Una exposición en el MEH de Burgos muestra a través de 90 piezas la evolución de la farmacopea desde la Edad Media

El Museo de la Evolución Humana de Burgos acoge una exposición sobre la evolución de la farmacopea desde la Edad Media - R. ORDÓÑEZ

La relación del hombre con las enfermedades se remonta a hace miles de años. Veían la enfermedad como algo misterioso que provocaban fuerzas ocultas o los dioses. Pero casi tan antiguo es el uso de la botánica como medio para combatir las dolencias. Algunos estudios acreditan que nuestros antepasados, los neandertales, ya consumían en la prehistoria manzanilla.

Es el punto de partida que ha llevado al Consejo de Colegios de Farmacéuticos de España a promover, con el apoyo de la Junta de Castilla y León y la Obra Social de La Caixa, una exposición de documentos y piezas históricas de farmacias de monasterios y hospitales del Camino de Santiago. La muestra permanecerá en el Museo de la Evolución Humana (MEH) hasta el 15 de enero bajo el título  «Hortus sanitatis: boticas monásticas  y hospitalarias en los caminos de peregrinación».

El Museo acoge una exposición que muestra a través de 90 piezas, que incluyen instrumentos de antiguas boticas, libros, grabados e imágenes, la evolución de la farmacopea desde la Edad Media hasta nuestros días. Llaman especialmente la atención varios elementos procedentes de las antiguas boticas de los monasterios de San Juan, de la capital burgalesa, y Santo Domingo de Silos.

Todo tipo de utensilios

El uso de plantas medicinales ya se ha acreditado en la prehistoria, señala la directora general de Políticas culturales de la Junta de Castilla y León, Mar Sancho, quien recuerda que los investigadores han podido confirmar que los neandertales ya ingerían manzanilla. En esta exposición se recoge su evolución desde la Edad Media, con vitrinas que reúnen documentos y tratados de farmacia de diferentes momentos y varios expositores en las que se pueden ver botiquines y orzas de farmacia del siglo XIX, albarelos del siglo XVIII, balanzas de precisión, morteros de metal o redomas de vidrio.


En la muestra se pueden ver todo tipo de utensilios utilizados a lo largo del tiempo - R. ORDÓÑEZ

La historia de la farmacia está muy ligada a la de la ciudad de Burgos, hasta el punto de que fue en esta provincia en la que se fundó en 1938 el consejo que ahora preside, según destaca el presidente del Consejo de Colegios de Farmacéuticos de España, Jesús Aguilar. Por eso se ha querido enmarcar la muestra en relación con los tres patrimonios de la humanidad de Burgos. Por una parte, se enmarca en los actos del VIII centenario de la Catedral, por otra recoge elementos de boticas del Camino de Santiago, y por último se ha elegido como escenario el Museo de la Evolución Humana, directamente vinculado a Atapuerca.

La botica del monasterio

El comisario de la exposición, Juan Ruiz Carcedo, destaca la importancia de los monasterios en el origen de la ciencia farmacéutica actual. En prácticamente todos los monasterios había una botica, un huerto con plantas medicinales y alguno o algunos monjes especializados en manejar esas plantas y hacer preparados o tratamientos. Esas pócimas se administraban como medicamentos al resto de monjes o a la población que se acercaba a los monasterios para buscar ayuda. En los huertos de los monasterios se cultivaban plantas medicinales para elaborar de forma artesanal remedios curativos, jarabes y licores reconstituyentes, que se guardaban en el botamen de la botica.

Los monjes no solo cuidaban el huerto, sino que estudiaban la recolección de las plantas, sus propiedades curativas y la composición de las pócimas para tratar todo tipo de afecciones. De esa labor salieron cuadernos y recetarios, los «hortus sanitatis», que servían para instruir a otros monjes en lo que ahora denominaríamos ciencia farmacéutica.

Ruiz Carcedo recuerda que no era una práctica nueva y que existen tratados clásicos sobre la materia de Hipócrates, Dioscórides, Galeno, Celso, Plinio e Isidro Sevilla, entre otros. Entre sus herederos, aparecen en la Edad Media algunos boticarios y farmacéuticos burgaleses, como fray Esteban de la Villa, Hipólito Ruiz López, Lucas Jimeno, fray Isidoro Saracha u Obdulio Fernández. Algunos incluso alcanzaron gran fama internacional, como Juan de Jaraba o Conrad Gesner.

Fuente: abc.es | 13 de octubre de 2018

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