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Los jarrones de la necrópolis de La Joya, expuestos en Nueva York.
Fuente: huelvabuenasnoticias.com| 20 de enero de 2015
Las piezas han regresado ya al Museo onubense, donde se hace una valoración muy positiva de la repercusión internacional que ha tenido la muestra 'De Asiria a Iberia en los Albores de la Era Clásica’. En febrero se conocerá una nueva pieza similar a estos jarros tartésicos datados entre los siglos VII-VI a. C.
Tras cuatro meses en préstamo temporal al Museo Metropolitano de Nueva York, los dos jarros de la necrópolis de La Joya de la capital onubense vuelven a estar expuestos en el Museo de Huelva.
Tras la clausura de la exposición ‘De Asiria a Iberia en los Albores de la Era Clásica’, una de las muestras de arqueología más importantes del año en el mundo, las piezas emprendieron la pasada semana el viaje de regreso al museo onubense, donde ya vuelven a presidir sus correspondientes vitrinas.
Se trata de dos oinochoe o jarros tartésicos datados entre los siglos VII-VI a. C, esto es, hace unos 2.700 años, que forman parte de los espectaculares ajuares de las tumbas más importantes de la necrópolis situada en el Cabezo de la Joya de Huelva, que cuenta con una numerosa muestra de piezas de diversos materiales como el oro, bronce, marfil, etc. en la sala de arqueología del Museo de Huelva.
Entre ellos destacan las tres piezas de oro del Tesoro del Carambolo, que nunca antes habían sido exportadas para una exposición fuera de España. Además el museo hispalense prestó la escultura de la diosa Astarté y el denominado ‘Bronce Carriazo’. (izquierda).
Por su parte el Museo de Cádiz ha participado con una 'Cabeza masculina orientalizante de la playa de la Caleta' (derecha) y dos estatuillas de bronce de Melqart de Sancti Petri, en San Fernado, muy similares a los que se exponen en el Museo de Huelva.
Por su parte, el Museo Arqueológico de Granada ha prestado dos urnas funerarias de alabastro con forma de ánforas de la Necrópolis de Laurita, Almuñécar (izquierda).
Para hacer posible el traslado de las piezas, la Consejería de Educación, Cultura y Deporte comenzó desde 2010 los primeros contactos para la fase de diseño del proyecto expositivo, y desarrolló a lo largo de 2014 todo el procedimiento administrativo del préstamo de las piezas solicitadas, que concluyó con la obtención de las autorizaciones de préstamo pertinentes, así como del permiso de exportación temporal preceptivo, cumpliendo así con todos los trámites regulados por la normativa vigente en materia de préstamos y exportaciones temporales de bienes culturales.
Y en lo referente a la seguridad y protección, se han suscrito el preceptivo contrato entre el Museo de Huelva y el Metropolitan de Nueva York en el que se exigen los más altos requisitos de seguridad, por lo que se han observado rigurosos protocolos de embalaje, manipulación y transporte de las piezas desde las instituciones de origen hasta el Metropolitan de Nueva York, realizados por una empresa especializada y con amplio reconocimiento internacional en el campo del traslado de obras de arte, cumpliendo en todo momento con exigentes medidas de seguridad.
En todos los casos se han utilizado cajas construidas ex profeso y, se ha hecho uso de materiales aislantes y protectores en el interior, para asegurar en todo momento su integridad (izquierda). A lo que hay que añadir el seguimiento por personal del Museo de Huelva en todos los episodios de manipulación de las piezas.
Actualmente en el taller del Museo se están concluyendo los trabajos de restauración de otra pieza similar a las prestadas, procedente del la necrópolis de La Joya de Huelva, que será presentada el próximo mes de febrero junto con la pareja procedente de Nueva York, que conformarán la pieza del mes. Este evento que irá acompañado de conferencias, visitas guiadas, así como por un programa escolar denominado ‘El Museo Itinerante: el Museo te visita’, que patrocina la Fundación Atlantic Copper y que tiene como argumento principal la Historia de la metalurgia en Huelva y su presencia desde la Prehistoria hasta la actualidad en el Museo de Huelva.
La presencia del Museo de Huelva en esta monumental exposición ha supuesto el reconocimiento internacional de la riqueza cultural de nuestra tierra, y en concreto en el periodo tartésico, donde Huelva era uno de los centros más importantes de la Península Ibérica hace 2.700 años.
A este respecto, Pablo Guisande ha explicado a Huelva Buenas Noticias que le gustaría destacar “sobre todo el carácter internacional de la muestra, porque muchas veces la gente cuando viene a las visitas guiadas al Museo de Huelva no se percata de la importancia que tienen estos objetos. Y hay que tener en cuenta que La Joya era la necrópolis más importante del mundo del periodo tartéssico. Prueba de ello es que la comisaria de la exposición nos recibió muy bien en nuestra visita a Nueva York, dando un protagonismo destacado al legado onubense. A veces, nosotros mismos por tenerlo cerca no nos interesamos por este tipo de piezas, cuando todo el mundo mira hacia Huelva”.
Para el director del Museo, “el transporte de los jarrones hasta Huelva ha sido ejemplar, sin olvidar que el trato que nos ha dado el Metropolitan ha sido exquisito. No en vano, la propia conservadora del Museo de Nueva York vino a Huelva previamente a conocer las piezas que quería llevarse y, finalmente, eligieron estos dos jarrones porque se encuentran en muy estado”.
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La Pieza del Mes del Museo Provincial presenta los jarros tartésicos de la Necrópolis de La Joya
Fuente: huelvainformacion.es | 20 de febrero de 2015
Los continuos hallazgos arqueológicos realizados en Huelva desde los años 40 evidencian la importancia de esta ciudad atlántica a lo largo del I Milenio B.P. Las excavaciones del sitio de La Joya (1966-1971) desarrolladas por Juan Pedro Garrido Roiz descubrieron la necrópolis orientalizante más importante de la Península Ibérica, de la que proceden dos vasos tartésicos que desde esta tarde se exhibirán en el Museo de Huelva como Pieza del Mes, una iniciativa que cuenta con el patrocinio de Huelva Información.
Se trata del jarro zoomorfo hallado en la tumba 18 y el jarro con decoración floral de la tumba 17, dos piezas que durante cuatro meses fueron cedidas por el Museo de Huelva en préstamo temporal al Metropolitano de Nueva York, donde se exhibieron dentro de la exposición De Asiria a Iberia en los Albores de la Era Clásica. La muestra arqueológica, una de las más importantes del año en el mundo, recibió un total de 143.641 visitas.
El arqueólogo Javier Jiménez Ávila impartirá una conferencia a las 19:00 de hoy en la que abordará el entronque de estas piezas con los jarros aparecidos en Chipre e Italia, su cronología, la importancia que tienen para la historia onubense, su relación con otras piezas en la Península Ibérica, su funcionalidad y el nexo que guardan con otros elementos de la arqueología de Huelva para ver cómo se desarrollan los procesos artesanales, ideológicos e históricos, como el famoso depósito de la Ría de Huelva, que es anterior.
Jiménez Ávila destaca "la importante concentración que hay en Huelva de estos jarros y que no se produce en ningún otro sitio de la Península Ibérica", después de que, además de estos dos vasos, viera la luz otro perteneciente a otra serie, denominada jarros rodios, también en la necrópolis de La Joya, así como otro más en el Parque Moret. Las excavaciones en esta última zona, según recuerda, son posteriores, de los años 90. "Los jarros se depositaron en el museo de Huelva hace poco y no están restaurados. Ahora empieza un proceso lento de restauración, consolidación y de aquí a que se puedan estudiar pasará un tiempo", apunta.
Los dos jarros que conforman la Pieza del Mes responden, según explica el especialista, a un tipo de jarro llamado piriforme, que significa jarro en forma de pera, y pertenecen a una familia de jarros similares que, aunque realizados en la Península Ibérica, son producciones fenicias que se extienden por todo el Mediterráneo y zonas en las que hubo una presencia fenicia. "Los hay en Chipre, en el centro de Italia, sobre todo en la Península Ibérica, donde hay una veintena de ejemplares", asegura.
La mayor parte han aparecido en sepulturas de aristócratas: "Algunos serían príncipes y otros personajes destacados dentro de los grupos aristocráticos de los poblados o ciudades, en este caso de Huelva". Dentro de este contexto, el experto considera que la función de estas piezas tendría que ver con ceremonias de purificación, como el lavatorio del cuerpo, más que con otras prácticas planteadas anteriormente, como el consumo de vino.
El jarro zoomorfo de la tumba 18, hallado junto a otros elementos de bronce, oro, marfil y cerámica fenicia y local, conserva adheridos a su superficie restos de tejido que se han perdido. Reproduce la silueta piriforme típica de los jarros fenicios de la Edad del Hierro, muy frecuentes en cerámica.
Los jarros cerámicos suelen aparecer en las tumbas fenicias, mientras que los metálicos se encuentran en las más ricas tumbas de las aristocracias locales, denotando diferencias ideológicas y de ritual entre ambas poblaciones.
El jarro está decorado con un grupo escultórico que representa la cabeza de un ciervo sin cuernos (posiblemente por defecto de la fundición) y una cabeza de caballo, con sus bridas, en el asa. Este tipo de decoraciones escultóricas son exclusivas de los jarros de la Península Ibérica, donde se han hallado más ejemplares con bocas zoomorfas, y quizá aludan a pasajes mitológicos de esta zona occidental del Mediterráneo.
El jarro con decoración floral (tumba 17) es también un producto muy original. Mezcla elementos de jarros fenicios más "canónicos" (boca de seta, asa con serpientes, palmetas...) con elementos inusuales en la serie, como el pie cónico. Esto podría estar indicando una fecha antigua, correspondiente al momento en que el prototipo no está aún bien definido. Pero también puede deberse a una intención por fabricar piezas individuales y únicas, de acuerdo con su destino aristocrático.
Hay que destacar la decoración floral del cuello, porque está presente en una numerosa serie de soportes y timiaterios de bronce fenicios (timiaterios chipriotas), pero es la única ocasión en que aparece en un jarro. Algunos investigadores identifican este motivo floral con un lirio o flor de loto.
Estas flores tienen significado mágico y religioso en la iconografía fenicia. Este motivo se repite en un gran timiaterio y en una vasija de bronce que fueron encontrados en la misma tumba, al lado del jarro. Así, las tres piezas forman un conjunto cerrado con fines simbólicos y rituales relacionados con el preeminente papel social del difunto.
Los dos vasos reflejan las peculiaridades de la producción de bronces de los talleres fenicios asentados en la Península Ibérica durante la época de la Colonización, que permiten caracterizar una producción provincial hispánica dentro de la artesanía fenicia del Mediterráneo Arcaico.
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