socialista.

Pero, héte aquí, que inopinadamente ha ocurrido. IU no ha tenido empacho en proporcionar sus votos para que saliera adelante la propuesta popular de una comisión de investigación. No cabe duda que la proximidad de las elecciones municipales y autonómicas ha debido pesar, finalmente, en su decisión. No habría sido de recibo que IU también se hubiera opuesto o abstenido en el esclarecimiento de tan esacandaloso asunto. Y, en cualquier caso, así se las gastan los "compañeros de viaje" del socialismo gobernante, los cuales ya tienen en su haber más de una experiencia similar.

Aunque las comisiones de investigación en este país prácticamente nunca han servido para depurar ninguna responsabilidad política o administrativa, al menos volveremos a ver otra vez cómo desfilan por la Junta General del Principado los autores del desaguisado y qué nuevas respuestas tienen a bien proporcionar.

El gobierno autonómico, tras comprobarse la gran incompetencia de los responsables -municipales y autonómicos- que tenían arte y parte en las excavaciones de la Campa Torres, quiso despachar el asunto haciendo recaer toda la responsabilidad en una sola persona, la más débil, la que casi menos pintaba -o no lo pintaba todo-, esto es, la directora de las instalaciones de Campa Torres, Paloma García Díaz, la cual, ante semejante carga acusatoria, optó por dar la callada como respuesta, esperando, seguramente, a que todo escampara y se olvidara. Ahora tendrá oportunidad de decir a la comisión de investigación cuál es su parecer: si está dispuesta a asumir toda la responsabilidad o desea compartirla con alguien más. Y al mismo tiempo veremos si se tiene la desfachatez, desde instancias gubernamentales, de deajrla sola a los pies de los caballos y reducir tan impresionante escándalo a la inoperancia de un sólo responsable.

En fin, habrá que esperar al desarrollo de la comisión de investigación, que a buen seguro nos brindará algunas perlas más de cómo se protege en Asturias el patrimonio arqueológico (aunque es de suponer, lo que dice el refrán asturiano: que en todos lados cuecen "fabes" -habas-, y en algunos "calderaes" -calderadas. Es obvio que aquí, en Asturias, las calderadas son pistonudas).

Y a continuación, la noticia:

La Junta acuerda investigar las excavaciones de la Campa Torres

Vía: LNE.es | 26 de noviembre de 2010

La Junta General del Principado de Asturias creará una comisión de investigación sobre el proceso llevado a cabo en las excavaciones del Parque Arqueológico de Campa Torres, en Gijón, tras el hallazgo de más de 20.000 piezas de las excavaciones en un sótano. Así se ha acordado, después de que PP e IU-Verdes votasen a favor una iniciativa en ese sentido en el Pleno del Parlamento asturiano. El PSOE votó en contra, mientras que el diputado de Bloque por Asturies, Roberto Colunga, se abstuvo.

El diputado del PP, Alfonso Román López ha sido el encargado de defender la iniciativa del PP y ha señalado que las explicaciones de la Consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, sobre el paradero y localización de más de 20.000 piezas procedentes de las excavaciones realizadas han sido "insuficientes".

Ha recordado que la Fiscalía del Tribunal Superior del Principado de Asturias ha considerado que el expolio producido es constitutivo de un delito contra le patrimonio. Así, ha considerado necesaria una Comisión de Investigación para aclarar cómo se han desarrollado las excavaciones e intervenciones realizadas en la Campa Torres. "Aquí hay responsabilidades políticas de consejeras de Cultura que han permitido este atentado", ha señalado el diputado del PP.

Mientras, la diputada de IU-BA-Verdes, Diana Camafeita, ha mostrado sus dudas sobre la propuesta del PP y le ha acusado de "electoralismo" porque había podido plantear esta cuestión antes. El diputado de BA, Roberto Colunga, ha criticado la gestión del patrimonio cultural asturiano y ha dicho que sería bueno que se conociese lo ocurrido pero en su intervención no aclaró el sentido del voto. "El PP sabe por qué", se limitó señalar. Y finalmente se abstuvo.

Por su parte, la diputada del PSOE, Clara Costales, ha explicado que la propia Fiscalía señala los únicos responsables de lo ocurrido serían los técnicos y no los responsables políticos. Costales ha recordado que el ex ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos denunció al PP de Gijón por tirar a la basura archivos personales y se archivaron las actuaciones porque era una cuestión privada.

"Esto es lo mismo", ha señalado. Y ha acusado a IU-Verdes de "oportunistas" por votar la iniciativa del PP. "Cuidado con lo que hacen", ha advertido Costales a los diputados, señalando que en Gijón se ha realiza un gran esfuerzo para la protección del patrimonio.
Europa Press

 

Como a la Consejería de Cultura del Principado de Asturias no le ha bastado con quedar suficientemente desairada en este escandaloso asunto de la Campa Torres, no tiene empacho ahora en mostrar cómo se las viene gastando en su particular caza de brujas contra los arqueólogos que no les bailan ni les aplauden la nefasta política cultural -y arqueológica en particular- que llevan a cabo.

 

Es decir, como hubo un señor arqueólogo -Ángel Villa- que dió parte al Museo Arqueológico de Asturias y a la Fundación Municipal de Cultura del Ayuntamiento de Gijón, del sorprendente abandono y olvido, en un zulo de la Campa de Torres, de los restos que que allí se excavaron en su día, pues nada mejor para desquitarse, por tamaña osadía, que empaquetarle un expediente sancionador de muy señor mío.

 

Es realmente increíble comprobar hasta qué grado de miseria política pueden llegar algunos de nuestros conspicuos repúblicos. El historial de persecuciones, expedientes sancionadores, enfrentamientos, etc., que viene acumulando la Consejería de Cultura que dirige Mercedes Álvarez contra muchos de sus trabajadores y colaboradores lleva camino del récord. No sólo está el caso ya comentado del ex-director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, sino también el expediente sancionador contra el director de la Cueva de Tito Bustillo (Ribadesella), Alfonso Millara; el enfrentamiento con el catedrático de prehistoria, Ricardo Balbín, por sus trabajos en la anterior cueva mencionada; la pretensión de traslado forzoso del director técnico del Museo Arqueológico de Asturias, Jorge Camino, etc. etc.

 

Vean las siguientes noticias al respecto:

 

 Cultura quiere inhabilitar al arqueólogo que halló las piezas perdi...

 

Vía: LNE.es | M.S. MARQUÉS | 29 de enero de 2011

 

La Consejería de Cultura ha incoado un expediente sancionador al arqueólogo que impulsó el Chao Samartín, Ángel Villa Valdés, en el que se le imputa una «falta muy grave» por haber informado del hallazgo de un zulo con materiales arqueológicos en el Museo de la Campa Torres de Gijón al Museo Arqueológico de Asturias y a la Fundación Municipal de Cultura antes que a su jefa de servicio.

Allí fueron localizadas en un estado casi irrecuperable más de trescientas cajas con piezas procedentes de la excavación que habían concluido diez años atrás los arqueólogos José Luis Maya, fallecido, y Francisco Cuesta, sustituto de Pepe el Ferreiro al frente del Museo de Grandas de Salime.

Ahora, la Consejería de Cultura pide para Ángel Villa sanciones de la máxima dureza, que van desde el despido disciplinario hasta la suspensión de empleo y sueldo con una duración máxima de seis años. Entre las posibles penas que se derivan de una «falta muy grave» se incluyen el traslado forzoso, con o sin cambio de localidad de residencia, por el período que en cada caso se establezca, y el demérito, que consistirá en la penalización a efectos de carrera, promoción o movilidad voluntaria.

Entre los hechos que se le imputan se dice que el 19 de marzo de 2009, Villa da traslado de un escrito a la directora del Museo Arqueológico de Asturias, Elisa Collado, también imputada en dicho expediente disciplinario, en el que pone en su conocimiento la localización de los restos arqueológicos. Dicho informe iba acompañado de un reportaje fotográfico que ilustraba las condiciones en las que fue encontrado el depósito.

La instructora del expediente deduce que el 19 de marzo de 2009 Villa tenía conocimiento de esos restos, pero que aún no lo había comunicado a su jefa de servicio, que se entera del hallazgo el 29 de marzo, diez días después, a través de un documento procedente de la Fundación Municipal de Cultura de Gijón dirigido al jefe de Servicio de Conservación, Archivos y Museos.

Según reza en el expediente, es obligación de los técnicos poner en conocimiento de sus superiores cualquier tipo de incidencia o actuación que facilite el control o supervisión de los asuntos del servicio y, por tanto, se castiga la realización de informes sin el visto bueno del superior jerárquico. A Ángel Villa le atribuyen haber causado «un grave perjuicio al servicio del que depende, dado que con su actuación no ha permitido que quien ostenta la jefatura active los mecanismos legales de protección».

La defensa del arqueólogo asegura que en ese momento los materiales no corrían más riesgo de sufrir deterioro que el que supuso su olvido durante diez años y que lo que realmente se necesitaba era conocer el contenido de las cajas y su inventario, como así se hizo.

Los hechos imputados se refieren a que el arqueólogo faltó a la obligación de «trasladar al superior jerárquico un informe y documento fotográfico de lo acontecido». También se le recrimina un uso indebido de la información a la que tuvo acceso por dirigirla, el 19 de marzo, primero a la directora del Museo Arqueológico sin que conste instrucción de ningún superior jerárquico. También se le acusa de «falta de la diligencia debida en la custodia de dicha información y, en concreto, y con mayor gravedad, del material fotográfico que reconoce haber realizado», fotografías que fueron entregadas en el Museo Arqueológico y en la Fundación Municipal de Cultura de Gijón.

Parte de ese material fue publicado por LA NUEVA ESPAÑA el 21 de abril de 2010, lo que ha valido para atribuirle al expedientado «falta de diligencia en la custodia de material, por facilitar la difusión pública de las imágenes», aunque el mismo expediente reconoce que no puede acreditarse que Villa facilitará el reportaje gráfico al periódico.

Ahora se abre un plazo de diez días para que el arqueólogo haga las alegaciones que considere convenientes para su defensa.

Por otro lado, la Consejería de Cultura retiró ayer de la mesa general de negociación de la Función Pública la propuesta de traslado forzoso del arqueólogo Jorge Camino del Museo Arqueológico a la Consejería de Cultura. Según el comité de empresa, el intento de modificación del catálogo de puestos de trabajo para crear la plaza de director técnico del museo, que se presentó el pasado miércoles, incurría en irregularidades, por lo que, ante el informe de CC OO, la Dirección de Planificación y Recursos Humanos «dio marcha atrás en su intento».
 

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 La obligación de informar en 48 horas no incluye restos «custodiado...

 

Vía: LNE.es | 30 de enero de 2011

 

La falta que se le imputa a Ángel Villa es no haber informado del hallazgo a su jefa de servicio en el plazo de 48 horas, tal y como se recoge en el artículo 67.1 de la Ley de Patrimonio Cultural de Asturias. El texto dice lo siguiente: «Los descubrimientos de bienes con valor arqueológico hechos por azar y los de carácter singular producidos como consecuencia de la realización de actividades arqueológicas se comunicarán en el plazo de cuarenta y ocho horas a la Consejería de Educación y Cultura, sin que se pueda dar conocimiento público de ellos antes de haber informado a dicha Administración».

El ámbito contemplado por la norma parece referirse más a vestigios arqueológicos encontrados en excavaciones no científicas. Los restos hallados por Ángel Villa estaban en unas dependencias ocultas de un museo y, según uno de los informes que maneja Cultura, «custodiados».

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 El comité de empresa de Cultura denuncia «caza de brujas contra el ...

 

Vía: LNE.es | M.S. MARQUÉS | 27 de enero de 2011

 

El comité de empresa de la Consejería de Cultura introdujo ayer un escrito dirigido a la Secretaría Técnica de dicho organismo en el que denuncia irregularidades que afectan a las condiciones de trabajo de personas vinculadas a dicho departamento. Julio Antuña, presidente del comité de empresa, asegura en el texto que desde CC OO no están dispuestos a pasar por algunas actuaciones «en el peor estilo de la caza de brujas» que se vienen produciendo en el departamento que dirige Mercedes Álvarez.

El sindicalista, que habla de «chanchullos», critica, entre otras cosas, la intención de los responsables de la Consejería de suprimir la plaza de técnico que viene desempeñando Jorge Camino Mayor en el Museo Arqueológico para crear otra con el mismo perfil pero con mayor nivel salarial y complemento de dedicación exclusiva que será ocupada por el nuevo director técnico del museo. En el sindicato entienden que se trata de un traslado forzoso ya que Camino tiene en propiedad dicha plaza, a la que concursó hace dos años como parte de la dotación técnica del Museo Arqueológico.

Jorge Camino recibió recientemente la notificación de su traslado al servicio de conservación, archivos y museos de la Consejería de Cultura, una dedicación más burocrática, con la explicación de que su traslado «responde a una mayor optimización de los recursos disponibles». El comité de empresa, que defiende la profesionalidad y el buen hacer del arqueólogo, ve tras la decisión una maniobra, que tilda de «cacicada», para «apartar al personal menos afín».

«Estamos ante un nuevo chanchullo en una Consejería que destaca por su mal hacer en el ejercicio de la función pública», afirma Julio Antuña, quien avanza que la «caza de brujas» iniciada algún tiempo está poniendo en situación muy complicada a algunas personas. Como ejemplo, cita el expediente disciplinario abierto a otro arqueólogo, Ángel Villa Valdés, «sin que medien razones que lo justifiquen ni fundamento legal alguno».

Para CC OO, las acciones emprendidas desde Cultura contra algunos trabajadores «están orientadas a apartar cualquier posible competencia para la plaza de director técnico, que se cubrirá por proceso "digital"».

A los dos casos de los arqueólogos, el comité de empresa suma otra serie de actuaciones que afectan gravemente a otros profesionales y que merecen a su juicio una crítica «dura y absoluta».

Jorge Camino y Ángel Villa llevan más de una década trabajando como arqueólogos en la Consejería de Cultura. A ello suman una amplia serie de trabajos de investigación arqueológica. Por citar sólo algunos, Camino, especialista en la época castreña, dirigió las excavaciones de los castros de la zona oriental y más recientemente la campaña de la Carisa. A Ángel Villa se debe el haber convertido el castro del Chao Samartín en un referente de la romanización y la cultura castreña en Asturias.

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PP e IU exigen a Cultura que retire el expediente a Ángel Villa por...

 

Vía: LNE.es | PR | 30 de enero de 2011

 

«Evidentemente, en la Consejería de Cultura hay una caza de brujas, expedientan al funcionario que encuentra el cadáver en vez de buscar al asesino». Manuel Pecharromán, concejal del PP en el Ayuntamiento de Gijón, que investiga junto a dos de sus compañeros de partido -el diputado Alfonso Román López y la concejala de Oviedo María Jesús Rodríguez- el asunto del hallazgo de casi veinte mil piezas arqueológicas en un zulo de la Campa Torres, actuó ayer de portavoz popular.

La decisión de la Consejería de Cultura de expedientar al arqueólogo Ángel Villa, autor del descubrimiento, por no informar en el plazo de 48 horas a su jefa de servicio sobre lo que había encontrado -sí lo hizo a la Fundación Municipal de Cultura de Gijón y al Museo Arqueológico de Asturias- ha indignado tanto al partido de la oposición como a Izquierda Unida (IU), que gobierna en coalición con el PSOE.

«Es injusto y es arbitrario. Desde IU trasladamos públicamente nuestro apoyo a Ángel Villa, uno de los trabajadores públicos que más ha hecho por la recuperación del patrimonio arqueológico de Asturias», afirmó Pablo Prieto, secretario de comunicación de IU. Prieto y Pecharromán exigen a Cultura, «que reconduzca de manera inmediata el expediente abierto».

«Expedientan a Ángel Villa que rescató un patrimonio perdido, expedientan a la directora del Museo Arqueológico que dijo en el Parlamento que no se había cumplido la ley y, si pudieran, expedientarían al fiscal que confirmó que había habido delito, aunque prescrito. El "delito" de estas personas es no ayudar a encubrir los hechos. Esa es la forma de la Consejería de Cultura de entender la democracia y de hacer cumplir las leyes», asegura Pecharromán.

El asunto de la Campa Torres está pendiente de la creación de una comisión de investigación en la Junta General, apoyada con los votos del PP e IU y de la que todavía se desconoce la fecha. LA NUEVA ESPAÑA intentó ayer recabar opiniones de algún responsable de la Consejería de Cultura y del portavoz de Cultura del PSOE en la Junta, Alfonso Rey, pero optaron por el silencio.

«En IU estamos muy preocupados por cómo se están gestionando los asuntos en Cultura y cómo se trata a unos profesionales cuya hoja de servicio a Asturias brilla en la oscuridad. Es una injusticia y esperamos que se rectifique la situación», señala Pablo Prieto.

En opinión de Manuel Pecharromán, la Consejería de Cultura «ya no tiene ninguna credibilidad, recuerda a la mafia, y no le preocupa que se cumpla la ley y que se protejan nuestros bienes culturales, sólo que los medios de comunicación no transmitan informaciones negativas».

El portavoz del PP añade que «el modelo socialista se hunde en Asturias y sus métodos sólo consiguen indignar a los ciudadanos, a los que les pedimos la colaboración para que nos apoyen en la reivindicación de que se sepa toda la verdad sobre este y otros asuntos».

Pecharromán lamenta, no sin indignación, que una Consejería de Cultura «intente amedrentar a todos los funcionarios y no dude en apartar a los que se resisten a cumplir órdenes inconfesables».

 

 

 

 

 

 

La clase política de este país ha convertido a las Comunidades Autónomas en auténticos cacicazgos. Hay caciques ya hasta en la sopa. De todos los tamaños y colores. Y con una desvergüenza que raya en la indignación. Lean, si no, lo que ha declarado el director general de Patrimonio Cultural y de Turismo del Principado, adscrito a la Consejería de Cultura, respecto a los expedientes sancionadores que, en plan "caza de brujas", quieren llevar a cabo contra el arqueólogo Ángel Villa y la directora del Museo Arqueológico de Asturias, Elisa Collado.

 

Las respuestas en esta entrevista no tienen desperdicio. Lo que provocan es pura indignación.

 

Foto: José Luis Vega Álvarez, director general de Patrimonio Cultural y de Turismo del Principado de Asturias

 

 «En la Consejería de Cultura no hay caza de brujas, actuamos confor...

 

Vía: LNE.es | PR ! 1 de febrero de 2011

 

José Luis Vega Álvarez, director general de Patrimonio Cultural y de Turismo del Principado, defiende en esta entrevista la apertura por parte de la Consejería de Cultura de un expediente informativo sobre la aparición de los restos arqueológicos de la Campa Torres, en Gijón, al arqueólogo de su departamento Ángel Villa y a la directora del Museo Arqueológico de Asturias, Elisa Collado.

-¿Hay caza de bruzas?

-No, estamos actuando conforme a la ley. El proceso que abrimos pretende averiguar qué ocurrió en torno al deposito de material, no para buscar culpables, sino para determinar responsabilidades en caso de haberlas. El expediente sobre la Campa Torres es un procedimiento en el que están abiertas todas las posibilidades y se enmarca en una serie de medidas que hemos adoptado y que se han visto reforzadas a la vista del dictamen del fiscal, que, tras la denuncia, consideró prescritos los hechos, pero invitó a la Administración a depurar responsabilidades políticas.

-La Administración, responsable de la Campa, el Ayuntamiento de Gijón y el Museo Arqueológico conocieron la existencia de los restos. ¿No basta para actuar?

-Nosotros nos enteramos un año después, en abril de 2010, cuando el Ayuntamiento de Gijón nos informó del hallazgo. Estamos aclarando los hechos. No se abre el procedimiento por la falta de comunicación a los superiores, sino porque se sustraen competencias al Consejo de Patrimonio.

-¿Se abre expediente también a Francisco Cuesta, arqueólogo responsable de los restos hallados?

-Permítame que mantenga la reserva. Debo ser respetuoso y no hablar de un procedimiento delicado hasta que los instructores no obtengan ninguna conclusión. Estamos actuando conforme a la ley.

-¿No le parece excesivo abrir el expediente a Ángel Villa?

-No informó a sus superiores durante un año.

-Pero informó al Museo Arqueológico, institución para la que estaba seleccionando piezas en la Campa.

-El Museo Arqueológico tampoco informó. No sabíamos nada. Queremos escuchar a todas las partes, y en eso estamos.

-¿La reacción contraria de los otros dos grupos parlamentarios no les hace dudar sobre la posibilidad de cerrarlo?

-Se está instruyendo un procedimiento y habrá una conclusión. Cuando ésta llegue se tomarán las medidas que se deban tomar.

-Antes habló de responsabilidades políticas, pero sólo se investiga a técnicos. ¿Ustedes no se consideran responsables?

-Se trata de un procedimiento administrativo. Habría responsabilidad política si no hubiéramos puesto en marcha este procedimiento. Y esa responsabilidad recaería sobre mí si en el momento en que obtengo esta información no la traslado a la secretaría técnica para que obre conforme a la ley.

Es tan desaforadamente sectaria e indignante la política de acoso y derribo que lleva a cabo la Consejería de Cultura contra los arquólogos y el personal que no les son afines, que no es de extrañar que, en esta Asturias llena de corrupción político-económica hasta las patas, el ex-presidente del Principado y miembro del RIDEA, Juan Luis Rodríguez-Vigil, y el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, Miguel Ángel de Blas, hayan salido a la palestra pública y dado a conocer un comunicado de apoyo al arqueólogo que pretenden sancionar: Ángel Villa Valdés.

 

Foto: Excavaciones en la casa romana del Chao Samartín. archivo

 

Justicia para una labor intachable

Vía: LNE.es | 3 de febrero de 2011

 

 

 

Foto: Juan Luis Rodríguez Vigil (Ex-presidente de Principado y miembro del RIDEA)

 

 

 

 

Foto: Miguel Ángel de Blas (Catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo)

 

 

Entre quienes se dedican profesionalmente al estudio del pasado astur más remoto destaca el arqueólogo Ángel Villa Valdés, cuya obra científica es considerada indiscutiblemente como muy relevante para la cultura asturiana actual. Además, a la calidad técnica y científica de Ángel Villa, se suma una personalidad amable y una conducta personal sumamente honorable.

Todo ello le haría acreedor, en principio, al máximo respeto social e institucional, al margen de cualquier consideración política o de otro tipo. Pese a ello, quienes, como nosotros, seguimos de cerca su actividad profesional venimos observando con creciente preocupación el maltrato que, objetivamente, está recibiendo por parte de algunos cargos directivos de la Consejería de Cultura.

En base a sospechas de imposible prueba que, por ello, revelan una animadversión difícil de explicar racional y administrativamente, se le ha incoado un procedimiento sancionador por hechos que nada tienen que ver con su quehacer profesional, algo que estamos seguros de que el buen sentido de la Consejera responsable del departamento condenará al archivo sin más trámite, pues, salvo que el mundo funcione al revés, la obra científica y el hacer profesional de Ángel Villa no le hacen merecedor de castigo alguno, sino de premio y reconocimiento públicos.

Efectivamente, con una dilatada y sistemática trayectoria de arqueólogo, tanto en la llamada arqueología de gestión como en la de investigación, a Ángel Villa le debemos el haber sabido crear un valioso grupo de trabajo con el que enfrentarse a un yacimiento excepcional, el Chao de Samartín (Grandas de Salime), a la interpretación de un castro que superaría el milenio y medio de vida y que hundiendo sus orígenes en los episodios finales de la Edad del Bronce, ya al menos en el siglo VIII a. de Cristo, nos aportaría elementos de juicio esenciales para entender la evolución de las sociedades que durante la Edad del Hierro se fortificaron en los poblados defendidos con murallas y fosos. Del mismo modo, sería ejemplar la indagación de la presencia romana y, finalmente, la de la lenta disolución del Chao a lo largo de la Edad Media en un extraordinario proceso histórico por ahora único en el norte de España.

Es fácil comprender, tras lo dicho, que las investigaciones de Villa en aquel yacimiento extraordinario sean consideradas como modélicas en el contexto de la cultura castreña de todo el noroeste de la Península y excepcionales en la extensa región cantábrica. Pero no se trata solamente del Chao: en un planteamiento tan necesario como riguroso, con las investigaciones en aquel poblado se fueron vertebrando las realizadas simultáneamente en el castro de Pelóu y, aguas abajo del Navia, las de los de Pendia o Coaña, el más occidental de Taramundi o el castro marítimo de Cabo Blanco.

Todos esos trabajos precisaban de un marco adecuado y del apoyo de las instancias locales y comarcales implicadas, surgiendo así el proyecto del Parque Histórico del Navia, otra creación de Ángel Villa, y como cristalización de tanto esfuerzo cumplido, la creación, por último, del Museo Castro Chao Samartín, concebido como un centro activo de indagación arqueológica, como una institución viva y no como mera e inerte sala de exposiciones.

Solamente la mezquindad y la ignorancia, o subrepticias rivalidades administrativas alicortas, pueden ver en tanto esfuerzo y constancia el logro de objetivos personales espurios cuando lo que se hizo, aprovechando al máximo los recursos públicos empleados, fue entregar a Asturias un riquísimo patrimonio histórico, recuperado en las mejores condiciones. La difusión de todas esas indagaciones de tres duros lustros se sustancia en decenas de artículos publicados en revistas científicas, además de publicaciones monográficas, algo muy infrecuente, de la participación de Villa y los demás miembros de su equipo en congresos, simposios y reuniones tanto ibéricas como internacionales, el que, en fin, los castros del occidente de Asturias se erijan como foco de referencia en toda la mitad septentrional de Portugal y España.

En este momento son varias las tesis doctorales en marcha al amparo de estas investigaciones sistemáticas, diez las memorias de licenciatura universitarias ya realizadas, dos de ellas presentadas en universidades norteamericanas, sin olvidar la importancia de los Coloquios Arqueológicos del Navia, otro desvelo más de Ángel Villa, reuniendo a los máximos especialistas en mundo castreño y romano provincial para actualizar el conocimiento de una secuencia histórica esencial para comprender las bases del la Historia posterior.

Conviene recordar también que Ángel Villa es, asimismo, autor de buena parte de la renovación de los conocimientos actuales de la minería antigua del oro, por lo que defenderlo públicamente no es más que hacer justicia a una labor intachable desde cualquier óptica que se elija.

En consecuencia, como Asturias no puede ser territorio donde se actué de forma diferente y contraria a todos aquellos lugares del mundo donde la norma es honrar, premiar, dejar trabajar en paz y con respeto a quien bien trabaja, consideramos que es nuestra obligación moral y ciudadana hacer un llamamiento a las autoridades correspondientes para que, en su campo, se permita a Ángel Villa trabajar despreocupadamente y sin interferencias sectarias con la honradez, brillantez y acierto que, pese a su juventud, caracterizan su ya dilatada trayectoria profesional y científica.

 

Aquí tenemos la penúltima (va para largo) noticia de este culebrón de la Campa Torres, donde la Consejería de Cultura, que dirige la Sra. Mercedes Álvarez, no cesa de demostrarnos hasta qué punto llega su sectarismo e incompetencia a la hora de dirimir sus responsabilidades.

 

Foto: El diputado del PP, Alfonso Román López, en su alocución en la Junta General del Principado

 

Vía: LNE | M.S. Marqués | 11 de febrero de 2011

 

El PP acusa a Cultura de «tapar la boca» a los investigadores de la Campa Torres

 

La consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, está convencida de que los expedientes abiertos a dos funcionarios de la Consejería -el arqueólogo Ángel Villa y la directora del Museo Arqueológico, Elisa Collado- «contribuirán a esclarecer lo sucedido en la Campa Torres de Gijón», donde fue localizado un zulo con más de trescientas cajas con material procedente de las excavaciones que dirigieron años atrás el fallecido José Luis Maya y el actual director del Museo de Grandas de Salime, Francisco Cuesta.

La Consejera insistió en que los expedientes abiertos a los dos funcionarios responden a la existencia de «dudas más que razonables sobre su actuación en la Campa Torres» que se pretenden esclarecer. A sus afirmaciones respondió el diputado popular Alfonso Román López, que dibujó un panorama totalmente distinto. A su juicio, la Consejera entiende «el mundo al revés». Y dio su explicación: «Se persigue a tres profesionales -Ángel Villa, Jorge Camino y Elisa Collado- que tienen en común haber trabajo en la Campa Torres y cuyo testimonio ha servido para conocer uno de los mayores atentados contra el patrimonio asturiano». Se pregunta el diputado «cómo es posible que al principal responsable del expolio de la Campa Torres se le nombre director del Museo de Grandas de Salime mientras que a las personas encargadas de estudiar lo sucedido allí se les abre un expediente sancionador».

Tras el castigo a los funcionarios, el grupo popular ve un intento de «taparles la boca». «Ustedes quieren hacer de la Administración su propio cortijo, donde no haya nadie que les ponga cortapisas a sus actuaciones», dijo López, que añadió que la política de Mercedes Álvarez es «matar al mensajero». El diputado anunció una moción en la que su grupo pedirá que «dejen tranquilos a los funcionarios y que les dejen cumplir con su trabajo sin presiones y sin represalias».

Tras la defensa del diputado a los expedientados, Mercedes Álvarez habló de amiguismo. «Usted está diciendo deje en paz a mis amigos y lo demás vale todo». También le acusó de contradecirse porque según dijo López «acusa a Cultura de persecución funcionarial cuando lo que estamos haciendo es una investigación instada por usted». También insistió en que lo que están haciendo desde Cultura es velar por el cumplimiento de las leyes.

Alfonso Román negó cualquier amistad con los expedientados, pero dijo no estar dispuesto a callar mientras se pone en tela de juicio la honorabilidad de unas personas respetadas, reconocidas, independientes y defensores de los intereses generales que están siendo objeto de una persecución inmerecida. «Ustedes, en vez de enmendar sus errores, lo que están haciendo es perseverar y no hay derecho a lo que están haciendo con estas personas». «¿Quién es el responsable del expolio de la Campa Torres?», increpó el diputado, para quien eso es lo que hay que indagar, y no castigar a los investigadores.

La Consejera de Cultura no respondió a la pregunta, pero leyó una serie de consideraciones legales acerca de lo que debe ser el funcionamiento de la Administración. Después añadió que, efectivamente, «se han abierto dos procedimientos disciplinarios, pero que no están finalizados», lo que le impide, dijo, dar más explicaciones. Sí añadió que con ellos lo que se pretende es solventar las dudas existentes. «Los expedientes no se han abierto sin más sino que tras ellos ha habido informes que argumentan esas actuaciones».

Para el Grupo Popular todo lo que está ocurriendo en la Consejería de Cultura desde la destitución hace un año de Pepe el Ferreiro, creador del Museo de Grandas de Salime, responde más a una caza de brujas o a una actuación más propia del «macartismo» que de una democracia. Sobre la destitución del Ferreiro matizó que frente a las acusaciones que ponían en duda su honradez «lo único que se pudo probar es que el despido fue improcedente».

Para López, ahora estamos en una segunda fase que consiste en «perseguir a tres profesionales de reconocido prestigio». Destacó los muchos apoyos de los que han sido objeto en los últimos días. «Fueron muchas las personas que han salido a defender su integridad y su capacidad, entre ellas catedráticos, miembros del RIDEA y alguna tan poco sospechosa de figurar en los círculos populares como el ex presidente del Principado, Juan Luis Rodríguez Vigil». Algunos de los citados manifestaron su preocupación por lo ocurrido y su apoyo a los expedientados a través de LA NUEVA ESPAÑA.

Esto sirvió a Mercedes Álvarez para acusar al parlamentario popular de construir sus argumentos a partir de las informaciones publicadas en los medios de comunicación, frente a lo que ella hace, que viene con los papeles preparados.

La diputada de Izquierda Unida, Diana Camafeita, intervino para decir que el debate estaba centrando el foco «donde no se debía centrar», pero no aclaró a cuál de las dos partes se refería. Sin embargo, no aprobó la actuación de la Consejería de Cultura, ya que a su juicio la investigación debe ir mucho más allá de lo que se está haciendo en este momento.

Ramón García Cañal, del PP, será el encargado de presentar la moción del PP pidiendo que se deje trabajar en paz a los dos funcionarios.

Continúan -como no podía ser de otro modo- las cartas de apoyo al arqueólogo Ángel Villa Valdés por parte de prestigiosos profesionales, ante el abuso al que se le ha sometido mediante la incoacción de un expediente sancionador por parte de la Consejería de Cultura.

 

Ya van unas cuantas manifestaciones de este tipo (solicitada incluso por los grupos parlamentarios de la Junta del Principado, PP e IU) y a buen seguro seguirán. Después de esto, ¿con qué rostro piensan presentarse ante la sociedad asturiana los responsables políticos que quieren sancionar a Ángel Villa? El hecho mismo de estas cartas de apoyo ya pone a tales responsables en la peor de las posiciones políticas. Menos mal que queda poco tiempo para las elecciones municipales y autonómicas, y tales expedientes sancionadores se quedarán en el olvido, tras un cambio radical -que no dudo se producirá- en la desastrosa gestión de la Consejería de Cultura que dirige la Sra. Mercedes Álvarez.

 

Un centenar de arqueólogos critica «los ataques de Cultura» al investigador del Chao

 

Vía: LNE | M.S.M.| 26 de febrero de 2011

 

La situación que vive desde hace meses el arqueólogo Ángel Villa, a quien se responsabiliza de no haber informado con suficiente premura a los responsables de Patrimonio Histórico del hallazgo de un zulo en la Campa Torres con materiales de la excavación realizada años atrás, bajo la dirección de José Luis Maya (fallecido) y Francisco Cuesta, no ha dejado indiferente a un colectivo de profesionales gallegos, en su mayoría arqueólogos, que han levantado la voz para manifestar su apoyo a Ángel Villa y rechazar la actuación de la Consejería de Cultura del Principado en lo que consideran «ataques y amenazas contra el arqueólogo».

Los firmantes del escrito, cerca de un centenar, destacan la labor de Villa «un profesional con muchos años de experiencia, conocido y reconocido no sólo en Asturias, sino también a nivel nacional e internacional» y subrayan la importancia de sus estudios para entender «los procesos sociales y económicos experimentados en el Noroeste durante la antigüedad». No olvidan sus aportaciones al conocimiento de la minería romana ni «la extraordinaria excavación integral realizada durante más de una década en el yacimiento del Chao Samartín o su decisiva contribución a la creación del Parque Histórico del Navia».

También tienen palabras de apoyo para su equipo «formado por un grupo de jóvenes profesionales que son, asimismo, un ejemplo de honradez y dedicación científica».

Los arqueólogos gallegos señalan la capacidad de Villa para conseguir «la rentabilización social de los bienes culturales y su vocación divulgadora que compatibiliza con la creación del conocimiento histórico». Consideran «triste e incomprensible la sucesión de ataques a su trabajo y a su persona, siendo apartado de su actividad científica y sometido a castigos y desdenes que han culminado en la apertura de un expediente sancionador, incoado al parecer por cumplir con su obligación, documentando la situación de abandono en la que se encontraba un ingente lote de materiales arqueológicos». Los firmantes piden «que cesen de inmediato los ataques a nuestro compañero y que, ofreciéndole las debidas disculpas, recupere la normalidad laboral».

También se suma a la defensa de Villa el profesor de Prehistoria de la Universidad Autónoma, Luis Berrocal-Rangel, director de las excavaciones del castro de Llagú entre 2000 y 2005, que manifiesta su apoyo profesional al arqueólogo asturiano, quien fue durante los trabajos «nuestro mejor contacto y apoyo, y cuya labor en el Chao Samartín ha sido reconocida y es la referencia científica de mayor prestigio y difusión en este campo».

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¿Por qué los políticos se empeñan en castigar la excelencia?

 

MARÍA FERNÁNDEZ-ALÚ MORTERA (Dra. en Historia del Arte)

 

Vía: LNE | 28 de febrero de 2011

 

Asisto con estupor y con dolor a las noticias que ha venido publicando LA NUEVA ESPAÑA sobre el expediente disciplinario que la Consejería de Cultura quiere incoar al arqueólogo de la misma Ángel Villa Valdés.

El estupor surge porque esa institución quiere aplicarle sanciones de un rigor máximo, nada menos que la pérdida del empleo o la incapacitación para el desempeño de su profesión. ¿Y cuál es el delito para tan severo castigo? ¿Haber descubierto la situación inadmisible de deterioro y abandono en que se encontraban materiales provenientes de la excavación realizada en la Campa de Torres? No. El delito es haberlo comunicado al Ayuntamiento de Gijón, titular del yacimiento y a la directora del Museo Arqueológico, lugar de destino de estos materiales. Deduzco de todo ello que lo que verdaderamente inquieta a los responsables de la citada Consejería no es lo fundamental, el escandaloso estado de unos materiales de gran importancia para el conocimiento de nuestra Prehistoria, sino que los ciudadanos sepamos lo poco que eso les preocupa a las citadas autoridades.

Pero, señores responsables de la cultura regional, los ciudadanos tenemos derecho a saber. Y en todo caso, es inútil su intento de silenciar su desidia porque ya la conocíamos. No hay que estar muy informado, ni ser un experto en la materia para darse cuenta del estado en que se encuentra nuestro patrimonio, basta con observar la degradación de nuestro legado monumental más emblemático: el Prerrománico asturiano, con la vegetación adueñándose de los tejados de estos edificios o las pinturas de San Miguel de Lillo convertidas en recuerdo, entre otras lindezas. Hasta el Icomos (Consejo Internacional de Monumentos y Sitios) tiene que advertirles severamente dado lo catastrófico de la situación. O la espera interminable para poder volver a acceder al Museo Arqueológico que más que en un museo lleva camino de convertirse en el panteón de la arqueología asturiana. No voy a entrar en los pormenores de su ampliación -sobre los que ya me manifesté, en su día, en estas mismas páginas- porque sé por experiencia que es entablar un dialogo con la pared.

El dolor me lo produce el que para disimular su negligencia las autoridades culturales regionales hayan escogido al arqueólogo más importante de su generación. Sus méritos fueron aquí expuestos por el catedrático de Prehistoria Dr. Miguel Ángel de Blas, arqueólogo de prestigio internacional y maestro de varias generaciones de arqueólogos y por el ex presidente del Principado de Asturias, Juan Luis Rodríguez-Vigil, así como lo injusto y absurdo de la situación. Su valentía les honra porque no es fácil en estos tiempos defender las causas nobles contra el poder establecido.

Yo por mi parte no puedo sino suscribir lo dicho por De Blas y Rodríguez-Vigil. Pero quiero añadir, que me produce especial tristeza que se persiga a la persona que nos ha dado las claves, tan confusas hasta entonces, de los tiempos que discurren entre el período del Bronce Final y la llegada de Roma. Ángel Villa dedicó los mejores años de su vida, con el rigor y la brillantez que le caracterizan, a desentrañar la información que los castros del occidente asturiano, en especial el Chao San Martín, atesoraban. Y me consta que lo hizo en condiciones precarias y agobiado por las dificultades. Pero si algo caracteriza a Ángel Villa es su tremenda generosidad, tanto en lo personal como en lo intelectual, virtud más escasa aún si cabe. Puedo dar fe de ello.

Ánimo Ángel, puede que te acosen pero no lograrán derribarte, somos muchos los que no estamos dispuestos a soportar actuaciones que rayan en el despotismo. Por otra parte era casi inevitable que algo así te sucediera porque como dije un día en público, hace mucho tiempo, es un arcano para mí por qué el poder político es tan proclive a ceder a las mezquinas presiones de los incapaces, que en toda época, cifran su triunfo en la descalificación de aquellos que los superan intelectualmente.

Catedráticos de toda España elogian la labor de Villa y censuran la «maniobra» de Cultura

 

Profesionales de distintas instituciones se solidarizan con el arqueólogo expedientado y critican el «gasto de energías en destrozar a los mejores»

 

Vía:LNE | M.S. Marqués | 24 de marzo de 2011

 

Foto: Ángel Villa (izquierda) y Rubén Montes, en el Chao Samartín.

 

«Como catedrático de Prehistoria en la Universidad de Santiago de Compostela e investigador sobre la arqueología del Noroeste desde los años 80, quiero hacer constar mi admiración por el trabajo científico desempeñado por Ángel Villa, que creo que ha contribuido a ampliar el conocimiento sobre la Prehistoria asturiana y por extensión la gallega. A personas así se les da premios y se estimula su labor; ojalá tuviésemos aunque sólo fuese una docena de investigadores como el señor Villa. Espero y deseo que este extraño y surrealista conflicto en el que se ha visto involucrado se resuelva de la única forma que creo posible: con su plena exoneración y con el reconocimiento a los servicios prestados a Asturias, a la arqueología del Noroeste y a todo el país». Esta adhesión firmada por Ramón Fábregas Valcarce, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Santiago, es una de las muchas recabadas por la plataforma de apoyo a Ángel Villa en el blog creado a tal fin por la asociación de profesionales de empresas de arqueología.

Villa, arqueólogo adscrito a la Consejería de Cultura y hasta hace pocas fechas responsable del Plan Arqueológico del Navia, ha sido recientemente objeto de un expediente disciplinario en el que se le culpa de no informar a la Consejería con premura -sí lo hizo al Ayuntamiento de Gijón y al Museo Arqueológico- del hallazgo de un sótano con miles de piezas en condiciones deplorables en la Campa Torres (Gijón) procedentes de las excavaciones realizadas hace años bajo la dirección de José Luis Maya (fallecido) y Francisco Cuesta, actual director del Museo de Grandas de Salime.

La causa abierta contra Villa ha movido a muchos colegas, profesores, catedráticos e investigadores a mostrarle su apoyo a través del blog a la vez que critican la actuación de Cultura por lo que consideran «desprecio absoluto por el conocimiento, por el valor de la investigación y por el trabajo bien hecho».

Entre esas firmas, figura la de Primitiva Bueno, catedrática de Prehistoria de la Universidad de Alcalá de Henares, que asiste «con estupor» a la polémica. «En los últimos tiempos los encargados de la cultura asturiana están tirando por la borda el trabajo de años, con unos modos y un estilo que dan miedo». La catedrática se solidariza con Villa y califica su expediente de «triste maniobra, por cierto bastante burda, para hacer cabeza de turco a alguien que no tenía la responsabilidad que claramente sí tenían algunos de sus jefes inmediatos».

Más dura si cabe se muestra con la actitud de los responsables políticos la investigadora del CSIC M.ª Paz García-Bellido, hija del arqueólogo que excavó el yacimiento de Coaña en los años 40. Tras hacer pública su admiración por la labor profesional de Ángel Villa -«la excavación, la custodia de los materiales y las publicaciones han sido modélicas»-, comenta su vinculación con el occidente de Asturias, donde cuenta con numerosas amistades a las que como a ella les «resulta penoso y denigrante el contemplar esta "caza de brujas" sin justificación profesional alguna», y se pregunta si «es permisible que Asturias esté gastando sus energías en destrozar a los mejores».

De forma similar se manifiesta Ángel Esparza, catedrático de Prehistoria de la Universidad de Salamanca, y Pablo Arias Cabal, catedrático de Cantabria, que no conciben que la Administración asturiana «maltrate y desperdicie a un técnico que siempre ha dado pruebas de dedicación al trabajo y de la máxima cualificación profesional».

 

Numerosos apoyos

La plataforma de apoyo a Ángel Villa ha reunido más de un centenar de adhesiones de profesionales de distinto rango, entre las que junto a los catedráticos citados en la información se encuentran numerosos arqueólogos de toda España, así como profesores e investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) y profesionales de distintas instituciones.

Indefensión

La plataforma se hace también eco de lo que consideran «la indefensión de nuestro colega» en el expediente disciplinario abierto por Cultura, ya que, a su juicio, «suma a su evidente inconsistencia jurídica y a la continuidad del proceso sin recabar su testimonio, la decisión de la instructora del caso de no aceptar ninguna de las pruebas propuestas por la defensa».

Guía

Ángel Villa, responsable hasta el pasado año de las excavaciones del Chao Samartín, presentará el próximo 9 de abril, en Grandas de Salime y Pesoz, la guía de ambas localidades, editada por el Real Instituto de Estudios Asturianos (RIDEA), de la que es autor. El acto está organizado por la asociación cultural El Carpio.

Plataforma en apoyo de Angel Villa:

http://plataforma-angel-villa.blogspot.es/i2011-03/

la calaña de una buena parte de  nuestra clase política es digna de vómito

Ángel Villa, de trabajador ejemplar a personaje incómodo

 

Vía: LNE| 28 de abril de 2011

 

SUSANA HEVIA Y ALFONSO MENÉNDEZ (ARQUEÓLOGOS)

 

Desde que en el año 1995 Ángel Villa Valdés se hiciera cargo de las excavaciones en el castro grandalés de Chao Samartín y posteriormente, de la coordinación científica de las actuaciones enmarcadas en el proyecto de la Consejería de Cultura denominado «Plan Arqueológico de la Cuenca del Navia (hoy Navia-Eo)», somos decenas los profesionales, técnicos y colaboradores que hemos participado en uno u otro grado en el proyecto y que deseamos denunciar públicamente nuestra repulsa frente a los acontecimientos que en los últimos tiempos se vienen sucediendo en torno a su persona y su trayectoria profesional.

En el último año hemos asistido, primero con incredulidad y después con creciente indignación, a la ominosa campaña de descrédito y hostigamiento emprendida contra Ángel Villa por la Consejería de Cultura del Principado de Asturias. Por el momento, la última y no menos delirante manifestación pública de este proceso es la apertura de un expediente disciplinario que promueve el despido de quien, a ojos de la Administración, ha pasado de trabajador ejemplar a personaje incómodo, sin que consten razones argumentadas. La materia objeto de expediente no hace sino confirmar una persecución obsesiva e injustificada, a la vez que pone de manifiesto el profundo desconocimiento que de la práctica arqueológica tienen sus máximos responsables y el nulo interés en buscar y asumir responsabilidades en el triste episodio de los materiales «deslocalizados» de la Campa de Torres, sin duda uno de los capítulos más lamentables de la historia de la arqueología asturiana.

La contrastada trayectoria como investigador de Ángel Villa nos exime de realizar una detallada exposición de su currículum y de sus innumerables aportaciones al conocimiento y defensa de la cultura asturiana, que podría interpretarse como un elogio desmedido de quienes de una u otra manera hemos sido copartícipes de su trabajo. Los resultados están al alcance de todo el mundo: de los visitantes que acuden a los yacimientos, de los vecinos que han visto su patrimonio arqueológico dignificado, de quienes acceden a sus numerosos artículos e iniciativas de divulgación y de los especialistas que disponen de un repertorio bibliográfico difícilmente comparable en Asturias. Y también según demuestra un simple repaso a las hemerotecas de los últimos lustros, de los políticos, que no han dudado en alabar y rentabilizar cada nuevo hallazgo o avance en las investigaciones.

Si incuestionable resulta la contribución de sus investigaciones a la renovación del conocimiento sobre la cultura castreña, igual de relevante resulta la vertiente social de sus trabajos. Ángel Villa siempre ha considerado que la arqueología carece de sentido si no consigue imbricarse en la sociedad que la sustenta. Esta filosofía siempre ha guiado el desarrollo de su actividad y representa una de sus aportaciones más felices. Investigación, formación, conservación y divulgación constituyen un todo indisoluble en sus propuestas, y es la puesta en práctica de esta concepción de la arqueología la que explica que sus proyectos hayan favorecido la formación de estudiantes que hoy son arqueólogos en ejercicio, la implicación de ayuntamientos y vecinos en la conservación de su propio patrimonio o que hayan servido de germen a proyectos de desarrollo local y turístico como el Parque Histórico del Navia.

No es el arqueológico un mundo proclive a las alabanzas ni a las solidaridades. Menos aún lo es en Asturias, en donde la tutela efectiva que la Administración ejerce sobre toda práctica arqueológica, ya sea de investigación o de gestión, no hace sino incrementar el sentido patrimonialista de los arqueólogos sobre sus intervenciones y consolidar una red de clientelismo en la que las trayectorias profesionales se evalúan, no en razón a sus aportaciones, sino del grado de afinidad con sus autores. En este contexto sólo de excepcional puede calificarse la multitud de apoyos públicos suscitados en torno a Ángel Villa en los más diversos ámbitos sociales, incluido el arqueológico, desde el que profesionales de reconocido prestigio han manifestado su incondicional apoyo y su repulsa hacia el procedimiento a que está siendo sometido.

Si excepcional es concitar esa solidaridad, casi milagroso puede considerarse que después de décadas de trabajo haya conseguido componer y mantener un equipo de trabajo consolidado. Y ése es un logro que los que suscribimos tenemos la certeza de que sólo puede atribuirse a su mérito y empecinamiento.

Frente a la situación laboral y personal a la que hoy se ve sometido Ángel Villa, no cabe sino hacer pública expresión de nuestra solidaridad y solicitar la inmediata reparación del daño causado por la Consejería de Cultura y Turismo. Hacemos extensible esta exigencia al Ayuntamiento de Grandas de Salime, cuyo equipo de gobierno le ha prohibido de forma tan injustificable como ilegítima el acceso a los materiales custodiados en diversas sedes de titularidad municipal y de los que Ángel Villa es depositario legal y principal investigador. Una situación disparatada que se ve día a día agravada por la incomprensible dejación de competencias del Principado de Asturias, que no sólo implica el bloqueo de las investigaciones en curso, sino que además compromete seriamente la conservación y seguridad de una colección arqueológica excepcional en Asturias.

Somos conscientes de que la exposición pública de nuestro reconocimiento puede ser manipulada. Sin embargo, existe una delgada frontera entre la prudencia y el silencio cómplice que es conveniente trazar con firmeza. Por ello, asumimos las consecuencias que presumiblemente de este escrito puedan derivarse hacia sus firmantes y reiteramos nuestro rechazo al proceder seguido contra Ángel Villa Valdés y a la actitud de aquellos empleados públicos que, en pos de prebendas profesionales hoy consumadas, han utilizado su posición administrativa para cuestionar el honor, la dignidad y el buen hacer de la persona que desde hace lustros dirige un proyecto con reconocimiento internacional que es hoy una realidad, en buena medida, gracias al voluntarismo de quienes vienen trabajando, a menudo en condiciones precarias, ignorando el rumbo mercantilista que con alarmante frecuencia prima sobre la función social de la arqueología.

Firman también este escrito Rubén Montes, Estefanía Sánchez Hidalgo, Belén Madariaga, Fernando Rodríguez del Cueto, José A. Fanjul Mosteirín, Esperanza Martín, Carmen Benéitez, David Expósito Mangas, Álvaro Menéndez Granda, Patricia Prado, M.ª Elena González Perancho, Cristóbal Burkhalter Thiébaut, Javier Vigil Oliva, Pablo Folgueira Lombardero y Anne Marjenin (arqueólogos). Luis Cabo, Nicholas V. Passalacqua, Alexandra R. Klales, Erin Chapman y Allison Nesbitt (antropólogos). Olga Gago, Carmen Gómez Feito y Carlos Álvaro Chirveches (restauradores). Cecilia Berlanga, Pablo Naveiras, José M. Mon Naveiras (delineantes). Ignacio Pérez (geógrafo). Ana García, Amparo Gayol, Irma García, Rosa Monjardín (guías). Jaime Aira González (web y publicista) y Juanjo Arrojo (fotógrafo).

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