'Itálica. Ilustraciones de Demetrio de los Ríos' muestra, en Sevilla, el "antiguo esplendor" de la ciudad romana

Fuente: Europa Press | 10 de abril de 2014

La Diputación de Sevilla ha abierto al público la exposición 'Itálica. Historia y descripción artística de esta infortunada ciudad y de sus ruinas. Ilustraciones de Demetrio de los Ríos, 1879', con la que el espectador en las visitas al Conjunto Arqueológico de Itálica va a poder descubrir facetas inéditas de la antigua colonia militar fundada por Escipión, "de la mano de uno de sus grandes expertos: el arquitecto y conservador sevillano, Demetrio de los Ríos".

   Esta muestra, ubicada en la Casa de la Provincia de la Diputación de Sevilla, y producida en colaboración con la Fundación Itálica de Estudios Clásicos, forma parte de los actos conmemorativos del Centenario de la Declaración de Itálica como Monumento Nacional, hecho que se producía por Real Orden de 13 de diciembre de 1912. Va a poderse visitar hasta el próximo 25 de mayo.

   Según informa la Diputación en una nota, la exposición muestra la edición facsímil de 60 láminas y un plano topográfico sobre Itálica, propiedad del Museo Arqueológico de Sevilla, firmados por Demetrio de los Ríos, entre 1850 y 1880, que iban a servir como ilustraciones para su libro 'Itálica. Historia y descripción artística de esta infortunada ciudad y de sus ruinas', de 1879. Se trata de una obra manuscrita e inacabada, compuesta de más de 1.000 hojas sueltas, que se conserva en la Biblioteca Nacional en la actualidad.

   Las láminas pintadas por Demetrio de los Ríos contienen la descripción de una variedad importante de elementos. De las 61 láminas de la colección, 28 corresponden a pavimentos y mosaicos de gran valor documental, teniendo en cuenta que se trata de la única referencia que nos queda de la mayor parte de ellos, ya que se descubrieron en el siglo XIX y se perdieron al dejarlos en el lugar tras su hallazgo. Entre ellos, el Mosaico de las Musas, el de Los Aurigas, el del Circo, entre otros.

   Además del valor artístico de las láminas, hay que resaltar, sobre todo, su importancia histórica, que ha permitido completar el estudio científico y arqueológico de  la antigua ciudad romana. Algunas reproducen fragmentos hoy desaparecidos o deteriorados, lo que las convierte en un testimonio gráfico imprescindible.

   El plano topográfico se centra en lo que había sido la ciudad romana, el ángulo del Foro, según existía en 1840 y los elementos arquitectónicos que se habían excavado entonces. También tiene un gran valor documental la epigrafía italicense, con dibujos de lápidas sepulcrales  o epígrafes en planchas de bronce. Completan la colección diez láminas dedicadas a escultura, dibujo de capiteles, monedas, aceiteras y lucernas.

   La exposición conmemorativa se completa con una monografía científica, en la que, bajo la dirección de Fernando Amores y José Beltrán, prestigiosos arqueólogos y especialistas, analizan el papel de las instituciones en la protección legal de los monumentos, así como la figura de Demetrio de los Ríos, arquitecto y director de las excavaciones que se llevaron a cabo en el yacimiento de Itálica en la segunda mitad del siglo XIX.

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Respuestas a esta discusión

Como complemento, para mí necesario y justo (no para otros, claro), añadiré un par de datos no citados en la noticia (y creo que en casi ninguna otra parte):

1) El manuscrito de la obra sobre Itálica del gran arquitecto y anticuario Demetrio de los Ríos a las que esta serie de bellas láminas tenían que acompañar -obra que se creía nunca llegada a escribir, o irremediablemente perdida- fue tenazmente buscado por mí, hasta que en efecto en 1998 lo localicé en la Biblioteca Nacional de Madrid: era un borrador con casi mil cuartillas, completamente desconocidas hasta entonces, y hasta con sus presupuestos de impresión. Desde su compra por la BNE ni siquiera había sido solicitado nunca para consulta. Las fotocopias me costaron la friolera de, por entonces, 30.000 pts.

Casi terminada la obra en 1879, es obvio que en 1880 el comienzo de los trabajos de don Demetrio en la catedral de León (donde pasó casi tantas amarguras como en Itálica), que le llevarían a la muerte del ilustre baenense en el gélido invierno leonés de 1892, dejó truncado su proyecto de publicación conjunta de texto y láminas.

Así lo avancé en 1999, en este artículo científico: “La Vetus Urbs de Itálica, quince años después. La planta hipodámica de D. Demetrio de los Ríos y otras novedades”, en CuPAUAM 25.2, 1999, pp. 145-191, y más en concreto en su parte 3, "La planta hipodámica de la vetus urbs de Itálica, en un plano y un manuscrito desconocidos de Demetrio de los Ríos, de entre 1868 y 1879", como lo explico en sus págs. 170-171:

"Tras admirar estos trazos, para mí tan importantes, me imaginé que si don Demetrio había dibujado las calles así debía de ser porque contaba con indicios visibles de ellas, singularmente restos de losas pavimentales o líneas de cloacas. Buscando alguna justificación para ello, y ya que, como he dicho, en dos ocasiones no pude estudiar el manuscrito de su obra, que yo creía estaba en Sevilla, dediqué varios días a revisar diversas bibliotecas y archivos, estatales y privados, buscando por mi cuenta otros escritos suyos donde pudie­ra explicar este asunto. Y, en efecto, he tenido la buena fortuna de localizar, procedente de una colección particular, lo que primero pensé era una versión en borrador de su futuro libro, con una fecha más reciente (la da en la redacción del índice general), de septiembre de 1879 (por tanto el año anterior a marcharse de Sevilla), cuyo título es ITÁLICA. HISTO­RIA Y DESCRIPCIÓN ARTÍSTICA DE ESTA INFORTUNADA CIUDAD Y DE SUS RUINAS. Se trata de 979 cuartillas escritas a tinta y a doble cara, cuidadosamente separadas por libros y capítulos, acompañadas de su correspondiente presupuesto de publicación, con numerosas referencias a las láminas hoy ya publicadas, y a otros asuntos de mucho interés.

Pensé inicialmente que podía ser el borrador del manuscrito definitivo, que yo pensaba que se encontraba en Sevilla, en limpio, sólo que éste contaba con actualizaciones, escritas en cuartillas más blancas y con una tinta diferente. Sin embargo, F. Fernández me confirma que el Museo en realidad no tiene el manuscrito del libro. Por tanto, de no existir éste en otro lugar, lo que he encontrado es nada menos que el borrador más completo (hasta 1879) del libro sobre el que D. Demetrio de los Ríos trabajó casi toda su vida. Naturalmente, he comenzado de inmediato la transcripción de este manuscrito, con objeto de publicarlo cuanto antes (bajo el amable patrocinio de la Fundación Itálica de Estudios Clásicos). Demetrio de los Ríos merece que se conozca lo antes posible su larga obra escrita, tan infortunada como la ciudad a la que la dedicó. Aunque sin duda lo ideal hubiera sido que el texto se hubiera publicado junto con las láminas que lo ilustraban, y aunque quizá exista una versión en limpio en alguna parte, estoy segura de que él mismo preferiría que su libro se diera a conocer cuanto antes, aunque sea en su versión en borra­dor. Por las diversas calicatas que he hecho en el manuscrito, me parece bastante elabora­do y contiene prácticamente todos los capítulos previstos con sus correspondientes notas.

Aunque su lectura es dificultosa, por su carácter de borrador y por las muchas tachaduras y enmiendas que presenta, nada me parece suficientemente molesto o difícil para poder honrar la memoria, el trabajo y los descubrimientos del hombre que, hasta ahora, más tiem­po de su vida consagró a Itálica. Pues bien, a modo de avance de dicha publicación..."

En la nota 5 de otro trabajo cité incluso el título de esa edición en marcha: Itálica. Historia y descripción artística de esta infortunada ciudad y de sus ruinas. El manuscrito perdido de don Demetrio de los Ríos. Introducción, edición, notas y comentarios de Alicia Mª Canto, en elaboración."

2) La historia de las láminas, por su parte, tampoco es nueva y también es curiosa, pues por los años 60 o 70 (ahora mismo no lo recuerdo) del pasado siglo fueron compradas por el Ministerio de los herederos de de los Ríos, junto con algunos otros escritos que pensaron que era todo lo que don Demetrio había dejado inédito, y enviado todo a la entonces directora del Museo Arqueológico de Sevilla, Concepción Fernández-Chicarro, alumna de Antonio García y Bellido, como institución más idónea para conservarlas y -supongo- exponerlas.

Pero se hizo de una forma tan sigilosa que a continuación ésta las guardó en su despacho bajo llave, y nada más se supo de ellas. Lo cual es más raro por cuanto que Conchita publiaba muy frecuentemente sobre los fondos del museo, que dirigió desde 1959 hasta su muerte, 20 años después. Ya fallecida ella, a comienzos de los años 80 pedí permiso a su sucesor, Fernando Fernández, para utilizar las que sabía que existían sobre epigrafía italicense, dibujos muy cuidados (como todos los suyos) que en efecto incluí en mi posterior tesis doctoral La Epigrafía Romana de Itálica, defendida en 1983 y publicada en 1985 por la UCM en forma de facsímil, pero sin incluir el volumen II (por dificultades técnicas de la época), que contenía precisamente las 104 láminas de ilustraciones.

Aunque tardó casi otros 20 años desde su nombramiento como director del Museo, Fernando Fernández terminó organizando en 1998 una gran exposición sobre las láminas, primero en Córdoba y luego en Sevilla (como recuerdan las noticias de prensa, tanto del ABC de Sevilla como de El País), a la que acompañó un catálogo en colores, quizá no tan lujoso como el actual (desde 2011 se han hecho incluso carpetas de láminas como regalo), pero realmente digno: Las excavaciones de Itálica y don Demetrio de los Ríos, a través de..., Obra Social y Cultural CajaSur, Córdoba, 1998. En realidad era más bien "a través de sus láminas", pues en el texto se volvía a dar la obra original como no escrita o perdida.

En todo caso, creo que también hubiera sido justo recordarlo. Si no, parece que antes de determinadas personas nada se hubiera descubierto, ni hecho, ni expuesto, ni dado a conocer.

No puedo evitar en este momento recordar dos quejas publicadas nada menos que en 1916 por el sobrino de don Demetrio, el también eminente Rodrigo-Amador de los Ríos, sucesor de su tío en las excavaciones del anfiteatro italicense y que rescaté en el citado trabajo de 2001: "Ivo de la Cortina y su obra «Antigüedades de Itálica» (1840): Una revista arqueológica malograda", en CuPAUAM 27, 2001, pp. 153-161, p. 161, refiriéndose al olvido e ingratitud en que yacían los trabajos de su tío (en mi nota 7): 

"Pero lo del ingrato olvido no afectaba sólo a Cortina: en su pág. 404, al hablar del anfiteatro y deplorar
«el espectáculo verdaderamente vergonzoso y triste» que ofrecía el edificio en 1911, lamenta también que «...habíase borrado ya de la memoria de todos... el recuerdo de las (excavaciones) practicadas con tanto acierto como fortuna por mi amado pariente D. Demetrio de los Ríos... cuyo nombre suena allí
como extraño, cuando tanto le debe el monumento, y en él debía estar en honrosa forma conmemorado...»".

y sus propios problemas al dirigir la excavaciones de Itálica:

"...y de la enemiga con que es por ciertos intelectuales hispalenses mirada la persona no nacida en Sevilla que las tenga a su cargo, cual en 1840 hubo de acontecer respecto de don Ibo de la Cortina... (nota 2). Conforme el mismo Sr. Cortina expresa, y quedó apuntado en una de las notas de este trabajo, aquellas excavaciones “decayeron en 1839 por las intrigas de un hombre miserable (esto en cursiva), y... perecieron luego en 1840”. Algo de esto ha ocurrido también conmigo, por no ser sevillano...» (R. A. de los Ríos, «El anfiteatro de Itálica. Noticias acerca de este monumento y de las excavaciones que en él, de orden del Gobierno, se practican», Revista de Archivos, Bibliotecas
y Museos 7-8, 1916 (2ª parte: Conclusión), 1-24. El párrafo que copio está en la pág. 20 con su nota 2."

Queden al menos aquí estos hechos, citas y testimonios para quien quiera tener una visión más completa de la historia de estas bellas láminas, y de su reaparecido texto. Y, como bien dice el Nuevo Testamento, el que quiera entender, que entienda.

Dejo finalmente la romántica portada del catálogo de las láminas de F. Fernández de 1998. Y, por supuesto aclaro que, siendo tan conocido hace años entre expertos del tema mi hallazgo del manuscrito y la edición en marcha que he relatado, no tuve la menor idea de la monografía que se preparaba (publicada en 2012, aquí el índice), ni nadie me invitó a participar en ella. Y no lo digo con resentimiento (como bien pudiera pensarse y algunos pensarán), sino como otra constatación más de un hecho, al parecer históricamente reiterado, y por tanto podríamos decir que casi inevitable. Y, si me alegro de algo, es de que por fin Demetrio de los Ríos vea bien subsanado el olvido en el que estaba, 134 años después de dejar Itálica, a la que durante su vida tantos esfuerzos y trabajos había consagrado. ¡Esperemos que no sea una media! ;-)

Gracias por complementar este post con tan interesante comentario, Dra. Alicia. Ahora sabemos un poco más al respecto del trabajo de Demetrio de los Ríos, lo cual, de no haber sido así, habría pasado desapercibido. Y además, de paso, tenemos oportunidad de leer su artículo en relación con el mismo.

Como siempre, un cordial saludo

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