Vía: eldiariomontanes.es | José Ahumada | 5 de septiembre de 2011

En la localidad palentina de Pedrosa de la Vega nadie se extrañaba de que al revolver la tierra apareciese, de cuando en cuando, alguna piececita a la que los expertos atribuían cierto valor arqueológico. Todo cambió cuando Javier Cortés, un santanderino propietario de un terreno de labor en ese pueblo, decidió allanarlo eliminando un pequeño montículo. El 5 de julio de 1968, exactamente a las siete y cuarto de la tarde, y poco después de comenzar los trabajos, comenzaron a aflorar restos de construcciones, entre los que, al despejarlos, aparecieron pavimentos de mosaico. De esta forma tuvo lugar el descubrimiento de la villa romana de Olmeda, uno de los más importantes yacimientos arqueológicos de época romana del Norte de España, con algunos de los mosaicos más hermosos y mejor conservados de aquel tiempo.

El Palacio de Caja Cantabria, en Santillana del Mar, acogerá, del 8 de octubre al 20 de noviembre, una exposición sobre la villa romana de La Olmeda, la más importante jamás realizada, en la que podrán contemplarse por primera vez fuera del yacimiento fragmentos de sus mosaicos.

 

La otra aventura de Ulises 

La muestra, que llevará por título 'La otra aventura de Ulises' -uno de los mosaicos más conocidos narra uno de los episodios de La Odisea-, es fruto de la colaboración entre la Obra Social de Caja Cantabria y la Diputación de Palencia y nace con un triple objetivo: difundir el conocimiento de la ocupación territorial romana de una parte de Hispania, limítrofe con la Cantabria Antigua, difundir el conocimiento de los modos de vida de los habitantes de ese territorio a través de su vida cotidiana y de sus creencias en el 'más allá', y propiciar la sensibilización de la sociedad en la defensa del patrimonio cultural sobre el que se asienta sus señas de identidad.

Esta exposición, comisariada por José Antonio Abásolo y Rafael Martínez, contará con material arqueológico muy significativo y está estructurada en tres ámbitos. En el primero se mostrará el territorio ocupado por La Olmeda, la pars urbana y los yacimientos complementarios, con la reconstrucción virtual del edificio y fotografías de sus principales mosaicos, considerados entre los más excepcionales de los conservados del mundo romano, entre ellos el célebre que narra el episodio de Ulises en Skyros; el segundo abordará la vida cotidiana, a través de diversos objetos que permiten aproximarse a la vida cotidiana en una villa rural de la meseta en el Bajo Imperio; y por último, 'el último viaje', las creencias religiosas y los anhelos de vida futura, a través de los conocimientos aportados por la excavación de las necrópolis de la villa.

La Obra Social de Caja Cantabria ha puesto a disposición de la muestra su espacio expositivo más significativo, el Palacio de Santillana del Mar, en el que anteriormente han tenido cabida importantes exposiciones relacionadas con la Historia y la arqueología. Cabe reseñar la colaboración mantenida con el Museo Saint Raymond de Toulouse, que permitió sendas exhibiciones sobre arte griego y el arte de los metales en los celtas.

 

El hallazgo 

«Después del trabajo, estábamos Avelino Palacios, que falleció hace tiempo, y yo rebajando un terreno para ponerlo en regadío y apareció un bloque de piedra que resultó ser parte de un muro; bajamos con una azadilla por uno de los lados de ese bloque y a medio metro de profundidad encontramos algo que parecía una piedra. En un primer momento no sabíamos qué era porque estaba ennegrecida, pero Avelino se fijó en unas rayitas y en unos dibujos en forma de arco. Al día siguiente, por la mañana, volvimos con un cuchillo para raspar la supuesta piedra y descubrimos un mosaico». De este modo relataba Javier Cortés Álvarez de Miranda (Santander, 1929-Palencia, 2009), el hallazgo de La Olmeda.

El descubrimiento marcaría para siempre la vida de Cortés, un ingeniero agrónomo que, a partir de ese momento, dedicó sus energías y buena parte de su dinero a la investigación histórica y arqueológica y a la divulgación de los frutos de su trabajo. Pedro Palol, catedrático de Arqueología de la Universidad de Valladolid, se convirtió en compañero de tarea y director de las excavaciones.

En 1980 Javier Cortés cedió gratuitamente la finca de La Olmeda con todo su yacimiento arqueológico a la Diputación de Palencia. Posteriormente financió la rehabilitación de la iglesia de San Pedro de Saldaña, que se transformaría en museo para mostrar al público las piezas que iban apareciendo en las excavaciones. Para entonces ya se habían rescatado los 175 metros del mosaico de Aquiles, una de las piezas romanas más grandes que existen en el mundo.

Pronto se convirtió en uno de los lugares más visitados de la provincia de Palencia, donde resultaba bastante frecuente encontrarse a un guía afable y educado explicando la villa a los turistas, que casi siempre terminaban su visita a los restos sin saber que aquel hombre era ni más ni menos que el descubridor de aquellos tesoros arqueológicos y el alma de su recuperación.

En noviembre de 2009, meses después de la muerte de este filántropo, se inauguró el edificio que hoy cobija el yacimiento, uno de los monumentos más visitados de la provincia de Palencia.

Para dar una idea de la importancia del yacimiento de La Olmeda, que se declaró Bien de Interés Cultural en 1996, baste señalar que de los 3.000 metros de superficie que tiene la villa, 1.140 metros están ocupados por mosaicos excelentemente conservados.

Roma en Cantabria

En la región, el yacimiento de Julióbriga, en Retortillo, es el más importante de todos. Prácticamente contemporáneo del asentamiento de La Olmeda, sus restos arqueológicos descubiertos permiten delimitar los terrenos que ocupaban el foro, cabañas, casas y residencias señoriales de la población.

Como complemento a estos restos, en 2003 se abrió al público la Domus romana, un centro que simula el aspecto de una casa romana de atrio columnado, y que permite evocar mediante escenografías los espacios de la vida cotidiana romana y los modos de vida.

Las villas, como la de La Olmeda, eran construcciones situadas en la periferia de las ciudades dedicadas al descanso, a la gestión de explotaciones ganaderas o agrícolas, que partían del concepto estructural de la domus pero eran más grandes y complicadas. En el caso del yacimiento palentino, el conjunto residencial se trataba de una villa rústica agrícola que su dueño quiso embellecer hace dieciséis siglos con aquellos espléndidos mosaicos en sus suelos.