Fuente: eldiariomontanes.es | Guillermo Balbona | 28 de febrero de 2013
El patrimonio más valioso de Cantabria ya tiene su plaza pública. El museo como lugar de encuentro cotidiano. En el corazón de Santander, los bajos del Mercado del Este se han transformado en una sucesión de escenarios que invitarán al visitante a vivir una experiencia divulgativa, multisensorial y participativa para viajar al pasado.
El ‘nuevo’ Museo de Prehistoria y Arqueología de Cantabria, que se abrirá al público durante esta próxima primavera, se ha concebido como un conjunto multiespacial de exposiciones permanentes vertebradas por la idea de un recorrido temático y cronológico, a través de escenografías y recreaciones, con las nuevas tecnologías como protagonistas. Más de dos mil metros cuadrados conforman este itinerario, estructurado en diversos espacios y niveles, que exhibirán más de 2.600 piezas, en un recorrido interactivo para redescubrir la historia.
La Sociedad Regional de Cultura y Deporte y la Consejería de Cultura del Gobierno cántabro, responsables del diseño y ejecución, fabricación e instalación de la exposición permanente, ultiman el nuevo espacio museístico para la ciudad. El proyecto, responsabilidad de Pedro Angel Fernández Vega, afronta su tramo final con los detalles del trabajo museográfico. Una infraestructura que ha sufrido una acusada demora y ha arrastrado varias polémicas sobre su ubicación, pero que verá la luz definitivamente durante esta primavera para integrarse en el ‘anillo cultural’ que ha impulsado el Ayuntamiento de Santander.
El museo se suma a un mapa de instalaciones culturales conformado por la Porticada, la Catedral, el Centro de Arte Botín y el Banco de España, futura sede del Centro Internacional de Arte Rupestre de la Unesco.
Un arco de la iglesia románica de San Juan de Raicedo preside el acceso lateral.
El Museo, en su apuesta incluye desde una escenografía sobre la glaciación a la recreación del territorio donde se adentraban los primeros pobladores.
Descubrimiento
La visita a la exposición sigue un itinerario cronológico aunque el visitante, asegura Fernández Vega, «puede elegir en qué momento del recorrido se detiene o por qué etapa empieza». Un doble eje y un espacio o ágora central de descanso y de encuentro «estructuran y ordenan toda la propuesta expositiva que sigue una estrategia de descubrimiento».
Siete espacios envolverán al visitante.
Parten de la sala dedicada al método arqueológico. Una segunda dependencia se destina a los homínidos que poblaron el territorio en distintos momentos y a los ecosistemas.
A las terrazas fluviales del Paleolítico antiguo y la vida en las cuevas, sigue una larga estratigrafía.
Dos salas dedicadas al arte premagdaleniense y magdaleniense, respectivamente, presentarán las joyas del patrimonio paleolítico. La prehistoria reciente se reflejará en un área abierta e interconectada del museo. Y las estelas discoideas gigantes presidirán el Museo.
La entrada en la Historia, «a través de la evocación de las estructuras campamentales de conquista y un intimista atrio» centralizarán los espacios expositivos relativos a las Guerras Cántabras y la cultura romana.
El apartado sobre ‘Creencias y muerte’, el patrimonio epigráfico y las estelas centralizan la parte final del recorrido, a la que se incorpora el material arqueológico medieval más selecto.
La nueva ubicación del Museo, que sucede a su antigua sede de Puertochico, abrirá sus puertas tras tres años de retraso. Se suma a las instalaciones del Centro de Investigación de la Avenida de los Castros. En el Mercado –que reserva un espacio para muestras temporales y un salón de actos– la Cueva del Castillo y La Garma comparten protagonismo con una villa romana, una bóveda audiovisual sobre el patrimonio de las cuevas de Cantabria, o una necrópolis medieval. Iluminación, texturas, fibra óptica, audiovisuales, vitrinas exentas y montajes musicales acompañarán al visitante.