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Los malagueños salían a la calle para reivindicar su museo y, por fin, 20 años después, el Museo de Málaga abre sus puertas. Se convierte así en el ‘Prado Malagueño’, en el ‘Guggenheim de Málaga’, en el ‘Art andaluz’.
Creado en 1972 por la unión del antiguo Museo Provincial de Bellas Artes (1913) y el Museo Arqueológico Provincial (1945), el Museo de Málaga ha ido reuniendo desde finales del siglo XIX destacadas colecciones que son exponente del arte y la arqueología malagueña y del resto de la Península. Desde entonces, ha ocupado distintas sedes y experimentado diversas tendencias expositivas y políticas culturales, actuando en todo momento como garante de la conservación, investigación y difusión de su rico patrimonio cultural.
Una institución ya centenaria que abre ahora –y ya era hora- un nuevo capítulo en el Palacio de la Aduana donde, por primera vez, se unen sus colecciones de arte y arqueología. Los malagueños, los españoles y los ciudadanos del mundo podrán disponer de la quinta pinacoteca más grande de España en la ciudad natal de Pablo Picasso.
Las dos colecciones, soberbias, están compuestas por más de 15.000 piezas arqueológicas registradas en almacén – se exhiben 2.000-, que recoge restos paleolíticos, romanos, indígenas, fenicios, restos de la islamización de Al-Andalus, etc. La colección pictórica parte del siglo XIX, pasa por el XX hasta llegar al arte contemporáneo. De 2.000 obras se exponen 200. Esta muestra nos lleva por paisajes de Manuel Criado y Antonio Reyna Manescau, por la pintura de éxito nacional de Badenes, por obras de Joaquín Sorolla, de Moreno Carbonero, por la espectacularidad de Enrique Samonet y no podía faltar la vanguardia de Picasso y Moreno Villa.
El Estado ha invertido 40 millones de euros en la rehabilitación del Palacio de la Aduana, unas obras que se han prolongado durante más de siete años. Se trata de un espacio cultural que cuenta con una superficie de más de 18.000 metros cuadrados.
En el Museo de Málaga se explican las colecciones que a lo largo del tiempo han ido depositándose en esta institución histórica y que permiten conocer y reflexionar sobre muchos momentos de la historia de Málaga y su provincia.
Se aparta, por tanto, de las tendencias consagradas en otros museos similares, en tanto que las colecciones se establecen como eje central del discurso expositivo, con su origen y periplo hasta el momento en el que cada obra se presenta al visitante mostrando sus valores históricos y artísticos.
El Museo de Málaga no cuenta una trayectoria lineal ni intenta mostrar con otras piezas los vacíos de la historia, sino que explica el porqué de dichas ausencias en determinadas épocas, respondiendo así a la historia singular del territorio malagueño.
La exposición que se presenta al público inicia su recorrido explicando el contexto de la Málaga del siglo XIX, con esas peculiaridades que le otorgó un destacado desarrollo económico gracias a la industria y al activo comercio del puerto y la consolidación de una nueva clase social burguesa, carácter liberal y en contacto con modas y tendencias europeas.
En este contexto, el Museo de Málaga relata cómo se fueron configurando dos colecciones. Por un lado, una privada de objetos arqueológicos: la colección Loringiana de los Marqueses de Casa Loring en su finca y jardín de La Concepción. La otra, de obras de arte y de titularidad pública, fruto de la labor de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo en la recogida y custodia de los bienes muebles procedentes de la desamortización. Ambas colecciones darán lugar años después a dos museos provinciales en la ciudad que confluirán con el tiempo en el actual Museo de Málaga.
La sección de Arqueología cuenta con una cronología que se extiende desde la Prehistoria hasta la Edad Media. Destacan las esculturas de mármol de la Colección Loringiana, los fondos fenicios y romanos y las producciones cerámicas y de maderas talladas musulmanas.
Un camino hasta el día de hoy en el que, pese a que tanto Gobierno como Junta han querido remarcar que se trata de un proyecto "común y compartido", ha sido largo.
Fue en abril de 2005 cuando el entonces presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero anunciaba que el Palacio de la Aduana sería la nueva sede del Museo de Málaga.
Tras una larga negociación entre las administraciones implicadas, en 2005 se hace efectiva la cesión del edificio al Ministerio de Cultura, comenzando los trabajos encaminados a rehabilitar el edificio para uso como Museo de Málaga.
La entrada, gratis para la UE
La entrada al museo es gratuita para los ciudadanos de la UE. El resto de visitantes tendrá que pagar 1,50 euros.
Fuente: teinteresa.es | 12 de diciembre de
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La responsable del Museo de Málaga, María Morente (izquierda), cuya inauguración se celebrará hoy, 12 de diciembre –el público podrá visitarlo a partir del martes 13–, se prepara para culminar diez años de trabajo. En su nueva vida como museo, el Palacio de la Aduana muestra más de 2.000 piezas de arqueológicas y más de 200 obras pictóricas [la colección de Arqueología está formada por más de 15.000 piezas y la de Bellas Artes posee unas 2.500 obras] que trazan un recorrido por la historia de Málaga y su provincia. Con 2,5 millones de euros de presupuesto, el acceso al mayor museo de Andalucía será gratuito, salvo para los visitantes que no pertenezcan a la Comunidad Europea, que deberán pagar 1,50 euros. Morente asegura que la Aduana es un «museo sostenible» y muy «bien pensado», por lo que está convencida de que se harán «grandes cosas» con ese presupuesto.
¿Qué reacción espera de los malagueños que visiten el museo?
Los malagueños se van a sorprender desde el inicio de la visita, cuando se encuentren con el patio y con el edificio de la Aduana, porque es un espacio que tenemos en la retina, que recordamos por su uso administrativo, pero que muchos no conocen con la rehabilitación de arquitectura moderna que hoy tiene. También creo que les va a gustar especialmente todo lo que tiene que ver con el diseño y el montaje, donde las piezas lucen mucho. Es una apuesta por una museografía contemporánea, evocando los grandes museos del siglo XIX. Hay piezas que también van a ser llamativas y que los malagueños conocerán por primera vez. Desde que se cerró la sección del museo de la Alcazaba han pasado dos décadas, desde aquel momento la investigación en los hallazgos arqueológicos han sido muchos. Hoy están aquí las colecciones del Cerro del Villar; los materiales más modernos del asentamiento fenicio de La Rebanadilla; las cerámicas de Alozaina... Un tanto por ciento muy importante de piezas de arqueología son completamente inéditas. Creo que van a gustar también mucho las grandes ilustraciones que adornan el interior de las vitrinas, que explican los paisajes culturales de Málaga y los momentos de los contextos históricos. Por último, los malagueños se van a emocionar con el reencuentro de cuadros como Anatomía del corazón o con la colección Loringiana. Además, los arqueólogos de la provincia se van a encontrar con sus piezas bien expuestas, y eso les va a encantar.
¿Cuáles son los grandes atractivos del Museo de Málaga?
Yo creo que la rehabilitación del edificio es muy atractiva. La nueva cubierta evocando a la antigua que se quemó en 1922, pero formalizada en un lenguaje arquitectónico contemporáneo, con una gran teja que lleva impresa la vista de la Aduana en el siglo XIX, es espectacular. También será importante el hecho de que se pueda usar la planta baja sin restricción alguna, puesto que la Aduana fue un edificio que fue reclamado por la ciudadanía en manifestaciones públicas. Anteriormente era un inmueble vinculado al uso administrativo, al poder, motivo por el que los malagueños han disfrutado muy poco del mismo. Por supuesto, que dispongamos de una colección tan variada, que vaya desde la Prehistoria hasta el siglo XX también es un gran atractivo, así como el discurso con el que se presentan las colecciones que se cuentan desde el siglo XIX en Málaga. Además, los bienes del museo se presentan arropados por unos recursos sencillos pero de interés y que hace mucho más fresca la lectura de las distintas obras, como testimonios, lecturas, un recorrido de personajes históricos.... Por otra parte, otro de los atractivos es un almacén visitable. Cada visitante puede recorrer con su entrada el interior de uno de los almacenes del museo.
Hablando de entradas, ¿será cien por cien gratuito para todos?
Con respecto a los precios, seguiremos la política de museos públicos de la Consejería de Cultura, que son gratuitos para los españoles y los visitantes pertenecientes a la Comunidad Europea. Para los visitantes de fuera de la CEE, la entrada costará 1,50 euros. Esto quiere decir que abrimos nuestras puertas con un precio más que asequible que va a permitir que no solo se pueda venir una vez al museo sino que se pueda frecuentar de forma habitual. Abriremos de martes a sábado, de 9 de la mañana a 20.00 horas, y los domingos cerramos por la tarde.
¿Cuánto tiempo se necesita para recorrer toda la dotación que tiene el museo?
Como la colección es amplia y va acompañada de ciertos recursos, yo creo que una visita se puede hacer, razonablemente, en dos horas y media. Aunque a los malagueños no les invitaría a calcular el tiempo, les invitaría a que vengan frecuentemente. El Museo de Málaga está cargado de pequeñas historias y deberíamos poder venir muchas veces a descubrir cada una de ellas.
¿Qué estimaciones de visitas se barajan durante este primer año?
La verdad es que no hemos hecho un calculo del número de visitantes, pero suponemos que será alto, puesto que Málaga tiene una oferta museística complementaria y ya resulta una ciudad atractiva en este sentido. Asimismo, la rentabilidad de un museo no es solo el número de visitantes, sino que va estar en la calidad que tengamos como servicio y en la experiencia que permita tener el Museo de Málaga. Yo creo que esto es algo que la Aduana puede permitirse y va a ofrecer a los todos los visitantes malagueños.
¿Cómo funciona el museo antes de la inauguración oficial?
Ahora estamos inmersos en el acto de inauguración, pero una vez que pase ese día, el museo abrirá sus puertas. Creo que esta larga aventura que ha sido conquistar la Aduana, traer las colecciones e instalarlas, solo tenía una meta. Y es el día que se abran las puertas y los malagueños puedan entrar y encontrarse con su patrimonio y disfrutarlo.
¿Y cómo afronta esta nueva etapa?
Con la misma ilusión con la que empecé el proyecto en el año 2006. Mi objetivo era articular y coordinar un gran proyecto que tenía que pensar en muchas circunstancias y tenía muchos retos; el primero convertir la Aduana en un museo, conseguir que las colecciones llegaran aquí y generar un espacio atractivo e inteligente para el público. Ahora, cuando abrimos las puertas, volvemos a tener la misma ilusión, energía y retos, porque ahora se trata de hacer actividades, de contactar con el público y poder disfrutar todo este montaje.
En este sentido, ¿qué tipo de actividades organizará el museo?
Habrá un programa activo de actividades porque hay unos espacios adecuados para ello. Las actividades irán dirigidas a todos los públicos. Este es un museo en el que se representa tanto el valor patrimonial de la provincia que a mí me gusta llamarle un «museo de base», porque aunque sirve a los especialistas, está orientado preferentemente a un público no especializado. En este sentido, se organizarán actividades dirigidas a cualquier tipo de colectivo. Este es un museo que tiene que acoger a públicos muy dispares y hacerlos sentir como en casa. Además, como en la mayoría de los museos, permitimos a los investigadores acceder a las colecciones. En este sentido, nos hemos planteado ir un paso más allá y en nuestros almacenes no solo hay espacios disponibles para los investigadores sino que disponemos de una configuración a modo de aula de manera que la Universidad de Málaga pueda traer a sus alumnos y dar clases dentro de un almacén.
Este museo se ha ido creado durante un periodo de crisis económica. ¿Es así cómo lo imaginaba?
Ha quedado mejor que como lo había soñado, incluso. El inmueble está trazado en base a una planificación estratégica y a unos proyectos. Esto es, el museo tiene una metodología muy bien trazada y muy serena y el resultado es un poco lo que hemos ido generando. La gente que no sabe que hemos atravesado una crisis económica no lo va a notar porque tiene una gran de ejecución material y un alto diseño.
¿Cree que el actual presupuesto de 2,5 millones de euros es suficiente?
Este es el presupuesto del que partimos y, sin ninguna duda, vamos a ser capaces de hacer grandes cosas con él, ya que la Aduana es un museo sostenible. Sus instalaciones están muy bien pensadas. Los museos no son a día de hoy económicamente rentables; los museos deben ser rentables como producto cultural y esa misión la vamos a cumplir, sin duda.
¿Podría explicar las líneas expositivas a lo largo del año inaugural? ¿Sobre qué versarán las muestras temporales?
Las líneas expositivas van a ser muy amplias y diversas porque tenemos unas colecciones históricas que van a ser el eje vertebrador de muchos encuentros, diálogos y piezas invitadas. Pero la Aduana se define también como una apuesta por el arte y la cultura contemporánea. Además, también acogeremos investigación porque, en una parte, somos un museo arqueológico. Con respecto a las muestras temporales, no tenemos claro sobre qué versarán, pero sí que hemos ido generando vínculos con instituciones como museos estatales. De hecho, somos el museo que más fondo tiene del Museo del Prado, por lo que nuestra relación es muy especial. El Museo Arqueológico Nacional también nos representa, por lo que tenemos un anclaje con él bastante importante. A todo esto le sumamos, además, que nuestra relación con todos los museos de Andalucía es bastante amplia.
¿Cuántas piezas forman la colección de Arqueología y cuántas tiene la de Bellas Artes?
Dentro de la colección permanente que está expuesta al público, en arqueología hay unas 2.000 piezas y en arte un poco más de 200 piezas, más las 500 que conforman el almacén visitable. Dentro de los almacenes del Museo de Málaga contamos con 2.500 piezas en Bellas Artes y 15.000 de las colecciones del Arqueología. Además, tenemos muchas piezas en depósito dentro de varias instituciones de la provincia.
¿Es comprensible que la Lex Flavia Malacitana no se encuentre aquí expuesta?
La Lex Flavia Malacitana podría estar en el Museo de Málaga y estaríamos encantados. Pero la Lex Flavia, al igual que otras muchas piezas están en el Museo Arqueológico Nacional. Hay que pensar también que tener esta pieza en la institución nacional es un orgullo para la provincia. Yo creo que si conseguimos que la Lex Flavia venga, será un momento grande. Por el momento, hay que pensar que, por primera vez, tenemos reunida la colección Loringiana en el Museo de Málaga, y eso nos permite una alianza con el Museo Arqueológico Nacional. Dentro del edificio de la Aduana, al principio estuvimos pensando en hacer una réplica de la Lex Flavia, pero luego decidimos que lo mejor era instalar un recurso interactivo en el lugar que debía ocupar la obra.
Fuente: laopiniondemalaga.es | 12 de diciembre de 2016
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