Red social de Arqueologos e Historiadores
Ayer miércoles, dia 21 de abril, nos desayunábamos con la espectacular noticia (véase más abajo) de que se habían localizado en un búnker del yacimiento arqueológico castreño de la Campa Torres (Gijón) nada menos que 20.000 objetos (de los que, por lo visto, nada se sabía hasta ahora) producto de las excavaciones que habían llevado a cabo en los años 80 y 90 los arqueólogos José Luis Maya (ya fallecido) y Francisco Cuesta. Para más inri, resulta que el re-descubrimiento (si cabe hablar así) de estos vestigios fue en la primavera de 2009, es decir, hace prácticamente un año, y nada se había dicho al público sobre tan curioso y sorprendente acontecimiento.
Algo realmente insólito y escandaloso. Uno siempre se había preguntado por qué era tan escaso el material ofrecido en el museo situado en la Campa Torres. Cuando se preguntaba por ello al personal del museo, nadie sabía responder qué había ocurrido con los materiales hallados (si es que se habían hallado) tras las excavaciones realizadas. Al final, uno suponía que se encontrarían guardados y en fase de estudio, o que serían depositados en el Museo Arqueológico de Asturias, el cual llevamos años y paños esperando a su definitiva reapertura.
Lo sorprendente es que los responsables de la excavación (José Luis Maya y Francisco Cuesta) nada comunicaron en su día sobre el depósito del material excavado, y ninguna autoridad, municipal y autonómica, siguió el control del asunto. O sea, escándalo sobre escándalo, máxime cuando, además, nos enteramos por la prensa de que "las excavaciones de la Campa fueron paralizadas en 1996 por Cultura tras evaluar un informe técnico que revelaba graves incorrecciones en la forma de desarrollar el trabajo, denunciadas por la Junta de Excavaciones".
¿Por qué no se controló, a partir de ahí, por parte de las autoridades, el fruto de las excavaciones realizadas? Es un misterio que lógicamente deberá exigirse que se aclare.
Encima, no parece nada seguro que el material recuperado cuente con una debida clasificación, catalogación y contextualización arqueológica (aunque desde instancias municipales y autonómicas se comunica que sí), lo que añade un factor de preocupación e indignación en medio del escándalo.
En fin, paso, sin más a exponerles las noticias para que cada cual saque sus propias conclusiones:
Aspecto que presentaba el depósito cuando fue encontrado.
Halladas en el búnker de la Campa Torres más de 20.000 piezas de las excavaciones
El ex director del yacimiento y actual responsable del Museo de Grandas atribuye a la gerencia del parque el mal estado del material encontrado
Vía: LNE / M. S. MARQUÉS / 21 de abril de 2010
El grueso de los materiales procedentes de las excavaciones de la Campa Torres de Gijón, un conjunto de más de veinte mil piezas, entre las que se encuentran bronces, cerámicas y otros elementos exhumados de las construcciones castreñas, fue localizado hace unos meses en una especie de zulo clausurado en la zona del antiguo búnker del actual museo.
El paradero de una parte importante de la colección procedente de las excavaciones de la Campa era una de las incógnitas más comentadas del mundo de la arqueología asturiana, si bien nunca se cursó denuncia alguna que pudiera arrojar pistas sobre su localización.
Las excavaciones del yacimiento castreño de la Campa, dirigidas por el fallecido José Luis Maya y por Francisco Cuesta, actual director del Museo Etnográfico de Grandas de Salime, se iniciaron a mediados de los años ochenta para finalizar a finales de los noventa. En ese tiempo ambos firmaron diferentes artículos dando a conocer la tipología del yacimiento. En alguno de ellos se hace el estudio de piezas cuyo paradero se desconoce aún hoy, como es el caso de las ánforas.
Foto: José Luis Maya, izquierda, y Francisco Cuesta, en la Campa Torres.
Francisco Cuesta niega cualquier responsabilidad sobre lo sucedido, aludiendo a los más de diez años que lleva sin pisar la Campa Torres. «Hace mucho que no voy por allí, casi milenios, por tanto no sé qué se hizo con los materiales que depositamos en una especie de almacén. Estaban en perfecto estado y recogidos en bolsas y cajas», declaró a LA NUEVA ESPAÑA.
A Cuesta no le sorprendió el hallazgo porque «sabía que estaban allí», lo que el arqueólogo dice desconocer es el estado en que se encontraron, responsabilidad que atribuye a la actual directora de Museos del Ayuntamiento de Gijón, Paloma García.
Los cientos de cajas con las piezas de la Campa se localizaron tras descubrir una puerta que se encontraba oculta tras un armario. Una vez abierta, la escena que ofrecía no era la propia de un depósito arqueológico, sino más bien cientos de cajas apiladas y revueltas que llenaban la totalidad del espacio. La humedad y el abandono hicieron el resto, pudriendo etiquetas y deshaciendo paquetes, con el consiguiente perjuicio para la clasificación y contextualización de los materiales.
Paloma García, que lleva la gestión del parque de la Campa Torres desde el año 2000, desconocía el paradero de las piezas. «Me ocupo del parque, pero los responsables de los materiales procedentes de una excavación son los arqueólogos que la dirigen, así lo recoge la ley de Patrimonio». «Ellos son los responsables hasta que hacen la entrega y en este caso ni el Ayuntamiento de Gijón ni la Consejería de Cultura tenían constancia de su entrega».
Foto: Las cajas tal como se encontraron en el zulo hace pocos meses.
La responsable del parque afirma que los arqueólogos no dieron parte oficial del depósito a ninguna institución, como era su obligación. Paloma García asegura que el Ayuntamiento de Gijón es especialmente cuidadoso con las colecciones arqueológicas, de las que siempre se hace un inventario para después, en la mayoría de los casos, hacer un seguro a las piezas. Pone como ejemplo las procedentes de las excavaciones de la fábrica de salazones, de Veranes o Cimadevilla, yacimientos cuyas colecciones se custodian en las mejores condiciones, tras ser depositadas por los responsables de la excavación.
Las piezas ahora localizadas son de vital importancia para situar cronológicamente el yacimiento, aunque la falta de clasificación las descontextualiza e impide saber su localización estratigráfica. Las excavaciones de la Campa fueron paralizadas en 1996 por Cultura tras evaluar un informe técnico que revelaba graves incorrecciones en la forma de desarrollar el trabajo, denunciadas por la Junta de Excavaciones.
Muralla del Castro de la Campa Torres (Foto: G.C.C.)
Un yacimiento polémico con dataciones cuestionadas desde su origen
Vía: LNE / M.S.M / 21 de abril de 2010
El yacimiento castreño de la Campa Torres no consigue alejar la polémica de su historia. Las conclusiones cronológicas del yacimiento hace tiempo que están en entredicho al mostrar su desacuerdo con las mismas muchos expertos que no consideran acertadas las dataciones realizadas por los investigadores para la muralla de módulos.
En más de una publicación se cuestiona la metodología desarrollada por el tándem Maya-Cuesta, a los que se atribuye una errónea interpretación de los datos, lo que va a originar una falta de fiabilidad en las conclusiones para la muralla y las cabañas adjuntas.
Algunos expertos han indicado que aunque subsisten dudas sobre el procedimiento empleado en sus intervenciones arqueológicas, no cabe duda de la existencia de un importante horizonte prerromano en el yacimiento. En lo que ya no están tan de acuerdo es en que el origen de la muralla se pueda situar entre los siglos VI y V como hacen los autores de la excavación. Para buena parte de la profesión esas fechas están retrasadas al menos tres siglos, y niegan que se pueda hablar de Primera Edad del Hierro para situarla en el tiempo.
Para Maya y Cuesta, la edificación de la muralla debe asignarse al citado período de tiempo, propuesta que no es aceptable para otros investigadores, que se basan en los resultados de yacimientos como los castros de Moriyón, Castillo de San Martín y el Chao Samartín, donde la estratificación y las fechas radiocarbónicas no permiten remontar su construcción más allá del siglo IV a. de Cristo.
A la, para algunos, errónea atribución de la muralla de módulos se unen también críticas que hablan de «escasa finura del trabajo técnico, tergiversación de la estratigrafía y descuido en la documentación». En resumidas cuentas, un rosario de irregularidades que cuestionan un trabajo de más de una década que supuso una importante inversión económica.
A pesar de que suscriben una interpretación de fechas equivocada, los arqueólogos defienden la importancia de la Campa Torres porque se trata del único yacimiento asturiano de época prerromana que cuenta con materiales de importación. En Gijón se localizaron sigilata itálica, vasijas ibéricas, ánforas grecoitálicas y materiales púnicos, entre otros. Está presencia de bienes llegados de otras zonas indica la existencia de una relación comercial prerromana, y estos vestigios son los únicos de toda Asturias.
Hablando de vestigios, a los críticos con la actuación de Maya y Cuesta no les pasa por alto la escasez de materiales ofertados por un yacimiento en el que se excavó durante más de una década una superficie de varios miles de metros cuadrados. Atribuyen la escasez a que no se documentaron bien las ocho únicas casas exhumadas en un recinto donde hubo una ocupación de más de ocho siglos.
El PP pide al PSOE responsabilidades por el hallazgo de la Campa Torres
Según Pecharromán "se han perdido el grueso de los materiales procedentes de las excavaciones que se hicieron hace más de 20 años y nadie ha dicho nada"
Vía: LNE / 21 de abril de 2010
El Partido Popular de Gijón pedirá al PSOE que asuma responsabilidades políticas y legales por el hallazgo de 20.000 piezas de las excavaciones en un búnker de la Campa Torres. Así, el concejal del PP, Manuel Pecharromán, pedirá explicaciones sobre el hallazgo al concejal de Cultura en el Ayuntamiento de Gijón, Justo Vilabrille.
Según dijo hoy Pecharromán en declaraciones a Europa Press, los populares pedirán la comparecencia urgente de Vilabrille para que aclare una asunto que "deberían afrontar tanto Ayuntamiento como Consejería, actual y de la época".
"Se han perdido el grueso de los materiales procedentes de las excavaciones de la Campa Torres, que se hicieron hace más de 20 años y nadie ha dicho nada. Es cuanto menos escandaloso", añadió el concejal, que aseguró que las piezas abandonadas se encontraron hace unos meses y "ni siquiera entonces se informó de ello".
Asimismo, Pecharromán recordó que Asturias tienen una Ley de Patrimonio Cultural que se aprobada en 2001, que obliga a las administraciones a velar por el patrimonio arqueológico. Obligación que para el concejal no se está cumpliendo.
Con el fin de "aclarar" el hallazgo y establecer las responsabilidades correspondientes, el PP preguntará en el Pleno de Participación Ciudadana, Políticas Integrales, Vivienda y Deportes, desde cuándo tiene conocimiento el Ayuntamiento de la desaparición de materiales procedentes de las excavaciones de la Campa de Torres, así como qué personas conocían esta situación.
También abordarán la existencia de una relación documentada o inventario de esas piezas arqueológicas, cuál es su contenido y relevancia, y quién o quiénes realizaron esa relación o inventario. Además de cuáles han sido los materiales desaparecidos, y de cuáles se desconoce aún su ubicación.
Los populares también mostrarán su interés sobre a quién se notificó el descubrimiento y por qué no se informó a los concejales del Grupo Popular, a los medios de comunicación y a la ciudadanía. Asimismo, pedirán que se aclaren las acciones que va a emprender el gobierno municipal para aclarar lo sucedido en relación con estas piezas y las responsabilidades personales que en su caso se pudieran derivar.
El Partido Popular en la Junta General del Principado también presentará preguntas para que la Consejería de Cultura explique lo ocurrido, según adelantó Pecharromán.
Los arqueólogos ven «ocultación y dejación» en el abandono de piezas en la Campa Torres
La falta de registro supondrá la imposibilidad de conocer la evolución del poblado que se desarrolló en la zona durante más de ocho siglos
Vía: LNE / M. S. Marqués / 22 de abril de 2010
La noticia del hallazgo de más de veinte mil piezas arqueológicas abandonadas en un zulo del museo de la Campa Torres y procedentes de las excavaciones realizadas en ese castro durante varias campañas ha causado sorpresa e indignación en ámbitos científicos y políticos. Las valoraciones, que en su mayoría han hecho hincapié en la responsabilidad de los propios directores de la excavación y de las administraciones vinculadas a las mismas, subrayan la gravedad de unos hechos que consideran merecedores de alguna sanción.
Foto: El arqueólogo Jorge Camino
Para el arqueólogo Jorge Camino lo ocurrido permite hablar de «ocultación de patrimonio público» y de «incumplimiento de las obligaciones profesionales». Como responsable de diferentes campañas de excavación, Camino sabe que contextualizar el material es fundamental «porque ahí está todo el valor, es lo que va a indicar la edad del material y el contexto histórico al que pertenece». También considera procedente realizar un inventario con los datos de identificación de la pieza y su contexto, y someterla a limpieza y restauración. «Todo lo que no sea seguir estas pautas, que por otro lado son las que exige la legislación, va a restar fiabilidad a la excavación. Sin datos de procedencia se pierde el valor histórico contextual».
De este razonamiento se desprende que lo sucedido en la Campa Torres «va a impedir que tengamos conocimiento pormenorizado de la evolución del poblado vigente en la zona durante más de ocho siglos». Los expertos saben bien que la tipología de las piezas por si misma no es suficiente para identificar su historia ya que en muchas ocasiones siguen el mismo modelo varios siglos lo que dificulta poder realizar una datación concreta. Tras lo sucedido tampoco será posible conocer el área de distribución al que estaban asociadas, es decir, el lugar en el que aparecieron, bien sea una de las cabañas, una calle u otro lugar. Según el arqueólogo la pérdida es considerable. «Un depósito de materiales que no esté bien referenciado hace que el yacimiento pierda parte de su significado histórico y cronológico».
Tras calificar de grave lo ocurrido, sostiene que la Administración no puede desentenderse de este tema y debe averiguar que pasó. «Es su competencia saber por qué se llegó a esta situación». También mantiene que Cuesta es responsable como director de la excavación y «no puede trasladar esa responsabilidad a nadie».
La arqueóloga Carmen Fernández Ochoa
Siguiendo la legalidad vigente, lo mismo opina Carmen Fernández Ochoa, actual directora de las excavaciones de Gijón, que entiende que la responsabilidad de los materiales arqueológicos es del director mientras los tenga en depósito para su estudio. Del hallazgo desconoce los detalles y el elenco de materiales «por lo tanto no sé hasta donde puede llegar el perjuicio ocasionado al patrimonio». Catedrática de Prehistoria de la Universidad Autónoma, Fernández Ochoa, que dice no tener relación alguna con la Campa Torres, subraya que situaciones como ésta tienen mucho que ver con el acopio de materiales que hacen los investigadores para su estudio, una tarea para la que carecen del apoyo y que muchas veces acaba como lo visto ahora.
Añade que tras el fallecimiento de José Luis Maya se desconoce en que situación quedaron esos bienes. «De cara a una posible continuidad debería estar todo registrado», afirma. Aunque en esta ocasión Fernández Ochoa no ha querido cargar las tintas sobre lo sucedido, con anterioridad cuestionó la labor de Maya y Cuesta en la Campa Torres en un artículo sobre los castros y el inicio de la romanización en Asturias en el que hablaba de dudas sobre el procedimiento empleado en la excavación.
No fue la única en poner en duda la forma de llevar el desarrollo de la excavación, otros como Almudena Orejas, Javier Sánchez-Palencia, Alfredo González-Ruibal, Elías Carrocera, María Dolores Fernández-Posse o el mismo Jorge Camino también fueron críticos con los resultados presentados. El mayor desacuerdo estuvo en la datación de la muralla de módulo, que llevó a los expertos a referirse en varias publicaciones a «los más que dudosos datos de la Campa Torres».
El arqueólogo Miguel Ángel de Blas
Sobre el reciente hallazgo de las piezas en el búnker de la Campa opina también el catedrático de Prehistoria de la Universidad de Oviedo, Miguel Ángel de Blas, que lo considera un «hecho extraño e infrecuente» y se confiesa muy sorprendido por la noticia. «No me podía imaginar que hubiera un cúmulo de testimonios arqueológicos aparcados en un lugar del que no se tenía constancia».
Al profesor, la sensación que producen los hechos es de «dejadez», de «olvido». Tampoco entiende la respuesta de Francisco Cuesta «afirmando no saber nada», lo que le parece tan extravagante como la propia historia. «Esto no es respuesta para un hecho tan grave, aumenta el desconcierto y el aire extraño de la noticia. Es un caso claro de abandono que legalmente debería tener una sanción». Para De Blas, que dirigió durante muchas campañas las excavaciones del Monte Areo, en Carreño, la destrucción de datos por falta de catalogación de los objetos supone la pérdida de un montón de materiales que se quedan sin valor científico.
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Cultura anula la sanción contra Ángel Villa por su hallazgo en la Campa Torres
El arqueólogo de la Consejería había sido penalizado por el anterior equipo de Gobierno con tres meses de empleo y sueldo
Vía: LNE | PR| 9 de marzo de 2012
El arqueólogo de la Consejería de Cultura Ángel Villa (izquierda) no cometió ninguna falta grave al informar a la entonces directora del Museo Arqueológico del hallazgo en un zulo con miles de piezas en mal estado en la Campa Torres, en Gijón. El anterior equipo de Cultura, liderado por Mercedes Álvarez, lo había sancionado sin empleo y sueldo durante tres meses por la comisión de una falta grave. Se le acusaba de no comunicar a su superior jerárquico inmediato el hallazgo.
Una resolución del pasado 5 de marzo, firmada por el secretario general técnico de la Consejería de Cultura, estima la reclamación presentada por Ángel Villa y considera que su conducta «no es subsumible en el tipo sancionador de transgresión de la buena fe contractual y abuso de confianza en el desempeño del trabajo», acusaciones que motivaron la sanción.
La decisión confirma una resolución dictada por los actuales responsables de la Consejería, al frente de la cual está Emilio Marcos Vallaure, con fecha 29 de julio de 2011, que dispuso la suspensión de la sanción «hasta tanto en cuanto la citada resolución administrativa no adquiera firmeza».
Villa se desplazó a la Campa Torres a petición de la dirección del Museo Arqueológico, adscrito al Servicio de Conservación, Archivos y Museos. «Lo lógico y razonable es que las incidencias que el trabajador hubiera detectado en el transcurso de la visita las hubiera comunicado, como así fue y queda acreditado en el expediente, a la titular de la dirección del Museo Arqueológico», se asegura en el dictamen.
Y se añade: «Tampoco es posible afirmar que el trabajador haya hecho un uso desviado de las facultades conferidas con riesgo o lesión de los intereses de la empresa».
La resolución también señala que «queda acreditado que el trabajador informó de forma inmediata al órgano en cuyo marco de competencias realiza su actuación» y se añade que «precisamente lo que el trabajador hizo fue actuar en el marco estricto del cometido que se le asignó».
Por otra parte, el redactor del expediente no entra a enjuiciar la conducta de la entonces directora del Museo Arqueológico de Asturias ni del Ayuntamiento de Gijón, «que parece razonable pensar que sí debieron comunicar con carácter inmediato el hallazgo, una vez constatado que las piezas no estaban incluidas en el inventario del depósito en su día autorizado al Museo de la Campa Torres».
El firmante de la resolución quiso destacar en el escrito «la total colaboración del trabajador con la Administración cuando se le piden explicaciones sobre su actuación, ofreciendo toda clase de detalles y datos, algunos de los cuales podrían perjudicarle».
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Vaya desde aquí nuestra enhorabuena a D. Ángel Villa por la feliz resolución en que ha terminado la injusta sanción que se le había proporcionado. No cabe duda que, en términos políticos, se quiso, por parte de los anteriores responsables de la Consejería de Cultura que dirigía la Sra. Mercedes Álvarez, buscar un chivo expiatorio en su persona de la forma más deleznable que cabe.
Felicitamos también por ello a los responsables de la actual gestión de la Consejería de Cultura por su decisión en este caso. Al menos en este sentido se han puesto las cosas en su sitio, antes de que se corra el peligro de que pueda volver otra gestión nefasta -como la que se sufrió- con motivo de la próximas elecciones autonómicas del día 25 de este mes.
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