Tras el hallazgo se realizó una excavación arqueológica de urgencia, en 2004, dirigida por los arqueólogos Rosa Albiach, Elisa García-Prósper y Aquilino Gallego (derecha), quienes se encargan del comisariado de la exposición y destacan la extraordinaria oportunidad que tendrán los valencianos para ver y sentir cómo vivía un patricio romano en tierras valencianas.
Los trabajos arqueológicos pusieron al descubierto una superficie de 3.000 metros cuadrados correspondiente a una villa rústica de época romana, con una zona de vivienda o pars urbana y un área artesanal y de almacenaje o pars rústica, dedicada al procesamiento del lino, propiedad de Publius Cornelius Iuniani.
Según los comisarios, los hallazgos epigráficos –restos de escritos- en la intervención arqueólogica evidencian que Publio Cornelio fue un personaje rico y bien relacionado procedente de las gens más influyentes de la aristocracia local de Saetabis –Xàtiva-, los Cornelii y los Iunii
Sólida fragilidad del vidrio romano
La diputada provincial de Cultura, María Jesús Puchalt, ha avanzado que la magnífica muestra sobre Villa Cornelius, producida íntegramente por el Museo de Prehistoria de la Diputación Valencia, será inaugurada el próximo 21 de noviembre. Puchalt ha augurado un rotundo éxito de visitas puesto que “estamos ante una exposición sin precedentes, que exhibirá piezas y reconstrucciones únicas que transportarán al visitante a la época romana”.
Entre las magníficas piezas recuperadas, destaca el vidrio original de una de las ventanas de la finca, “un hallazgo inusual debido la fragilidad del material que, paradójicamente, y a pesar de llevar siglos enterrado bajo toneladas de tierra, podrá ser admirado con todo su esplendor”, explican los comisarios.
Cuatro años de restauración de los mosaicos
Trinidad Pasies, restauradora del Museu de Prehistòria de Valencia, ha dirigido el equipo encargado de recuperar y poner en valor las piezas y materiales que serán expuestos en la muestra junto con reconstrucciones digitales de la villa romana y animaciones audiovisuales.
Tras restaurar y montar sobre el propio ámbito expositivo un espectacular pavimento del apreciado mármol de Buixcarró -con sus tres colores característicos, rosa, blanco y amarillo, era un apreciado material en la época, algo así como el “Carrara” hispánico- el equipo de restauración se ha volcado en la recuperación de los opus tesselatum o mosaicos polícromos.
La técnica para restaurar las teselas de los mosaicos es especialmente minuciosa. Tal como explica Pasies, el delicado proceso pasa por distintas fases. “En primer lugar debemos extraer los mosaicos desde su ubicación original, por secciones, mediante textiles engasados que se adhieren a las teselas”.
Una vez que los restauradores extraen las piezas originales “colocamos esas secciones sobre soportes estratificados ligeros con los que trabajamos en el laboratorio de restauración, donde los fragmentos de mosaicos son sometidos a un riguroso trabajo de limpieza que incluye la eliminación de los restos de mortero antiguo disgregado y su sustitución por un nuevo mortero natural”.
La restauradora ha incidido en que se trata de un trabajo que requiere mucha paciencia “porque limpiamos el mosaico tesela a tesela y ello nos lleva a emplear mucho tiempo, de ahí que hayamos invertido algo más de cuatro años en la recuperación de los pavimentos y mosaicos que se podrán ver en la exposición”.